13.AGO.19 | Posta Porteña 2042

PATRIA PARA NADIE de Pablo Brum/ comenta Amodio (2)

Por AMODIO

 

Patria para nadie: historia completa del MLN-Tupamaros

 

LA HISTORIA NO CONTADA DE LOS TUPAMAROS DE URUGUAY Montevideo, Uruguay: Planeta, abril de 2015.

Así la presentaron en su momento; Héctor Amodio Pérez  hace su cometario que a partir de ahora iremos publicando en distintas entregas, esta es la segunda

Julio de 2019

Brum: Se suponía que la etapa “Ármate y espera” debía terminar con el año 1966. Ese 27 de noviembre iba a tener lugar una elección nacional. Se esperaba que los colorados derrotaran al Partido Nacional y retornaran al poder; la crisis económica había sido demasiado debilitante. Por primera vez en sus vidas, los individuos que conformaban los Tupamaros no tenían su mente puesta en la política electoral. La habían descartado hacía años. En su lugar, se enfocaban en un lugar llamado El Cazador: una armería en el centro de Montevideo. Quince tupamaros, combinando hombres y mujeres, formaron un equipo para robar la tienda tarde en la noche de la elección, mientras la ciudad estuviera más vacía que nunca.

El robo salió bien: Julio Marenales lideró la operación que logró llevarse “unas veinte armas largas, unas 50 armas cortas y mucha munición 22, además de 7.65, así como cuchillos y faroles. Había fusiles Remington, Brno, escopetas españolas”. Además, el grupo se topó de casualidad con una generosa cantidad de uniformes policiales que podían tener usos evidentemente ventajosos. Las armas robadas en El Cazador no tenían como propósito el almacenamiento a largo plazo. Eran, en cambio, para usar días después en la primera operación guerrillera del MLN, un momento de enorme ansiedad para sus miembros. Patria para nadie, Pablo Brum pág.

Amodio: El robo de la armería, más allá del evidente pertrechamiento, tenía un gran componente de mensaje político: mientras el Uruguay entero se volcaba en el acto electoral, los tupamaros desvalijaban una armería. Más claridad en el mensaje, imposible. Ahora bien, pretender adjudicarle a las armas conseguidas un uso en posibles enfrentamientos con fuerzas policiales es cercano al ridículo, ya que eran de bajo calibre y más aptas para la caza que para acciones del tipo militar. Pero hay que tener en cuenta que en esos momentos toda arma era considerada útil. Por otro lado, la finalidad del robo era esencialmente político: mientras Uruguay se preparaba para el acto electoral, los tupamaros robaban una armería.

Brum: La operación consistía en asaltar la planta principal de la fábrica de neumáticos FUNSA. Los salarios del mes de diciembre, así como los aguinaldos, estarían ahí para ser tomados. El botín indicado por los informantes del MLN prometía ser cuantioso. Sendic, para entonces apodado el Bebe, expresó sus reservas sobre robar a la clase trabajadora, pero los informantes explicaron que la compañía honraría el pago de todos modos. Por varios motivos él, Marenales y Manera quedaron fuera de la operación. Esto significaba que de entre los integrantes centrales del MLN, Eleuterio Fernández y Héctor Amodio estarían al mando.

En los días que precedieron a la operación en FUNSA, el grupo robó algunos vehículos para usar de transporte. Uno era una camioneta Chevrolet a la cual el MLN le había cambiado las matrículas por unas falsas. Se había construido una pequeña barrera de cemento pegada por el lado de adentro a la tapa trasera, de modo que quienes fueran en la parte de atrás la pudieran usar de cobertura en caso de tiroteo. A la camioneta no se le aplicó pintura para profundizar el camuflaje

Mientras esto ocurría, un amigo del propietario de la Chevrolet robada casualmente la reconoció y logró informar a una patrulla policial que también por casualidad pasaba cerca. Los policías José Bonaudi y Carlos Vega, junto con el conductor Santos Fernández, se acercaron al vehículo justo cuando el convoy retomaba su ruta, con Flores ya a bordo.

