27.JUL.19 | Posta Porteña 2037

Memorias de la Insurgencia/ comenta Amodio (2)

Por AMODIO

 

Memorias de insurgencia: historias de vida y militancia en el MLN-Tupamaros 1965-1975

Autores: Clara Aldrighi, Mauricio Rosencof Editor, Ediciones de la Banda Oriental, 2009

En “Memorias de la insurgencia”, Clara Aldrighi aporta  según ella lo expresa, nuevos elementos de juicio al análisis y la interpretación de la génesis y el desarrollo de la actividad de la guerrilla en Uruguay, que se desenvuelve, entre la reivindicación de la actividad revolucionaria, la supuesta autocrítica y la reflexión constructiva; y en donde Mauricio Rosencof, coautor,  aparece como protagonista de hechos que no son tales. Esta es la interpretación de Héctor Amodio Pérez que hace cometarios  sustancioso de dicho libro junio- julio de 2019.Parte 2

Eleuterio Fernández Huidobro (EFH

Aldrighi: Tenía 21 años cuando participó junto a Raúl Sendic en el robo de armas del Tiro Suizo, y 23 cuando fundó el MLN. La mayor parte de los documentos políticos de la organización son de su autoría. Capturado en la toma de Pando, se fugó de Punta Carretas en setiembre de 1971 para ser nuevamente arrestado en 1972. Durante once años fue rehén de la dictadura. En 1999 y 2004 fue electo senador de la República por el MPP. Montevideo, 1999. Clara Aldrighi,  Memorias de insurgencia, Banda Oriental, pág. 67.

Amodio:Todos los documentos del MLN, salvo las 30 preguntas a un Tupamaro, cuya autoría corresponde a Sendic, son el resultado de un trabajo colectivo. EFH tuvo varias iniciativas, muchas de ellas totalmente erróneas, como el plan Cacao y el del 72, pero hay que reconocer que también en estos casos, el error fue colectivo.  Se sigue confundiendo al grupo Tupamaros con el MLN, error inadmisible para quien pretende ser historiadora e integrante del MLN.  El MLN no aparece, no recibe ese nombre, hasta enero de 1967, en los primeros días de la clandestinidad. Pero vamos a lo que realmente interesa.

Aldrighi: ¿Pensaba que la violencia del MLN era una forma de autodefensa popular o más bien una estrategia ofensiva contra el estado?

EFH: Al principio fue una autodefensa y después las dos cosas. Se trató también de una ofensiva contra el Estado. Contra un Estado al que considerábamos una dictadura embozada. Porque la pregunta contiene una petición de principio: ¿cuándo se da el golpe de Estado en Uruguay? No en 1973, sino en diciembre de 1967: lo da Pacheco. Cuando se ilegaliza toda la izquierda -salvo el Partido Comunista- se clausuran diarios y se empieza a gobernar con medidas de seguridad. Para nosotros el golpe de Estado ahí ya está dado. Estábamos peleando contra una dictadura: el pachecato...

Claro, hoy queda poco elegante decirlo. Es más conveniente pensar: “Mejor le echamos la culpa a los militares y decimos que el golpe se dio el 27 de junio de 1973. Porque así los blancos y colorados no somos responsables de nada, no tenemos que rendir ninguna cuenta nosotros, los civiles que dimos el golpe de Estado”... Después le vamos a echar la culpa a los militares, hacemos la “Doctrina de los dos demonios”, así Jorge Batlle y el pachequismo no tienen que rendir ninguna cuenta, ni los blancos baratos de Oscar Mario Aguerrondo y compañía, como tampoco los otros políticos tradicionales. Pero eso es, a mi juicio, una mentira, una tergiversación histórica. La historia la escriben como ellos quieren, le echamos la culpa a los milicos y ya está. Jorge Batlle, por ejemplo. Para mí fue uno de los más grandes golpistas que hubo en este país, porque el principal apoyo del gobierno de Pacheco era la Lista 15. Ministro de ese gobierno fue elfuturo presidente de la República, Julio María Sanguinetti. Por supuesto que nunca va a reconocerlo. Dice que el golpe de Estado se produjo cuando disolvieron el Parlamento y que nunca tuvieron nada que ver con eso. Angelitos. Para mí eran unos golpistas. Y dieron el golpe de Estado muchos años antes que los milicos, Bordaberry, encima, disolvieron el Parlamento. Era colorado. Memorias de insurgencia, Banda Oriental, pág. 69-70.

