11.NOV.19 | Posta Porteña 2065

¿Chalecos Amarillos? (1)

Por G.C.I.

 

LOS CHALECOS AMARILLOS Y EL MUNDO

 

La importancia presente e histórica del movimiento llamado “chalecos amarillos” no puede entenderse partiendo de lo inmediato, de lo concreto, de lo político, de lo local, de lo francés o parisino, de lo ideológico, ni de las banderas de ese mismo movimiento. ¡Cómo tampoco puede entenderse solo mirando el chaleco amarillo o lo amarillo del chaleco!

COMUNISMO - Grupo Comunista Internacionalista- Noviembre 2019 - n° 68

Simple y sencillamente porque, dicho movimiento, aunque aparezca local, contiene lo internacional. Porque, aunque se abandere de amarillo, con el color que el sistema diseñó para el “buen ciudadano en movimiento y transporte propio”, viste al mundo del rojo y negro de la revolución social.

Sencillamente, porque, aunque se diga “contra Macron” o contra tal o cual ministro, es un movimiento contra el capital mismo, contra la oligarquía financiera que lo dirige y por ello contra el Estado mundial. Porqué, aunque se nos diga que se desarrolló en Paris y/o Francia, es por su contenido, un movimiento internacional e internacionalista, y que sabemos que no empezó en Francia, sino en muchas otras partes del mundo en La Reunión, Guadalupe, Haití, Túnez…, para solo mencionar algunos jalones recientes, con o sin chalecos…

Y si nos quisiéramos remontar a las mismísimas características del movimiento en la fase actual del capitalismo, de la bancarización generalizada y la consecuente y violenta tiranía del valor contra la producción de lo materialmente necesario a los seres humanos, debiéramos al menos rastrear su origen en Sao Paulo y/o Rio, Florianópolis y/o El Salvador…cuando el proletariado de todo Brasil, generalizó sus luchas de años anteriores y las fue concentrando en los grandes polos de acumulación del capital contra los costes del transporte, bloqueando el tráfico, quemando autobuses, rompiendo los escaparates del comercio de lujo, quebrando e inutilizando los molinetes de control en las estaciones…, paralizando totalmente la circulación de mercancías y de dinero, atentando abiertamente contra la reproducción ampliada del valor cuya dictadura es mundial.

¿Y por qué no recordar también la lucha de los piqueteros en Argentina a fines del siglo pasado (aunque su punto más álgido es situado por muchos en 2001/2), adonde también, el proletariado, haciendo piquetes por todas partes, paralizando la circulación mercantil, mostraba haber descubierto ya el secreto de que: las huelgas generales que vendrían, no serían en la producción o “en cada fábrica”, sino en las rutas, autopistas, rotondas…?

¿Y por qué habríamos de desconocer como antecedente de esas mismas luchas, que ya no parten de la producción material de cosas, sino de la situación general de los humanos frente al ataque a la vida humana, las luchas de los suburbios en la misma Francia en 2005?

¡Qué débiles seríamos, nosotros ! en tanto chalecos amarillos de Francia, si todo hubiese empezado en Francia, hace algunos meses, y no fuésemos parte de un movimiento mucho más gigante y potente, mucho más general e histórico, que solo como tal, logra imponer una relación de fuerza contra la burguesía del Estado francés… (Como ayer lo lograra en los países árabes), y mundial!