La policía le hizo señas a la Chevrolet para que se detuviera y fuera inspeccionada, pero esta continuó su marcha. Como la policía logró pedir refuerzos y la situación se volvió demasiado caótica, los conductores de la camioneta decidieron abortar la operación. Llevaron el vehículo a un gran parque vacío y con pocos árboles, sin mayores características que pasto y tierra. Los ocupantes descendieron velozmente y continuaron disparando a los policías, quienes habían seguido a los tupamaros, se habían detenido a unos metros de distancia y habían abierto fuego desde detrás de la protección de su vehículo. La mayoría de los guerrilleros escapó, algunos secuestrando vehículos civiles para dejar el lugar. Antes de que Flores tuviera la oportunidad de escaparse de la caja de la camioneta, el policía Bonaudi le disparó directamente a la frente y lo mató. Los Tupamaros luego se enteraron de que había sido “campeón de tiro de la Policía”.

Los perseguidores del MLN que llegaron enseguida en la furgoneta y la motocicleta vieron el desorden y no fueron identificados por la policía como participantes en la actividad criminal que se desarrollaba. Por lo tanto, decidieron cortar por lo sano y escapar ellos también. Todo lo que quedaba en el lugar para ayudar a entender lo que ocurrió, aparte de los agujeros y cartuchos de las balas, era el cadáver de Carlos Flores. Ese mismo día, basándose en investigaciones sobre la identidad, familia, amigos y conocidos de Flores, el trabajo detectivesco del investigador policial Otero obtuvo importantes resultados. Patria para nadie, Pablo Brum págs.-72.

Amodio: La camioneta conducida por Huidobro tomó Gral. Flores hasta Bvard. Artigas, dobló a la derecha por Boulevard, cruzó Cno. Burgues y dobló en Enrique García Peña a la izquierda. En la antigua Bella Vista –hoy Antonio Machado- volvió a girar a la izquierda, cruzó Burgues y a muy baja velocidad subió la vereda y se detuvo contra un árbol. Los ocupantes de la cabina se arrojaron antes de que la camioneta subiera la vereda, no así los ocupantes de la caja.

El último en intentarlo fue Carlos Flores, quien retrasado recibió el tiro mortal, a muy poca distancia, ya que la policía creyó que ya no quedaba nadie en la camioneta. Como yo presencié toda la escena, fui detrás de Nell y Cataldo, a quienes alcancé en Ramón Márquez y Boulevard. Estos me dejaron las armas y huyeron a pie por Burgues, una vez que yo atravesara con ellos el callejón de El Lido que une Ramón Márquez con Burgues. Huidobro y Rodríguez Primón también huyeron a pie y se dirigieron los cuatro al punto de encuentro, el local de José L. Terra y Larrañaga, donde ya los estábamos esperando Tabaré Rivero, “entregador” del operativo y yo.

Brum :El año 1967 comenzó entonces con el MLN en estado de emergencia. El país entero hablaba de los Tupamaros, quienes se habían esfumado después de los sorprendentes incidentes de diciembre. Fue ahí que llegó un salvador en forma del viejo conocido de Sendic, Mauricio Rosencof. El ex propagandista del Partido Comunista y dramaturgo le consiguió al grupo un apartamento en el cual quedarse hasta que la situación estuviera más tranquila, por lo cual el contingente completo se mudó a esa única vivienda. Tendrían que vivir ahí durante las primeras semanas de enero. A pocos se les permitía salir, y solo en ocasiones contadas. La seguridad era lo más importante. Patria para nadie, Pablo Brum pág. 74

Amodio: A partir del 22 de diciembre sabíamos que por las vinculaciones que existían entre nosotros todos seríamos individualizados, en un momento u otro. Siguiendo las informaciones de prensa pudimos ir adelantando el pase a la clandestinidad de varios militantes y evitar así su captura, lo que por entonces se consideraba un éxito político de importancia. Así yo pude prever mi requisitoria, la que finalmente se produjo alrededor del día de Reyes de 1967. Por precaución Alicia y yo abandonamos el apartamento de la calle Justicia y pasamos a dormir en casa de dos amigos de Alicia, por la calle Monte Caseros y durante el día permanecíamos en la zona de carpas de Pocitos, junto a la mayoría de los compañeros, algunos de ellos ya requeridos. La amiga era Inés Caride, la que más adelante formará parte del Servicio de Información que funcionaba en la calle 14 de Julio.

