14.DIC.18 | Posta Porteña 1978

Contra el Imperialismo de Género

Por Estefanía Godiva/ Disidencias

 

Entrevista a Nancy Giampaolo, guionista y periodista argentina con 15 años de experiencia en medios de comunicación

 

Estefanía Godiva* - Disidencias 7 diciembre, 2018

Desde sus columnas y entrevistas, desenmascara al lobby de género y la enajenante segmentación social pese a la veda mediática.

Qué significa para vos que Izquierda Diario, un medio abanderado del feminismo radical, “conteste” a tus críticas atacando al periodista que te realizó una entrevista en Clarín, en lugar de dirigirse a vos?

Pese a estar aparentemente dirigida a mí, no me siento interpelada por esa nota porque, como bien decís, se focaliza sobre todo en el periodista que me entrevistó quien, por lo que sé, es un blanco reiterado de muchas feministas. También se habla con sorprendente detalle sobre cuestiones relacionadas al programa de Rial, del que no soy seguidora. Así que no puedo encontrar mayores significancias ni comentar mucho.

 ¿Por qué no hay lugar en los medios convencionales para los críticos del feminismo de género, o en todo caso se les reserva un espacio marginal o ridiculizado?

Supongo que por múltiples razones entre las que los intereses económicos -como en cualquier medio no independiente- están a la cabeza. También puede que el pensamiento disruptivo les genere pereza, y que sea más confortable acatar los preceptos políticamente correctos del presente sin criticar, disentir o debatir. Y es cierto que algunos hombres se guardan sus opiniones por el terror a ser tildados de machistas o escrachados.

 Para quién no tenga idea del tema: ¿Qué significa Feminismo Inc.?

Es una organización española que boga por la ocupación de espacios de poder en el mundo empresarial por parte de las mujeres, y promueve ideas del estilo “Igualdad y justicia desde la mirada feminista“, como si la igualdad y la justicia, lejos de ser verdades universales intrínsecamente vinculadas al devenir de cualquier ser humano, fueran valores pasibles de abordar desde perspectivas sectarias ¡y desde el ámbito empresarial!, sin caer en el elitismo.

Usé el nombre de esta organización para titular una nota porque me pareció elocuente para marcar la relación fluida entre algunos feminismos y el mundo de los negocios, ajeno por definición a la idea de justicia social, equidad o igualdad de oportunidades.

En cuanto a esto de la igualdad y la justicia, lo interesante está en revisar la tensión entre ambas y articular un equilibrio socialmente aceptable. La interdependencia que las dos nociones tienen a la vez con la ética en términos amplios y pluralistas es otra línea de pensamiento que merece más reflexión. Por supuesto nada de esto puede circunscribirse al género, no puede ser excluyente.

 Afirmaste que la ideología de género banaliza las luchas sociales clave. ¿Cómo se produce este fenómeno?

Usé el verbo banalizar en relación al “Macho cagón ni olvido ni perdón”, y el “ni olvido ni perdón” que se generalizó contra la última dictadura.

El fenómeno al que aludís tiene que ver con que la insistencia de los medios masivos en visibilizar los problemas relacionados a las mujeres (desde el horror real del homicidio, hasta la incomodidad pasajera de que un compañero de trabajo te grite o insulte) y las minorías sexuales, resta espacio a los problemas de grupos humanos aún más perjudicados como los niños, los trabajadores, los campesinos desplazados de sus tierras por políticas infames como la sojización, las familias hacinadas en los conos urbanos, las personas que viven en zonas ultra contaminadas, etc.

Aunque se repite la palabra inclusión, este tratamiento excluyente de las noticias copa medios oficialistas y opositores.

Página 12, por ejemplo, tiene desde hace años dos suplementos dedicados a cuestiones de género pero ni siquiera una sección que hable en especial de la infancia, o la megaminería, o los agrotóxicos, o algún otro de los tantos problemas graves y urgentes que deberían ser objeto de análisis permanente por cualquier medio que se jacte de crítico.

Tampoco presenta pluralidad real en cuanto a feminismo, al igual que La Nación y las revistas más o menos progres. Al mismo tiempo, ver que medios supuestamente antagónicos coinciden en algo estableciéndolo como lo políticamente correcto para todo el mundo, no hace más que sembrar sospechas sobre la solidez de los argumentos.

 ¿Es el feminismo contemporáneo un instrumento de dominación imperial? ¿Crees que la élite persigue la uniformidad cultural?

En buena medida sí, claro.

Es este esquema, que tan bien plantea Nancy Fraser, de un neoliberalismo que se apoya en dialécticas progresistas con el objeto de englobar a todos los sectores bajo una bandera multicolor, que pretende representar a todos pero deja afuera a la mayoría.

Y que a la élite le interesa la uniformidad cultural en paralelo a la ruptura de la noción de pueblo en favor de la segmentación social, es un hecho que no se le puede escapar a nadie. Al menos no a quien hable de justicia social, igualdad de posibilidades, identidad, revolución y todas esas cuestiones tan significativas. ¿No?

 ¿Crees en el multiculturalismo?

Por suerte Byul Chun Han se puso de moda y mucha gente puede entender un poco más sobre multiculturalismo.

Es un tema que da para mucho y merece estudio. Uno de sus opuestos es la idea de tradición. Hoy, la ruptura con lo tradicional se manifiesta de muchas formas diferentes, tenés desde un enfrentamiento bastante pueril con la Iglesia a la pretensión de reformular o censurar obras de arte en función de la mentada “perspectiva de género

Todo es una invitación a la abolición de preceptos que atrasan. Para buena parte del feminismo urge establecer una perspectiva vectora de la realidad que se distinga de las anteriores, no importa si no es lo suficientemente representativa de las masas, no importa si la lleva adelante un gobierno desastroso o si la financia la embajada de Estados Unidos, el mismo país que te abrocha con el FMI.

