23.OCT.19 | Posta Porteña 2059

Chile: LA REVUELTA SE EXTIENDE PESE A LA BRUTAL REPRESIÓN ESTATAL

Por varios

 

VAMOS A LA HUELGA GENERAL POR TODO

 

Hace una semana, cuando el pasaje del Metro de Santiago alcanzó el estratosférico precio de $830 el incontrolado proletariado juvenil estudiantil –que tiene la virtud de negar en la práctica este mundo, negándose a cualquier tipo de diálogo con el poder- lanzó una ofensiva llamando a la “evasión masiva” autoorganizando un gran movimiento de desobediencia que contó desde el comienzo con una enorme simpatía por parte de nuestra clase, ya que este medio de locomoción colectiva es utilizado por al menos 3.000.000 de personas diariamente. El Estado respondió lanzando a cientos de policías de fuerzas especiales a resguardar las estaciones provocando duros enfrentamientos en el sistema de trenes subterráneos, que dejaron cientos de heridos y detenidos. El día viernes 18 de octubre se produjo la ruptura: en medio de una nueva jornada de protesta contra el alza de los pasajes, se comenzaron a cerrar totalmente desde las 15:00 horas, una a una, las líneas del Metro de Santiago lo que provocó un colapso nunca antes visto en el transporte urbano metropolitano. Ese día se encendió la chispa y la clase proletaria demostró su poder, cuando miles de personas se arrojaron a las calles desbordando a las fuerzas represivas y protagonizaron grandes disturbios en el centro de la ciudad que superaron cualquier previsión.

El edificio corporativo de ENEL (empresa de electricidad que opera en Chile) ardió en llamas y varias estaciones de Metro corrieron la misma suerte. El Estado-Capital mostró su verdadera cara frente a la población, decretando el “estado de emergencia”, lo que implicó que los milicos por primera vez salieran a la calle desde el fin de la Dictadura producto de un conflicto social. Desde esa noche ya nada volverá a ser igual.

El día sábado desde el mediodía una convocatoria en Plaza Italia derivó rápidamente a una revuelta generalizada con tintes insurreccionales que llegó a todos los rincones de la ciudad, a pesar de la fuerte presencia militar en las calles. Y literalmente, el levantamiento se propagó por todas las ciudades de la región chilena. Así se multiplicaron como una mancha de aceite los cacerolazos, barricadas, ataques a edificios fiscales, sabotajes a infraestructuras estratégicas para la circulación del capital (plazas de peajes y tags en las autopistas, 80 estaciones de Metro parcialmente destruidas y 11 totalmente reducidas a cenizas, decenas de buses quemados, etc.), 130 sucursales bancarias dañadas, 250 cajeros automáticos destruidos, algunos asedios a comisarías y a un cuartel militar en Iquique, y lo que más ha irritado a la clase dominante: los saqueos a cadenas de supermercados y a grandes centros comerciales

Frente a este panorama, que para nosotros es una fiesta, en donde el proletariado se está autoorganizando y enfrentando a su condición de extrema precariedad, se ha ampliado el “estado de emergencia” a aproximadamente una decena de ciudades que se han sumado a la lucha, en las que también se ha impuesto un implacable “toque de queda” controlado a punta de fusiles por la chusma militar y policíaca que cuenta actualmente con 10.500 efectivos que tienen carta blanca para disparar a matar.

Los saqueos y la satisfacción inmediata de las necesidades humanas

La sacrosanta propiedad privada fue cuestionada de manera radical por decenas de miles de proletarios quienes se abastecieron de todo lo que pudieron en la mayoría de los supermercados y grandes multitiendas que han sido desvalijados totalmente, y en muchos casos incendiados, ante una aterrorizada burguesía que continuamente llama por medio de sus representantes a aplastar sin contemplación a lo que ellos denominan “un pequeño grupo de violentistas y vándalos”. Sin embargo, la realidad dista mucho de aquello, ya que, aunque lo nieguen continuamente, esto no se trata de una acción de minorías, sino de un fenómeno masivo que se ha expresado con una fuerza irrefrenable

Quienes hemos sido despojados de todo y sobrevivimos como podemos, endeudados, sin poder llegar a fin de mes, en la práctica hemos afirmado que no tenemos por qué pagar para acceder a aquello que necesitamos para satisfacer nuestras necesidades. La reproducción de la supervivencia cotidiana mercantilizada en este modo de vida que nos imponen, está supeditada en todo momento a la acumulación de capital de la burguesía, a costa del trabajo asalariado y de la vida de miseria que debemos soportar día a día. Nosotros no hemos hecho nada más que expropiar lo que nos pertenece y nos ha robado toda la vida, y eso ellos no lo pueden soportar. En definitiva, la revuelta generalizada significa reivindicarnos como seres humanos y negarnos como mercancías.

