31.OCT.19 | Posta Porteña 2062

PATRIA PARA NADIE de Pablo Brum/ comenta Amodio (8)

Por AMODIO

 

Patria para nadie: historia completa del MLN-Tupamaros

LA HISTORIA NO CONTADA DE LOS TUPAMAROS DE URUGUAY Montevideo, Uruguay: Planeta, abril de 2015

Así la presentaron en su momento; Héctor Amodio Pérez  hace su cometario que a partir de ahora iremos publicando; octava  entrega

Agosto / Sept. de 2019 ( continúa análisis Plan Cacao)

Brum: Sin embargo, las líneas estaban trazadas con claridad: el viejo liderazgo encarcelado en Punta Carretas estaba en desacuerdo con la estrategia adoptada por la dirección clandestina. Varios tupamaros de ambos lados del debate han reconocido, décadas después, que estaban en lo correcto quienes se alineaban con Sendic. Efraín Martínez, quien era una “paloma” en el debate, cree que el Plan Cacao “fue el plan más terrorista, más jodido que hizo el MLN-Tupamaros. Ahí se enchastró todo”. El extupamaro Luis Alemañy lo llamó “una locura”. Hugo Wilkins agregó que: “Fue masivo el rechazo que tuvimos hacia ese tipo de atentados”. Samuel Blixen, biógrafo de Sendic y líder de la Columna 15, dice que “fracasó”. Hasta Engler, el principal comandante de ese esfuerzo, dijo que fue un “error monumental”. Patria para nadie, Pablo Brum, pág. 262

Amodio: Efectivamente el plan Cacao fue un desastre, pero se oculta su paternidad, para hacer creer que es de los inexpertos militantes que asumieron la responsabilidad de la reconstrucción del MLN tras el desastre de Almería. Y esto es así con dos propósitos: primero, ocultar la responsabilidad de quienes dieron su voto afirmativo en Punta Carretas, como miembros de la dirección interna: Huidobro, su creador, Manera y Marenales.

Segundo: deslizar esa responsabilidad hacia compañeros que en aras de la confianza que los unía a los dirigentes “históricos”, aceptaron dicho plan y lo pusieron en marcha. Y cabe otro más: culpar a los disidentes de los errores de otros, para arrojar dudas acerca de su capacidad política.

Brum: El surgimiento del Frente puso al MLN en una situación compleja. El grupo había rechazado la política partidaria desde su nacimiento, tanto por su decepción práctica con respecto a ella como por el rechazo ideológico que le tenía. Ahora prácticamente todos sus aliados ideológicos, con incorporaciones adicionales, estaban convergiendo en el Frente Amplio. Un cierto número de tupamaros argumentó que el grupo no podía mantenerse fuera de la carrera electoral. En particular, el excomunista Mauricio Rosencof insistió en que hubiera algún tipo de organización partidaria legal del MLN.

La solución de consenso fue no abandonar las operaciones guerrilleras, pero sí aumentar los esfuerzos políticos del MLN con la creación del Movimiento 26 de Marzo. El grupo, que formó parte del Frente Amplio, publicó su plan de gobierno en marzo de 1971. Patria para nadie, Pablo Brum, pág. 268.

Amodio: Aunque Rosencof ha insistido en ser el padre la criatura, la realidad es otra. La idea surgió desde un grupo de intelectuales, entre los que se encontraban Benedetti, Vidart, Carlevaro y algunos dirigentes sindicales como Sassano, de imposible integración al aparato del MLN, para encontrar un lugar desde donde apoyar la causa del MLN.

Se contaba además con las simpatías de algunos sectores vinculados a Marcha y al ambiente artístico en general. Lo que sí es cierto es que fue Rosencof quien planteó a los presos en Punta Carretas la posibilidad de apoyar la formación del Frente Amplio.

