24.FEB.19 | Posta Porteña 1996

A 7 años de la masacre de Once no olvidamos: NUNCA MÁS, juicio y castigo a los culpables!

Por camila Miele

 

María Luján Rey: “Tuvimos un gobierno de delincuentes”

 

CAMILA MIELE

  22 febrero, 2019 por Sendero Elegante(envió Facundo)

Se cumplen siete años de la tragedia que conmocionó a todo el país, se llevó la vida de cincuenta y dos  personas y dejó un saldo de casi ochocientos heridos. El siniestro ferroviario se produjo a las 8:33, cuando el tren “chapa 16” de la línea Sarmiento, que trasladaba alrededor de 1200 pasajeros, no se detuvo y chocó contra la plataforma Dos de la Estación de Once. Una de las víctimas fue Lucas Menghini Rey, encontrado dos días después, gracias a las cámaras de seguridad y tras el reclamo desesperado de sus papás, María Luján y Paolo Menghini.

Desde el primer momento, los familiares y amigos de las víctimas se organizaron bajo una consigna que fue, y es apoyada, por gran parte de la sociedad: Queremos justicia. Gracias a esta incansable lucha, hoy están condenados el exministro de Planificación, Julio De Vido; los ex secretarios de Transporte Ricardo Jaime y Juan Pablo Schiavi; el expresidente de TBA, Sergio Claudio Cirigliano; el maquinista, Marcos Córdoba, y varios directivos de la concesionaria TBA.

Dialogamos con María Luján Rey, mamá de Lucas Menghini Rey, donde habla de cómo se prepara para el séptimo aniversario de la tragedia, lo que significó la condena de Julio De Vido y que no descarta participar de un espacio político. Además nos cuenta cómo imagina el futuro de la causa y la desprotección que vivieron los familiares de las víctimas por parte del gobierno de Cristina Kirchner:“No solo los familiares de las víctimas estuvimos desprotegidos, sino cada uno de los usuarios del Sarmiento, y cada ciudadano de bien que quedó desprotegido cuando el dinero de las obras iba a parar a los bolsillos de los funcionarios y empresarios”, afirmó.

¿Cómo te preparás para este nuevo aniversario de la tragedia? ¿Sentís que este 22 de febrero hay un poco más de Justicia?

—Sí, la verdad que es difícil prepararse porque cada 22 es enfrentar el día. Ciertamente, llegamos con todos los responsable cumpliendo una condena firme, todos pasaron los dos juicios extensos y dolorosos. Este 22 nos encuentra con cada uno de los responsables condenados por la justicia, nos sigue encontrando unidos y, también, continuando con esta lucha que aún no termina; con la tranquilidad de haber logrado lo que hemos logrado.

¿Qué significó la condena de De Vido?

—Para nosotros, y para gran parte de la sociedad argentina, fue un punto de inflexión. Por primera vez, se condena a uno de los más grandes corruptos de nuestra historia. Julio De Vido va a enfrentar muchísimos juicios, pero el primero que lo sentó en el banquillo fue, precisamente, esta causa tan sensible para la sociedad, donde no solo hablamos del dinero que se robaron, sino que hablamos de las vidas que nos quitaron. Es una causa que lo tiene como responsable, donde hubo 52 muertos. Por lo tanto, que esta sea la primera condena que recibe Julio De Vido para nosotros es muy significativo. Por supuesto, hemos apelado a la absolución en uno de los dos delitos por el que era enjuiciado. Entendemos que están las pruebas, y esperamos que la instancia superior revise el fallo del Tribunal y lo condene también por el estrago. De Vido fue condenado por administración fraudulenta, y nosotros creemos que es responsable de los dos delitos.

Si en 2015 ganaba Scioli y continuaba el Frente para la Victoria en el poder, ¿creés que hoy De Vido estaría condenado?

—Hubiera sido todo muchísimo más difícil. Sé que la condena de Jaime, de Cirigliano, de Schiavi comprometían muchísimo la situación de Julio De Vido, y esa condena fue del primer juicio por la Tragedia de Once que se inició en la gestión kirchnerista, que tuvo una condena a todos los responsables. Si bien el juicio se desarrolló durante 2014-2015, hubiera sido más complicado. Lo que sí estoy segura es que de haber tenido otra gestión seguramente hubieran intentado —como se intentó desde el primer momento— embarrar la causa, entorpecerla, hacerla más lenta. Afortunadamente, la mirada de la sociedad obligó a que la justicia tuviera tiempos más acordes a las necesidades de la gente que a las necesidades de los políticos.

Cuando escucharon al entonces secretario de transporte, Juan Pablo Schiavi, decir “Si esto hubiera ocurrido ayer (haciendo alusión al feriado) hubiera sido una cosa menor”, ¿qué sentiste? ¿Llamó a algún familiar para pedir disculpas?

