26.ENE.19 | Posta Porteña 1989

ONU, UNSCOP, PADRES PUTATIVOS DE ISRAEL (II)

Por Luis E. Sabini Fernández

 

URUGUAY

Luis E. Sabini Fernández

http://revistafuturos.noblogs.org    

 

Segunda y última  entrega de parte  (II)

 

Círculo de tiza 

 

Hay que tener en cuenta que el sionismo aspiraba a ocupar la Palestina entera, que era incluso mayor que lo que se definía como Palestina bajo mandato británico (abarcaba territorio sirio y jordano, por ejemplo). Pero que tácticamente aceptó la partición como paso intermedio para la consecución de sus fines.

Ante la resolución de la ONU –que no podía ser más que una recomendación, pero que se tendió a visualizar como un ucase resolutivo− la actitud de “las partes” me hace acordar el dilema de “el círculo de tiza”, relato chino de Li Xingdao que Bertolt  Brecht actualizara: de las dos pretendidas madres, la que llega a estar dispuesta a tirar del bebé hasta partirlo se revela como quien menos lo quiere; la que acepta no quedarse con él antes que lastimarlo, es quien realmente lo quiere. Indudablemente la ONU carecía de la sabiduría que despliega el juez de la leyenda. O mejor dicho, se valía de otros elementos para tener en cuenta.

Un detalle que revela la diferencia en la relación con la tierra entre árabes palestinos y judíos sionistas es que los palestinos siempre reclamaron lo mismo: quedarse a vivir en la tierra que los acogía desde hacía miles de años. El sionismo, en cambio, fue cambiando  de estrategia y por lo tanto de miras, de acuerdo con sus evaluaciones  tácticas. Por ejemplo, luego que el gobierno británico emitiera su bula geopolítica reconociendo derechos a un hogar judío, concepto distinto a “estado judío”, los sionistas habían aceptado esa entrega o concesión parcial.

Pero antes todavía, en 1918, Nahúm Sokolov escribe: “Se ha dicho y todavía se sigue repitiendo obstinadamente por los antisionistas una y otra vez, que el sionismo tiene como objetivo la creación de un estado judío independiente, pero esto es totalmente una falacia. El estado judío nunca formó parte del programa sionista.” [Sic ]/24

Por su parte, Chaim Weizman, que fuera primer presidente del Estado de Israel (1948), el 9 julio de 1947, oponiéndose a un posible estado binacional, “defendió las ventajas de la partición” como una solución “definitiva, firme y tangible/25  Casi enseguida vimos que no era definitiva ni firme.

El ángulo ciego del “retrovisor” de la ONU

 

Perazza (ob. cit.) presenta en notas al pie algunas reacciones y comentarios de delegados y representantes árabes y/o musulmanes a mi modo de ver significativas:

“El representante de Irán, señor Adl, expresaba: “¿Qué se nos propone? Se nos propone dividir arbitrariamente un país, sin tener en cuenta la voluntad de la mayoría de sus habitantes, en dos Estados diferentes.” DOC. A/516, p. 608 /26

El representante sirio, emir Arslan, por su parte, concluía: “Jamás un proyecto ha sido más contrario a la lógica ni más contrario a las leyes sociales, políticas y económicas; […]así como por sus complicaciones políticas y administrativas; jamás una proposición ha sido votada con mayor recelo y hasta repugnancia; jamás un proyecto ha sido definido con más propaganda […].” DOC. A/516, p. 613. (ibíd.)

Por su parte, el representante iraquí destacó otro aspecto que obnubiló corazones y lo hizo con apreciable perspectiva histórica: “De manera muy eficaz [los sionistas]explotaron los sufrimientos de las víctimas de Hitler para sus propios fines políticos. Ahora quieren un Estado en una parte de Palestina, más tarde van a quererlo en todo el territorio de Palestina y finalmente pretenderán invadir el resto del mundo árabe”. Documento A/516, p. 634. (ibíd.)