Basta situar los chalecos…en su realidad, basta saber que aquí son chalecos amarillos, en Brasil fueron remeras con imágenes de jóvenes rompiendo las catracas y torniquetes…, como en Tunes…definieron como símbolo a un proletario que se inmoló físicamente…, y que también expresa la desesperación general de los proletarios del mundo frente al sistema de esclavitud, sin frase, que caracteriza al capitalismo mundial hoy. Fin de mes, fin del mundo, bloquear y quemar se afirman prácticamente como la única respuesta a la tiranía del valor, de los Bancos, Gobiernos, Estados…, FMI, UE…

Todos esos movimientos contienen la misma respuesta desesperada de la humanidad frente a la catástrofe viviente que es la sociedad del capital, todos ellos salieron a la calle, todos ellos protestaban contra el aumento de la explotación sufrida en carne propia, todos ellos luchaban contra el aumento de los costes de transporte impuestos por las burguesías y los compartimentos del Estado mundial en cada región…

En realidad, toda la ideología del sistema capitalista mundial está para subrayar las divisiones, lo particular…, escondiendo lo que es su verdadero contenido, real, mundial… para debilitarnos…, para aislarnos…, para reprimirnos mejor, para destruirnos como potencia, como clase, como partido social que cuestiona todo el orden burgués mundial…, como potencia revolucionaria de la humanidad para quien la destrucción del capitalismo mundial es una cuestión de vida o muerte.

Por eso, cuando nuestros enemigos hablan de los “chalecos amarillos”, hablan de las banderitas tricolores, de los promotores de “extrema derecha” o del antifascismo de las diversas sectas leninistas o de sindicalistas sin obreros. En realidad, nada de eso es el movimiento mismo de los verdaderos chalecos amarillos, que solo podía afirmarse en la calle, tomando la calle y bloqueando la circulación de todo. Al contrario, toda esa mierda real, de ideologías e individuos, de fuerzas organizadas y cuerpos de choque, de aparatos policiales y sindicales…constituyen la mismísima potencia estatal infiltrándose para quebrar el movimiento, actuando entre los proletarios para romper su autonomía.

En ese sentido, es lógico que todas esas infiltraciones organizativas y/o ideológicas del Estado, se presenten como parte de los “chalecos amarillos”, como hubiesen proliferado también si la lucha del proletariado se hubiese puesto chaquetas de cuero, cruces cristianas o enarbolado banderas violetas. La función de esas estructuras del poder burgués es denigrar la claridad y determinación programática de los chalecos amarillos contra el capitalismo en su totalidad y presentarlo como un elemento caótico y contradictorio: “los chalecos son de derecha”, “los chalecos es un movimiento democrático”.

Son elementos decisivos de la estrategia del gatopardismo, la propaganda para imponer la contradicción y el caos como interno al movimiento mismo ha sido la forma decisiva y potente de completar el terrorismo de Estado para enfrentar al movimiento

Los chalecos amarillos no necesitaron ninguna declaración política, ni decisión democrática para que ese movimiento fuese asumido como parte de la lucha del proletariado mundial en todas partes y que grupos proletarios en decenas de países se solidaricen con ellos. Bastó con la salida a la calle, con ocupar las calles, con bloquear el transporte de cosas y personas, con el ataque y repudio a los centros del poder económico y social (como son los centros de las ciudades francesas)

Fue esa práctica de contraposición al mundo de lo político, el rechazo (en la misma acción) de las propuestas sindicales y políticas, el reverendo desprecio por los sindicatos y partidos, el repudio de quienes quieren “politizar”, “democratizar”, “nacionalizar” “izquierdizar” … lo que definió a los chalecos amarillos. Es esa realidad del movimiento, la que lo define.

Es su llamado a bloquear el mundo de la circulación del valor, de la reproducción del capitalismo, lo que los define contra la sociedad burguesa, contra el Estado. Ese antagonismo afirma a los chalecos como parte del proletariado, como lucha del proletariado mundial. Es la propia acción directa la que determina que la concentración de esa lucha en Francia y hasta en Paris, por su composición y su perspectiva, no tenga nada de una acción local o francesa, sino que sea una fase de afirmación del proletariado mundial que se fue centralizando para ello.