La prensa: voceros del capital y defensores de la mercancía

La prensa ha jugado un rol fundamental en la defensa del “sentido común” y encauzamiento de lo que se denomina “opinión pública”, es decir, la lógica dominante del sistema capitalista, en donde importan más las cosas materiales, la producción de mercancías, que las vidas humanas, haciendo hincapié una y otra vez, en la defensa del “orden público”, “los derechos de las personas”, la propiedad privada y la “paz social”, para justificar la masacre que están promoviendo el empresariado y los sectores más reaccionarios de la sociedad. A través de la tergiversación y/o el ocultamiento de la información, la propagación de mentiras y montajes, la criminalización de la subversión social, toda la prensa se ha hecho colaboradora del terrorismo de Estado: por todo esto deberán asumir las consecuencias

Algunos ejemplos de lo que afirmamos son los siguientes:

-Ocultar la cifra y los casos de asesinatos por parte de las fuerzas represivas, y no informar respecto a las reiteradas denuncias de “uso desmedido de la fuerza en detenciones, vejaciones a niños, malos tratos, golpes en rostros y muslos, torturas, desnudamientos a mujeres y hombres y vejaciones sexuales”, tal como lo señala el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH).

-Difundir que se han producido saqueos a “ferias libres” en algunas comunas como La Pintana, Puente Alto, entre otras, lo que es totalmente falso. Pobladores han denunciado por redes sociales y medios de difusión alternativos que se trata de policías infiltrados que han intentado promover una lucha intestina en el seno de nuestra clase.

-Promover el temor en la población enfatizando que los saqueos también afectarán a viviendas particulares y pequeños negocios, cuando esto solo se trata de hechos totalmente aislados, y que nuestra clase debe rechazar categóricamente.

-Diferenciar entre “ciudadanos” y “delincuentes”, entre manifestantes “pacíficos” y “violentos”, apostando a la división y el aislamiento de los elementos más radicalizados que forman parte del movimiento y que están intentando brindar una orientación anticapitalista al desarrollo de la revuelta.

-Guardar un silencio cómplice en torno a los cortes de abastecimiento de agua que afectan directamente a varias comunas del sector sur de Santiago, que “sospechosamente” coinciden con los lugares en donde se ha desarrollado más frontalmente la combatividad contra el Estado/Capital, sus instituciones y donde se desprecia más rotundamente a la autoridad.

El gobierno reconoce 8 muertos, pero sabemos que son muchos más

Mientras el presidente Sebastián Piñera afirma que “estamos en guerra contra un enemigo poderoso que no respeta a nada y a nadie”, el despreciable Andrés Chadwick, Ministro del Interior, en una escueta declaración hecha por televisión, afirmó que 7 personas habían “fallecido” –y no asesinados a manos del Estado-, sin señalar ningún detalle más. Nosotros que hemos estado presentes en la lucha y nos coordinamos con camaradas en distintos puntos del país sabemos que los muertos son muchos más.

Por redes sociales y medios de contrainformación han circulado videos y fotografías, que están siendo eliminados de internet sistemáticamente, de personas asesinadas por milicos y pacos en diversos lugares en donde se está combatiendo. Al menos nuestro recuento –aún sin poder confirmar debido a la deliberada campaña de ocultamiento y desinformación del Estado/Capital- llega a 16 personas: 1 persona en Quinta Normal, 2 en San Bernardo, 5 en Renca y 2 en la comuna de La Pintana, fallecidas producto de incendios en medio de los saqueos, 1 persona asesinada en Lampa producto de un atropello deliberado de la policía, 1 por disparos de los militares en Colina, 3 en la ciudad de La Serena y 1 en la comuna de Pedro Aguirre Cerda muerto producto de la represión policial. Este saldo parcial sabemos que puede ser aún mayor, ya que mientras escribimos rápidamente este texto, continúan fuertes enfrentamientos bajo el toque de queda con los milicos, pacos y PDI en múltiples focos de la región chilena.