«Y el representante de Líbano, señor Chamoun, avizoraba: “Si se admitiese este precedente, se debería escribir en letras de fuego y sangre sobre la puerta de nuestra Organización que aquí hemos creado un procedimiento tendiente a alentar a las minorías políticas, raciales o religiosas a dividirse; hemos estimulado la transformación de minorías en estados independientes y hemos contribuido de este modo a destruir la estructura política y social de varios estados miembros de nuestra Organización o de otros que todavía no pertenecen a ella”.» DOC. A/516, p. 615. (ibíd.)

No se trataba ciertamente de puntos de vista exclusivos de políticos. En el mundo académico, por ejemplo, muchos compartían los reparos a la política británica primero y luego estadounidense. Hubo una polémica muy instructiva entre dos historiadores; Arnold Toynbee  y Solomon Zeitlin, en 1961/27

Toynbee sostuvo la inconveniencia de otorgar razones o derechos políticos sobre “alegatos de revelaciones divinas”. Y que por lo tanto un “hogar” religioso no puede absorber todas las funciones de una sociedad cualquiera que se pretenda democrática. Y por ello criticó duramente a su país de nacimiento, Gran Bretaña, por ceder al sionismo no un hogar sino un estado. Y que resolver por esa vía la cuestión de la política de exterminio nazi contra los judíos se basa en una carencia de derechos humanos para los palestinos.

Toynbee entendió que dos milenios era demasiado tiempo para validar derechos, como por ejemplo el de retorno que alguna vez efectivamente hayan tenido, por ejemplo judíos en Palestina.

La publicación, judía, se permitió la crítica demoledora de Toynbee asegurándose de réplica en el mismo número: Zeitlin sostuvo que el vínculo judío con “la tierra prometida” era incomparablemente mayor que el del cristianismo y el Islam. Algo totalmente fuera de discusión.

Sostuvo que en Palestina siempre hubo población judía, incluidos los dos milenios con soberanía política de diversos estados (Turquía, Reino Unido). Pero ante esta observación, −correcta de Zeitlin−, habría que volver a la distinción entre hogar y estado. El derecho de los judíos a tener un hogar en Palestina, no significa que tenga que serlo dentro de un estado judío.

Zeitlin arguyó contra el planteo de Toynbee de que a la ONU no le corresponde decidir sobre “los asuntos internos de un país”, sosteniendo que la ONU era heredera de la Sociedad de las Naciones. ¿Pero quién puede sostener que las resoluciones de la Sociedad de las Naciones tuvieran alguna juridicidad cuando provienen del afrentoso Tratado de Versalles y consistieron en una simple repartija territorial (no solo Palestina sino  otros territorios retirados de la soberanía de los perdedores, Turquía y Alemania)?

¿Existe acaso una comunidad de destino entre Uruguay e Israel?

 

En un informe de World Jewish Congress (WJC) titulado “Un ‘paladín vigoroso’:/28 el uruguayo Enrique Rodríguez Fabregat y su apoyo a la causa del Estado de Israel” se afirma que nuestro representante ante la ONU predicaba el respeto a los árabes junto con el secretario de la Agencia Judía para América Latina, Moshe Tov: “respetaban [a]los árabes y trataban en lo posible de tener en cuenta su punto de vista.” /29

¿Qué podemos decir de estos respetos enunciados por el Congreso Judío Mundial elogiándose a sí mismo? ¿Empalagoso, tautológico? 

Sabemos cómo la institucionalidad judía, como el WJC, operó en todo Occidente para llevar agua al molino sionista, haciendo fintas, retrocesos tácticos, pero jamás aceptando que ni siquiera una parcela de ese territorio volviera a alguna población palestina. Sabemos con qué determinación la dirección sionista decidió adueñarse de todo el territorio palestino, en un comienzo mediante tímidas adquisiciones de tierras, pero con el tiempo, imponiendo su poder sobre el disperso campesinado árabe palestino y finalmente, en mayo de 1948, expulsando con violencias varias −violaciones, asesinatos− a los campesinos de sus tierras, tierras que jamás fueron devueltas, ni siquiera en un solo caso /30

En el mismo trabajo, procurando una “identificación de destino” entre Israel y Uruguay se comparan los respectivos éxodos, por ejemplo, ignorando olímpicamente que la búsqueda de semejanzas y coincidencias en una cantidad incontable de factores carece de todo criterio de veracidad.

