07.NOV.19 | Posta Porteña 2064

URUGUAY: EL FIN DEL CICLO LARGO

Por Tato López

 

Y cuando ya esté marchito ese cuerpo compadrón,

                                                                                                                         algún oscuro chabón será el llamado a cargarte,

                                                                                                                         nadie quiere el estandarte si es lunga la procesión.

 

A escasas dos semanas del balotaje, el debate político en torno a las propuestas en pugna, sigue deshidratándose y dando signos inequívocos de que la nomenclatura progresista no tiene mucha voluntad política de disputar el gobierno de cara al 2020, o quizás ya no sepa cómo hacerlo.

El ex subsecretario del ministerio de Economía, Mario Bergara, salió hoy a la palestra, calificando como insustanciales y retoricas, las trece medidas que propone la coalición camaleónica de Lacalle (NdeR. hoy se sabe que de ganar el oficialismo Bergara sería el Ministrode Economía)

No hay lugar a dudas que gran parte de ellas son “viru viru” (según palabras de Bergara), en rigor, no hay siquiera espacio para la discusión de “modelos”, no lo puede haber, pues ese debate, remitió siempre, dentro de la economía política clásica, a estadios transicionales para rupturas que vehiculizarían cambios del sistema capitalista.

En tanto, los sucesivos gobiernos del FA, han sido los administradores más idóneos para emprolijar, disciplinar, en incluso administrar la crisis sistémica de comienzos de este siglo.

En rigor, el “modelo” no sufrirá muchas modificaciones. Ante la hipótesis de un eventual cambio de gobierno, UPM seguirá siendo buque insignia para intentar persuadir a las calificadoras de riesgo de que somos un “País de primera”, pero liberado de compromisos clientelares y culpas de “una memoria compartida”, no modificara el rumbo recesivo y de estancamiento de la economía del invierno del año próximo hacia adelante, más bien acelerara decisivamente el ritmo de los tiempos de ajuste económico.

Si Bergara, luego de la panoplia de recursos económicos, logísticos, y la implantación panóptica de la televigilancia que auspiciaron sus gobiernos, haciendo buena letra para ahorrarle una colosal economía política de fuerzas a la “entente cordiale” de la coalición de derecha, cuadriplicando (y un poco mas), la inversión presupuestal en el Ministerio del Interior, y además, sobredimensionando su esfera de incidencia, habiendo dotado al aparato represivo con una amplia gama de profesionales (profesores, psiquiatras, educadores de todo tipo, etc.) en el ejercicio de las funciones que han pertenecido tradicionalmente a la policía piensa que estas medidas pueden ser materializadas mediante la disuasión y es solo “viru viru”, resulta por lo menos, imbécil o cretino:

…..Las medidas que se enumeran en este terreno son la declaración de la "emergencia nacional en seguridad pública a fin de iniciar el combate frontal al delito en todas sus modalidades"; " introducir la presunción simple de legítima defensa a favor de los funcionarios policiales, cuerpo de Prefectura Nacional Naval, y guardias privados de seguridad armados, mediante la modificación del art. 26 del Código Penal"..; "modificar la normativa vigente para permitir registros personales preventivos a sospechosos, tanto en el marco de operaciones especiales como de controles rutinarios";  "establecer la; "pena perpetua revisable para delitos gravísimos"

  .. “reforma de los estatutos del personal docente y no docente de ANEP”, la expansión de la experiencia de liceos militares, en especial en el interior, modificación de la gobernanza de ANEP ”…

Modificar la Ley Orgánica Militar N°19.775, incorporando una visión moderna que permita construir una fuerza eficiente y eficaz en el cumplimiento de sus misiones y cometidos".

 ”desplegar a nivel Nacional la Guardia Republicana, que cambiará su asiento a bases en el interior de la República, con Destacamentos departamentales"

Es que el dispositivo de discurso ficcionado de la inseguridad, se le revelo para la nomenclatura del FA en sucesivos gobiernos como muy eficaz para operar sobre diversas estrategias de intervención, control y dominio, no resulta difícil registrar la manera por la cual los medios de comunicación a su alcance, precariamente apoyados en retazos de un soporte místico del pasado, han promovido una cultura del miedo bajo el manto de la disuasión y de la culpa, bajo la cobertura de lo otro, de aquello que no puede ser cooptado, y debe de ser estigmatizado, de manera fantásmica, entre la delincuencia, la marginalidad y la incitación a la desobediencia .
Reemplazando (en el mejor de los casos) la solidaridad social, por la defensa corporativa estrecha. El miedo ha despolitizado, fragmentado y desarmado el tejido social que sobrevivió a duras penas luego de la dictadura.

