31.OCT.19 | Posta Porteña 2062

Informe de IPCC* sobre Clima, Población y Hambre en el Mundo

Por Juan Luis Berterretche

 

*Informe Inter Gubernamental sobre cambios climáticos de ONU

Por Juan Luis Berterretche

Para satisfacer la gula de pocos y matar de hambre a multitudes, se destruye la vida del Planeta” J.E.D. Alves (12/08/2019)

El Panel  Intergubernamental sobre Cambios Climáticos IPPC de ONU publicó el Informe “Climate Change and Land”(Cambio Climático y Tierra) el día 8 de agosto de 2019, donde aborda la relación entre el uso de la tierra y sus efectos sobre el cambio climático. El informe que no presentó escasez de noticias ruines, fue resultado de dos años de trabajo de 103 científicos de 52 países que participaron voluntariamente del estudio.

Los suelos se han calentado dos veces más rápido que el planeta. La tierra en conjunto se calentó apenas 0,87 grados Celsius, en cuanto la parte terrestre del Planeta se calentó a 1,5 grados Celcius y puede llegar a 3 grados Celcius rápidamente. Más del 70% de la tierra sin hielo del planeta ya es modificada por la actividad humana. A medida que los árboles son cortados y las haciendas toman su lugar, esa tierra generada por humanos emite cerca de un cuarto de la contaminación global por gases de efecto estufa, cada año, incluyendo 13% de dióxido de carbono y 44% de metano.

El informe relacionó el crecimiento de la población mundial y el aumento de consumo per cápita de alimentos (ración, fibra, madera y energía) al aumento sin precedentes del uso de la tierra y del agua dulce para producción de comida. El aumento de producción y consumo de alimentos contribuyeron para el aumento de emisiones líquidas de gases de efecto estufa (GEE), pérdida de ecosistemas naturales y disminución de biodiversidad. O sea para alimentar un número creciente de humanos toda la base natural del Planeta ha sido damnificada o destruida. La humanidad tuvo suceso en la reducción del porcentaje de personas pasando hambre.

Tengamos en cuenta que el porcentaje de personas pasando hambre en el mundo considerando el total de la población, la tasa de muertes por causa del hambre tuvo su mayor valor en la década de 1870, cuando alcanzó 1.426 muertes para cada 100 mil habitantes de personas pasando hambre en el mundo, considerando el total de la población. Posteriormente la tasa cayó a pesar de haber tenido picos de cerca de 800 muertes por 100 mil en las décadas de 1920 y 1940.

A partir de la década de 1970 las tasas cayeron significativamente, quedando en 88 por 100 mil habitantes en 1970, 43 por 100 mil en la primera década del siglo XXI y en apenas 3 muertes por 100 mil habitantes entre 2010 y 2016. O sea, hubo una gran reducción de los “famélicos” de la Tierra.

Pero, si la llamada “revolución verde” y la expansión de la pecuaria viabilizaron una mayor dieta per cápita y el crecimiento de la población mundial, al mismo tiempo, hubo un proceso de degradación de los suelos y de las fuentes de agua y un aumento de las emisiones de gases de efecto estufa (GEE) en consecuencia de la intensificación del uso de la tierra. El avance científico y tecnológico y el aumento generalizado de los combustibles fósiles posibilitaron la reducción del hambre en el mundo, que, en 2015, alcanzó el nivel más bajo de la historia.

Sin embargo, la inseguridad alimentar y la desnutrición global aumentó en los últimos 3 años y pueden aumentar todavía más en el futuro próximo, pues existe un círculo vicioso entre el proceso de usos insustentable de la tierra y las mudanzas climáticas. La producción actual de alimentos está comprometiéndo la producción futura debido a la degradación de los suelos y de las fuentes de agua potable. El espectro del hambre debe volver a asustar al mundo en el siglo XXI

La edición del informe anual de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) sobre el “estado de seguridad alimentar y de nutrición del mundo divulgado el 15 de julio de 2019, muestra los números del aumento global de inseguridad alimentar:

La cantidad de personas que no tuvieron acceso suficiente a alimentos, en 2005, fue de 947,2 millones (representando 14,5% del total de la población  mundial) y este número cayó para 785,4 millones (10,6%) en 2015. Sin embargo la sub-nutrición subió en los últimos tres años y alcanzó 821,6 millones de personas (10,8% del total) en 2018. Esto muestra que existe un gran desafío para alcanzar la meta que prevé hambre cero hasta 2030.

La pobreza y la sub-nutrición acontecen con más intensidad en los países donde las tasas de fecundidad están encima del nivel de reposición, pues existe una relación directa entre el mayor número de hijos y las carencias de renta y acceso a la alimentación. La mayor incidencia y el  mayor aumento de la sub-nutrición ocurre exactamente en África Subsahariana (donde la fecundidad es más alta), que tenía en 2015 y subió para 22,8% en 2018. Escenarios catastróficos vuelven a asustar a la población mundial.