Amodio: Este es el inicio de la leyenda de que el MLN luchó contra la dictadura, por el simple hecho de decir que la dictadura comenzó en 1967. Cuando Bordaberry propone el Estado de Guerra Interno, y un sector de las fuerzas armadas se vuelcan en las tareas represivas, contaron con el aval de la mayoría del Parlamento, constituida por los dos partidos tradicionales. Se hace hincapié en las figuras de Jorge Batlle y Julio María Sanguinetti, por la influencia que estos tuvieron en su partido, pero lo mismo se puede decir del resto de quienes dieron su voto en abril de 1972. Hay que destacar que también dieron su voto Gutiérrez Ruiz y Wilson Ferreira Aldunate, el primero estrecho colaborador del MLN desde 1969, encargado de convertir a pesos las libras de Mailhos y Wilson, con el que se mantuvieron contactos y acuerdos desde agosto de 1970. Fernández Huidobro no los menciona por razones obvias, pero si vamos a decir la verdad vamos a decirla completa. Además, esta entrevista se dice fue realizada en 2009, pero EFH se refiere al “futuro presidente de la República, Julio María Sanguinetti”, por lo que sus palabras deben corresponder a la segunda presidencia de Sanguinetti, sin que la historiadora deje constancia de ello. Es una prueba más de la falta de rigor de Aldrighi, que mezcla opiniones vertidas en diferentes oportunidades, mostrando, involuntariamente, los cambios de opinión de EFH, que fueron varios, según fueran sus necesidades en cada momento

Aldrighi: ¿Qué diferencias políticas existieron entre las distintas direcciones del MLN? ¿Cómo influyeron en el desarrollo de la organización?

EFH: En la calle Almería, en agosto de 1970, cae [Raúl] Sendic, el último “viejo” que quedaba en libertad. Llega entonces un puñado de muchachos jóvenes, con poca experiencia, a la dirección del MLN, porque luego de Almería no cae una sino tres direcciones. Los titulares, los suplentes y los suplentes de los suplentes, Los “viejos” estaban todos en cana, pero te reitero, no sólo ellos, sino en conjunto cuatro direcciones.  Memorias de insurgencia, Banda Oriental, pág. 71.

Amodio: No queda claro si fueros tres o cuatro las Direcciones detenidas, pero efectivamente, en agosto de 1970 el MLN sufrió una crisis brutal y que cuestionó muy seriamente la permanencia de la organización. Esa crisis fue provocada por los errores que se cometieron durante la negociación del plan Satán. Errores de los que Sendic nunca aceptó reconocer como tales. Es, en ese aspecto, similar a la de abril de 1972, cuando se desencadenó un plan de acciones del que nadie se quiere reconocer como responsable.  Pero en 1970 hubo una diferencia fundamental: “los muchachos jóvenes sin experiencia”, Rosencof, Berreta, Engler y Wassen, supieron que su labor era reconstituir la organización, detener la sangría que tanto en lo militar como en lo político se había producido y que a punto estuvo de liquidarnos. Afortunadamente lo consiguieron. ¿Que cometieron errores? Evidentemente, pero el saldo fue totalmente positivo.

Todo lo contrario fue lo ocurrido en abril de 1972, cuando los “viejos” y “seguramente experimentados” Marenales y Sendic se negaron a aceptar la opinión de otros no tan viejos pero sí experimentados, que creían que en esos momentos era imprescindible replegarse, para intentar mantener las deterioradas estructuras

Aldrighi: ¿Por qué los integrantes de la dirección, al ser capturados en 1970, delegaron la conducción del MLN a los dirigentes que seguían en libertad?

EFH: Porque es una tradición del MLN: en la cárcel no sabés si las políticas son equivocadas o correctas, en general. Es en 1971 cuando nosotros cometemos el verdadero error. Al fugarnos decidimos irnos a la base: todos los dirigentes, como Manera, Marenales, Fernández Huidobro, Sendic, fuimos, a partir de entonces, militantes rasos. Memorias de insurgencia, Banda Oriental, pág. 71.