El poder utilizo muy bien, el monopolio de la violencia para administrar y controlar el miedo social, echando mano, como Jacob Nielsen, el Gurú de la interacción humano- cibernética, a una especie de heurística del temor, cuya ubicuidad, es siempre transferida a la esfera de la política.

Pero ese mismo dispositivo de discurso ficcionado del miedo, se sustancio en un sincretismo político inconfesable entre el posibilismo y la impunidad que lo hizo real.

Gerardo Caetano, con la versatilidad que le dispensa su condición de politólogo, formador de opinión e integrante de la nomenclatura progresista, como en el juego de mascaras de Luigi Pirandello, es capaz de hacer afirmaciones en las cuales resulta difícil definir desde que pertinencia las enuncia, a través de un Twitter, del 29 de octubre, cuando los resultados de primera vuelta eran incontestables, afirmaba que “Cabildo Abierto surge del MPP.

Fue Fernández Huidobro quien lo eligió, respaldado por Mujica, nunca debió ser nombrado y debió ser cesado mucho antes”

Extremo al cual Caetano, seguramente, no accede por una epifanía, e intenta transferir la responsabilidad política del surgimiento de esta expresión de la corriente más reaccionaria de la sociedad uruguaya, y la consecuencia de la derrota electoral, a la consumación de un contubernio político del cual, el simula no ser corresponsable.

El exceso de legitimidad de Mujica, que lo convierte en icono excluyente de la coalición, hizo que la “picardía” de nuestro Pirandello, fuera totalmente ignorada, al punto que ha excluido taxativamente referirse a Manini en términos polémicos.

Es el posibilismo progresista, pusilánime ante la impunidad, el responsable de dispensar tan desproporcionado aparato represivo al Ministerio del Interior, con la coartada de intentar mitigar la prepotencia de las Fuerzas Armadas (a las cuales ni siquiera lesiono en sus privilegios) y termina materializando un monstruo bicéfalo, devorador insaciable del gasto público, al servicio de la entente cordiale que lo terminara descabezando.

Con, o sin perjuicio de estas contingencias, la hipótesis de que se imponga en segunda vuelta el candidato de derecha, es el escenario más desfavorable, pues implicara, en términos rigurosamente políticos, una enorme zona de dificultades para un movimiento popular que ha perdido seriamente la capacidad de “moverse”. Una cosa es llegar a puntos de inflexión de estallidos sociales, producto de la desesperación, y otra cosa es hacerlo confiado en las fuerzas propias

En los recientes estallidos sucedidos en Chile y Ecuador, parecen encontrarse fuertes indicios del agotamiento de la democracia representativa como esfera de dominio de las burguesías vernáculas.

Sin embargo, hay un conjunto de problematizaciones que se expresan en esas fisuras, que no necesariamente terminan en rupturas.

Las formas de organización que las hagan posibles, dependerá de tiempos y de voluntades políticas que tendrán imbricaciones capilares con estos sucesos, pero que no se constituyen “por oficio”, y que nada parece indicar, que reproduzcan de manera analógica, aquellas que experimentamos desde otros asientos económicos, es la propia incertidumbre del sujeto, espíteme moderna, el que está en entredicho, glosando a Michel Foucault "El Hombre es un invento moderno que está a punto de desaparecer”

Como se articularan, inmersos en una profunda crisis de historicidad, las luchas precedentes y sus incertidumbres actuales, es algo que no podemos aun predecir.

Glosando a Paul Virilio, filosofo y urbanista que ha estudiado el momento de ruptura que provoca el ciberespacio, nos introduce en un campo inesperado que él llama la dromocracia, el estudio de los cambios operados por la velocidad de los nuevos avances de un tiempo universal y su velocidad, que produce una amnesia de historicidad y unas fuerzas productivas sin producción material de hombres, donde, en las sociedades que dominan tecnología de punta, ya están produciendo carne vacuna sin vacas, y en el extremo opuesto del planeta, se muere de inanición:

“El hombre empieza a estar de más. Asistimos ahora a una reactivación económica sin empleo. Ya se habla de inactivos crónico y no de desempleados coyunturales. La carrera hacia la productividad reemplaza a los productores, es decir, el trabajo del ser humano. Nuestra civilización está amenazada. El respeto de los derechos humanos está en tela de juicio. Necesitamos un esquema de pensamiento distinto para evitar la catástrofe. Nos hace falta elaborar un pensamiento político de la velocidad.”

