El capitalismo impone irresponsabilidad, inmediatez y exclusión, nosotros proponemos hacernos cargo de la vida responsablemente y entre todas
Desde hace un tiempo algunas personas han hecho correr un rumor infundado sobre nuestras prácticas, luchas y posturas. Tenemos como práctica no contestar con palabras y dejar que los hechos hablen pero hoy decidimos también utilizar esta forma. Lo hacemos porque entendemos que existen personas que necesitan escuchar nuestra posición, posición que no les llega o les llega distorsionada. Es por esas personas, con las cuales queremos mantener o crear vínculos, que escribimos estas palabras, intentamos aclarar errores y ser tan claros como consecuentes con nuestras ideas.
Hace poco un muro pintado por nosotros que decía ni machismo ni racismo fue modificado borrando los dos “ni” haciendo que se leyera simplemente machismo y racismo, al mismo tiempo un texto fue entregado por debajo de la puerta del centro social. En ese texto se intentaba aclarar que la intervención no era contra el espacio sino contra el encubrimiento, la complicidad y la protección a alguien acusado de violación. Es necesario primero decir (ya volveremos sobre el hecho en cuestión) que lógicamente la acción sí es contra el colectivo, el espacio y el proyecto. Es inseparable una cosa de la otra. Nuestro proyecto es colectivo, se construye colectivamente y se asume responsablemente entre todas, lo bueno y lo malo es fruto de los esfuerzos mancomunados. En nuestros ámbitos la responsabilidad es individual y colectiva.
La intervención no sólo ofende y agrede años de lucha, sino que agrede a los propios principios en los cuales nos apoyamos. El cuestionamiento en sí, el modo cómo fue hecho, sin saberlo o quererlo, agrede a los intentos incansables de compas que buscan crear soluciones colectivas a problemas colectivos. Cientos de acciones han sido hechas contra el patriarcado, la victimización o cualquier esencialismo anti materialista que quiera condenar a las personas a estancarse como sujetos sin potencia ni capacidad para la libertad. Al querer “marcar” al centro social se saltearon un paso y eso no es nada menor. La forma que nos damos, y que proponemos para toda la sociedad, se basa en asambleas libres y abiertas donde los temas deben ser tratados y resueltos, asambleas donde lo individual debe potenciarse y lo colectivo no imponerse, creando acuerdos responsables. No idealizamos nuestro accionar, sabemos lo difícil del hacer en común, los errores y la poca empatía de la que todos podemos ser capaces a veces pero creemos que el esfuerzo lo vale.
Nuestro espacio, todos nuestros espacios no están exentos de aquello contra lo cual luchamos. No son territorios libres sino terrenos de confrontación. En nuestras asambleas o actividades nadie es un ser libre del todo. La diferencia entre nosotros y la sociedad que queremos transformar radica en que conscientemente enfrentamos las opresiones y no en que estamos liberadas de ellas.
Los métodos que utilizamos, que libremente elegimos y probamos, no tienen al punitivismo (tan arraigado en el capitalismo) como algo válido, no creemos en el castigo o en la venganza como soluciones reales. La exclusión y el desentendimiento son parte del sistema al que nos oponemos y al cual combatimos. Podemos usar, y hemos usado varias veces, la exclusión pero siempre como una herramienta. Excluir a alguien es un método defensivo legítimo que creemos debe ser sustituido siempre que sea posible por métodos no coercitivos. También nos defendemos violentamente si es necesario pero jamás haríamos de la violencia nuestro sistema.
Las diferentes comunidades de lucha, colectivos, grupos y barrios deberemos entender que no es separando, castigando y excluyendo que crearemos un mundo nuevo. Proteger, cuidar y acompañar a los agredidos no se opone a esto. Confiamos en la potencia de la empatía, el entendimiento y la libertad, por eso nuestras banderas son nuestros métodos y eso fue lo que fue agredido.
Con respecto al hecho específico que provocó todo esto, la persona acusada de violencia machista no es un militante del espacio y ni siquiera participa de las diferentes actividades del proyecto que tenemos en el Cordón.
Sin ser conocida por muchos de nosotros esta persona se acercó a una actividad contra el desalojo que amenaza al espacio. Alguna otra vez en el pasado al parecer había ido y ese día aparecieron algunas tensiones que ni siquiera fueron captadas por la mayoría de los compañeros. Ahí comenzó un proceso que incluyó: poner en común la situación, hablar sobre hechos anteriores, buscar información, reflexionar sobre lo que había pasado y la incomodidad que experimentaron algunas personas que estaban ese día. La asamblea del centro social decidió luego que esa persona no era bienvenida y que debía atenderse mejor el tema.
Entendemos la posible perplejidad de alguno al ver a esa persona ese día en el centro social pero hay que ser cuidadosos con las suposiciones. Suponer, como se supuso, que teníamos una posición colectiva ya tomada o suponer que no enfrentaríamos la situación es una subestimación que no aceptamos. Queremos recalcar que creemos en la autoorganización y eso significa que cada persona, cada colectivo y cada asamblea, desde la más pequeña a la más grande, debe decidir por sí misma intentando hacerlo de la mejor manera, asumiendo la posibilidad de equivocarse, aprendiendo y eligiendo sus modos. No nos gusta decirle a nadie qué debe hacer y no nos gusta que nos quieran imponer a nosotros qué hacer. Estamos y estaremos siempre en contra de toda autoridad, aceptamos y alentamos la crítica pero no las imposiciones o los castigos.
Nos preguntamos qué lleva, en esta realidad en la cual vivimos, en la región, en la ciudad y en nuestros barrios, a elegir señalar nuestro centro social. Qué lleva a subestimar nuestras intencionalidades, capacidades y métodos de autodeterminación. Nos preguntamos seriamente acerca de la incapacidad actual de confrontar y dialogar. Finalmente, llamamos a aumentar los ataques contra las estructuras que producen la dominación, las grandes y las pequeñas, a apuntar bien, a organizarnos y a proyectar nuestra potencia contra un mundo imposible y por un mundo posible.
Por la transformación profunda y revolucionaria de la vida, recreemos la sociedad entera a través de la reciprocidad y la solidaridad. Por un mundo sin oprimidas ni opresores, ¡ni un paso atrás!
Asamblea del centro social Cordón Norte