Así permanecimos hasta que fui citado a la reunión en la casa de la calle Espartero, local conseguido por Rosencof en el que me mantuve junto al resto de los “fundadores” del MLN hasta que fui dirigido a una casa de militantes del partido Comunista. En esta casa permanecí junto con Alicia hasta los primeros días de febrero. Las visitas que nos hiciera Arismendi afianzó en los dueños de casa la idea de que éramos miembros del Partido. La mayoría de los demás requeridos tuvieron el mismo destino y la casa, que no apartamento de la calle Espartero, fue durante unos días el sitio de encuentro de Manera, Huidobro y Sendic, quienes habían sido designados como dirección.

Mientras tanto, gente de UTAA estaba construyendo refugios en la zona de los balnearios, en solares comprados por Violeta Setelich. Estos refugios pasaron a ser los locales destinados para los ya clandestinos y abandonar así los domicilios de afiliados del P Comunista.

Brum: La coexistencia en semejante situación era difícil. Había un clima de inminente derrota; las noticias que llegaban indicaban que existía afuera una cacería que los tenía a ellos como objetivo. Además, compartir un apartamento entre veinte personas era una experiencia enervante. Era esencial minimizar el ruido hasta tal punto que no se hacía funcionar la cisterna del baño durante el día. Las disputas estallaban, particularmente entre aquellos que tenían los temperamentos más fuertes. Patria para nadie, Pablo Brum pág. 75

Amodio: Contrariamente a lo que afirma Brum, el clima de derrota no existió. Por el contrario, todos sentíamos que habíamos dado un paso adelante en la construcción de la organización revolucionaria. El hecho de que ese paso lo hubiésemos dado empujados por las circunstancias en momentos no previstos era una dificultad más a vencer. El dato de las veinte personas conviviendo no es real. Brum no hace mención a la ayuda recibida por el partido Comunista ni por la FAU en la confección de documentación falsa.

Brum: La célula a la que pertenecía Martínez Platero, incluidos María Elia Topolansky y Aníbal De Lucía, era la única parte del MLN de Montevideo que permanecía “legal” (lo opuesto de “clandestino” en la jerga del MLN). Sus integrantes no estaban requeridos por la policía y podían por lo tanto evitar las dificultades de la vida de un fugitivo. Por esa misma razón tenían la importante tarea de ayudar al resto a sobrevivir un momento tan riesgoso, particularmente adquiriendo nuevas propiedades y documentos legales. Patria para nadie, Pablo Brum pág. 77.

Amodio: Esta célula alquilaba en sótano en la calle Gonzalo Ramírez 2066, que durante algunos días dio cobijo a algunos clandestinos. Luego pasó a funcionar en un local llamado “Cantón 5”, en Lagomar, en la calle Río de Janeiro, a pocos metros de la costa y que no he podido localizar.

El responsable de ese cantón era yo y ahí conviví con Alicia, Elsa Garreiro, Andrés Cataldo y José Luis Nell Tacci entre marzo y julio de 1967, en que tuvimos que abandonarlo por la caída de Nell Tacci, lo que nos hizo perder toda la infraestructura de la zona del este. Esta célula, aparte de las exploraciones en las cloacas no había tenido ninguna otra actividad reseñable, con lo que una vez más queda en entredicho el carácter de Efraín Martínez Platero como fundador del MLN. Por otro lado, en este mismo libro, página 60, se dice de él que “al unirse en 1964 por invitación de su hermano Leonel”, lo que deja en evidencia que no pudo participar en el reparto de víveres en la Navidad de 1963 y que en todo caso su hermano se habría integrado con anterioridad.

Brum: El Partido Comunista continuaba su estrategia de acumular fuerzas y organizar huelgas y protestas a gran escala, para así aumentar la tensión y debilitar al sistema de gobierno existente. Fuera de Uruguay la situación era cada vez más tensa: la guerra estadounidense en Vietnam llegaba a su pico. La agitación estudiantil aumentaba en todos lados. Alrededor de Uruguay, los gobiernos de Brasil y Argentina continuaban haciendo ruido, semana tras semana, molestos por las ininterrumpidas actividades de comunistas y otros marxistas en la pequeña República. A lo largo de todo esto, el MLN mantuvo su política de permanecer fuera del radar.