LA TEMIDA PÉRDIDA DEL GRADO INVERSOR

Quien sí, conoce los enormes umbrales de riesgo de cara a 2020, y quizás no pueda conciliar el sueño, es la economista Azucena Arbeleche, titular del Ministerio de Economía y Finanzas en un eventual gobierno de la entente cordiale multicolor.

Las calificadoras de riesgo son prolongaciones de los organismos multilaterales de crédito y el Banco Mundial, que monitorean la capacidad de retorno de los intereses de la deuda externa, y en virtud de este seguimiento, pueden dar señas a los grupos inversores para estimular el flujo de capitales transnacionales, o en su virtud, alarmas sobre la virtual insolvencia de un país para cumplir con la capacidad de retorno de los mismos. Moody's, una de las tres calificadoras que monitorea el comportamiento del mercado financiero de Uruguay, ya ha dado señales de alarma sobre su eventual insolvencia.

Para las economías dependientes, como la uruguaya, la relación con las calificadoras es una necesidad para el flujo de la inversión extranjera, en particular por la emisión de bonos y los intereses a pagar. Sin una buena calificación, la colocación de esos títulos de deuda serían virtualmente “perejil de feria” y los intereses serían mayores a la hora de solicitar esos préstamos que, hoy por hoy, financian el rojo de las cuentas públicas.

Uruguay hizo bien los deberes durante el primer gobierno, en la cresta de la ola de los muy buenos precios de las materias primas (en particular la soja) hasta el 2014, cuando aun no tenia grado inversor y el crecimiento de la economía era sostenido y los pagos se hicieron con recursos propios del superávit fiscal primario.

A partir de entonces, sobreviene una meseta de estancamiento que se prolongo por tres años, y obligo al BCU a emitir Títulos de Regulación Monetaria, que han acrecentado el 16 mil millones de dólares la deuda, solamente por concepto de intereses, mas 4 mil millones de dólares a organismos multilaterales de crédito, como el BID, la CAF, etc. y la zozobra comienza cuando el incremento es menor (0,2 por ciento) y la región está en un tembladeral.

La deuda, solo por conceptos de interés, ha pasado de 13.400 millones de dólares a 39.000 millones de dólares en 2019. Con un déficit fiscal de 4,9 %, y con el calendario de pagos que vence en junio de 2020, deberían de liquidarse 38.000 millones de dólares, partiendo de la ratio, que se forma de la relación de los intereses con los ingresos.

Tomando como referencia un PBI de 58 mil millones de dólares, y los intereses que representarían un 3.3 % del mismo, debería de crecer el PBI, siete puntos, es decir 46 mil millones de dólares para no perder el grado inversor, extremo por demás imposible.

Esto, excluyendo el endeudamiento público de 16.000 millones de dólares de deuda empresarial, 3500 millones de crédito al consumo y otros tres mil quinientos de deudas hipotecarias.

La situación de Uruguay es preocupante, la economía, hace más de dos años que comenzó a dar indicios, primero de desaceleración, y luego de estancamiento, que anuncia la recesión, y eso trasciende largamente el modesto ámbito de nuestro territorio-el efecto recesivo, está presente en todos los países de la región, y los países de mayor PBI ya están sintiendo las consecuencias de la misma.

Según y los economistas y los operadores del mercado financiero, que se dividen en diferentes grupos “confesionales”, lo caracterizarían como el cuarto ciclo (y final) de la onda larga de Kondratieff, o invierno del ciclo largo.

Cuando el mercado de bienes duraderos de consumo, y el consumo diferido, comienzan a dar algunos síntomas de saturación, cuando las cotizaciones bursátiles están muy por encima de lo que un inversor informado y con una perspectiva a largo plazo consideraría razonable, cuando las viviendas llegan a un precio que los compradores con intención de habitarlos ya no pueden pagar... sobreviene el « crac »

En esta situación el mantenimiento de una oleada especulativa requiere la entrada continuada de dinero «fresco» (y en cantidad creciente, debido a que se transaccionan unas cantidades casi invariables de activos y a precios cada vez más elevados), vale recordar que el BCU, ha salido en forma recurrente a intervenir en el mercado a un costo de tres mil millones de dólares desde agosto de 2018 (3.000 millones de U$S), para que el dólar no se siga disparando. En el momento en que ya no hay nuevos compradores y los precios comienzan a caer, se genera el pánico, eso recién sucederá para el segundo trimestre del año venidero y puede ser por cinco años, si nos atenemos a la periodizacion de dichos ciclos precedentes. 

