07.NOV.19 | Posta Porteña 2064

YO TAMBIÉN QUIERO!!!

Por Federico Leicht

 

Yo quiero ser como Bergara o Martínez y tener un noticiero de televisión privado que haga campaña para mí.

Yo quiero ser como Mujica y tener una Fiscalía que me archive las cagadas para dejar la banca y salir a firmar autógrafos de guerrillero heroico y presidente pobre.

Yo quiero ser como Sendic y lanzar mi candidatura aunque la Justicia me haya procesado por ladrón. Yo quiero ser como la Cosse y recibir ANTEL con 132 millones de dólares en la caja y entregarlo con 276 millones de dólares de menos y así apalancar mi candidatura a la presidencia haciendo favores con plata ajena.

Yo quiero ser como Bonomi y asesinar policías e integrar las Tupabandas para que me nombren ministro del Interior vitalicio y hacer la peor gestión de la historia, pero que nadie me saque porque soy de la mafia del MLN-MPP y mi mujer es diputada barrabrava.

Yo quiero ser como Tabaré Vázquez y violar la soberanía y la institucionalidad todas las veces que se me antoje, hacer contratos leoninos y llevarme la propina de los acuerdos secretos con las multinacionales, hacer campaña política en los comités de base y que nadie me diga nada, pero arrestar al comandante en jefe del ejército por opinar del ejército y acusarlo de hacer política, y además tener un hijo para enseñarle a robar desde chiquito, a la sombra del poder, y decirle al mundo que acá nadie mete la mano en la lata.

Yo quiero ser dirigente del PIT CNT e invertir en hotelería con el excedente de caja. Yo quiero ser frenteamplista y hacer como los avestruces, enterrar la cabeza e ir por el cuarto período de delincuencia institucionalizada, llevarme puesta la Constitución y decir que Vamos bien y que Uruguay no se detiene.

Yo quiero mi empleo público. Yo quiero mi subsidio de pobre, de negro, de puto, de preso, de tupa, de resentido nomás. Yo quiero flan.

FEDERICO LEICHT

AL PLATO

Yo no soy hijo de desaparecidos ni de militantes de izquierda. Mis viejos no eran tupamaros, comunistas, socialistas ni sindicalistas. Nunca simpatizaron con ellos ni colaboraron con sus tareas conspirativas. Yo no tuve padres presos, perseguidos o exiliados.

Ellos eran blancos, wilsonistas, de los uruguayos promedio, los que tuvieron que comerse toda la dictadura que propiciaron los héroes iluminados del día.

Mi viejo, judicial, fue trasladado a una oscura oficina donde se jugaba al ajedrez y se hacían palabras cruzadas. Mi vieja, comerciante, se puso la familia al hombro y laburó sin parar antes, durante y también después de la dictadura.

Mis papás, Ana y Óscar, decidieron aislarnos lo más posible de la mierda que nos circundaba. Protegernos, a mi hermano y a mí. Pagaron colegios de doble horario y nos hablaron bajito durante muchos años, explicándonos que los malos eran los que nos patoteaban desde el gobierno, sí, pero que los que estaban presos y algunos de los que estaban en el exilio eran iguales o peores: los que mandaban fotos, escribían proclamas y grababan casetes con cosas que acá ni remotamente podíamos decir. Mis padres no son héroes, nunca tuvieron monumentos ni memoriales ni homenajes ni reparaciones ni subsidios. Son los que tuvieron que resistir las consecuencias de lo que no propiciaron, como casi todos los uruguayos de su generación.

Es importante rescatar los actos de heroísmo y resistencia anónimos, que los hubo, pero es más urgente descartar el relato mitológico de los que lucraron con la dictadura, justamente desde que volvió la democracia. De los que se mintieron y manijearon en el aislamiento de sus reclusiones, desde sus microcosmos de exilio y dolor, y crearon una justificación, una mentira y la propagaron para generar pena, solidaridad, empatía, y desde ahí hacer política, y desde ahí acceder a lugares de privilegio en la cultura, en los movimientos sociales y finalmente en el gobierno.

Los problemas que la dictadura generó en cada uno de nosotros pueden ser más o menos traumáticos, pero ya pasaron cuarenta años y para eso están los psicólogos. La élite de los desaparecidos, los presos, los exiliados, pero sobre todo sus hijos y sus nietos, quiero decirlo sin herir susceptibilidades, me tiene los huevos al plato.

*Publicado  en Facebook el 7 nov. / 2018

Federico Leicht


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