Increíblemente, tras un año entero de proteger a la organización en su cuna, 1967 terminó casi igual que 1966. En diciembre, con Sendic visitando Cuba, una célula de tupamaros se encontraba en una casa en la pequeña ciudad costera de El Pinar, pocos kilómetros al este de Montevideo. Entre otros se encontraban allí Eleuterio Fernández, Efraín Martínez y el principal médico que integraba el MLN, Ismael Bassini. Patria para nadie, Pablo Brum pág. 78.

Amodio: Lo que es realmente increíble es que las fuentes que proporcionaron información a Pablo Brum no hicieran mención a la crisis que provocó la detención de Nell Tacci. Quiero creer que ha sido así y no que el autor haya eliminado toda referencia a lo que fue esa crisis, que retrotrajo al MLN a las condiciones imperantes al principio de la clandestinidad.

Esto obligó a concentrar en Marquetalia, el cantón situado en Camino Pajas Blancas y Leoncio López, a la casi totalidad de clandestinos en esos momentos y a los que hubo que sumar los integrantes de la célula en que revistaba el mismo Efraín, uno de los responsables de la caída de Nell, aunque nada comparable a la que le correspondió al Ejecutivo. Marquetalia sí que será una fuente de conflictos de convivencia que se iniciarán en julio de 1967 y se arrastrarán hasta octubre de 1968.

Brum: Resultó entonces que a una familia argentina le habían robado sus pertenencias mientras estaban en la playa de la zona; los testigos describieron a la policía una motocicleta en la que los ladrones habían huido. Mientras investigaban por el vecindario, los policías avistaron una motocicleta similar estacionada en la casa en que se estaban quedando los tupamaros. Sin estar para nada al tanto de este último hecho, golpearon la puerta para interrogar a los propietarios. La abrió Martínez, quien al ser identificado como fugitivo se le pidió que se fuera con los agentes. Inmediatamente apareció Fernández en el umbral de la puerta semiabierta, pistola en mano, y les espetó: “No se muevan o los quemo”. Patria para nadie, Pablo Brum págs. 78-79.

Los policías levantaron sus armas; Martínez desarmó a uno de ellos, Víctor Bentancor, con un movimiento de artes marciales. Se intercambiaron enseguida disparos a una distancia muy corta. Nuevamente la crisis sacudió al MLN. Uno de los policías fue acribillado en el pecho, así como lo fue Fernández en una de sus piernas. Bentancor huyó y dejó a su compañero herido detrás. Los tupamaros acordaron que era necesaria una evacuación inmediata. El doctor Bassini rápidamente curó lo mejor que pudo la pierna de Fernández y también socorrió al policía caído. Patria para nadie, Pablo Brum pág. 79.

Después de eso, los tupamaros huyeron por separado para despistar más a la policía, que llegaría en cualquier momento. Martínez caminó largos trechos de playa, cargado de bolsas y mochilas llenas de armas. Fernández hizo un recorrido difícil, intentando simultáneamente mantenerse alejado de cualquier otro ser humano y resistir el dolor de una herida de bala fresca y sangrante. Terminó caminando veinticinco kilómetros hasta la casa más cercana del MLN, asediado por los sonidos de helicópteros y sirenas policiales que inundaban la zona. El tupamaro -que usaba el alias Jesús-llegó finalmente a la punta opuesta del área metropolitana de Montevideo -desde el suburbio oriental de El Pinar hasta el lado occidental sucesivamente a pie, en taxi y en bus. Patria para nadie, Pablo Brum pág. 79.

Las pérdidas habían sido significativas pero manejables: una casa, una motocicleta, una camioneta, tres pistolas y municiones. Efraín Martínez Platero, quien antes estaba “legal”, ahora se volvía clandestino: los pedidos de captura siempre eran golpes duros. Patria para nadie, Pablo Brum pág. 80.