Es claro que el consumo de alimentos per cápita en los países ricos es mucho mayor de que en los países pobres. Pero el alto crecimiento poblacional también es un factor que contribuye para el desmatamiento, la erosión de los suelos y la crisis hídrica.

Por ejemplo, Mozambique – con población multiplicada por 10 veces en 100 años (pasando de 6,2 millones de habitantes en 1950, para 30,5 millones en 2018 y 68 millones estimados en 2050) – vive una situación de colapso ambiental. Mozambique  fue desforestado en un período de dos décadas. Tenía una situación confortable de superávit ambiental, según los datos de Global Footprint Network.

En 1961 su biocapacidad per cápita era de 6,6 hectáreas globales (gha) para una pisada ecológica per cápita de solamente 0,83 gha. Sin embargo mismo manteniendo una pisada ecológica muy baja (de O,87gha en 2014) la biocapacidad del país disminuyó radicalmente y alcanzó apenas 1,7 gha en 2016. En el ritmo de los últimos 50 años, Mozambique tendrá déficit ambiental en la próxima década.

Son innumerables los ejemplos de países que degradan el medio ambiente por exceso de consumo, de una parte, y por exceso de población por otro lado.

La expansión de población por un lado, y el aumento de consumo per cápita, hacen que las actividades antrópicas ultra pasen las fronteras planetarias y coloquen en el horizonte un futuro de aumento del hambre y de gran crisis hídrica.

Atender la demanda actual de alimentos por medio de la degradación de los ecosistemas es un tiro en el pie. Las prácticas agrícolas que utilizan grandes cantidades de insumos externos, como fertilizantes inorgánicos, pesticidas y otros agrotóxicos, pueden superar las restricciones específicas del suelo a la producción agrícola en el corto y medio plazo. Esas prácticas llevarán a aumentos considerables ??en la producción general de alimentos. Pero, especialmente en los sistemas dirigidos de forma más intensa, eso conduce en degradación ambiental continua, particularmente en el suelo, vegetación y recursos hídricos.

Los niveles de materia orgánica del suelo están  reduciéndose y el uso de insumos químicos se está intensificando (Dailykos, 06/09/2019).

A largo plazo habrá:

·-Deterioro de la calidad del suelo y reducción de la productividad agrícola debido a la disminución de nutrientes, pérdida de materia orgánica, erosión y compactación;

.- Contaminación del suelo y del agua a través del uso excesivo de fertilizantes y uso y disposición inadecuados de residuos animales;

·-Mayor incidencia de problemas de salud humana y de eco-sistema debido al uso indiscriminado de pesticidas y fertilizantes químicos;

·-Pérdida de biodiversidad debido al uso de número reducido de especies siendo cultivadas para fines comerciales;

·-Pérdida de características de adaptabilidad cuando especies que crearon condiciones ambientales locales específicas son extintas;

·-Pérdida de biodiversidad benéfica asociada a culturas que emplean servicios eco-sistémicos, como polinización, ciclos de nutrientes y regulación de ataques de plagas y enfermedades;

·-Salinización del suelo, agotamiento de recursos de agua dulce y reducción de calidad del agua debido a prácticas de irrigación insustentables ??en todo el mundo;

·-Perturbación de los procesos físico-químicos y biológicos del suelo como resultado de plantación intensiva, corte y quema.

El hecho es que no está garantizada la producción de alimentos para el futuro. En vez de un crecimiento infinito, el mundo precisa un “descrecimiento” demo-económico para evitar un colapso ambiental (y civilizatorio). Indudablemente el camino actual es  insustentable, si nada fuera hecho para un redireccionamiento, la humanidad y la vida en la Tierra no tendrán futuro en un Planeta de territorios arrasados.

Referencias

José Eustáquio Diniz Alves, Colunista do EcoDebate.
Doutor em demografia, link do CV Lattes: 
http://lattes.cnpq.br/2003298427606382

ALVES, JED. Informe del IPCC y el efecto perverso entre producción de alimentos y cambios climáticos, Ecodebate, 12/08/2019

https://www.ecodebate.com.br/2019/08/12/relatorio-do-ipcc-e-o-efeito-perverso-entre-producao-de-alimentos-e-mudancas-climaticas/

Síntesis y descubrimientos más recientes sobre la crisis climática, en los Océanos y la Criosfera (superficie terrestre cubierta permanentemente por hielo y nieve)

Hasta ahora, los océanos del mundo ayudaban a evitar los cambios climáticos, absorbiendo calor y dióxido de carbono de la atmosfera. Más eso está mudando, con consecuencias devastadoras para la humanidad en las próximas décadas.

La tasa de calentamiento de los océanos se dobló, desde el inicio de los 90, y las ondas de calor marinas están tornándose más frecuentes e intensas – tendencias que están remodelando los ecosistemas oceánicos y alimentando tempestades más poderosas. Y, a medida que los océanos absorben CO2, ellos se tornan más ácidos, lo que amenaza la sobrevivencia de los arrecifes de coral y la vida marina, debiendo provocar mayor inseguridad alimentar.