El tema se discutió ampliamente a nivel de los presos, pero tuvo escasa repercusión entre los militantes en libertad. Finalmente, la propuesta de apoyar la creación del FA y la participación en sus estructuras fue aprobada casi por unanimidad, con mi solo voto en contra.Yo estaba en contra porque era una actitud que contrariaba la línea del MLN. ¿Estábamos presos por combatir un sistema en el que no creíamos y le íbamos a dar nuestro apoyo? Finalmente se decidió darle un “apoyo crítico”. Leer la proclama basta para ver el oportunismo que eso significaba. Sendic pretendió que UTAA fuera el representante legal del MLN dentro del FA, pero los cañeros no aceptaron. Fue esa la razón por la que se resolvió formar un movimiento –el 26 de Marzo- que actuara en nombre del MLN y al mismo tiempo daba encuadre a toda una serie de gente que no tenía lugar en el aparato

Brum: El MLN de Punta Carretas estaba organizado alrededor de dos células directivas, que tenían como nombres en clave C1 y C2. La primera era esencialmente una réplica de la vieja dirección. Sus atribuciones englobaban todas las relaciones con el mundo exterior, desde las operaciones en curso hasta asesoramiento político y seguridad de las comunicaciones.

Los miembros de C1 eran Sendic, Fernández Huidobro, Marenales, Manera, Amodio, Candán, Mansilla y dos más que se habían vuelto allegados a estos líderes: Diego Piccardo y David Cámpora. Patria para nadie, Pablo Brum, pág. 273.

Amodio: El C1 tuvo una influencia reducida al período entre agosto y diciembre de 1970. Es en  el mes de diciembre que esa influencia deja de ser aceptada por la dirección externa, lo que acabará por enfrentar a ambos organismos y será el inicio del trabajo de división que realizaron Sendic, Huidobro y sus seguidores. En la lista se omite a Efraín Martínez Platero. Diego Piccardo nunca fue miembro del C1 y mucho menos David Cámpora.

Brum: La Comisión A trabajaba de forma compartimentada: sus integrantes no discutían sus actividades, ni tampoco su existencia, con no-integrantes. La Aspirina trabajó en varios planes de escape a partir de 1970. Se consideraron todo tipo de ideas, que incluían puentes improvisados desde edificios aledaños a la prisión, secuestrar un helicóptero y aterrizarlo en el patio, y redes desplegadas con cohetes que permitieran a los presos escalar las murallas. Para crédito de los Tupamaros, un ataque guerrillero directo a la instalación, aunque militarmente posible, fue rechazado. El MLN de 1971 probablemente podría haber logrado semejante ataque, pero también era probable algún tipo de carnicería. Según Jorge Zabalza: “Podía significar hasta la muerte de inocentes. Veías a los guardias de Punta Carretas y te daban lástima: los que estaban en los muros eran todos mayores de sesenta años. Hasta había uno rengo”. Patria para nadie, Pablo Brum, pág. 278.

Amodio: la comisión Aspirina tuvo que considerar varios planes de fuga, los que finalmente todos fueron descartados, por impracticables o porque su puesta en marcha impediría realizar otros en el futuro mucho más rentables, como finalmente ocurrió. Tuvo una integración irregular, ya que al principio la integramos Almiratti y yo, hasta la constituida para el Abuso, formada por Zabalza, Mansilla, Arbelo Gatti y Amodio.

Leyendo a Brum parecería que el MLN estaba en condiciones de tomar Punta Carretas. Es un disparate que a la comisión le tomó cinco minutos descartarlo. Otra sorpresa son las palabras de Zabalza, precisamente uno de los propulsores de dicho plan.

Brum: La primera idea practicable para un escape llegó a fines de 1970, de la observadora mente del ingeniero Juan Almiratti. El plan consistía en cavar un túnel desde la red cloacal -un hábitat preferido del MLN- y desde ahí cavar hacia arriba hasta la lavandería de la cárcel. El nombre en clave del plan era Gallo; era el tercer concepto que la dirección incluyó en su agenda para 1971, después del Cacao y la Cárcel del Pueblo.

En preparación para el Gallo, un escuadrón especializado entró al subterráneo y desplegó parte del equipamiento necesario. Poco después una gran tormenta barrió con todo y la policía se enteró de lo que estaba ocurriendo. Entre los objetos encontrados en una orilla cercana estaban trajes de buzo, sobres de dormir, equipo de comunicaciones, baterías y más. En Uruguay solamente el MLN podía estar involucrado en una actividad que necesitara ese tipo de equipamiento. La maniobra se había “regalado” antes de que la primera pala tocara el suelo. El Gallo estaba muerto antes de cacarear. Patria para nadie, Pablo Brum, pág. 279.