Amodio: Le faltó decir que no haberlo hecho habría sido actuar con burocratismo. ¿Pero era Fernández Huidobro un antiburócrata? No, porque a continuación reivindica el carácter de dirigentes a perpetuidad, como si las organizaciones, en este caso el MLN, fueran estructuras anquilosadas. Además, dice decidimos, lo que expresa el cumplimiento, en este caso, de voluntad colectiva y aceptación propia. En la reunión que se menciona, Rosencof planteó la integración del Ejecutivo con cinco miembros: Sendic, Fernández Huidobro, Manera, Marenales y Amodio. Todos, los cinco, propusimos el mantenimiento de la dirección tal como estaba estructurada hasta entonces: Rosencof, Marrero, Píriz Budes y Engler, salvo Sendic, que consideró que yo debía ocupar el lugar de Wassen. Cuando Sendic y Fernández Huidobro “pidieron” pasar a ser “militantes rasos”, adujeron “haber asumido errores de conducción” anteriores y la lógica necesidad de adaptarse y conocer al nuevo MLN. Marenales y Manera, salvo detalles puntuales, expusieron razones similares.

En esa misma reunión se decidió entonces reincorporar a Wassen al Ejecutivo, en sustitución de Engler, al que se envió al Collar, para culminar su desarrollo, incluir a Manera y Marenales en la columna 45, encargada de los servicios, y que yo me integrara al Comando General de Montevideo

Aldrighi: Con posterioridad a la fuga de setiembre de 1971, ¿se produjo una lucha de poder entre las diferentes direcciones?

EFH: Sí, tremenda. Y perdemos. Porque no tenemos correlación de fuerzas. Hoy Amodio es un traidor, pero en aquella época tenía más prestigio que Sendic dentro del MLN. Alicia Rey también. Porque Sendic todavía no era “Sendic”. Memorias de insurgencia, Banda Oriental, pág. 71.

Amodio: Tanto la pregunta como la respuesta son falsas:no hubo lucha por el poder en ese momento. Y no la hubo porque tanto EFH como Sendic, aunque pretendían ser ellos quienes condujeran al MLN, sus planes ya habían sido rechazados por el comité Ejecutivo. No dieron la batalla por el control de la Dirección porque sus posiciones eran minoritarias y antes necesitaban debilitar a los organismos de Dirección. Sendic pidió ser enviado a un grupo del interior, aduciendo la necesidad de incorporarse al nuevo MLN, al que dijo desconocer. Lo mismo hizo Fernández Huidobro, con los mismos argumentos. Los que conocíamos las discrepancias que los integrantes de las columnas del interior tenían con la dirección, discrepancias que quedaron apartadas por los trabajos para realizar la fuga, nos vimos sorprendidos en nuestra buena fe, ya que lo que realmente querían era estar liberados de las responsabilidades para moverse con mayor libertad y dar forma al trabajo de acoso y derribo del ejecutivo.

Los que se planteaban luchar por el poder, fueron ellos y sus seguidores. Fundamentalmente Sendic abogaba por la condición de político-militar de los dirigentes, y a Sendic se le reconocía su condición de líder, pero eran más que conocidas sus notorias metidas de pata en materia de seguridad y su propensión a escabullirse de las normas de funcionamiento. “Son cosas del Bebe”, se decía.

El prestigio que internamente podíamos tener Alicia Rey y yo nos lo ganamos a pulso, más que nada por haber creado en la columna 15 el espíritu de trabajo en equipo. Lamentablemente se nos adjudicaban méritos que nos eran ajenos, que eran en realidad de compañeros desconocidos, pero internamente nos encargábamos de que de eso quedara constancia. Se nos respetaba porque éramos sus iguales, sus compañeros, y porque más de una vez aceptamos como válidos los argumentosde quienes eran, nada más que en la teoría, nuestros subordinados.

El Sendic auténtico es el que nos llevó al desastre, el que propugnó los planes Tatú y del Segundo Frente, ambos incluidos en el plan del 72, propiciado por su socio Fernández Huidobro. Es cierto que han creado otro Sendic, y para eso le han escrito biografías falsas, adornándolo con acciones y decisiones que no le pertenecen, de lo que es un paradigma la escrita por Samuel Blixen

Aldrighi: ¿Por qué razón Amodio y Alicia Rey obtuvieron tanto poder y ascendencia en el MLN?