Los paralelismos que se han trazado entre Uruguay e Israel en general esconden analogías que se pueden construir, artificiosamente, y carecen por ello de rigor: se pueden hallar coincidencias o rastros de equivalencias entre las entidades más diversas. ¿Qué hacer con el éxodo  de los kalmukos, por ejemplo, o con la Anábasis griega o la Larga Marcha china? ¿Se parecen entre sí o incluso más que entre la leyenda judía y “El Éxodo del Pueblo Oriental”?

Baste pensar en el origen del estado uruguayo, fruto de equilibrios y/o conflictos geopolíticos entre Argentina, Brasil y la potencia imperial dominante entonces, el Reino Unido; y el tan diverso de Israel: curiosa simbiosis entre un movimiento laico (al menos inicialmente laico, como el sionismo) y un fundamentalismo bíblico como documento histórico. Para colmo, esa falsa historicidad le otorga al territorio palestino, a Canaán, a la costa oriental del Mediterráneo, una trascendencia exclusiva, única: “La reivindicación del Gran Rabinato de un Estado judío en Eretz Israel se asentaba principalmente sobre un doble soporte: el religioso y el de supervivencia o ‘refugio étnico’. Se trataba de una narrativa histórica providencialista que hacía hincapié en la utilización de la Biblia como texto histórico y legitimador que identificaba a la religión judía con la nación judía. Para el rabino Isaac Herzog, el primero en declarar ante el comité, la Torá ‘encarnaba nuestra carta nacional fundamental’. De esta forma, siempre según Herzog, la ‘nación judía’ se retrotraía miles de años atrás: ‘Nuestra historia nacional empieza con la redención divina de nuestro pueblo de la esclavitud egipcia’. Mencionó que, como recogen las Sagradas Escrituras, ‘la tierra que estaban pisando se la otorgó Dios a Israel como su posesión perpetua […]’:‘Y te daré a ti y a tu descendencia la tierra […]toda la tierra de Canaán en perpetua propiedad’.”/31

Vale la pena aclarar que el “narrador” del pasaje transcrito de Ramos Tolosa, Isaac Herzog, fue el rabino jefe de Palestina desde 1936, prolongando su papel protagónico con la fundación del EdI en 1948 y hasta su muerte, en 1959.

Nada más ajeno a la prosapia material, terrenal, histórica, del origen oriental, nuestro.

Como para subrayar diferencias, así como en Israel ha ido confluyendo cada vez más, la religión, El Libro, la identidad nacional y/o religiosa, en nuestro país un rasgo básico y cada vez más presente es la separación de cualquier iglesia y el estado, y la estructura del Uruguay es así, constitucionalmente laica.

Si de analogías hablamos, la que resulta sí, muy significativa es la extraordinaria fijación a lo bíblico de los primeros norteamericanos europeos, que en 1620 arriban con el Mayflower a lo que hoy es la costa de Massachusetts (a la bahía bautizada como de Plymouth). Unos cien enrolados en el puritanismo /32 que cruzan el Atlántico para ‘fundar la Nueva Jerusalén’. Esa intención me hace pensar que las creencias cristianas protestantes estaban mucho más cerca de la religión judía que el catolicismo que acentuó la llegada del Mesías, su presencia en el mundo y el consiguiente universalismo.

El papel protagónico de Isaasc Herzog como rabino principal de Israel nos muestra una coincidencia que destaca Ramos Tolosa: “el discurso del sionismo religioso era análogo al del sionismo político predominante, el socialsionismo.” Es que ambos hacían referencia a que “el ‘pueblo elegido’, que había ‘preservado sin ningún paralelo sus leyes e instituciones, su lengua y sus tradiciones’, su esperanza de retorno durante  más de dieciocho siglos de dispersión’, también había sido el que ‘habría sufrido un martirio sin paralelo en la historia de las naciones’ […] ‘una historia maravillosa y grandiosa de un pueblo único, se tendrá que perder en gigantescos montones de ceniza y en las inmensas fosas comunes de seis millones de judíos, en las que se incluyen un millón doscientos mil niños y lactantes.”/33

Una vez más se amalgama el movimiento sionista con la devastación de la vida de los judíos bajo el nazismo, cuando, históricamente, se trató de dos asuntos, movimientos, tesis, diferenciadas ¡y solo por momentos complementarias!