Amodio: El descubrimiento del Plan Gallo fue un duro contratiempo, ya que significó que se nos prohibiera el acceso al campo de fútbol y los recreos los tuvimos en los corredores existentes entre el muro y el edifico de la cárcel propiamente dicho. Por otro lado, aunque era posible realizar un túnel desde las cercanías, la pérdida del campo de fútbol impediría que la fuga implicara a un número importante de presos.

Brum: Para reemplazarlo se intentó un plan diferente: su nombre en clave era Mangangá. El plan estaba basado nuevamente en un túnel, pero este conectaría una vivienda en la calle Joaquín Núñez, adyacente a la cárcel, con una sala de servicio dentro del complejo. Desafortunadamente para los tupas, el Mangangá se evaluó como impracticable y se descartó. Patria para nadie, Pablo Brum, págs. 279-280.

Amodio: El Mangangá se pensó realizar desde la casa de Samuel Blixen, en la calle García Cortinas. Uniría la casa con el hospital. Se descartó por las dificultades para realizarlo, ya que era una casa muy frecuentada por familiares, lo que unido a la presencia de los niños hijos de la pareja la hacía muy dificultosa. Otro intento, abandonado a poco de empezar, fue construir un túnel desde la esquina de Montero y Guipúzcoa, donde hoy está instalado el restaurante El Berretín

Brum: El plan para el escape Estrella vino del MLN “libre”. Primero Mauricio Rosencof usó sus contactos para obtener los planos de toda la red cloacal de Montevideo; combinada con el conocimiento de los tupas del lugar, navegarla ahora sería más fácil. Él y Engler luego diseñaron un plan para cavar un túnel hacia las tupamaras encarceladas, quienes eran menos en número que sus contrapartes hombres, pero no por ello dejaban de ser un componente central del MLN. Patria para nadie, Pablo Brum, pág. 280.

Amodio: Los planos de las cloacas habían sido robados con anterioridad de las oficinas de la Intendencia de Montevideo. Rosencof nada tuvo que ver con la preparación de dicha fuga, que estuvo en todo momento a cargo de la columna 15. Los responsables de organizarla fueron Engler, Schoeder y Blanco Katras.

En Punta Carretas nos enteramos de que la Estrella tenía prioridad sobre cualquier intento de fuga desde el Penal por una carta en la cual se nos explicaban las razones. El MLN necesitaba realizar una acción de propaganda limpia y sin violencia. Ya se había fugado Almiratti desde el Juzgado. La noticia provocó un cisma en el C1 y en la comisión Aspirina, ya que se entendía que la Estrella anulaba toda posibilidad de realizar una fuga desde Punta Carretas.

La valoración que la dirección histórica del MLN tenía acerca del papel de las mujeres se puso otra vez sobre el tapete. Toda la argumentación para cambiar la decisión del Ejecutivo fue estéril, lo que aumentó las diferencias que ya existían. Los presos ya habíamos enviado el plan referido al Abuso, plan que la Dirección creyó de imposible realización, pese a los informes dados por Almiratti, el “padre” de la idea inicial. Cuando la llegada de Wassen, el 2 de julio de 1971, la discusión se reabrió.

Brum: El éxito de la Estrella implicó un único aspecto negativo para el MLN: la opción de escaparse de un complejo carcelario a través de un túnel que conectara con las cloacas había desaparecido. Tanto los planes Gallo como Mangangá habían dependido de que excavadores llegaran a Punta Carretas desde las cloacas y abrieran un agujero dentro del perímetro. Sin embargo, ahora la policía estaría muy atenta respecto a las cloacas. Era demasiado riesgoso invertir una cantidad tan alta de recursos en un movimiento de ajedrez que ya estaba tan abiertamente “quemado”, avisado y telegrafiado. Patria para nadie, Pablo Brum pág. 283.