EFH: Porque quedaron con la sartén por el mango. El MLN sufrió una deformación militarista, por una serie de circunstancias de las que sería larguísimo hablar. ¿Quién lo conocía al Ñato dentro del MLN?  Memorias de insurgencia, Banda Oriental, pág. 72.

Amodio:Sobre el militarismo hablaremos a continuación. Sobre la pregunta concreta, ¿qué acción, qué aporte de importancia había realizado el quejoso entrevistado para, aparte de las versiones de prensa, ser conocido y reconocido? Creo que se contesta él solito.

Aldrighi: ¿El control de las estructuras internas, la promoción de sus personas de confianza, aseguraba más influencia que el prestigio político?

EFH: Estoy exagerando un poco, pero ellos tenían también un tremendo peso político. No sólo en la 15, sino en otras columnas poderosas, porque se habían apoderado de todo Montevideo. Y Tino [Mario Píriz Budes] era el jefe del interior. Memorias de insurgencia, Banda Oriental, pág. 72.

Amodio: Efectivamente, teníamos un enorme peso político, refrendado por nuestro trabajo, a tal punto que desde las otras dos columnas operativas de Montevideo, la 1 y la 10, se nos requería nuestra colaboración para intentar en esas columnas lo que la 15 había logrado. En el comando de la columna 1 militaba la entonces esposa de Fernández Huidobro, Graciela Jorge y en la 10 el mismísimo Mauricio Rosencof. El mismo Lucas Mansilla, integrante de uno de los comandos del Interior, intentó aplicar nuestros métodos de trabajo. Al contrario de lo que dice, no nos apoderamos de Montevideo, sino que fuimos requeridos para traspasar nuestra experiencia. Por otro lado, nuestra actividad era conocida por el Comité Ejecutivo, incluso cuando el mismo Fernández Huidobro integraba el Ejecutivo a mi lado.

Y claro que promovíamos a personas de nuestra confianza, pero eso quedó circunscripto a la columna 15. Precisamente en la promoción de los militantes estaba basado nuestro proyecto de descentralización, que tuvo unos enormes resultados.

Aldrighi: ¿Qué orientación política y organizativa imprimió al MLN la dirección que sucedió a la capturada en Almería? Me refiero a la integrada por Mauricio Rosencof, Adolfo Wassen, Henry Engler y Donato Marrero?

EFH: La dirección de jóvenes, que va a influir muchísimo en la organización desde 1970 hasta 1972, imprimió un estilo muy militarista y cortoplacista, y además liquidó las normas de seguridad interna. Con el objetivo de sacar acciones se descompartimenta, se usan los locales con una liberalidad tremenda. Es por eso que más adelante, cuando los milicos aplican la tortura en masa, los compañeros saben más de lo que deben saber. Era pan para hoy y hambre para mañana. La nueva dirección aplica esta línea militarista, haciendo cosas que ya no tenían mucho sentido. Atentados, pequeñas acciones que no agregaban nada, que se demostraban superadas por los acontecimientos. Memorias de insurgencia, Banda Oriental, pág. 72.

Amodio: La investigadora Aldrighi, que dice haber pertenecido al MLN, por esa doble condición de historiadora y militante, debería saber que lo que le dice el Ñato es mentira.

En primer lugar, hay que decir que el Ejecutivo del MLN nunca abandonó la cooptación, pero se requería, además, el acuerdo del resto de los miembros. Cada miembro del Ejecutivo tenía, además, su propio “fantasma”, que estaba a ser llamado para ocupar el puesto dejado por el titular.

Esto se cumplió siempre, salvo cuando yo fui detenido a finales de junio de 1970, y Sendic impidió que Alicia Rey integrara el Ejecutivo y lo hizo Candán, quien había sido elegido por la misma Alicia Rey. Ya estaba en marcha el plan Satán y Sendic tenía en mente no cumplir las condiciones del rescate que habíamos acordado y que está en la génesis de la caída de Almería. Sendic fundamentó ese cambio aduciendo que Alicia estaba mucho más capacitada para atender los contactos con Erro, Wilson Ferreira, Gutiérrez Ruiz, Manuel Flores Mora y el coronel Montañés.