¿La redención de una tierra sagrada, beneficia a sus moradores de los últimos milenios?

En 1930 la Corona británica designa a sir John Hope Simpson para que evalúe en Palestina los resultados de los sionistas que la Corona había prohijado en ese “protectorado”.

Se trataba de una evaluación que solo la mentalidad colonialista puede plantearse invocando “la carga del hombre blanco”.

¿Acaso no iba a recibir la población native los beneficios que implicaba el dinamismo sionista a ese lejano territorio? Las “buenas intenciones” de la Declaración Balfour así lo pronosticaban…

El resultado, empero, fue adverso…

La compra judía de tierras fue la causa de que los palestinos perdieran sus huertas y cultivos, y para siempre, puesto que las reglas del Fondo Judío de Tierras prohibían la venta de tierras a no judíos. Encima, el Fondo Judío de Tierras tenía una cláusula en sus contratos  que prohibía a los dueños judíos de tierras, contratar fuerza de trabajo palestina. Este entramado ha contribuido a empobrecer a la sociedad palestina por haber gestado un proletariado urbano y rural desocupado. En otros aspectos Simpson vio asimismo efectos negativos para los palestinos con la inmigración sionista. El motivo de todo ello está en la idea base del sionismo. ’No es posible mirar con simpatía el ensanche de un enclave en Palestina del cual todos los palestinos están excluidos’ resumió Simpson. La presencia sionista en el país no ha desencadenado efectos positivos para un desarrollo social sino que más bien ha funcionado como un freno, tanto económico como psicológico’.” /34

Volviendo a la cuestión de la apropiación territorial, historiadores judíos como Ilan Pappé han mostrado que “la redención de la tierra”  −como designa bíblicamente el sionismo a la apropiación de tierra palestina− no reconoce marchas atrás.

Por eso es instructivo entender cierto palabrerío como el construido para sostener, como se ha hecho muy a menudo, que por ejemplo, Ehud Barak habría estado dispuesto a darles tierras a palestinos y que, como  éstos se portaron mal, entonces, los israelíes optaron por no ceder ni un centímetro…

Pero un judío que se odia a sí mismo –como tantos judíos sionistas definen al extraordinario e implacable analista Noam Chomsky− nos da la clave: “Las dos partes se reunieron en Taba,  Egipto, en enero de 2001 llegaron muy cerca de un acuerdo, y podrían haberlo hecho en unos pocos días más, dijeron en un comunicado de prensa final. Pero las negociaciones fueron canceladas prematuramente por Ehud Barak.”/35

Conociendo la línea general, histórica, de los sionistas en Palestina, ¿se puede creer que en algún momento haya habido intención, nada menos que desde la Agencia Judía, de atender las demandas “árabes”, de los palestinos despojados? Parece una ñoñez pretenderlo.

Aquella temprana identificación de Alberto Guani con la Declaración Balfour, que hemos señalado al inicio, que nos revelara la prosapia occidental, europeísta de nuestro país, ya por entonces “la Suiza de América”, permitió tener un oído más receptivo al destino de judíos perseguidos cuando el nazismo. Mientras Chile, Argentina, Brasil, Paraguay, Bolivia, generalmente con gobiernos militares, tuvieron oídos receptivos para recibir y proteger agrupaciones y figuras fascistas y nazis tras el desbarajuste de la 2GM, Uruguay, civilista, supo ser activo en atender el destino de tantos perseguidos del nazismo, fundamentalmente judíos /36

 Ése ha sido un rasgo que habla a favor de nuestro país; solidaridad con los perseguidos.