Amodio: Brum se hace eco de las discrepancias que surgieron. Es cierto que se adujo la viabilidad del túnel, único medio para huir del Penal, pero en el fondo lo que predominaba era que se consideraba que la fuga de los hombres debía ser prioritaria. Una expresión más del machismo imperante.

Brum: El MLN envió muchas señales de sus intenciones de escapar, primero con la fuga del ingeniero Almiratti (quien huyó corriendo de un juzgado y fue levemente herido en el intento), luego con la del gatillero Raúl Bidegain, y ahora la de prácticamente todas las tupamaras de importancia. Patria para nadie, Pablo Brum, pág. 283.

Amodio: Almiratti ya había expuesto la idea del Abuso, consistente en excavar el túnel desde adentro de la cárcel, evitando así que el MLN tuviera que dedicar esfuerzo a su realización, Sólo tenía que encargarse de la evacuación de la zona. La comisión Aspirina había descartado las fugas individuales desde el Penal. Cuando Almiratti me pidió autorización para fugarse desde el Juzgado, le di mi consentimiento porque no era desde Punta Carretas
Almiratti fue avisado sobre su conducción al Juzgado sin tiempo para que la Aspirina se reuniera y diera su OK, lo que hice asumiendo la responsabilidad que se me reclamara. Como era de esperar, el resto de la comisión avaló mi decisión. Almiratti sería más útil para el Abuso en libertad que preso.

Brum: En Punta Carretas, Mujica y sus dos compañeros de celda descubrieron que el material del cual estaba hecha la pared que separaba las celdas era viejo y endeble. De hecho, los ladrillos se podían remover con facilidad. Patria para nadie, Pablo Brum pág. 283.

Amodio: Quienes realizaron el “descubrimiento” fueron presos comunes, de la cárcel de Miguelete, como lo cuenta Almiratti en un relato del archivo Cámpora, titulado El Abuso, que utilizaban este sistema para comunicarse entre sí y traficar en las varias formas con las que sobrellevaban su vida.
Heraclio Rodríguez Recalde perfeccionó el modo de practicar los agujeros, fabricando unas herramientas con alambres sacados de los elásticos de las camas. Mujica nada tuvo que ver en esto, pese al interés de Brum en convertirlo en un personaje importante.

Brum: Fue aquí que emergió una tercera opción de la mente de Héctor Amodio: cavar un túnel desde dentro de la prisión. Con los recursos y condiciones correctos, quizá los tupas pudieran cavar debajo del complejo carcelario, pasar por debajo de sus muros y emerger en otro lado (idealmente, una vivienda cercana). En otras palabras: un Mangangá invertido. Patria para nadie, Pablo Brum pág. 284.

Amodio: La idea fue de Almiratti. No creo necesario decir más. Tal como cuenta el mismo Almiratti en documentación en el Archivo Cámpora, a mí me correspondió la elección del nombre: El Abuso, porque de ser exitosa, era un “abuso” el éxito que se lograría.

Brum: Los regalos y sobornos para los guardias internos eran diversos, pero pronto los tupamaros tuvieron a prácticamente todo el personal del complejo en el bolsillo: “Pago de mensualidades, dobles salarios, amueblamiento completo de hogares policiales, botellas de whisky, amenazas de distinto pelo y ocasionalmente, si las cosas se ponían difíciles, alguna medida coercitiva”. Para Jorge Zabalza, quien administraba este sistema y de hecho llegó a tener las llaves de varias de las celdas, Punta Carretas no era una prisión sino “un campamento tupamaro con ciertas restricciones”. El MLN se había adueñado de lo que no era más una cárcel, sino como dijo el prisionero Luis Nieto “un carnaval”. Patria para nadie, Pablo Brum pág. 284.

Amodio: Zabalza nunca tuvo nada que ver con la relación con los carceleros. Fue Mansilla el encargado de dicha tarea. Es cierto que muchas veces fue con dinero en efectivo, entregado dentro de la misma cárcel, porque Mansilla tenía en su poder una cantidad que se iba renovando cada vez que era necesario, pero nunca entregamos botellas de whisky ni pagamos amueblamientos de forma directa. Otra cosa es el uso que cada guardia le diera a lo que recibía.