—Fue una de las primeras frases que en ese primer momento sí nos sorprendió, pero que después entendimos que iba a ser parte de la estrategia. Hemos visto y escuchado diferentes frases de diferentes funcionarios en esa sintonía. Durante nuestra búsqueda de justicia, los familiares hemos escuchado chistes de la primera mandataria en alusión a un “tren que nos lleva puestos”. Entonces, la frase desafortunada de Schiavi, mostraba el cinismo, el sarcasmo, la poca empatía que han sentido todos los que hoy están condenados y fueron responsables; y si no fueron responsables penales, sí fueron responsable políticos y cómplices de la corrupción que nos mató a cincuenta y dos. Por eso, es tan importante no perder la memoria y recordar que la tragedia de once ocurrió hace siete años, pero cuando uno lo mira en el tiempo es tan reciente y es necesario recordar para que estos personajes no se reciclen y no vuelvan. Mataron a cincuenta y dos, fueron más de ochocientos los heridos y le hicieron muchísimo daño al país entero.

¿Cómo imaginás el futuro de la causa?

—Espero que así como nos sucedió con el exsecretario de transporte, Ricardo Jaime, que había sido condenado por la administración y sobreseído en el estrago, le pase a Julio De Vido, que la Cámara de Casación cuando revise el fallo del tribunal entienda que es responsable de ambos delitos. Espero también que la doctora Servini de Cubría responda lo que le ordenó la Cámara de Casación en la causa por no buscar a de mi hijo Lucas Menghini Rey; la doctora Servini sobreseyó a los comisarios que cerraron el operativo, y la Cámara de Casación anuló ese fallo y ordenó condenarlos. Estamos esperando que llegue esa condena, y esperamos, obviamente, que avancen las demandas civiles; hay muchísimas familias que quedaron destrozadas; hay gente que no pudo retomar su trabajo, que quedaron con problemas de salud. El Estado tiene una deuda para con todos nosotros. Espero que, por fin, todos tengan la condena firme, falta De Vido, y que cada uno de ellos cumpla hasta el último día de su pena en la cárcel. Los familiares entendemos que muchos de ellos han pedido la domiciliaria, no nos opusimos cuando tiene que ver con cuestiones humanitarias —edad o problemas de salud—, por eso, hay dos de los condenados que están cumpliendo la pena en su casa. Pero no vamos a permitir y vamos a levantar siempre la voz cuando quieran hacer uso de esos beneficios quienes no los merecen: Cirigliano, Schiavi, Jaime, De Vido, que presentan pedidos de prisión domiciliaria cuando no tienen ningún problema que les impida cumplir su pena en la cárcel. La justicia nos obliga a estar atentos a esos pasos, y en eso estaremos.

—En una de las entrevistas que diste, afirmaste “Cristina nos ignoró, nos persiguió y dijo barbaridades de nosotros”, ¿siempre se sintieron desprotegidos durante el anterior Gobierno? ¿Alguien los quiso “comprar”  para que dejen de pedir Justicia?

—Desprotegidos nos sentimos en el momento en que no mantuvieron al tren “chapa 16”. No solo estuvimos desprotegidos los familiares de las víctimas, sino cada uno de los usuarios del Sarmiento, y cada ciudadano de bien que quedó desprotegido cuando el dinero de las obras iba a parar a los bolsillos de los funcionarios y empresarios. Desprotegidos estuvieron los inundados de La Plata, desprotegidos estuvieron las víctimas de Cromañón. Cada víctima de la corrupción es un ciudadano que ha sido desprotegido por un gobierno que decidió amparar delincuentes y formar una asociación ilícita en vez de gobernar para la gente. Nosotros después de la tragedia, y como nuestro reclamo fue siempre claro de buscar justicia, lejos de resentimientos y de venganza, no solo nos hemos sentidos desprotegidos, sino también nos hemos sentido atacados, injuriados. Y sí, es cierto, que han intentado silenciarnos con dinero, con miedo, de todas las maneras que tuvieron a su alcance. La unidad de este pequeño grupo de familiares permitió que todas esas artimañas, articuladas desde el poder, no pudieran ni separarnos, ni silenciarnos, ni quebrarnos. Acá estamos, siete años después, con los condenados presos y todos juntos, unidos y luchando por justicia, que va más allá de los responsables presos, es conseguir un servicio de transporte digno y seguro para todos; es un Estado que proteja a las víctimas. La pelea sigue.

¿Creés que con la gestión de Randazzo empezó a cambiar algo?