El Ñato y la historiadora pretenden hacer olvidar que después de Almería y una vez detenida la sangría de militantes, el Ejecutivo quedó formado por Rosencof, Wassen, Engler y Berreta, miembro del comando de la columna del interior. Apenas producida la caída de Almería, se acordó establecer un sistema de Dirección compartida entre los compañeros en libertad y el C1 de Punta Carretas, integrado por Manera, Marenales, Fernández Huidobro y Amodio Pérez.

Es entonces cuando comienza a aplicarse esta línea militarista, haciendo cosas que ya no tenían mucho sentido. Atentados, pequeñas acciones que no agregaban nada, que se demostraban superadas por los acontecimientos, precisamente porque el C1, a iniciativa del mismísimo Fernández Huidobro, elabora y envía el plan Cacao, puesto en marcha de inmediato por el MLN. En esos momentos el Ejecutivo eran Rosencof, Wassen, Engler y Berreta.

Mi oposición al Plan Cacao fue totalmente minoritaria. No supe oponerme nada más que por criterios prácticos –creía que era prioritaria la reorganización interna– y descuidé los aspectos políticos.Será luego Sendic, con su plan Remonte, el que propiciará que esa línea de acción se mantuviera, pero para intentar contrarrestar los efectos negativos del Cacao. Como hecho anecdótico, el plan Remonte lo fundamentó el mismo Fernández Huidobro, dando muestras de la versatilidad de la que siempre hizo gala, fundamentando con la misma convicción una cosa y la contraria. Será precisamente el ejecutivo que formado por Rosencof, Wassen, Engler y Marrero el que romperá la situación de dependencia con los presos y culmina el proceso de reorganización interna, y detiene el accionismo impulsado por quienes después lo criticarán

Aldrighi: ¿Desde la cárcel observaban esa nueva orientación e intentaban corregirla?

EFH: Sí, pero no supimos hacerlo a tiempo. Llegamos tarde. Íbamos barranca abajo. Memorias de insurgencia, Banda Oriental, pág. 72.

Amodio:  Mentira. No solo se alentó, sino que cuando los “jóvenes inexperientes” cortan el cordón umbilical que los unía con Punta Carretas, comienza la campaña de acoso y derribo, máxime cuando se supo que la sustitución de Berreta estaba fundada en que a espaldas de sus compañeros de dirección, la gente del interior que él comandaba se estaba organizando en función de las directrices que desde Punta Carretas enviaba Sendic con el seudónimo “Pico y pala”, violando las normas de funcionamiento tanto dentro como fuera del penal, y que son el germen del plan Tatú.

Todavía no íbamos barranca abajo, pero se inició ese camino después del Abuso. Decenas y decenas de fugados comenzaron a exigir participar en acciones militares que habían sido suspendidas por el apoyo al Frente Amplio y la inminencia del proceso electoral. Además, se le había prometido a Wilson contribuir a evitar el golpe de estado que se preveía, porque se le consideraba el seguro ganador. Y Wilson también lo creía, a tal punto que comprometió las lógicas contrapartidas.

El gran error fue transar ante la presión interna de los fugados –la mayoría permanecieron hacinados en pocos locales en Montevideo– y realizar acciones que pudieran confundirse con delitos comunes: tiendas de ropa, enseres domésticos, etcétera

Aldrighi: La decisión de la muerte de Dan Mitrione, ¿estuvo determinada por la alarma que produjo la captura de varios cuadros de dirección y la inexperiencia de los nuevos dirigentes para conducir tratativas con el gobierno?