El calentamiento global ya alcanzo 1,1º C por encima del nivel pre-industrial, debido a emisión de gases de efecto estufa (GEE). Hay evidencias enormes de que eso está resultando en profundas consecuencias para los ecosistemas y las personas. El cuadro es de océanos más calientes, más contaminados, más ácidos y menos productivos, casquetes y glaciares en derretimiento, aceleración del aumento del nivel del mar, mientras los eventos extremos costeros van tornándose más frecuentes y graves.

El nuevo informe prevé que el nivel del mar puede subir hasta 1,1 metro en 2100, si las emisiones de GEE continúan a subir. Los océanos y la criosfera desempeñan un papel crítico para la vida en la Tierra. Un total de 670 millones de personas viven en regiones  de montañas elevadas y 680 millones de personas en regiones costeras bajas. Cuatro millones de personas viven permanentemente en la región del Ártico y pequeños estados insulares en desarrollo abrigan 65 millones de personas.

El desplazamiento de la criosfera de alta montaña continuará afectando negativamente las actividades recreativas, turismo y bienes culturales. A medida que los hielos de las montañas retroceden, ellas también están alterando la disponibilidad y la calidad del agua, con implicaciones para muchos sectores, como la agricultura y la energía hidroeléctrica. Los cambios en la disponibilidad de agua no afectarán apenas las personas en esas regiones de alta montaña, sino también comunidades en las zonas bajas.

El deshielo de la región ártica será dañino para el suelo de permafrost. (parte profunda del suelo de las regiones frías permanentemente helada) Mismo que el calentamiento global sea limitado por bajo de 2 ° C, cerca de 25% de la permafrost de la superficie próxima (3-4 metros de profundidad) derretirá hasta 2100. Si las emisiones de gases de efecto estufa continuaran a aumentar fuertemente, existe el potencial de que cerca de 70% de permafrost próximo a la superficie pueda ser perdido.

El permafrost ártico y boreal retiene  grandes cantidades de carbono orgánico, casi el doble del carbono de la atmosfera y tiene el  potencial de aumentar significativamente la concentración de gases de efecto estufa en la atmosfera, si derriten. No está claro si ya existe una liberación líquida de dióxido de carbono o metano debido al deshielo continuo del permafrost en el Ártico. En el futuro, el aumento de crecimiento de las plantas puede aumentar el almacenamiento de carbono en los suelos y compensar la liberación de carbono del deshielo del permafrost, pero no en escala de grandes cambios a largo plazo.

Los incendios forestales son eventos perturbadores en la mayoría de las regiones de tundra y boreales, como en las montañas. Conocimiento para la acción urgente. El informe concluye que reducir fuertemente las emisiones de gases de efecto estufa, proteger y restaurar ecosistemas, y gerenciar cuidadosamente el uso de los recursos naturales tornaría posible preservar el océano y la criosfera como fuente de oportunidades, ofreciendo múltiples beneficios sociales adicionales.

El informe considera que cuanto más decisivamente y cuanto más pronto la humanidad actuar, más capaz será de enfrentar los inevitables cambios, gerenciar los riesgos, mejorar la vida de las personas y alcanzar la sustentabilidad para ecosistemas hoy y en el futuro.

El mundo solo conseguirá mantener el calentamiento global bien abajo de 2º C por encima de los niveles pre-industriales si efectuar transiciones sin precedentes en todos los aspectos de la sociedad, incluyendo energía, tierra y ecosistemas, infraestructura urbana e industrial. Las ambiciosas políticas de reducción de las emisiones de GEE son fundamentales para cumplir las metas del Acuerdo de Paris. La protección de los océanos y de la criosfera es esencial para sustentar la vida en la Tierra.

Las manchas de aceite que ensuciaron las playas brasileras del Nordeste en las últimas semanas son un ejemplo de la contaminación de los océanos y ya mató muchas tortugas, delfines y peces. La vida marina sufre con el calentamiento global y la transformación de los mares en un gran pozo donde la humanidad tira sus basuras, y sus residuos tóxicos.

En síntesis, la contaminación, la degradación, la sobrepesca y el  aumento del nivel del mar son procesos que se están volviendo incontrolables y que se están acelerando, pudiendo provocar millones de muertes y trillones de dólares en perjuicio para las personas, las empresas y el gobierno.

La vida comenzó en los mares y la muerte de los océanos se puede transformar en el final de la sobrevivencia de la humanidad, siendo una amenaza concreta al avance de la civilización.

Referencia: EcoDebate El informe de IPCC contó con la coordinación de más de 100 especialistas de 30 países y fue estructurado para presentar los diversos escenarios sobre como el calentamiento global puede afectar los océanos, casquetes de hielo y los glaciares.
IPCC. TheOcean and Cryosphere in a ChangingClimate. ThisSummaryforPolicymakerswasformallyapproved at theSecondJointSession of WorkingGroups I and II of the IPCC and acceptedbythe 51th Session of the IPCC, Principality of Monaco, 24th September 2019
https://report.ipcc.ch/srocc/pdf/SROCC_FinalDraft_FullReport.pdf


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