No fue, ciertamente, la primera vez. Ni la última. Desde la recepción de communards de París tanto en 1848 como en 1871, de resistencia inicial a la guerra de Argentina y Brasil contra Paraguay, de otra recepción; la de armenios tras la 1GM, de fugitivos de la Guerra Civil y la revolución española de 1936-1939, hasta exiliados de tantas dictaduras latinoamericanas en pleno siglo XX/37

Sin embargo, Uruguay no solo se ha caracterizado por cierta sensibilidad ante los perseguidos /38 También ha defendido métodos incruentos en el concierto internacional y Rodríguez Fabregat ha encarnado un comportamiento marcadamente piadoso ante el maltrato cruel y asesino descargado por el nazismo sobre los judíos.

Por ello, no puede dejar de llamar la atención su afonía total respecto del abuso con el cual el sionismo se instala en Palestina en medio de una campaña terrorista sin atenuantes y valiéndose, por ejemplo a partir de abril y mayo de 1948, de asesinatos a menudo colectivos. Pienso en cientos de miles de desplazados y la ocupación, a veces, con el té todavía humeante en las mesas (en Jaffa, por ejemplo) de las viviendas y los barrios palestinos. Pienso en el asesinato de Folke Bernadotte, también en 1948, enviado de la ONU, porque se atrevió a impugnar la soberbia sionista reclamando derechos para judíos y para árabes no judíos. Pienso en que varios de los grupos sionistas terroristas estaban entrenados en campos cedidos por Mussolini, cerca de Roma.

Claro que el sionismo fascista tenía cierta desventaja, porque Ben Guriony su ala tenían a buen seguro protegerse desde EE.UU. y no desde Italia, como Menachem Begin y Benzion Netanyahu (secretario de Zeev Jabotinski y padre del actual primer ministro israelí) revelando así mucha mayor perspicacia política.

Pero el sionismo fascista estaba muy activo; es el que más nutría las “noticias” de nuestros cotidianos (El País, El Día) y sus miembros llegaron a tener contacto directo con miembros de UNSCOP, como vimos.

Por otra parte, las pretensiones autocráticas del sionismo siempre estuvieron presentes, como lo advirtiera Bernadotte en su momento.

Y lo revelaba el tendal de muertos. Que al ser árabes no importaran (¿importan ahora?) a la  conciencia europea y occidental es otro asunto.

La “dulcificación” ideológica del racismo tras el colapso nazi

 

Si algo fue derrotado con la 2GM y el colapso nazi fue el racismo expreso, asumido, desvergonzado. Desde 1945, se inaugura una nueva constelación ideológica, con un racismo dulcificado. Las cosas empiezan a nombrarse de otro modo.  El racismo, el supremacismo, el imperialismo perviven, pero ya no es de buen tono proclamarlos. Estamos lejos de  las ideas dominantes de la derecha norteamericana, tan vigentes en las primeras décadas del siglo XX.

Compárese la atmósfera democrática que irrumpe desde 1945 con este fragmento, apenas anterior en el tiempo: “Dios no nos ha preparado a anglófonos y a los pueblos teutones durante mil años para nada más que ociosa y vana autocontemplación, autoadmiración. ¡No! Nos ha hecho como los organizadores supremos del mundo, para establecer sistemas allí donde reina el caos. Nos ha hecho versados en el arte de gobernar para que administremos el gobierno entre los salvajes y los pueblos seniles. Si no fuera por esta fortaleza, el mundo recaería en la barbarie y la oscuridad. Y de toda nuestra raza ha señalado al pueblo estadounidense como Su nación elegida para dirigir finalmente la regeneración del mundo. Ésta es la misión divina de Estados Unidos.” /39

El autor de esta parrafada fue un “destacado” miembro del Congreso de EE.UU. que expresaba las ideas dominantes del establishment. Pero este estilo de discurso dejó de ser aceptable con el striptease del nazismo, a mediados de la década del ’40: ya no “rinde” ser racista, mejor dicho ya no rinde expresarlo abiertamente.

