06.JUN.19 | Posta Porteña 2024

Brasil - Un elemento nuevo de la realidad: ¿El inicio de una resistencia popular?

Por Juan Luis Berterretche

 

Desempleo sube a 12,7% y afecta a 13,4 millones de personas

 

Por Juan Luis Berterretche junio 5, 2019

En el período enero-marzo de 2019, 13,4 millones de personas buscaban trabajo en Brasil, 1,2 millón más que los desempleados registrados en el trimestre anterior octubre-diciembre de 2018, cuando la tasa de desocupación era de 11,6%. 

La medición anterior del Instituto Brasilero de Geografía y Estadísticas (IBGE), del trimestre diciembre 2018-febrero 2019, revelaba una tasa de desempleo de 12,4%. De modo que los despidos fueron subiendo durante todo el trimestre.  

Los sectores que registraron las mayores pérdidas de empleos fueron la administración pública, defensa, seguridad social, educación, salud, servicios sociales y construcción, detalló el IBGE

El organismo señaló que en el último trimestre Brasil tuvo una tasa récord de sub-utilización de su fuerza de trabajo de 25%, es decir que la cuarta parte de la fuerza de trabajo está sub-utilizada. Son 28,3 millones de desocupados, o sub-ocupados con menos de 40 horas semanales de actividad, o personas que están disponibles para trabajar pero no logran encontrar empleo por motivos diversos: por ejemplo no tener dinero para desplazarse en busca de trabajo.

La sub-utilización de la fuerza de trabajo es el indicador al que los gestores públicos deben dar una especial importancia, porque influye directamente en las expectativas de los trabajadores en varios aspectos.

Es la mayor tasa de sub-utilización desde el inicio de la serie, en 2012. También registró 4,8 millones de "desalentados", que dejaron de buscar trabajo por repetidas búsquedas fallidas. Se trata de una cifra record de la serie. Las mayores cifras de desalentados  pertenecen a Bahía: con 768 mil personas y a Maranhão con 561 mil brasileros que abandonaron la búsqueda de trabajo.

En relación al tiempode búsqueda de trabajo, en Brasil, 45,4% de los desocupados estaban de un mes a menos de un año en busca de trabajo y 24,8%, desde hace dos años o más.

La situación del mercado de trabajo impacta directamente en la confianza de los consumidores, que reducen el nivel de consumo en función de la incerteza en relación a las perspectivas de empleo. Los empresarios por su vez evitan aumentar inversiones dentro de ese pésimo escenario  económico nacional.

Caída en el Producto Bruto Interno del 0,2%en el primer trimestre de 2019 en comparación con el último trimestre de 2018.

Se trata de la primera caída desde el 4º trimestre de 2016. Era previsible para el mercado, confirmando su lectura que corroboraba todas las opiniones económicas serias, principalmente de la oposición más radical que considera desastrosa la inutilidad del gobierno Bolsonaro y su equipo de ignorantes y su ministro de economía especulador Paulo Guedes. Este último un personaje dedicado con exclusividad al agiotaje financiero con su banco BTG Pactual y a través de sus 30 empresas parásitas de especulación en paraísos fiscales

Esa caída del PBI es en parte el resultado del impacto por el crimen brutal de la empresa Vale en Brumadinho (25-01-2019 MG) y por el retroceso en la  agropecuaria, la caída de las inversiones y la regresión en construcción civil. Fue el  primer resultado negativo trimestral desde el cuarto trimestre de 2016 (-0,6%).

Veamos las cifras:

La industria cayó: -0,7% el peor resultado desde el 4to. trimestre de 2016 cuando retrocedió -1,8%

La industria extractiva: -6,3% (con el record de retroceso)

La agropecuaria: -0,5% el peor resultado desde el tercer trimestre de 2017.

Inversiones: -1,7%

Construcción civil: -2%

Exportaciones: -1,9%

Entre los principales sectores el mayor retroceso fue en la industria. Esa retracción es el resultado directo de la industria extractiva (hierro), que refleja principalmente los desastres criminales de la empresa Vale. En especial el rompimiento del dique de la mina Córrego do Feijão en Brumadinho (MG). Con un saldo de víctimas que superó el desastre anterior en la tercera cuenca hidrológica del país, en el Rio Doce, con un resultado de 19 muertos. En Brumadinho, en el mes de mayo ya habían sido identificados 236 muertos de los 300 desaparecidos bajo una marea de barro y residuos mineros envenenados

En el futuro inmediato se están perfilando otros posibles crímenes ambientales como el actual riesgo de rompimiento inminente de un talud en la mina de Congo Soco en Barão dos Cocais -a 100 km. de Belo Horizonte- donde peligra el arrastre de barro y residuos mineros por el rio Sao João. Ya han comenzado a desalojar pobladores que podrían ser soterrados y envenenados por la criminal industria de la Vale.

Pero no solo la industria extractiva cae. Los resultados negativos se están acumulando también en otros varios sectores de la industria.

Por ejemplo: la producción industrial del sector textil y de vestuario retrocede hace cuatro trimestres seguidos.

Mientras tanto el gobierno del ignorante de Bolsonaro y sus hijos y familia mafiosa continúan apoyando al ministro de economía Paulo Guedes, un especulador financiero interesado en mal vender empresas estatales federales a precio de banana,  en destruir el sistema jubilatorio del país mientras colabora en desmantelar la enseñanza pública, y los derechos y libertades conquistadas en décadas de luchas populares.

