06.JUL.19 | Posta Porteña 2031

Líder, Portavoz, Saboteador, Chivo

Por Fernando Moyano

 

“Si yo tuviera un corazón, el mismo que perdí”

Las dos opciones de Daniel Martínez para vice, A, Mercedes Clara, y B, Graciela Villar que sería la que quede, ambas, son formadas en la psicología social de Pichon Rivière. Aclaro por las dudas que yo también tengo un papelito por la misma disciplina. Enrique  Pichon Rivière se haría la panzada aplicando sus conceptos en este caso. Vale la pena.

Carolina ha sido lastimosamente usada por Daniel como chivo. ¿En qué?

En una disputa de poder que tiene con la cofradía de gerontes que ha dirigido el FA hasta ahora, que pasan a retiro y de líderes se los degrada a portavoces (y no les gusta nada, y menos que sea la india descarriada de su tribu la que asome por otra tribu), y uno que era hasta ahora simple portavoz pasa a ser, a la vez, líder y saboteador. Líder de una cosa y saboteador de la otra; para Pichon el saboteador es el líder de la resistencia y en este caso la cosa puede leerse al derecho y al revés. Los viejos líderes lo sabotearon la primera vez que quiso tirarse a la Intendencia, ahora quiere la revancha.

Carolina se dejó manosear. Cualquier persona con algo de dignidad hubiese dicho: guarden esa candidatura allí donde el papá de Butch debió guardar cinco años el reloj de oro y luego otros dos años su amigo, antes de poder llevárselo a Butch. (Personaje de Pulp Fiction de Tarantino interpretado por Bruce Willis)

¿Por qué lo aceptó? De puro narcisa y angurrienta.

Lo de que la fórmula tiene que completarse entre los pre-candidatos es bien curioso. Ese criterio de lista cerrada puede estar bien o mal, pero debió plantearse en su momento. Ahora, con cartas vistas, sería hacer la ley con nombre y apellido, y además a propuesta de ese nombre y apellido. Bajá un cambio.

Daniel rompió las reglas de juego. Interesante, cuáles reglas. La regla es que decide el Plenario, pero claro está que hay una ley no escrita que dice que el Plenario solamente puede resolver lo que ya le viene cocinado previamente en negociaciones cupulares de “consenso”. Pero eso es lo de menos. ¿Por qué rompió esa regla, por qué pudo romperla? Es el emerger de un “liderazgo” pero “líderes eran los de antes”.

¿Quién dijo algo cuando Tabaré entró la segunda vez y puso un gabinete totalmente desde arriba? Feminismo, ¿qué hicieron cuando Tabaré vetó la ley del aborto? Feminismo de reclamar que quieren estar en la cocina.

Lo que importa es comprender el contexto social que ha llevado a esta decadencia de “líderes” y a la disputa descarnada por espacios de poder. Por qué ocurre y qué nos está diciendo en términos del problema de fondo. Pichon comprendía perfectamente el concepto de lucha de clases, pero además analizaba las formas de representación como manifestación de este conflicto, y lo que él llamaba “emergentes”.

Cuando analiza la letra de Discépolo compara la ilusión anterior de este autor con la izquierda comunista, con la poca ilusión que le despierta el peronismo en ascenso; y dice que Discépolo está hablando de eso, en código.

“Vacío ya de amar y de llorar tanta traición”


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