10.NOV.19 | Posta Porteña 2065

Guerra social y contrarrevolución en el Kurdistán II

Por Su Capital

 

Los guerreros de la montaña van al paraíso

 

Lucha proletaria contra el horror del capitalismo islámico, guerrillerismo y miseria de la gestión del capitalismo pintado de rojo, verde y morado

 

Su Capital N°26 Boletín de Difusión anticapitalista 5/11/19

 

Anexo 2: El caso particular de los Alevíes

 

Las “olas del islam” sean desatado en muchas ocasiones. La dinastía Abasida se impone a la Omeya gracias a un movimiento milenarista campesino, los Fatimis en Egipto desgajan el imperio. La sublevación campesina en el Irán del siglo IX, de Babak y Mazyar, que repartían las tierras de los ricos y dispersan sus harenes Otro ejemplo sé encuentra en la península ibérica tras el debilitamiento de la dominación Almorávide

Los almorávides llegarían a la península por petición de los señores de las taifas (reinos musulmanes) para librarse de la extorsión de los reinos cristiana en el s. XI. Pero estos sustituyeron a la elite debilitada de esos reinos. Al contrario que ellos los Almohades son llamados por los portavoces de la plebe, a finales del s. XII. Ante la calamidad de la explotación creciente de los señores almorávides que vivían entre el lujo y pagaban de nuevo las extorsiones a los reyes del norte. Los predicadores, místicos, ascéticos y ambulantes, en muchas ocasiones, sufís pidieron al llamado “Mahdi” (liberador, o más bien el Restaurador) de los bereberes almohades, simpatizante del sufismo, que socorriera a las gentes humildes. Todo ello se tradujo no solo en una rápida expulsión de los genoveses y castellanos de Málaga sino en un baño de sangre y saqueos masivos contra la elite almorávide. No solo desaparecieron las bodegas de vino de los palacios, incluso desaparecieron los harenes (algo muy habitual en los movimientos milenaristas islámicos)

Una familia sacralizada (populista), la familia del Mahdi, de cientos de miembros impuso la “Asabiya” bereber en la península ibérica. Esto no fue simplemente un cambio de dinastía o de elite dominante, la fuerza que impulso este cambio fue el milenarismo islámico. La fe milenaria en la llegada del “Mahdi”, el que traerá la justicia y la equidad a este mundo, el mensajero que anuncia la llegada del “emir oculto”, en el chiismo, la llegada de la felicidad, “el reino de los cielos” “La tierra dará todos sus frutos y los cielos derramaran sus lluvias; ese día el dinero será como pisoteado en el suelo y no sé contara”. El milenarismo mahadista era lo que inspiraba en siria a la “secta de los asesinos”, la sublevación del Sudán contra el imperio británico en el S. XIX o la de los bereberes de Cirenaica (Libia) en los años 20 del s. XX contra la Italia colonialista

Pero más inequívocamente milenarista es la revuelta de los campesinos musulmanes de Anatolia en el siglo XV, la guerra de los campesinos (alemana) versión musulmana. Que amenazo seriamente la propia existencia como tal del imperio Otomano. Aunque no fue directamente contra el sultanato sí que socavaba los principios básicos sobre los que se cimentaba dicho régimen. Por eso el sultán turco de entonces entendió que había que borrar del mapa hasta el recuerdo de los Alevíes.

Una de las formas tradicionales de acumulación de capital en el mundo musulmán turco es el proxenetismo (chulo putes) y la trata de blancas. Esta actividad fuertemente arraigada, tanto hoy como ayer en la cultura turca, esta principalmente instigada por la clase dominante. Los señores feudales, emires, príncipes militares en que se apoyaba el imperio militarista turco tenían una forma de acumular capital muy sencilla, acumulaban carne fresca. Los harenes turcos no se pueden entender como una actividad privada y sin ánimo de lucro.

En el siglo XIV, XV y XVI la caza de campesinas jóvenes se convirtió en una industria floreciente para las jaurías de sicarios de los señores feudales y más aún para estos últimos. No se puede entender como algo privado un harén de más de mil mujeres, como mínimo. Los harenes de los señores más pequeños no bajaban de mil y era una tendencia generalizada. No podemos entender esto como lujuria desaforada, en algunos se podían acumular en ocasiones hasta 3000 mujeres. Esto era extorsión y proxenetismo a escalas demenciales, pero seguramente muy lucrativas.