Los actuales índices económicos acaban de confirmar el cuadro de estancamiento generalizado de la economía. Hace un año atrás, una investigación de “Focus del Banco Central de Brasil” preveía una perspectiva de crecimiento del PIB en la faja del 3% para 2019. En ese momento, en realidad no había ninguna información objetiva que permitiera prever esa conclusión. Se trataba solamente del “optimismo gubernamental” sin ninguna base en la realidad que pudiera apoyar tales fantasiosas expectativas. El “3% de crecimiento del PIB para 2019” no era más que ilusiones político-ideológicas de la autoridad monetaria de Brasil.

Los consultores financieros que no denunciaron las mentiras del Banco Central de Brasil, ahora pierden el tiempo tentando de poner un nombre adecuado al desastre económico brasilero. Y disputan si se trata de una “recesión”, una“estagnación” o una “depresión”. Pérdida absoluta de tiempo cuando tendrían que haber alertado sobre las expectativas mentirosas del principal banco del estado brasileño.   

En la actualidad las empresas financieras y los bancos privados consultados por el Banco Central asumen que todo se trataba de una gran simulación. A lo largo de 52 semanas las expectativas fueron siendo reducidas y en la actualidad se sitúan en 1,24% para el crecimiento del PBI de 2019. Se trató entonces de un error del 60% en las previsiones del Banco Central de Brasil. Recordemos que ya algunos economistas reducen a un 1% las posibilidades de crecimiento del PBI de este año.

Ahora queda claro que se trataba de una operación del Banco Central de crear falsas expectativas para el futuro gobierno, dándole manija a la supuesta “capacidad” de Paulo Guedes que en la actualidad está en proceso de desinflarse.

Y por supuesto ninguna autoridad del Banco Central se va a hacer responsable de la operación de exagerar artificialmente el crecimiento futuro del PIB y del daño causado a la sociedad en su conjunto. Recordemos también que este desastre económico comenzó en 2015 cuando Dilma Rousseff nombró a Joaquim Levy para el Ministerio de Hacienda que de inmediato inició una política de austeridad como orientación oficial del gobierno, Y desde ese momento la economía de Brasil se hundió en la mayor recesión de su historia entre 2015 y 2016.

Disueltas las fantasías del Banco Central, las perspectivas para el año en curso son las peores posibles.

Recordemos también que las estadísticas de IBGE apuntan para un crecimiento continuado de la desigualdad económica en el país, con 43,4% de personas en situación de pobreza y 12,5% de la población en situación de extrema pobreza.

Para el mismo periodo en la pirámide de la riqueza total del país: las familias del 1% más rico ya se apropiaron del 30% de la riqueza total de Brasil. Mientras que 5 multibillonarios ya acumulan el equivalente al patrimonio de la mitad de toda la población brasilera.  Este es el resultado de la financierización económica de Brasil.

Un elemento nuevo de la realidad: El inicio de una resistencia popular?

El 15 de mayo sorpresivamente Brasil de detuvo en una huelga nacional de la educación. La enorme paralización abarco más de 70 universidades en 200 ciudades de Brasil. Las manifestaciones se realizaron contra un recorte presupuestario del 30% contra las universidades públicas. Y abarcaron todas las ramas de la enseñanza. Se movilizaron más de un millón de personas y la enorme demostración sorprendió fundamentalmente al gobierno Bolsonaro que hasta ese día venia acumulando ataques  agresivos de todo tipo sin ninguna clase de respuesta popular.

El 30 de mayo se volvió a realizar otra paralización de la enseñanza al menos en 136 ciudades de 25 estados y el distrito federal. Con algunas reacciones de tumulto contra la policía militar que respondió agrediendo a los manifestantes con spray de pimienta. Al parecer fue en Brasilia donde se dio el mayor enfrentamiento.

Mientras tanto los sindicatos que hasta ahora no habían demostrado una reacción que diera respuesta a las diversas ofensivas gubernamentales en todos los planos, luego del éxito de las movilizaciones de la enseñanza, empezaron a agitar la divulgación sobre la Huelga General que organizan para el día 14 de junio. En la actualidad se están realizando plenarios estaduales para preparar la movilización del paro general. Sin lugar a dudas la terrible situación de crecimiento del desempleo que describimos al principio de esta nota, podrá transformar el paro en una movilización multitudinaria. La consigna contra la reforma reaccionaria del sistema jubilatorio, -que agrega varios años más de trabajo y saquea las finanzas públicas- sin lugar a dudas también viene acumulando mucha oposición.

Pero debemos tener en cuenta el carácter provocador y agresivo del gobierno Bolsonaro y su base social: un sector de la clase media “facistoide y racista”  que encontró en un presidente desvergonzado e insultante, por primera vez, un liderazgo a la medida de su agrado. No nos extrañaríamos que ese sector arrastre no menos de un tercio de la población brasilera. Las estadísticas actuales de apoyo al presidente le están otorgando alrededor de esa cifra.

De manera que los primeros pasos de una resistencia popular -que aún no logró formular una propuesta alternativa de apoyo masivo- van a ser decisivos.

Si no se responde con fuerza y al mismo nivel del ataque retrógrado que recibimos del gobierno, es muy posible que se pierda la oportunidad de hacerlos retroceder. Es un momento especial donde la sorpresa y el empuje de las movilizaciones populares pueden colocarnos a la ofensiva. 


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