01.FEB.19 | Posta Porteña 1991

Trías, la Mentira y el Gorro de Clementis

Por Observa/GPereyra

 

¿Cómo puede el PS hacer oídos sordos?

 

¿Es que esta es la ética que ofrece uno de los partidos históricos de la izquierda?

 

Gabriel Pereyra El Observador 25 de enero de 2019

En breve la editorial Penguin Random House editará un libro del historiador y exmilitante socialista Fernando López D’Alessandro acerca de la saga que llevó al ex secretario general del Partido Socialista (PS) y el principal ideólogo histórico de esa colectividad a trabajar para el servicio de inteligencia checo, el StB y, por su intermedio, para la KGB soviética en las décadas de 1960 y 1970.

El libro contextualiza y aporta detalles sobre un breve debate que se generó cuando dos investigadores brasileños hicieron públicos los documentos desclasificados del StB que mostraban la condición de espía de Vivian Trías.

En una columna de La Diaria http://www.postaportenia.com.ar/notas/10092/la-extravagante-diplomacia-checoslovaca/ el historiador deja caer algunos detalles que confirman al Trías espía: alquiler de apartamentos a los que llamaban “casas de conspiración”; recibos de pagos de la delegación checa; órdenes para que escribiera libros con temas que los checos le marcaban; señales escondidas en columnas previas a las reuniones; captación de colaboradores.

Darle contexto a la novedad permite dimensionar cómo Trías llevó a su partido a tomar posiciones que estaban inspiradas más en su condición de agente rentado de los checos que al interés partidario. Es brutal ver, leer, a ese hombre que era una referencia ética, estar a favor del régimen checo, a favor de la Primavera de Praga que pretendió derribarlo, y al gobierno prosoviético que emergió del aplastamiento de aquella revolución. El hombre corcho, flotaba en cualquier régimen

Sin embargo, en una breve y tristísima declaración, el PS obvió aspectos sustanciales de esta historia y dijo que Trías actuó en beneficio de las grandes mayorías nacionales.

Pensar que el tema refiere solo al pasado es tener una mirada acotada. La actualidad que puede generar el tema es evidenciar cómo se comporta con el concepto de verdad histórica, de verdad, el partido político al que pertenece el principal candidato a la Presidencia por el Frente Amplio, Daniel Martínez.

El PS, que dijo que iba a conformar una comisión de historiadores que nadie sabe si se reunió o no, y que puso tan poco empeño en la búsqueda de la verdad, ¿se comportará de la misma manera en sus actos actuales? ¿Cómo creerle a un partido que tiene tal desprecio por conocer su propia historia? ¿En cuántas otras cosas nos estarán mintiendo y nos mentirá?

En estos días, una de las líneas internas del PS, la llamada Corriente Socialista Renovadora, publicó en su página de Facebook un collage de fotos de sus principales dirigentes históricos y actuales. Trías no figura en ella. Parece una señal de su discrepancia con lo que decidió la dirección partidaria.

Pero más allá de las razones, borrar de la historia a Trías, ya sea en su imagen, en sus escritos o en sus ideas, es otra forma de negar la historia.

El PS carga con Trías y borrarlo de la historia no es asumirlo.

Me parece oportuno recordar aquí el comienzo de La risa y el olvido, uno de los libros que el escritor checo Milán Kundera escribió, pinchando al que consideraba un régimen autoritario:

“En febrero de 1948, el líder comunista Klement Gottwald salió al balcón de un palacio barroco de Praga para dirigirse a los cientos de miles de personas que llenaban la Plaza de la Ciudad Vieja. Aquel fue un momento crucial en la historia de Bohemia. Uno de esos instantes decisivos que ocurren una o dos veces por milenio. Gottwald estaba rodeado por sus camaradas y justo a su lado estaba Clementis. La nieva revoloteaba, hacía frío y Gottwald tenía la cabeza descubierta. Clementis, siempre tan atento, se quitó su gorro de pieles y se lo colocó en la cabeza a Gottwald.

El departamento de propaganda difundió en cientos de miles de ejemplares la fotografía del balcón desde el que Gottwald, con el gorro en la cabeza y los camaradas a su lado, habla a la nación. En ese balcón comenzó la historia de la bohemia comunista. Hasta el último niño conocía aquella fotografía que aparecía en los carteles de propaganda, en los manuales escolares y en los museos.

Cuatro años más tarde a Clementis lo acusaron de traición y lo colgaron. El departamento de propaganda lo borró inmediatamente de la historia y, por supuesto, de todas las fotografías. Desde entonces, Gottwald está solo en el balcón. En el sitio en el que estaba Clementis aparece solo la pared vacía del palacio. Lo único que quedó de Clementis fue el gorro en la cabeza de Gottwald."


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