La huelga general de este lunes 21 de octubre y algunas perspectivas

Mañana, lunes 21 de octubre, un conglomerado diverso de organizaciones de masas han llamado a una huelga general, la primera que puede ser altamente efectiva, afectando la productividad de manera directa, debido al colapso del sistema de transporte, al menos en la ciudad de Santiago. El Estado está haciendo todo lo posible para que la “gente vaya a trabajar”: han habilitado parcialmente la línea 1 del Metro, están intentando reforzar el servicio de buses, y han llamado a la población a ser “solidaria” para que ayude a sus vecinos a llegar a sus puestos de trabajo. A la clase capitalista solo les interesa que produzcamos para ellos, solo les servimos para producir y hacer circular sus mercancías y acrecentar su acumulación de capital. Por esta razón, hacemos un llamado a no asistir al trabajo y a participar activamente de la huelga, tal y como lo hace el Sindicato de Trabajadores de Metro debido a la “represión policial y militar”. Además, creemos pertinente agitar las siguientes perspectivas:

-No caer en la dinámica de ponernos en contra de nosotros mismos por comida, agua y la satisfacción de nuestras necesidades: ese es el juego del Estado, dividir para vencer. Para resolver nuestros problemas tenemos que organizarnos comunitariamente, no hay otra salida.

-Evitar que los partidos y la socialdemocracia se levanten como “representantes”, se apropien de la lucha y se sienten a dialogar con el Estado para apagar el fuego de la revuelta, intentando decantar la resolución del conflicto en cosméticas y superficiales reformas que no apuntan a erradicar la raíz de nuestros problemas que nos aquejan como clase. 

-Ocupar los centros educacionales para hacer de ellos lugares de resistencia, debate, reunión y autoorganización, acopio de alimentos y medicinas, y espacios para atender a nuestros heridos.

-Organizar asambleas de base en los territorios en donde se está desarrollando la lucha para resolver colectivamente orientaciones de la revuelta en curso.

-Exigir la libertad de los cerca de 1700 detenidos que están siendo procesados por su participación en la revuelta.

¡A LA HUELGA GENERAL POR TODO!

¡VAMOS HACIA LA VIDA!

Algunas proletarios comunistas/anárquicos que participan de la revuelta

Santiago de Chile, 20 de octubre del 2019

 

La responsabilidad histórica de la izquierda

 

Como en la canción, tengo el corazón partido: Hong Kong, Rojava, Exarchia, Cataluña, Líbano, Ecuador…, y ahora Chile, con un salvajismo hace mucho no visto por parte de pacos y milicos. Y el corazón dividido, porque además de tenerlo en varios lugares, no sé realmente ni qué deseo. Me centraré en Chile, ya que la situación que vive es especialmente grave y, dejando a un lado el corazón, intentaré escribir desde la racionalidad.

 Asel Luzarraga octubre 22 ,2019 en su blog

Para empezar, deseo enviar solidaridad, amor y valor a toda la gente que, ignorando el toque de queda, sigue saliendo a las calles. Gracias a la situación en Chile, junto con la manipulación sistemática de los medios de comunicación, está quedando de manifiesto el actuar que la Policía ha tenido históricamente, más claro que nunca. Muchas veces se ha dicho que es la Policía la mayor amenaza que sufre la población, que ellos están detrás de la falta de seguridad, quienes alimentan dicha falta de seguridad, quienes provocan los disturbios y los autores de muchas de las acciones que se achacan a la ciudadanía tildándola de “terrorista”, pero para mucha gente eran teorías sin sentido. Ahora, en la época del móvil, tenemos la posibilidad de informarnos al margen de los medios oficiales y recibir imágenes de cada momento, casi en directo.

Así, estos días andan saltando de pantalla en pantalla vídeos en los que aparecen pacos (carabineros) saqueando tiendas, pegando fuego a sucursales bancarias y estaciones de metro, tirando productos de los supermercados a las barricadas, o escoltando autobuses hasta pegarles fuego, vídeos que no dejan espacio a la duda. Todavía habrá quienes quieran hacerse les desentendidos, pero eso no va a esconder las imágenes, aunque la Policía utilice todos los trucos posibles para cortar las comunicaciones.

Dicho eso, el que tras esos actos esté la Policía y que la gente se dé cuenta es una espada de doble filo. De hecho, es sencillo que la propia Policía utilice sus actos para criminalizar a quienes, desbordados por la rabia, pegan fuego a los bancos y responden al terrorismo de Estado como mejor pueden, y generar así la duda entre la ciudadanía, si la persona encapuchada que tienen al lado será compañera de lucha o un policía infiltrado, y convertir a la propia ciudadanía en espía y denunciante de quienes están dispuestos a llevar la lucha más allá

Toda respuesta puede ser legítima frente al terrorismo de Estado, y la capacidad que les manifestantes tienen para la violencia siempre es (por desgracia) menor que la de las fuerzas represivas a las que enfrentan. Solo tenemos de nuestro lado el número, pero para eso la mayoría del pueblo debería tomar la decisión firme de combatir al poder, y sabemos que también el miedo es legítimo. Sabemos, porque es real, porque ha sucedido antes y también ahora puede suceder, que mientras nosotros como mucho estamos preparados para prender fuego a un coche, ellos están dispuestos a hacernos desaparecer, torturarnos, violarnos y asesinarnos. No solo dispuestos, sino deseosos y entrenados para ello, en la medida en que son psicópatas profesionales. De todos modos, después de esto mucha gente aprenderá a no creer a los medios oficiales y masivos y a obtener información por otros medios, y eso ya es algo.