Nuestra ayuda fue fundamentalmente en especies: ropas, zapatos y útiles escolares para los hijos fue la forma más corriente. Asistencia médica fue otro de los aspectos atendidos. Todo esto creo que fue posible dadas las condiciones de trabajo y las bajas remuneraciones de los guardias.

Mediante la correspondencia, yo me encargaba de organizar las “colaboraciones” pactadas. Es totalmente falsa la versión de las llaves. Es más, la llave era la misma para las distintas celdas, por lo que con solo tener una alcanzaba. Pero la tenencia de las llaves no proporcionaba ninguna ventaja una vez que las puertas estuvieran cerradas, ya que desde el ventanuco de las puertas era imposible llegar a la cerradura.

Lo que se oculta es que la fuga fue posible porque apareció en escena un guardia de apellido Dálbena, apodado “El Tacoma”, y que ostentaba la categoría de Jefe de Guardia. Mansilla acordó con él la forma en que Dálbena realizaría las requisas que por protocolo se debían realizar periódicamente y el plan se puso en marcha. Dálbena nunca supo que lo que estaba en marcha era una fuga, y menos de las características que tuvo

Brum: En el invierno de 1971, los prisioneros verificaron que podrían cavar los boquetes rápidamente y terminarlos sin mayores problemas. Al hacerlo se volvería posible caminar continuamente de un extremo del bloque celdario al otro. Se tomó también la decisión que faltaba: habría un agujero en el piso de la celda del extremo oriental de cada uno de los tres pisos clave. Un hoyo llevaría del segundo piso al primero; otro del primer piso a la planta baja. El último agujero que ahí habría, a nivel del suelo común, sería la boca del túnel.

Todo esto fue informado y coordinado con los tupamaros libres, quienes prepararon su propio lado de la operación bajo el mando de Engler. El MLN de afuera tenía muchas tareas de las que ocuparse. Una gran cantidad de tupamaros inspeccionó cada metro cuadrado del área alrededor de la cárcel. Estudiaron con cuidado los ángulos y perspectivas desde las calles hasta la cárcel y viceversa; la topografía del área, la infraestructura de comunicaciones, la geografía humana de las familias y los negocios de la zona, los movimientos de los servicios de seguridad, y más. Niñeras del MLN comenzaron a trabajar con familias cercanas para facilitar la vigilancia. El viejo grupo de Mujica, la Columna 10, retuvo un local a apenas una cuadra y media de Punta Carretas, en la calle Joaquín Núñez. Los Tupamaros estaban más cerca de lo que todos pensaban. Patria para nadie, Pablo Brum pág. 285.

Amodio: Los tupamaros en libertad nunca conocieron los detalles del plan interno y no creían en la viabilidad del escape. No será hasta la llegada de Wassen a Punta Carretas y la incorporación de Blanco Katras a la comisión Aspirina que la opinión dará un giro fundamental, una vez que ambos informaran su opinión favorable.

Wassen no participó en la planificación. Quien sí lo hizo y de manera fundamental fue Blanco, ya que a sus dotes de organizador unía su experiencia con el equipo de Planimetría encargado del estudio técnico de la excavación, integrados en la columna 15. El trabajo realizado requirió la colaboración de compañeras de varios sectores y finalmente se eligió la casa situada en el 2535 de la calle Solano García, ya que el local de la calle Joaquín Núñez lindaba por los fondos

Se saldría del túnel por Solano García y atravesando la manzana sin ser vistos por los guardias tendríamos el transporte en Joaquín Núñez. Todo el meticuloso trabajo de estudio y planificación estuvo a punto de fracasar a último momento, cuando ya todo el mecanismo estaba en funcionamiento y no admitía marcha atrás.