EFH: No lo creo. El “Plan Satán”, que es el de los secuestros y las “cárceles del pueblo”, lo hicimos en la cárcel. Estaba concebido como un plan de largo plazo, para generar el fenómeno de la “cárcel del pueblo”. Se hizo, secuestramos a Mitrione, [Aloysio] Dias Gomide, [Geoffrey] Jackson, [Ulysses] Pereira Reverbel, etcétera. Mitrione es sólo un caso. El plan estaba concebido originariamente, te repito, como de largo alcance. Significaba no ponerle plazo a nadie. Es decir: cuando liberen a los presos liberaremos a los secuestrados. Si hubiéramos podido tener 200 secuestrados hubiera sido mejor. Por 20 años, igual. No había problema. Porque eso presionaba al Parlamento, a la Suprema Corte de Justicia y alPoder Ejecutivo,manteniéndolos en una tensión permanente. A mi juicio el error no lo cometió la dirección nueva, sino la dirección vieja, que fue la que puso un plazo. La nueva sólo lo cumplió. Se cometió un error político garrafal, porque transformó lo que era una batalla larga en una de decisión rápida, de horas. Le dio un instrumento formidable a Pacheco. Con sólo decir: “No negocio”, había que matar a Mitrione. Fue lo que pasó. Después que pusiste un plazo, lo tenés que cumplir. De lo contrario eras pura boca, como calzón de vieja. Por lo tanto, desde que se determinó el plazo estaba previsto el riesgo futuro. ¡Es tan obvio! Si llegado el momento decís: “No, era una mentirita”, que podés no cumplir, nadie va a creer las cosas que en adelante digas, quedás en ridículo. Desde el momento en que se comete el error político de anunciar que si tal día los presos no estaban liberados matábamos a Mitrione, Mitrione estaba condenado a muerte. Porque era evidente –en mi análisis– que Pacheco iba a hacer lo que hizo: obligarte a que venciera el plazo y dejarte frente a la opinión pública de dos maneras: o no matabas a Mitrione, con lo cual quedaba demostrado que eras pura boca, o lo matabas, con lo cual quedabas muy desprestigiado, muy impopular, por matar a un hombre que estaba preso. Memorias de insurgencia, Banda Oriental, pág. 73.

Amodio: La “dirección vieja” a la que EFH responsabiliza de la muerte de Mitrione, estaba formada por Sendic, Mansilla, Martínez Platero y Candán. Cuando yo soy detenido, el Satán estaba en marcha y definida la lista de compañeros por los que se plantearía el canje: veinte, entre hombres y mujeres.

La idea del canje por la totalidad de los presos políticos, lo que incluía a los presos del MLN, FARO, OPR y los detenidos bajo las medidas de seguridad, así como el plazo para el canje, fue un disparate surgido de Sendic y apoyado por el resto del Ejecutivo. Desde Punta Carretas, la idea nos pareció descabellada, pero apenas dijimos nada, porque en esos momentos la información que recibíamos a través del senador Zabalza, que era el correo de Wilson Ferreira, era la misma que manejaba el Ejecutivo: las horas de Pacheco Areco estaban contadas, tal como el propio Wilson creía y que se nos transmitía a través del senador Pedro Zabalza.

Lo mismo sucedió acerca del plazo concedido al Gobierno. Además, el anuncio de la muerte se disfrazó con un eufemismo: en caso de no aceptarse el canje “se hará justicia” dijo el comunicado del MLN. Y quienes debieron asumir tras la caída de Almería: Mansilla, Blixen y Menéndez, interpretaron lo mismo que EFH y dieron la orden de ejecutar a Mitrione

La caída de Almería y las consecuencias posteriores, dejó al MLN en pelotas, literalmente hablando. Pero tras la muerte de Mitrione los secuestrados no aparecían, por lo que el ministro Fleitas le planteó a Sendic, preso en Jefatura, la liberación de los secuestrados a cambio de dejar sin efecto la supresión de garantías vigente en esos momentos. Sendic sabía que la situación de los secuestrados era muy precaria, y decidió aceptar la propuesta. Pero antes, buscó la aprobación de Alicia Rey y de Efraín, presos como él en Jefatura.

El tema era de tal envergadura que consideraron que el consenso debería ser mucho más amplio, por lo que entre los tres acordaron plantear la visita de Sendic a Punta Carretas, porque además los presos en el Penal éramos los únicos que en esos momentos podíamos conectar con el exterior. A Sendic lo trasladaron al Penal y se entrevistó con Fernández Huidobro, Marenales y Maneras. Sendic intentó convencerlos para que se aceptara la propuesta de Fleitas, pero no lo consiguió. Fernández Huidobro, Manera y Marenales prefirieron correr el riesgo de que la policía encontrara a los secuestrados antes de lograr un acuerdo, de mínimos, es verdad, pero que salvaguardaba a la Organización.