Los tenedores de los activos los han comprado esperando un rendimiento que ahora viene dado exclusivamente por la plusvalía que surge en venderlos a unos precios superiores (a la altura de las cotizaciones existentes en este momento, el rendimiento, por dividendos en el caso de las acciones y por alquileres en el caso de los inmuebles, da lugar a una tasa de rentabilidad irrisoria) eso aun no se ha disparado, pero el Uruguay tiene una deuda pública, acumulada en dólares, de 3.500 millones de dólares en la inversión inmobiliaria. Si los precios comienzan a caer y las plusvalías esperadas desaparecen, todo se hunde y todo el mundo intenta vender al mismo tiempo, cosa que genera una caída en vertical de las cotizaciones; y cada bajada de las cotizaciones provoca la aparición de una nueva oleada de vendedores (cada vez más desesperados y con más prisa para vender) y así hasta que las cotizaciones hayan bajado al punto donde ya no haya exceso de vendedores.

La caída en vertical de las cotizaciones comporta una bajada del nivel del valor de la riqueza total de las familias, lo cual acarreará a su vez, una bajada de la demanda de bienes de consumo (mas fuerte como mas bienes de consumo duradero se hubiesen adquirido mediante créditos, los cuales el público esperaba cancelar con las plusvalías obtenidas en una bolsa donde la tendencia alcista hubiese continuado)

Este descenso de la demanda puede ser será amplificada pronto por la amenaza de quiebras bancarias, como consecuencia que los bancos se habían lanzado, en la fase anterior, a la concesión de créditos a las familias financiando la compra de bienes de consumo y viviendas (este fenómeno está provocado por la elevada demanda de crédito con esta finalidad y por la escasa demanda de crédito para financiar inversiones productivas, ya que la inversión, como hemos visto, crecía muy lentamente). Muchos de estos créditos concedidos antes serán ahora irrecuperables.

Hay que volver a recordar que el sector empresarial, presenta para el primer trimestre del año, un endeudamiento de 16.000 millones de dólares

Si, además, estos bancos tienen otros créditos irrecuperables, como:

•  Los concedidos a productores de materias primas, cuyos precios permanecen a niveles muy bajos

•  Los concedidos a productores nacionales de materias primas que se rigen según los precios internacionales

Nos encontraremos entonces con las condiciones de posibilidad de amenazas de quiebras en la banca privada. El resultado económico de todo esto es una brutal contracción del crédito que profundiza enormemente la depresión económica.

- Una vez desencadenada la depresión, con numerosas quiebras de empresas y masas de trabajadores al seguro de paro, las cámaras empresariales, ejercerán una fuerte presión sobre los gobiernos pidiendo una mayor protección arancelaria y una evaluación de la propia moneda para conseguir, a la vez, proteger el mercado interior y conquistar nuevos mercados en el exterior. A medida que esto es un fenómeno generalizado, el resultado global de las sucesivas «guerras arancelarias» y las continuadas «guerras devaluatorias» entre los diferentes países es una contracción del comercio internacional, el cual asegura un agravamiento adicional de la depresión económica.

En esta fase, las caídas de las cotizaciones en la bolsa serán todavía importantes, pero el ritmo de descenso es muy inferior al de la fase de pánico. Los motivos fundamentales de las bajas son ahora:

Los precios de los inmuebles, después de una seria caída inicial (provocada, en parte, por la ejecución de las garantías de los créditos hipotecarios impagos), irá después bajando lentamente, en la medida que al estar también el sector de la construcción entrara en una crisis muy fuerte, la oferta de nuevas viviendas será escasa.

- En el punto más bajo de la depresión, el desempleo será tremendamente elevado; la demanda de consumo caerá prácticamente hasta los límites marcados por un cierto nivel de supervivencia; la demanda de inversión será prácticamente nula, dada la capacidad industrial no utilizada y las inexistentes perspectivas de beneficios; los tipos de interés nominales estarán muy bajos y, probablemente, haya deflación (bajada de precios). Mientras tanto, se irán creando las bases para una nueva oleada expansiva..