Habían pasado desapercibidos los tres escalones que todavía son visibles en la calle Solano García 3525. Por consiguiente, la altura a excavar para asomar a la superficie era mayor que la calculada: la altura de los tres escalones, unos ochenta centímetros. Estaba previsto que desde el penal prácticamente excavaríamos casi hasta el piso de la vivienda elegida y que por las voces nuestras los compañeros ubicarían el sitio exacto para practicar el boquete final. Pero eso no era posible ya que estábamos a 80 centímetros del suelo de la casa. Finalmente Engler pudo solucionarlo mediante el uso de un estetoscopio que tenía en su auto.

Brum: Una vez que la excavación comenzaba, la operación debía completarse en el escaso y valioso tiempo disponible antes de la siguiente requisa general. Gracias a los cuantiosos sobornos de Zabalza, el oficial a cargo de las inspecciones acordó demorarlas por un mes, pero no se podía lograr más que eso. Por lo tanto, la fecha para el comienzo de la excavación fue el 11 de agosto. Patria para nadie, Pablo Brum, pág. 288.

Amodio: Ya he dicho que Zabalza nada tuvo que ver con los sobornos a Dálbena, pero hay que precisar que este nunca tuvo noticias de la fuga. Mansilla lo había convencido acerca de unos grupos de estudio no demasiados precisos. Por otra parte, a Dálbena ese tema lo tenía sin cuidado. Le alcanzaba con recibir puntualmente las cantidades acordadas.

La fecha de inicio de las excavaciones se acordó con el Ejecutivo, una vez que éste asumiera la parte que le correspondía en la evacuación y alojamiento de los clandestinos.

Brum: Fue a Héctor Amodio Pérez a quien se le ocurrió la idea de cavar un túnel desde adentro. También fue él quien bautizó al plan El Abuso: era simplemente demasiado excesivo y espectacular como para ser realista. Por último, Amodio fue el coordinador general de la operación de escape, en reconocimiento de todo esto y además de su trayectoria, particularmente el operativo Paloma de escape de las tupamaras el año anterior. Patria para nadie, Pablo Brum, pág. 289.

Amodio: La idea de excavar el túnel desde adentro fue de Juan Almiratti. Creo que nadie puso mayor empeño y creatividad que él. Tengo que consignar que cuando se presentó la idea inicial, uno de los mayores detractores fue Manera, que argumentaba que el túnel era inviable porque se desmoronaría, lo que provocó que “Juancito” tuviera que realizar una larga exposición en defensa de su idea, exponiendo sus conocimientos prácticos sobre los teóricos de Manera. Yo creo que incluso el nombre se le puede adjudicar a su inventiva.

Transcribo un artículo perteneciente al Archivo Cámpora, que creo arroja luz sobre ambos aspectos.

Forjando la memoria

COMCOSUR Nº 1311
Jorge “Cabeza” LLAMBÍAS

Una noche cualquiera, totalmente de casualidad, nos encontramos en CRYSOL -en la cantina- Juancito Almiratti, el Negro Delgado, el Gordo Peralta, el Cura Bidegain y quien escribe. Andábamos hablando de bueyes perdidos, en cosa de anécdotas, cuando de repente Juancito nos mira a todos y nos pregunta: ¿Ustedes saben quién y por qué se le puso el nombre de "Abuso" a la fuga?

Todos creíamos saber pero no, acá va el cuento. Por supuesto que nadie pensaba que entre tanto vino y algún whisky podía salir algo positivo, y la charla era un picadillo desordenado de anécdotas, de viejas acciones –de las que se pueden contar– de preguntas sobre los que no veíamos desde hacía tanto y de los muertos que se habían ido sin aviso.
Entre las mil cosas del picadillo, Juancito nos preguntó, uno por uno –con esa voz que habla con la sh- ¿Sabés cuál es la etimología del Abuso?

El Abuso, para los desprevenidos, fue el nombre dado a la operación de la fuga de 111 tupamaros del penal de Punta Carretas. Luego de la sorpresa comenzamos a decir porqué pensábamos que se le había puesto ese nombre y todos íbamos por la misma senda... Nos miró, o mejor dicho, hizo que nos miraba porque Juancito ha perdido casi totalmente la vista, y en un tono de “yo sé la posta” comenzó a contar la historia que ninguno conocía.