Sendic, sumamente contrariado, se retiró de la reunión habiendo conseguido solamente la promesa de sus interlocutores de realizar una reunión ampliada en Punta Carretas, para lo que se logró el permiso carcelario. Sendic no participó en dicha reunión, por lo que quienes expusieron los argumentos de Sendic fueron los que estaban en contra de su propuesta.

Cuando en las escasas oportunidades que esta reunión es mencionada, se oculta que fui el único que apoyó el planteo de Sendic, porque junto con él, era consciente del deterioro del MLN. La reunión tuvo como resultado no aceptar la propuesta de Fleitas y así se manifestó por los cauces que teníamos establecidos, pero la carta acababa con la frase “la dirección son ustedes y a ustedes les toca decidir”. La dirección entonces eran Mansilla, Blixen y Marx Menéndez, y ellos fueron quienes decidieron la ejecución de Mitrione, creyendo interpretar así el sentir mayoritario.

Aldrighi: Al lanzarse la ofensiva de abril de 1972 ¿no existió una sobrevaloración de las capacidades militares de la organización?

EFH: En primer lugar no fue una ofensiva, no estaba concebida como eso. Fue un conjunto de operaciones erróneas. Una ofensiva se lanza cuando tomás una decisión en ese sentido. Ahora bien, cuando por estupidez hacés una cosa que de hecho se parece a una ofensiva, y te va a traer todas las consecuencias de la misma, cometés un error garrafal. Conducidos por compañeros con una ideología militarista, totalmente deformada, nos embarcamos en las operaciones del 14 de abril, que fueron un error del MLN. No teníamos condiciones para una ofensiva. En aquel mismo momento yo lo vi como una equivocación. Algunos sectores de izquierda hacen toda una elaboración de la famosa declaración de guerra del MLN, que nunca existió. Transforman en declaración del MLN el comunicado de un solo grupo, el Comando Leandro Gómez, que toma una radio en Paysandú. Memorias de insurgencia, Banda Oriental, pág. 77.

Amodio: Es cierto que no se las consideró el lanzamiento de una ofensiva, pero estaban dentro del plan del 72, cuyo principal impulsor fue Fernández Huidobro, como ha tenido a bien reconocer el propio Zabalza. EFH oculta que él mismo formaba parte del Ejecutivo que puso la falsa ofensiva en marcha y nunca se opuso a su realización. Hay que recordar que el plan del 72 es uno de los planes que Rosencof nos dice en este mismo libro “en aquel momento, al salir de Punta Carretas en 1971, el Ñato trae una elaboración, la de prepararnos para una ofensiva. Fue apenas salió del Abuso, al día siguiente, cuando me reuní con él y con Manera” y que “había una disociación entre la contundencia y lucidez de la propuesta y la realidad de la organización”. Es decir, los planes eran lúcidos y contundentes, pero irrealizables. Rosencof también formó parte del Ejecutivo que puso en marcha un plan que  tenía como objetivo elevar el grado de los enfrentamientos. Si habrá sido grande el error, que hasta hoy nadie ha querido hacerse cargo y entre todos le han cargado la culpa a Candán.

Nadie se opuso, así como estuvieron de acuerdo en que fuera la columna 15 quien las procesara, ya que era la única con capacidad operativa. Una vez visto el resultado, las acciones se califican como “una estupidez”, pero se oculta quiénes fueron los que las concibieron y decidieron efectuarlas.

Acerca del comunicado del comando Leandro Gómez, en el que se le declara la guerra a los ricos, Fernández Huidobro se lo adjudica a un “solo grupo”, ocultando que la toma de la radio estaba inscripta dentro del Segundo Frente, que ese comunicado fue redactado por el mismo Raúl Sendic e integrado en los planes aprobados el 16 de marzo de 1972, tal como reconoce Zabalza en varios de sus escritos. Oculta además que ese comunicado es de enero de 1972 y que formó parte de la campaña de Sendic y sus secuaces para enfrentar a la Dirección ha hecho consumados imposibles de desmentir públicamente. El comando Leandro Gómez habló como parte del MLN

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