Juan Luis Berterretche / julio 9, 2019
Desde que Bolsonaro llegó al Palacio del Planalto, sede presidencial de Brasil, y mostró una evidente incapacidad para gobernar, un fantasma atormenta algunos sectores de la oposición: “el presidente estaría actuando para convocar el caos, derribar el sistema político, e instalar un gobierno abiertamente fascista”?
De modo que para aquellos que piensan de ese modo hay que evitar cualquier provocación que pudiera llevar a ese resultado nefasto.
Pero también están quienes interpretan que se trata directamente de pérdida de apoyo político por la incapacidad de un gobierno funesto
Gobierno pésimo resulta, realmente, en pérdida rápida de apoyo. En menos de seis meses de gobierno, el porcentual de apoyo al presidente (los que juzgan su gestion “óptima” o“buena”) se redujo para 32% de la población.
Esta franja optimista ya se igualó, ahora, al mismo tamaño del sector que ve a Bolsonaro como “pésimo”. Y es el peor resultado alcanzado por un presidente electo por el voto, a esta altura del mandato: primeros seis meses de gobierno desde la redemocratización. Los que consideran el gobierno Bolsonaro óptimo o bueno también son 32%, ante 35% en la pesquisa anterior. La evaluación regular del gobierno también quedó en 32% (era 31%).
El índice de confianza fue en la misma dirección. Los que no confían en el presidente son 51% (eran 45%), en cuanto los que dicen confiar son 46% (eran 51%).
Pasó de 40% en marzo para 48% en junio el sector que no gusta de su forma “descuidada”, “informal” o directamente “indecente” de gobernar.
El IBOPE también revela que la oposición a Bolsonaro es mucho mayor entre los sectores populares. En el nordeste los que consideraban el gobierno “óptimo” o “bueno” ya cayeron al 17% y el Norte y Centro-Oeste de 33% bajó para 20%. En las capitales que incluyen amplias periferias populares el 37% juzgan al presidente “ruin” o “pésimo”. Bueno sería que sin haber aprobado nada que beneficiara a los sectores populares esos pobladores continuaran apoyándolo.
Entre las mujeres, 57% “no confían” en Bolsonaro. Como siempre bastante más claridad política en el sector femenino. Mientras tanto el 54% de los hombres todavía tienen confianza en el presidente más ignorante, inculto, burro y machista de la historia de Brasil.
En la región Sur, la más reaccionaria y racista, 52% juzgan su gobierno “optimo” o “bueno”, incluso en los que tienen curso superior, el 43% opinan que el restante de su mandato será “auspicioso”. Verdaderamente lamentable.
De acuerdo a temas específicos de evaluación los porcentajes indican el nivel político funesto de la población Brasileña
Aprueba Desaprueba
Seguridad pública 54% 43%
Medio Ambiente 46% 45%
Combate inflación 45% 49%
Combate a Hambre 43% 51%
Educación 42% 54%
Salud 40% 56%
Impuestos 33% 61%
Intereses 32% 59%
En realidad todos estos 8 temas específicos deberían estar por debajo de una aprobación del 32% de la población, que es la cifra que define el número aproximado de población facistoide-racista que tiene Brasil y que apoyan de manera incondicional al presidente Bolsonaro.
Que sólo un 43% de la población desapruebe su política de seguridad cuando el Atlas de la Violencia en Brasil de 2019 indica que el 75% de las víctimas fueron personas negras y más de la mitad jóvenes entre 15 y 29 años es verdaderamente inaudito.
Que más del 46% apruebe su política de Medio Ambiente que en todo sentido amenaza la naturaleza. Y en especial la Amazonia que concentra el 60% de la biodiversidad del mundo en sus 7,4 millones de kilómetros cuadrados donde viven 34 millones de personas, incluidas 385 comunidades indígenas.
Y que sin haber tomado ninguna medida efectiva para controlar la inflación todavía cuente con 45% de apoyo en el tema, es absolutamente absurdo. Es inexplicable que respecto a la Lucha contra la Miseria y el Hambre cuente con 43% de apoyo sin haber tomado una única medida gubernamental positiva al respecto.
Que aún después de su ataque a la educación el 42% de la población siga apoyando su política educativa y 40% siga aprobando su política de Salud es irrazonable e inexplicable.
Todos ellos son indicadores del retroceso político que significó la elección de un presidente ignorante que se rodeó de un equipo de gobierno de imbéciles e inservibles, -varios ya “renunciados”- por inútiles.