Amodio: La descripción que hace Brum del peregrinar de E Martínez Platero y Huidobro tras el abandono de la casa de El Pinar entra dentro de la descripción épica que el MLN ha dado de algunos sucesos en los que estos personajes aparecen. La motocicleta era una Vespa que utilizaron Huidobro y Bassini, para llegar hasta Carrasco por los caminos interiores de la zona de playas y luego hasta Marquetalia caminando desde el Cno. Tomkinson hasta donde fueron conducidos por Tikas Plechas.

Brum: La última reunión del MLN de 1967 tuvo lugar días después con Sendic todavía en Cuba, Fernández en recuperación y, por lo tanto, Marenales y Manera presidiéndola. Las metas para el año siguiente serían proteger más a la organización, crecer cuidadosamente y lanzar las primeras operaciones significativas que no estuvieran diseñadas simplemente para adquirir armas y dinero. En otras palabras, verdaderas acciones insurgentes.

Cuando le llegaron las noticias urgentes del incidente de El Pinar, Sendic regresó antes de lo esperado. Sus informes no fueron optimistas. La Habana aportaría muy poco dinero; tampoco había una oferta concreta de armas. Los comunistas cubanos sí ofrecieron cursos de entrenamiento en guerra de guerrilla -Sendic hizo uno en ensamblaje y despliegue de minas-, aunque los uruguayos deberían naturalmente viajar hasta la isla para participar en ellos. Patria para nadie, Pablo Brum pág. 81

Amodio: La reunión no se produjo como dice Brum. Para empezar, la reunión estuvo motivada por el inconformismo reinante entre los habitantes de Marquetalia, que vegetaban día tras día sin realizar ninguna tarea que satisficiera sus inquietudes políticas, más allá de mantener el local en orden y tratar de cuidar la forma física.

Fue en ese ambiente que Tabaré Rivero y María Elia Topolansky iniciaron una cruzada contra Manera y Marenales, los responsables del local. El Ejecutivo, ante la ausencia de Sendic, estaba formado por Manera y Huidobro, que aunque no vivía en Marquetalia acudía todos los viernes, para participar en reuniones en las que recababa la opinión de algunos de los que allí vivíamos. Alicia y yo fuimos los que actuamos de apagafuegos del Ejecutivo sin que este nos respaldara, por lo que nuestra situación se tornó insostenible. Sendic no adelantó su regreso, tal como se dice, por la simple razón de que no existía ninguna forma de comunicación.

Brum:  De hecho, los contactos cubanos de Sendic le dijeron que para el MLN tenía mucho sentido fusionarse con el Partido Comunista o con las organizaciones terroristas argentinas que estaban surgiendo de a poco en ese país. En otras palabras, aunque para el MLN esos habían sido meses de suma importancia, para el mundo exterior los Tupamaros seguían sin ser un factor de relevancia. El incidente de El Pinar había preocupado a algunos, sobre todo en la policía, pero esa fue la mayor extensión del impacto del grupo. El MLN seguía vivo, pero todavía no había hecho escuchar realmente su voz. Patria para nadie, Pablo Brum pág. 81.

Amodio:  El Ejecutivo, ante la situación planteada en Marquetalia, se vio en la obligación, tras la vuelta de Sendic, de que este brindara un informe que de alguna manera compensara la crisis anímica que afectaba incluso la simple convivencia, agravada por la forma errónea con qué Manera y Marenales encaraban lo que ellos consideraban la formación de los militantes y que se traducía en exigencias de tipo cuartelero.

Si a ello se sumaba la deliberada baja calidad de la comida y las dificultades de todo tipo para satisfacer las necesidades humanas más elementales, ese sector del MLN era un polvorín que podía estallar en cualquier momento.

El informe de Sendic lo que consiguió fue aumentar el pesimismo, ante lo que se consideró la incomprensión de los cubanos. Por esos mismos días, Alicia y yo habíamos tenido agrias discusiones con Manera, por el desprecio que éste mostrara ante el trabajo de un grupo de colaboradores, en materia de maquillaje y disfraces para no ser identificados como tupamaros en los asaltos a bancos. Ante el informe de Sendic pedí ser trasladado a la Argentina, para incorporarme a alguna de las organizaciones que allí estaban operando y cuyos contactos Sendic era portador. (continuará)


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