“Ustedes se acuerdan que en Punta Carretas yo trillaba mucho con los gambuzas (dentro de la cárcel estaban los presos comunes –los gambuzas- y los de la especial). En uno de esos trilles conocí a La Peluda que venía de pasar por Miguelete. Con la confianza del tiempo La Peluda me contó que en Miguelete habían intentado escaparse por un túnel que bajaba desde una celda, se ponía horizontal y luego subía hasta un lugar en el que, rompiendo la calle, podían lograr la libertad. Ese plan también había unido a varias celdas entre sí para que pudieran llegar al túnel.

La guardia había sido comprada con el cuento de que los agujeros en las celdas eran para el tráfico de “guachos” que era algo sabido y “permitido”. Fue la idea detonante de lo que más tarde se constituiría en El Abuso. Le pregunté a La Peluda porqué había fallado la fuga y fue lacónico: un “ortiba”. Apareció tiempo después –lograda su libertad– acribillado a balazos por la calle Durazno.

Bueno…, me dejó con la idea ya que siempre estábamos pensando en la fuga y los compañeros planteaban cualquier cosa porque querían irse. Ya en ese momento estábamos trabajando en lo que sería el Mangangá, la fuga desde el hospital penitenciario hacia las cloacas.”

En ese momento irrumpieron el Gordo y el Negro agregando datos o jodiendo simplemente con cualquier cosa, no olvidemos que estábamos tomando. El Negro fue uno de los grandes topos ya que era de los que bajaban a sacar tierra. Fue él que descubrió el túnel -que se cruzaba con el nuestro– por donde se habían ido los anarcos. El Gordo Néstor aportaba desde su muy buena memoria detalles sobre quién o qué cosas pasaban en la época. Desde nuestro punto de vista -el Cura y yo– que no habíamos pasado por Punta Carretas, los instábamos a callarse ya que “la película” estaba buenísima y la dupla aportaba pero enlentecía el relato que hacía a la épica de aquellos años.

Retomó Juan: “ahí fue que le planteé al Bebe la idea que estaba madurando de irnos por un túnel en una fuga masiva. El Bebe me miró y dijo: ¿te parece?, y tras pensar un momento agregó: ¡andá a hablar con Amodio!!!...y eso fue todo.

Amodio era realmente operativo y me escuchó. Empezó entre nosotros un peloteo acerca de qué era necesario hacer para lograr la fuga, y en la medida que iba tomando forma me di cuenta que era posible y comencé a repetir: ¡pobre Pachequito, qué abuso!, como una colita de esas que se le pegan a uno. Debíamos solucionar muchas cosas, como ser acomodar a los compañeros que se iban a fugar en una sola ala de la tercera que era la que iba a comunicarse pared a pared. Calcular los metros que había que bajar para pasar los cimientos de los muros. Calcular el largo del túnel para salir en la casa que los compañeros iban a copar el día de la fuga. Ver la forma de orientar el túnel para no errarle. Cómo hacer llegar aire fresco mientras se estaba trabajando. Qué hacer con la tierra que se sacaba que multiplicaba su volumen una vez extraída…

En la planchada de la segunda debíamos pasar por una celda en la que había gambuzas y era necesario, antes de empezar ningún movimiento, saber si era posible salir por ahí, por lo que hubo que hablar con ellos. Contábamos con un compañero que era un mago con las artesanías y solucionó la forma de tapar los agujeros entre las celdas y en la planchada de la tercera a la segunda, así como la salida al túnel. Descubrimos que los ladrillos del penal estaban unidos con una especie de barro que se usaba hace un siglo. Era una arcilla de lava volcánica traída de Italia que se agujereaba fácilmente y que luego, tras pasar dos alambres torneados entre sí y siguiendo la junta en un trabajo de vaivén, salían los bloques enteros.
Demás detalles no vienen al caso ya que no hacen a la historia que contamos. El Negro Amodio era el que tenía los contactos con el exterior y comenzó a trabajar concretamente en el plan. En una que estamos juntos me da una cosa a leer y veo que dice: “El Abuso”, y pregunto: ¿Qué es esto? y el Negro me responde: Vos no te pasabas diciendo ¡pobre Pachequito, qué abuso! es eso, el plan de fuga. Se llama “EL ABUSO”. Por lo que a través de mis dichos repetidos tomó ese nombre, y el que lo eligió fue: Amodio!”