Y aparece el viejo problema de la imposición de una perspectiva por sobre otras, como siempre. No todos los argentinos creen que usando el “todes” están haciendo patria o que tu amiga católica te quiera ver morir porque no está a favor del aborto.

No todos creen que El Encuentro Nacional de Mujeres sea un verdadero despertador de conciencias o que los niños trans deban ser necesariamente hormonizados.

Muchos ni siquiera piensan o pensarán en estas cosas. ¿Están actuando mal? ¿Hay que censurarlos, educarlos según nuestras ideas o hay que dejarlos ser? ¿Está bien la libertad de pensamiento? ¿Y la de expresión?…  Pero esto de imponer la propia visión disciplinando o marginando a quien no la comparte más viejo que la Creación.

¿Qué opinás del programa de Educación Sexual Integral de Argentina? ¿Cómo se vincula el gobierno de Macri con el feminismo?

No conozco en detalle el programa y recelo de cualquier política que venga de cualquier funcionario del partido gobernante.

Los desastres que están haciendo con la educación no los acreditan como capaces de implementar absolutamente nada bueno.

Y el gobierno de Macri abunda en funcionarias dedicadas a militar por la mujer, tipas de Cambiemos que se sientan a charlar amigablemente sobre sororidad, violencia machista, goce femenino y empoderamiento con periodistas y activistas progresistas y de izquierda.

Larreta, el Jefe de Gobierno de Buenos Aires, que no para de imprimir folletería sobre diversidad sexual y de poner parejas gays en los semáforos. El género y el gobierno parecen tener una relación muy prospera, aunque no sé si sincera.

 Con la coartada de “las mujeres ofendidas“, se censuró en los últimos meses no sólo a opositores del feminismo como Agustín Laje Nicolás Morás, sino también a multitud de artistas, intelectuales y comunicadores, sin ir más lejos un conductor crítico al oficialismo que formuló una encuesta en tono de broma será llevado ante la justicia. ¿Por qué esta ideología no puede convivir con la libertad de expresión?

Con Laje no tengo la menor empatía. No me interesa hablar de él porque además no lo leo ni lo sigo, ni vi nunca sus videos.

Con Nicolás Moras la cosa es muy clara: sus investigaciones incomodan al poder y siempre presenta documentos, cosa con la que se contrapone a los diarios de gran tirada, cada vez más proclives a levantar material de las redes sociales.

Sus opiniones están en la antítesis de la corrección política y su elocuencia hace que sea un rival de discusión indeseable para cualquiera.

Pero es evidente que la libertad de expresión se reserva a los medios genuinamente independientes. Los medios que viven de la pauta oficial y la publicidad están, estuvieron y estarán condicionados. Lo mismo con los individuos. Pero hay medios y voces que desde ideologías, formas de vida y capacidades muy diversas, se animan a cuestionar al feminismo hegemónico o de género, aportando una riqueza intelectual, política y filosófica alucinante.

En Argentina tenés portales como Kontrainfo, Revista Paco o El Disenso que, con estilos muy pero muy distintos, se animan a través de sus periodistas y escritores al pensamiento disruptivo.

Tenés académicos con planteos muy atrayentes como la filósofa Roxana Kreimer, con su proyecto Feminismo científico.

Hay escritoras, artistas y hasta mujeres de la farándula capaces de cuestionar, hay gente que viene de la militancia política como el pionero de la lucha por la ecología y héroe de la resistencia peronista Jorge Rulli, capaz de encarar el tema a la luz de la geopolítica, al igual que Morás.

En España tenés a María del Prado Esteban y su libro Femicido o autoconstrucción de la mujer, tenés al puertorriqueño Ramón Grosfoguel con su impresionante investigación sobre feminismos islámicos, y ni hablar del mundo angloparlante donde las voces disidentes proliferan aún más y hay muchas muy populares como Fraser o Camille Paglia.

De modo que existen muchos disidentes en el mundo con mayores y menores grados de espíritu libertario, con grandes diferencias y con grandes puntos de encuentro.

 ¿Cuáles son las problemáticas reales que enfrentamos las mujeres día a día y cómo se vincula esto con el discurso de género? 

Para dar respuesta a eso, el sentido común es lo primero. Cualquier mujer es capaz de revisar su cotidianidad sin una perspectiva sesgada o dictada desde afuera, va a poder establecer prioridades en cuanto a sus problemas y necesidades.

Si forma parte de la gran mayoría afectada por la crisis económica, sus urgencias más acuciantes van a pasar por allí.

El discurso de género, en tanto discurso, no puede resolver las penurias económicas de las argentinas y ni siquiera atina a incluir a todas las mujeres que no comparten su opinión; por el contrario las tilda de retrogradas, sometidas, fachas, puristas, zurdas de la vieja escuela, peronchas o cualquier otra palabra vacía de sentido que, sin embargo, sirva para estigmatizar y segregar. No se puede hablar de inclusión sin ponerla en práctica

* Abogada. Dueña de mí misma. Enemiga acérrima de la institucionalización del feminismo autoritario y cualquier forma de discriminación, incluyendo la denominada "positiva". Detesto las ingenierías sociales y cualquier imposición sobre el individuo. Me considero una libertaria sui generis sin demasiado amor por las etiquetas. Profeso el respeto por todos quienes se baten contra el pensamiento único, estén o no de acuerdo conmigo


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