A eso nos referimos con la noción de “dulcificación”

Lamentablemente, la comprensión política, incluso conceptual, no tuvo la misma altura; confundir por completo lo sionista y lo judío cuando se trata de dos entidades que coinciden pero parcialmente es equivocado, falso, y políticamente nefasto. Baste pensar en quienes son judíos y se niegan al sionismo radicalmente (entre tantos otros, Iakov Rabkin, Noam Chomsky, Gilad Atzmon, Marek Edelman), como quienes son sionistas o ardientes partidarios del sionismo sin siquiera ser judíos (A. Behring Breivik, Jair Bolsonaro, Donald Trump y la cohorte protestante norteamericana que apoya incondicionalmente a Israel)

El a nuestro modo de ver triste papel cumplido por Rodríguez Fabregat y García Giménez los llevó incluso a separarse del resto de la UNSCOP, cuando sus miembros, con un mínimo de sentido común, advirtieron que “fuese cual fuere la solución a la cuestión de Palestina, no podría entenderse como una solución general al ‘problema judío’. Con ese deslinde, el resto de los designados para la UNSCOP daban por descontado la existencia de dos cuestiones, dos asuntos, dos problemas; el de la persecución a los judíos y el antisemitismo por un lado y las tesis sionistas por otro.

Los delegados uruguayo y guatemalteco se aferraron a la confusión de ambos aspectos considerándolos uno solo, y necesariamente, en consecuencia, resolviéndolos a la vez.

Esta falta de discriminación coincide totalmente con la penosa confusión de García Giménez que recordáramos de su libro, de no distinguir nunca entre judeidad y sionismo.

El sesgo prosionista llegó a ser tan pronunciado que impregnó hasta los métodos de trabajo, perdiendo toda ecuanimidad y la honestidad más elemental.

Transcribo in extenso el pasaje de la investigación que llevó adelante Jorge Ramos Tolosa, con su tesis doctoral, ya citada: “¿Las Naciones Unidas no son nada?…”: “Se trataba del viaje que algunos miembros del comité realizaron la segunda semana de agosto por distintos campos de desplazados de Alemania y Austria.718  Cuatro comisionados se opusieron a que la  UNSCOP realizase estas visitas, pero prevaleció la opinión de los seis que votaron a favor.719  El propósito fundamental del viaje era conocer las actitudes de los refugiados judíos respecto a la emigración a Palestina. La insistencia sionista de ligar las víctimas judías del nazismo con un estado judío en Palestina tuvo su efecto, y de nuevo volvió al primer plano la condición de víctima de la comunidad judía y el sentimiento de culpa internacional. En los campos, los comisionados se sintieron sobrecogidos al escuchar distintos testimonios de los supervivientes judíos. A pesar de que un gran número de éstos querían emigrar a Estados Unidos, dos enviados de la Agencia Judía ya se habían encargado de coordinar que los miembros del UNSCOP solo pudiesen escuchar a personas que pretendían viajar a Palestina, evitando de este modo los ‘testigos indeseables’. Así, en la UNSCOP asumieron de forma definitiva el ‘deseo abrumador de emigrar a Palestina’ que tenían los refugiados judíos.720.” [Los números intercalados son de las llamadas del texto].

Ramos Tolosa nos muestra el papel inescrupuloso de la Agencia Judía y otorga el de incautos a los comisionados, ganados por la confianza y el reconocimiento “internacional”; creían ser los jueces de una situación y eran los instrumentos de determinadas políticas…

Hay que destacar, empero, que algunos comisionados de la UNSCOP se negaron a hacer las visitas aquí presentadas; no conocemos su testimonio pero parece evidente que no deseaban mezclar la cuestión palestino-sionista con la tragedia judía descargada por el nazismo.

Epílogo

Este abordaje se limita a la historia del momento de la fundación del Estado de Israel y el papel entonces cumplido por nuestro país en la flamante ONU. Y constituye así un segundo capítulo respecto del análisis que hiciéramos sobre el papel de la representación guatemalteca en el mismo acontecimiento.