Brum: El C1, en consulta con la Comisión A, confeccionó una lista de quiénes se escaparían. Luego se la transmitió al C2, el cual tenía que encontrar una manera de alojar a todos los nominados en un único bloque. El MLN usó a los guardias que había corrompido para transferir a los tupas seleccionados que estuvieran encarcelados en la sección equivocada a la correcta, la que miraba al norte hacia la calle José Ellauri. Pronto todos los tupamaros importantes pasaron a estar concentrados en el mismo bloque, hasta tal punto que un gambusa gritó que la cárcel se tumbaría por estar llena de “pesados” de un solo lado. Patria para nadie, Pablo Brum, pág. 290

Amodio: El C1 elaboró la lista luego de muy largas discusiones. Si bien muchos presos tenían un lugar asegurado, otros, de gran valor para uno era discutido por otro. Otro factor de disputa fue la inclusión en la lista de miembros de otras organizaciones. La comisión A nada tuvo que ver en la confección de la lista.( La Comisión A, por Aspirina, era la encargada de los planes de fuga) El C2 no tuvo ningún problema en ubicar a los seleccionados en el lado correcto, porque el cambio de celdas no requería más trámite que una simple comunicación, ya que el recuento la única finalidad que tenía era comprobar que el número coincidía con el total registrado y no qué celda ocupaba cada uno. El comentario acerca de los “pesados” no fue de un “gambusa”, sino del Beto Falero.

Brum: Julio Marenales se encontraba primero en la lista. Estaba tras las rejas desde 1968, poco después del secuestro de Ulysses Pereira. En septiembre de 1971 estaba cerca de cumplir tres años fuera de la acción. Enseguida después de él venían nombres como Sendic, Fernández Huidobro, Manera, Amodio y muchos más. Patria para nadie, Pablo Brum, pág. 291.

Amodio: El primero en la lista era Sendic, Amodio segundo, Manera tercero, Marenales cuarto y Huidobro el quinto. Finalmente el primero en salir fue Marenales, ya que ante la demora por el imprevisto desnivel del suelo de la casa elegida, tras consultar con él, lo envié como avanzadilla para colaborar en el agujero final. La fuga ya había tenido una postergación de 24 horas, por el accidente sufrido por un compañero participante en el operativo. Veamos lo que dice Brum.

Brum: Mientras todo esto ocurría, un abogado del MLN volaba a la cárcel y pedía para hablar urgentemente con Marenales, el jefe tupamaro dentro de Punta Carretas. Sus noticias eran perturbadoras: el tupamaro al que se había asignado la tarea de repartir mensajes y planes vinculados al escape, Aurelio Fernández, había tenido un accidente motociclístico: se estrelló en los suburbios de Montevideo. Fernández permaneció inconsciente en la carretera por algún tiempo y luego fue llevado al hospital. Los Tupamaros no podían determinar todavía si la seguridad de la operación se había visto comprometida. Por precaución, Engler decidió cancelar la operación del MLN externo, por lo cual los tupas de adentro no podían realizar el escape esa noche. Muchos pidieron, furiosos, la ejecución por fusilamiento del idiota que había arruinado todo. Patria para nadie, Pablo Brum, págs. 293-294.

Amodio: Quien comunicó la postergación fue mi abogada Inés Capuccio, durante la tarde y en horas de visita de abogados. La fuga se suspendió por pura precaución. Lo que Capuccio transmitió fue que el accidentado debía ocupar un puesto muy importante en la evacuación de los fugados y debía buscarse un sustituto adecuado. La fuga no estuvo en peligro por causa del accidente en ningún momento.

El comentario sobre el “fusilamiento” pertenece a Huidobro, en otro intento de darle color a los relatos que luego conseguirá publicar y aparecer como el cronista de unos hechos en los que no tuvo más participación que desplazarse a través de los boquetes. En este caso se trata de una supuesta historia de la fuga de Punta Carretas.


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