Hoy, sin embargo, quisiera hablar de la responsabilidad histórica que tiene la izquierda y, en especial, la izquierda marxista que se considera revolucionaria

De hecho, si rebobinamos la película a esos tiempos revolucionarios en los que, además de ser posible una revolución global, los Estados del mundo no estaban preparados para enfrentarla, veremos que la función histórica de la izquierda ha sido la de colaboradora del sistema una y otra vez, en el juego de encender pequeños fuegos y apagarlos inmediatamente.

Tienen una responsabilidad histórica, y así habrá que reclamárselo algún día, pues ellos han garantizado que los desposeídos, oprimidos y explotados no perdieran la fe en alguna vía de reforma del sistema, es decir, en el propio sistema.

Ellos han alimentado el espejismo de que puede avanzarse gradualmente, poco a poco, y ellos han frenado al pueblo en los momentos decisivos, llevándolo a vergonzosos pactos sociales. Y mientras tanto, hemos dado tiempo a las elites para que se organicen mejor; les hemos regalado más de un siglo, para que desarrollaran los recursos represivos que usar en nuestra contra y construir la sociedad del control absoluto. Los pueblos se han desarmado, y los estados están más armados que nunca. Y la izquierda mantendrá la misma función y será el cómplice indispensable del sistema de opresión mientras quiera hacernos creer que tal sistema puede reformarse para bien.

Mientras el Estado y el capitalismo subsistan, esto es lo mejor que podemos esperar: vivir por los siglos de los siglos períodos de dictaduras blandas e invisibles intercalados por dictaduras duras.

Si después de realizada una revolución de nuevo llevan a los pueblos a la senda del Estado, aunque tal Estado sea el más “democrático” posible, siempre tendrá en su mano las herramientas para reprimir a la gente y convertir tal Estado “democrático” en Estado totalitario. Solo hay que echar una mirada al presupuesto militar, a lo que gasta en “seguridad”, el cual no hace más que crecer de año en año.

Así que, cuando vemos en las calles una brutalidad policial como la de Chile, cuando contemplamos a militares y policías hacer y deshacer a su antojo en las calles, tenemos a quién agradecérselo: a los discursos de izquierda que consideran al Estado y, con él, a la Policía y al ejército como necesarios. Y tendremos que sumar en su contador a todas esas personas que durante el último siglo han matado el hambre y la represión, millones. No pocas de entre sus propias filas.

Hay una sola manera de que de aquí a cinco, diez, veinte, cuarenta… años no se vuelvan a repetir imágenes como esas y nos despertemos de esa sensación de deja vu: combatir el propio poder, el propio concepto de poder y, en caso de que estalle una revolución, acabar con toda posibilidad de que el poder vuelva a quedar en manos de alguien.

Las herramientas no son neutrales: la Policía no es buena si la controla un gobierno de izquierda y mala si gobierna uno de derecha. Tampoco el ejército. Tampoco el capitalismo y el mercado.

Son los discursos del pragmatismo, el reformismo, el “bienestar”, el posibilismo los que nos ha traído hasta aquí, y seguiremos inmersos en el mismo eterno retorno mientras apoyemos las ideas de las “mejoras” progresivas.

Y mientras no tomemos las vías revolucionarias, la vía que haga desaparecer conjuntamente con el capitalismo el propio Estado, la Policía, el ejército…, alargaremos el plazo al sufrimiento que este sistema genera cada día y será cada vez más difícil llegar al supuesto final de esas “mejoras progresivas”, pues nosotros estaremos cada día más desarmados y controlados y la Policía cada día más armada y preparada.

Quizá, esa izquierda haya logrado que todas hayamos llegado a un punto sin retorno. Quizá se nos ha vuelto ya imposible una revolución que ponga fin a este sistema.

Si es así, de nuevo lo repito, sabemos a quién pedir responsabilidades. Pero sin intentarlo, nunca sabremos si aún estamos a tiempo.

Si el único logro que consigue la gente que está saliendo a la calle es sustituir un gobierno con otro más “rojo”, más adelante se vivirán inevitablemente similares momentos trágicos, y no habrá que esperar mucho.

No hacen falta muchas más explicaciones, si se quiere entender lo que quiero decir.


Comunicate