29.SEP.19 | Posta Porteña 2053

Javier Milei, sobre la libra esterlina y el Brexit

Por ASTARITA

 

Javier Milei es un economista que tiene considerable repercusión mediática. Adhiere a la corriente de pensamiento austriaco (corriente que he criticado en numerosas entradas anteriores), y hace todo un punto sobre que en las economías capitalistas no son necesarios los bancos centrales (véase, al respecto, Friedrich Hayek, La desnacionalización del dinero, Barcelona, 1978, Folio). Además de sostener, contra viento y marea, que la inflación tiene por única causa la excesiva emisión monetaria

Rolando Astarita 28 sep. 2019

Sin embargo, no es tanto por estas ideas que Milei es conocido, como por el hecho de que trata de burro e ignorante, y a grito pelado, a toda persona que discrepe con lo que dice. Según Milei, sus argumentos son lógicamente irrebatibles; su teoría económica –la austriaca- goza de incuestionable superioridad sobre cualquier otra teoría económica; y remata asegurando que todo lo que afirma está basado en  datos y hechos imposibles de desmentir. Y aquel que ose cuestionar sus “imbatibles datos”, será pasible de recibir renovadas cataratas de insultos.

Pues bien, ya en otra ocasión dediqué un escrito a demostrar (repitiendo, en esencia, la crítica de Cambridge al marginalismo) que las explicaciones de Milei acerca de los salarios y el empleo no tienen pie ni cabeza desde el punto de vista teórico; y que carecen, además, de apoyo empírico (véase aquí, aquí, aquí). Por supuesto, mi crítica no evitó que el pintoresco personaje siga dando cátedra sobre el tema en los medios de comunicación, y afirmando que los salarios se pagan según productividad marginal.

Con este antecedente, ahora quiero presentar una muestra de la forma en que Milei argumenta, y tiene que ver con su intervención en el programa de TV “Intratables” del día de ayer, viernes 27 de septiembre. El asunto fue el siguiente

A fin de demostrar que la devaluación de una moneda nunca puede estimular o impulsar la suba de precios en un país, Milei presentó un dato en apariencia aplastante: dijo que, a causa del triunfo del referéndum por el Brexit, la libra esterlina se había devaluado un 60% y que no había habido efectos inflacionarios en la economía británica. Ninguno de los panelistas que asistían al programa se atrevió a decir palabra. Milei acababa de “demostrar” que la depreciación de una moneda no tiene efecto alguno sobre los precios. 60% de devaluación sin ninguna consecuencia en los precios. ¿No es maravilloso? Con gran sentido de la ubicación histórico-social, Milei además utilizó el dato Brexit-libra para afirmar que en Argentina la devaluación del peso nunca impulsa la inflación. Todo encaja, ¿no?

Precisemos, antes de seguir, que la relación entre devaluación de una moneda e inflación es bastante más compleja de la idea que Milei trata de atribuir a sus adversarios. Es que si toda devaluación se fuera inmediatamente a precios en todo tiempo y lugar los tipos de cambio reales jamás se modificarían, lo cual está contra toda evidencia empírica. Pero no es esto lo que me interesa discutir ahora, sino algo mucho más simple, a saber: ¿de dónde sacó Milei que la libra se devaluó un 60% luego del Brexit? Respuesta: de su imaginación

Aquí van los datos. El referéndum por el Brexit ocurrió el 23 de junio de 2016. Ese día la libra cotizaba a 1,4892 dólares; al día siguiente había bajado a 1,3681 dólares. Esto es, la libra se devaluó, con respecto al dólar, 8,8%. Al 30 de diciembre de 2017 cotizaba a 1,2345 dólares, lo que representaba una devaluación con respecto al día anterior al referéndum del 20,6%. Esto es, tres veces menos de lo que dijo Milei. Naturalmente, nadie le pide que tenga precisión en los datos, máxime en un programa de TV; cualquiera se confunde con algún punto de diferencia. Pero… ¿60% de devaluación? Ya no es algún punto de diferencia, sino tratar de pasar gato por liebre (como explicaba Hegel, la cantidad del error se transforma en cualidad... aquí, en invento y mentira)

Lo anterior también se puede ver si tomamos el tipo de cambio real multilateral. Según el Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés), el valor de la libra contra una canasta de las monedas de los países que son los principales socios comerciales de Gran Bretaña pasó de 107,98 el 23 de junio de 2016, a 99,31 el 30 de junio (esto es, una semana después). Significa una depreciación en términos reales del 8,8%. Al 30 de diciembre de 2016 la libra se había devaluado un 13,3% con respecto al momento anterior al referéndum.

Por supuesto, si toda la depreciación de la libra se hubiera trasladado a precios, el tipo de cambio real prácticamente no hubiera variado. Esto es elemental. De todas maneras, los datos muestran que tampoco es cierto que no hubo variación de la tasa de inflación, como afirmó Milei: en 2015 la tasa de inflación en Gran Bretaña fue de solo el 0,5%. Esto es, bastante por debajo de la meta “regla Taylor” del 2% de inflación anual. En otros términos, la economía británica estaba al borde de la deflación. Sin embargo, en 2016 la tasa de inflación se elevó al 1,79%; y aumentó, en particular, durante la segunda mitad del año (o sea, post referéndum). Luego, en 2017 la inflación fue del 2,74%; y en 2018 2%. O sea, en todos los años post-referéndum la tasa de inflación fue cuatro o cinco veces superior al período pre-referéndum.

Con esto no quiero decir que he demostrado algo sobre la teoría de la inflación (en particular, sobre explicaciones alternativas de la inflación en Argentina, véase aquí, aquí, aquí, aquí). Además, las explicaciones siempre deben tener en cuenta contextos y trayectorias históricas. Por caso, no es el mismo el efecto de una devaluación en una economía en depresión, o en deflación (puede pensarse en la devaluación argentina de 2001; o en la devaluación del 75% del dólar, con respecto al oro, durante la Depresión), que en una economía que ya está embarcada en una dinámica inflacionaria y en un contexto de fuerte fuga de capitales. Pero no voy a discutir esto aquí.

Repito, el objetivo de esta nota es muy limitado: simplemente poner en evidencia a alguien que macanea a gusto en los medios, vociferando desmedidos autoelogios, e insultando a cuanta persona se le ponga delante. Este “científico”, ¿no puede parar de vender fruta? ¿60% la devaluación de la libra en 2016? ¿A esto le llama ciencia?


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