Sin embargo, siempre está presente un “accidente” que ponga en cuestión esta tendencia, estamos en sociedades “on line”, con una aceleración de capacidad interconectiva que a veces pone en incertidumbre las periodizaciones, el tiempo, y la velocidad de que el mismo fue dotado, nos puede llevar, mediante el reflejo, pues para la reflexión implica detenerse y nos lleva “como ciego mear” hacia escenarios accidentales, puede ser una guerra (que también es parte constitutiva de estos ciclos) o al derrumbe de algunas bolsas, un brusco salto de la propia tasa FED, (la Reserva Federal de EEUU) que acaba de ser recortada por segunda vez ,por decisiones políticas sumamente impredecibles.

Glosando nuevamente a Paul Virilio desde “la dromologia” : “….El principal de estos nuevos problemas es lo que yo llamo la democracia de la emoción. Pasamos de una democracia de la opinión, con la libertad de la prensa, la estandarización de la opinión pública, a una democracia de la emoción donde lo que ocurre es la sincronización de las emociones. O sea, que a través del atentado o del accidente se alcanza lo que antes se conseguía por medio de guerras y revoluciones. Hoy, las grandes rupturas ocurren por revelaciones accidentales y no por revoluciones provocadas.”

LA INDIGNIDAD DE HABLAR POR OTROS

Si faltaba algo para ser neutralizado por sus capacidades de autonomía, o independencia dentro de la sociedad, el corolario fue la Ley 18.567, que extendió su mirada panóptica al conjunto capilar del entramado social, sustituyendo la capacidad de iniciativa, de autoconvocarse y de movilizarse, así como los mecanismos de intermediación de disputas entre vecinos, extremo que fue decisivo para aglutinar, durante la dictadura desde las cooperativas de viviendas, los clubes barriales que fueron dinamizadores de referéndums ciudadanos, al igual que el glifosato de Monsanto, no sobrevivió “ni el ala del pájaro, ni el pájaro parado” en este afán pertinaz de vigilar y controlar todo.

Su propia exposición de motivos fue una burla trágica:

“ Cada Municipio tendrá una población de al menos dos mil habitantes y su circunscripción territorial urbana y suburbana deberá conformar una unidad, con personalidad social y cultural, con intereses comunes que justifiquen la existencia de estructuras políticas representativas y que faciliten la participación ciudadana. :”

Mediante trámite burocrático legal, fueron eliminados referentes legitimados, respetados, parte de la memoria colectiva y de la solidaridad, por “burócratas de a vintén”, supernumerarios, sin historia ni memoria, beneficiaros del sospechoso privilegio de ser postulados por aparatos políticos que de allí en más los ungirá como Alcaldes rentados, en barrios de larga tradición combativa ¡ya nada escaparía de la mirada panóptica!

Parece que Gilles Deleuze se refiriera a la nomenclatura progresista en este concepto:

“...Cualquiera de las reformas han sido diseñadas por personas que dicen ser representativas, que hacen una profesión de hablar por otros, y conducen a una división del poder, a una distribución de este nuevo poder que, en consecuencia se incrementó en un doble represión; o que surgen de las reclamaciones y demandas de los interesados.”

En zum, el progresismo tuvo efectos civilizadores bifrontes en nuestra sociedad, por un lado acometió cierta redistribución de la riqueza, en un tejido social devastado por el saqueo bipartidario alternándose en el poder, reinstalo los Consejos de Salarios, suspendidos desde 1943, pero también acarreo la negatividad de la televigilancia y de la política del miedo, con la legitimidad que le daba su pasado, introduciendo elementos que aseguraran el control que no pudieran haber acometido los partidos tradicionales, por el grado de corrupción y deterioro que los caracterizaba. Aun pensando que el escenario menos desfavorable para el 24 de noviembre, sea que se corone en la presidencia el candidato del FA, solo sería una parcial zona de alivio para sectores importantes y dinámicos de la población, que tendrán que movilizarse e interpelarlo, para que el peso de la crisis y de la recesión, lo paguen los que más tienen, en el muy improbable extremo de un nuevo gobierno. Porque finalmente, glosando a Don José Gervasio de Artigas “nada podemos esperar, sino de nosotros mismos” 4/11/19

Tato López


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