El Estado y la burguesía imperialista francesa y mundial se burlan de nosotros, al pretender hacernos creer que esta lucha es una cuestión “francesa” o “popular”

En realidad, es una guerra mundial entre el capitalismo y el proletariado internacional, que, habiendo acumulado antagonismo y pelea, en forma, cada vez más concentrada en el tiempo durante las últimas décadas, da un salto de calidad internacional, al concentrarse en Paris, en Francia y los países limítrofes y reafirmarse como gran acto europeo de esa guerra mundial. Por más que el ombligo centrismo parisino se resienta, es importante afirmar que no es a partir de Paris, que el radicalismo de los chalecos amarillos se desarrolló. Bien por el contrario, el radicalismo impresionante de la lucha proletaria contra el sistema, se concentró y se centralizó en Paris (y en Francia), por ser a ese nivel que el poder de la dictadura del dinero y el lujo ostentoso se concentra, porque los proletarios de todas partes resintieron la necesidad de imponer una correlación de fuerzas a ese nivel geográfico, para atentar realmente contra la máquina infernal del capital internacional y poner en evidencia que lo que está en juego es la revolución social mundial.

Desde nuestro punto de vista, el del proletariado revolucionario, se trata de una generalización de la potencia revolucionaria, destructora del capital mundial, que precisamente, por esa concentración en (Paris) Francia y en Europa, principal encrucijada y uno de los centros de poder del sistema capitalista mundial, impone fuerza, ya no al capital de tal o cual país, sino al capital internacional.

O, dicho de otra forma, es su práctica como movimiento del proletariado mundial, lo que hace que el proletariado en Francia pueda apropiarse de un objeto tan insignificante (y hasta ciudadano), como los chalecos amarillos, y hacer de eso, un movimiento del proletariado en Francia, en Europa, en Medio Oriente (1) … contra el capital mundial.

No es que no sea importante en esa lucha lo que pasa en Francia mismo, sino que, solo situándolo en su verdadera potencia internacional e internacionalista, en su verdadera fuerza de clase mundial, los chalecos amarillos de Francia, adquieren toda la potencia revolucionaria y la perspectiva internacionalista que ese propio movimiento contiene (continuará)

1) En muchos países del mundo hay proletarios que salen a la calle a bloquear el tráfico, a paralizar centros de distribución del combustible…. y que se ponen chalecos amarillos en solidaridad con los chalecos amarillos de Europa

 

LLAMADO DE LOS CHALECOS AMARILLOS DEL ESTE DE PARIS

Nuestros chalecos ya no son uniformes para la seguridad vial, sino que se han convertido en una señal de unificación en la contestación al orden global existente. La razón por la que parpadean no es para alertar a las autoridades sobre alguna emergencia o problema social. No nos los ponemos para reclamarle algo al Poder.

El amarillo de nuestros chalecos no es el amarillo con que el movimiento obrero trata a los traidores. El color de esta prenda es el de la lava de rabia del volcán de la revolución social, que llevaba demasiado tiempo adormecida y que está empezando a escupir nuevamente. Sólo es amarillo porque abraza al rojo.

Bajo este nombre "chalecos amarillos", un titán no despierta apenas. Todavía aturdido por el coma en el que estuvo sumergido durante más de cuarenta años. Este coloso ya no sabe su nombre, ya no recuerda su gloriosa historia, ya no conoce el mundo donde abre los ojos. Sin embargo, a medida que se reactiva, descubre la magnitud de su propio poder. Las palabras le susurran falsos amigos, carceleros de sus sueños. Las repite: "francés", "pueblo", "ciudadano"! Pero al pronunciarlas, las imágenes que regresan confusamente de las profundidades de su memoria causan confusión. Estas palabras se han utilizado en las alcantarillas de la pobreza, en las barricadas, en los campos de batalla, en las huelgas, en las cárceles. Porque están en el lenguaje de un adversario formidable, el enemigo de la humanidad que, durante dos siglos, ha manejado con maestría el miedo, la fuerza y la propaganda

¡Este parásito mortal, este vampiro social, es el capitalismo!


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