Hay que tener en cuenta que las concubinas estaban sometidas a los deseos de su señor pero legalmente no incurrían en el delito de infidelidad si tenían relaciones sexuales con otros hombres. Otra cosa es que desobedecieran a su señor. Esto deja las cosas claras. Aun así hay que tener claro que las concubinas se podían comprar y vender.

La situación en la sociedad campesina no podía ser más calamitosa y deprimente. Los elementos más pobres sufrían todo tipo de explotación sin límite. Este sería el caldo de cultivo perfecto para las leyendas milenaristas. Algunos elementos muy característicos del chiísmo podían reconfortar a los miserables sin honra ni esperanza, hasta entonces. El culto a la familia de Mahoma y la peregrinación a las “catedrales” chiítas para pasar por caja puede que no. Pero lo del “emir oculto”, los enviados mesiánicos de Alá, la llegada de la justicia al mundo, es otra cosa.

Los alevíes una secta herética, para los distintos credos de la religión de estado en Turquía ayer y hoy, estarán unida en la historia indisolublemente con la revuelta de los harenes. En principio la resistencia o el asalto a los palacios de los señores no estuvo relacionado con los herejes. Pero estos darán un armazón ideológico a una revuelta casi instintiva.

El motín campesino se inició, a principios del en el S. XV, según la historia positivista con dos cabezas visibles al mando Burklüdje Mustafá y Torlak Hu Kemal. Al mismo tiempo numerosos campesinos míseros se aglutinaban en torno a la figura de uno de los predicadores sufís más famoso de la historia. Badr-ed -Din es como si fuera la versión islámica de Tomas Moro, pero este llego mucho más lejos casi tan lejos como Thomas Muntzer, gran jurisconsulto otomano de la corte. Podría haber sido uno de los grandes cancilleres gobernantes de facto de la historia otomana. Pero lo abandono todo para irse por los caminos predicando entre los pobres una comunidad de bienes que debería ser la que gobernara el mundo.

Ambos grupos de campesinos entraron en contacto y pronto colaboraron en una revuelta cada vez más grande e ideológicamente más elaborada. Badr-edDin vendría a ser el líder ideológico, Mustafá y Torlak los líderes militares. Se conoce como la revuelta de los harenes porque desde el principio fue especialmente hostil al acaparamiento de mujeres por los ricos y señores feudales. La propaganda otomana los atacaba afirmando que eran unos barbaros que colectivizaban a las mujeres entre los miembros de la revuelta, como si fuera un objeto más. Pero lo que no decía la propaganda es que para la inteligencia otomano esas mujeres eran objetos y que los que asaltaban los harenes normalmente eran parientes, tribales o cercanos; padres hermanos, primos… de las mujeres secuestradas en esos establecimientos.

Los participantes en esa revuelta adoptaron la doctrina de Badr-ed-Din, una versión del sufismo con elementos sunnis y otros chiítas. Se les conocerá desde entonces como Alevíes, sobre todo después de 1416 en que es aplastada la revuelta y ahorcados los dirigentes supervivientes, entre ellos Badr-ed-Din.

Con el tiempo, siglos de persecución y muerte los alevíes serán captados en el siglo XX por las distintas sectas socialdemócratas (autodenominadas comunistas) de los años 70. Con especial predilección por las maoístas a causa quizás de sus orígenes campesinos. No sin antes haber participado en los movimientos socialistas que se produjeron tras el desmoronamiento del imperio otomano en los años 20 y 30.

Entre esta comunidad están los más firmes enemigos del estado turco y de la nueva ola neoconservadora islámica, llamada chocantemente como yihádismo sunni. Entre ellos los partidarios de destruir el estado turco para luego extender la revolución por todo oriente medio. Claro que supuestamente toda esta táctica estaría integrada dentro de doctrinas leninistas guerrilleristas. Y estos elementos externos a la kurdicidad y otros internos son supuestamente los adversarios políticos de los cuadros superiores del PKK comunalista, prudoniano (¿anarquista?), pacifista, liberal y feminista.

Pero bueno eso ya es otra historia, lo fundamental es remarcar aquí que la lucha contra el islam de la gente pija, de la gentuza incalificable otomana, es una constante multisecular. Una necesidad vital humana entre lo que se considera hoy por aquí (península ibérica u occidente) los “moros de mierda muertos de hambre”


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