—Yo creo que se vieron obligados a hacer algo, y respondiendo al clamor de una ciudadanía que les exigía algo. En ese hacer que ellos intentaron llamar “Revolución Ferroviaria”, se hacían cargo de todo lo que no habían hecho antes. Quedó absolutamente claro que sí tuvieron la voluntad para hacerlo sobre cincuenta y dos muertos, podrían haberlo hecho mucho antes para evitarnos este dolor. Por lo tanto, lo que ha hecho la gestión del ministro Randazzo tiene que ver con una respuesta a la que no pudieron quitarle el cuerpo, a la que no pudieron esquivar. Y que hoy corran trenes cero kilómetros en las vías del Sarmiento tiene que ver con la lucha que hemos llevado adelante estos familiares; podríamos haber tenido cincuenta y dos muertos, como habíamos tenido 9 muertos en la tragedia de Flores meses antes de la de Once, y no cambiar nada. Tuvieron que salir a hacer algo porque no les quedaba otra. Si hubieran podido seguir robando, lo hubieran hecho. De todos modos, la gestión de Randazzo, y esto es personal, priorizó el maquillaje, fue utilizada como acto de campaña, lo cual demuestra también la calidad humana del exministro. Él tenía una labor por cumplir, y decidió hacer uso de ella para una campaña, se proclamó candidato a presidente sin importarle lo que estaba edificando, que era sobre el dolor de mucha gente.

¿Se sienten acompañados por el gobierno de Macri?

—Nosotros hemos tenido una respuesta diferente desde el momento en el que asume esta gestión, con pequeños detalles, por ejemplo, que la Secretaría de Derechos Humanos de La Nación nos reconociera como un grupo que también merecía y debía tener el reconocimiento de los Derechos Humanos, que por un buen tiempo en nuestro país fue destinado solamente a las víctimas de la última dictadura militar. Ese fue un reconocimiento muy importante para nosotros, y la verdad es que hemos sentido que sí, en otras cuestiones, por ejemplo, se avanzó en las obras para que el transporte sea una política de Estado, que trascienda a una gestión de gobierno. También la Ley de víctimas, que se ha sancionado en el Congreso Nacional, y que pone la mirada en la víctima, hubiera sido una herramienta muy útil para cada uno de los heridos y de los familiares de la Tragedia de Once. Hoy no nos toca, pero saber que se trabaja en ese sentido, es un aliciente.  Saber que otros no van a pasar por lo que a nosotros nos ha tocado. Aún queda mucho por hacer; sin embargo, los familiares sentimos que hemos sido reconocidos.

 

Sos amiga de Carolina Píparo. Ella decidió ingresar a la política y hoy es diputada de Cambiemos en la provincia de Buenos Aires. A vos, ¿te gustaría ingresar en la política? ¿Algún partido ya te lo propuso?

—Felicito y celebro la decisión que ha tomado Carolina, amiga y, por sobre todo, una persona que ha demostrado que desde el dolor se puede construir y generar un compromiso para la construcción de una sociedad mejor. Tuve ofrecimientos desde el primer día. Muchas veces, habrán pensado que era una manera de cooptar, la realidad es que no lo descarto nunca. La política debe sanearse, deben entrar personas que la entiendan como una herramienta para el bien común y no con el fin de enriquecerse. Lo digo como ciudadana cuando nos quejamos de que siempre son los mismos, que se reciclan los mismos personajes, que tenemos sentados en el Congreso diputados que tienen un prontuario. Para que esto cambie es necesario que ingresen otros aires a la vida política, y creer que la política es el barro y que cuando uno entra, lo único que hace es ensuciarse; la verdad, es funcional para que sigan estando siempre los mismos personajes dando vuelta

—A pesar de haber atravesado el dolor, ¿qué aprendiste de todo esto?

—Aprendí, en varios aspectos, muchas cosas. En lo personal, aprendí a ser más paciente, más tolerante. También a entender un poco más cómo estamos atravesados por diferentes intereses, y una de las cosas que entendí es que nunca el interés personal puede ir por encima de los intereses de todos. Me tocó trabajar con Carolina, con Matías Bagnato, Viviam Perrone, y otras víctimas en el tratamiento de la Ley de Víctimas, y, muchas veces, tuvimos que sentarnos para participar en las comisiones con gente con la que, quizá, uno no comparte el pensamiento. Pero aprendí que, a veces, lo personal pasa a un segundo plano cuando lo que estamos tratando de buscar es algo que nos trasciende. En este caso, era la Ley de Víctimas, y priorizar eso por sobre lo que a uno le pasa personalmente, es un aprendizaje que nos hace crecer, que nos permite mirar la vida de otra manera. Hoy sé que hay mucha gente que sufre, pero que también se levanta y pelea todos los días, y que la política no es eso que nos hacen creer —el camino rápido para enriquecerse— y que desde cualquier lugar uno puede aportar su granito de arena para contribuir con un país mejor, el que le queremos dejar a nuestros hijos, a nuestros nietos; no hace falta ser víctima de una tragedia como me pasó a mí, no hace falta perder un hijo para entender que como ciudadanos tenemos que apostar y trascender para conseguir objetivos en común, que se trate hoy una Ley como la extinción de dominio para recuperar lo que nos han robado, porque nos han robado a todos: el dinero que nos han robado son las obras que faltan, y las obras que faltan son mala calidad de vida para muchos.


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