Quede para una tercera entrega, conocer los frutos de la relación Israel-Uruguay en nuestro presente

_____________

24/ History of Zionism, 1600-1918, vol. I., Longmans Green, Londres, 1919, p. XXIV.

25/ Cit. p. Arno Mayer, “El arado y la espada”, pp. 281-282.

26/  “Uruguay y el conflicto en Medio…”, ob. cit.

27/ The Jewish Quarterly Review, vol. 52, nro. 1, jul., 1961: Arnold Toynbee, “Jewish Rights in Palestine”, pp. 1-11; Solomon Zeitlin, “Jewish Rights in Eretz Israel (Palestine)”, pp. 12-34.

28/ El canon literario nos habla siempre de “el corcel vigoroso”; “el paladín justiciero”. La originalidad literaria de este título nos lleva por otros cauces… nos preguntamos si fue un desliz literario o si nos está señalando a un centauro…

29/ [1]WorldJewishCongress, 2008-2018. Presentación del Congreso Judío Latinoamericano (el texto que tiene el lector entre manos termina con un ejemplo del mentado respeto de la Agencia Judía a los palestinos… y a la ONU).

30/ Hay relatos  escalofriantes de lo que sobreviene con la Nakba. La pérdida de la tierra, la vivienda, los cultivos, fue tan repentina que los campesinos, implantados milenariamente en “sus” tierras, no podían absorberlo, admitirlo. En las semanas subsiguientes, una vez mal instalados en algún refugio, campesinos despojados, con sus aperos de labranza, se acercaban sigilosamente en las noches a sus campos para  proseguir los cuidados interrumpidos. Hay relatos de israelíes que entonces oficiaban de guardias que advertían estos movimientos y sencillamente “jugaban al blanco” con los campesinos que procuraban llegar a sus cultivos, y risueñamente los mataban, a sangre fría. Algunos de estos jóvenes sionistas en los ’40, con las décadas, han devenido viejos y han recapacitado sobre su comportamiento de entonces. Con todas las gradaciones posibles; desde quienes reafirman lo que hicieron, orgullosos de su fe, hasta los que no saben cómo resolver el remordimiento que sienten (de testimonios orales)

31/ Ramos Tolosa, Jorge, ¿Las Naciones Unidas no…, ob. cit.

32/ Podríamos considerarlo una escisión del calvinismo que es a su vez una expresión de purismo respecto de otros credos protestantes, como el luteranismo o el anglicanismo.

33/ Ramos Tolosa, ob. cit.

34/Per Gahrton, Palestinas… ob. cit., p. 95.

35/  “Exterminad a todas las bestias”, Znet, 27/1/2009.

36 / El caso argentino complejiza el párrafo descrito, y hasta cierto punto, los de Brasil y Chile también. La primera presidencia de Perón, por ejemplo, acogió a miles de ustachas croatas, pero simultáneamente  el tejido social argentino incorporó a  miles de refugiados y fugitivos judíos, en muchos casos admitidos incluso oficialmente. En Argentina había población judía desde antes.

37/ Hay en este honrosa lista de solidaridades una sombra; la glorificación de asesinos de población civil argentina, en 1955. Más allá del problemático valor del peronismo, en Uruguay, su mayoría política optó por el apoyo a su oposición; el espectro archiconservador de la derecha argentina, ofendida y “a muerte” por la aparición con Perón de derechos para el pobrerío. Tan “a muerte”, que los militares que no trepidaron en ametrallar población civil y matar a centenares,  encontraron refugio en nuestro país.

38/   El tejido social del país ha sido suficientemente laxo como para que también fugitivos nazis encontraran aquí un refugio, clandestino.

 39/ Albert J. Beveridge, “In Support of an American Empire”.pp. 336-345 en The Annals of America.21 vols., vol. 12, 1895-1904. Senador norteamericano. Cit. p. César Vásquez Bazán, “Supremacía estadounidense e inferioridad latinoamericana: religión y raza en la formación de dos ideologías complementarias”, 15 ene 2012,  https://cavb.blogspot.com/2011/12/inferioridad-latinoamericana-y.html


Comunicate