Y sinvergüenzas como el especulador financiero Paulo Guedes, “ministro de economía” educado en el saqueo económico bajo el gobierno de Pinochet. O el tramposo ministro de Justicia Sergio Moro que intercambiaba mensajes secretos con el procurador Deltan Dallagnol guiándolo en las operaciones judiciales con consejos estratégicos: acciones delictivas prohibidas constitucionalmente, como denunció en estos días Glenn Greenwald por The Intercept. Con el objetivo central de encarcelar a Lula e impedirle ser candidato en la última elección.
Volviendo a la pesquisa de IBOPE, en relación a los ingresos de los encuestados, Bolsonaro como es obvio, es el mejor evaluado entre la población de los más ricos, los principales beneficiados por su gobierno.
En ese sector 49% lo consideran “óptimo” o “bueno” entre los que tienen renta familiar mayor de 5 salarios mínimos y empeora en los índices a medida que la renta disminuye, llegando a 41% en la caracterización de “ruin” y “pésimo” entre los que tienen renta familiar menor de un salario mínimo.
En la prensa “izquierdista” de Brasil se remarca y festeja la caída de apoyo a Bolsonaro en su primer semestre de gobierno.
Pero en realidad la disminución de apoyo a Bolsonaro, en relación a la completa inutilidad de su actividad gubernamental en sus primeros 6 meses de gobierno, no está de acuerdo con las cifras de esta encuesta de IBOPE que no parecen coincidir en su gravedad con la realidad funesta del Brasil actual.
*Datos extraídos de la Pesquisa del Instituto Brasileiro de Opinião Pública e Estatística (IBOPE) para la Confederación Nacional de la Industria (CNI -Brasil)
Aprovechando la reunión del G-20 en Osaka (Japón) (28 y 29 de junio) la Canciller Federal de Alemania, Angela Merkel, declaró el miércoles (26/06) “ver con grande preocupación" la situación en Brasil, que describió como "dramática" bajo el gobierno del presidente Jair Bolsonaro en las cuestiones “ambientales y de derechos humanos”
El antecedente inmediato de esta declaración lo protagonizó la Jefa del escritorio sud-americano del Alto Comisariado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), la alemana Birgit Gerstenberg, cuando criticó la decisión del gobierno Bolsonaro de exonerar al equipo del Mecanismo Nacional de Prevención y Combate a la Tortura (MNPCT) que fiscaliza violaciones de derechos humanos en presidios.
Gerstenberg clasificó la medida como “preocupante” y una amenaza a la existencia del órgano anti-tortura.
La nota es una respuesta a un decreto presidencial publicado el día 11 de junio que extinguió los 11 cargos de peritos remunerados y con dedicación exclusiva al MNPCT. Además de esto, el texto prevé que la participación de peritos en el MNPCT pase a ser no remunerada y ser ejercida de forma voluntaria. La elección de miembros será controlada por el propio presidente y los voluntarios no podrán ser vinculados a redes o entidades de la sociedad civil. El decreto acaba con criterios de diversidad de raza y etnia en la elección para el Comité Nacional de Prevención y Combate a la Tortura.
En realidad se trata de una decisión presidencial que impulsa la tortura en las prisiones, y en general en el país, al colocar como garantía de ese objetivo al propio presidente Bolsonaro, conociendo su ideología ultra reaccionaria no hay duda que se trata del mejor garante que podían elegir.
El Decreto fue duramente criticado por organizaciones ONGs brasileras y extranjeras de derechos humanos, que denunciaron al presidente Jair Bolsonaro en el Relatorio Especial de ONU para tortura, tratamientos y puniciones degradantes, en Suiza.
El equipaje del segundo sargento de aeronáutica Manoel Silva Rodrigues fue interceptado por aduaneros en Sevilla que encontraron 39 kilos de cocaína entre sus pertenencias.
Rodrigues que es comisario de abordo era parte de la comitiva de 21 militares que acompañaba el viaje de Bolsonaro a Japón para Participar de la reunión del G-20.
El Avión de la Fuerza Aérea Brasilera (FAB) en que viajaba Rodrigues era usado como sustituto de la aeronave presidencial. Por la eventualidad de un desperfecto en donde viajaba el presidente Bolsonaro, y era parte de la flota presidencial.
Sin lugar a dudas dicho tráfico de cocaína no es algo insólito cuando sabemos que Flavio Bolsonaro, hijo del presidente y senador de Rio de Janeiro, -con la mayor votación de la historia para ese cargo- está estrechamente relacionado con las “milicias” que manejan el tráfico de drogas en la capital carioca.