11.NOV.19 | Posta Porteña 2065

UNA ELECCIÓN INANE Y LA HORA DEL LOBO

Por Marcelo Marchese

 

No vi la transmisión de los informativos la noche de las elecciones parlamentarias, pero me juego la vida a que algunos periodistas elogiaron el alto número de votantes, lo cual constituye un despropósito.

Marcelo Marchese UyPress  8/11/19

Allí donde las elecciones no son obligatorias, si acude un 90%, los periodistas hacen bien en elevar loas, pero alegrarse de un porcentaje que es resultado de una obligación por multa, se parece a congratularse porque Fulano fue y pagó la inflada tarifa de UTE, cosa que si no hiciera, se bañaría con agua helada y a oscuras, mientras la comida se pudriría en la heladera.

Obligado, cualquiera pelea. Es curioso cómo estos periodistas olvidan un hecho evidente, lo que lleva a pensar si estos periodistas no olvidan otros hechos evidentes.

Nuestro País tiene una serie de virtudes y una serie de defectos. En cuanto a los defectos, uno de ellos es transformar un derecho en una obligación, una prostitución del derecho que trasciende nuestro País, pues tamaño paternalismo y atentado a la libertad se inscribe en una filosofía que viene de lejos y allende los mares.

Alguno pondrá el grito en el cielo, pero no hay mucha vuelta que darle: el simple hecho de convertir derechos en obligaciones alcanza para dudar de ciertos criterios de nuestra civilización. Si las cosas funcionaran bien, nadie obligaría a nadie a votar.

La gente, sabiendo que algo relativo al destino de los países se decide con el voto, acudiría en masa. Claro, eso no sucede, y entonces, para ocultar que la gente tiene infinitas dudas acerca de que el destino de los países se decida con el voto, la obligan a votar para mantener oculta la realidad: la gente desconfía, y mucho.

Nuestra civilización tiene unos cuantos asuntos condenables, empezando porque se adora a uno que murió en la cruz, cuando lo que importa es que resucitó. La cruz es lo de menos, pues la venció, sin embargo, los periodistas, digo, los sacerdotes y monaguillos, insisten en el asunto secundario para obviar el hecho esencial.

Otro hecho llamativo de nuestra civilización es el culto a los guerreros, con ser las guerras bastante lamentables y casi siempre resultado de algún robo que se quiere llevar a cabo. Luego viene el culto a la inteligencia, que no digo que esté mal, pero de seguro la inteligencia no puede estar por encima de la sensibilidad, la bondad y el coraje. Mientras se rinde culto a estas cosas, no se rinde culto al amor y casi que no hay héroes del amor. Te desafío a que hagas una lista y sumes diez héroes del amor.

Siguiendo esta enumeración, tenemos el asuntillo de elegir en la vida lo menos peor. Éste quería ser pintor, pero se conformó con ser fotógrafo; la otra quería cantar, pero sólo se animó a ser profesora de canto; aquel amaba a Fulana, pero Fulana no le daba pelota y entonces se casó con Mengana, a quien no ama, en tanto Mengana ama a otro fulano. Siguiendo este tobogán suicida, llegamos a la conducta del voto por el mal menor. Salvo los votantes de los pequeños partidos y los votantes de Cabildo Abierto; salvo los familiares de los directamente involucrados en tanto de la elección dependa algún elevado ingreso; y salvo algún joven perdido que ande por ahí, todos los demás y en masa, votaron sin demasiado entusiasmo y siguiendo la consigna "es lo que hay, valor"

Se parece este voto a un churrasco, bastante crudo y salado, un poco más frío que tibio, duro y lleno de nervios, que uno debe tragar por obligación. Uno hace de tripas corazón... y adentro. Placer en ello no hay ninguno, pero todos nos hemos tragado algún sapo cuando no había más remedio.

¿No había más remedio? Linda pregunta que nos lleva a lo que es posible en esta vida, habida cuenta que nuestras acciones se rigen por la idea de lo posible, de lo real y eso nos lleva a la pregunta ¿qué es lo real? Cuando estamos contentos, el futuro es esperanzador, cuando estamos mal, tenemos ganas de pegarnos un tiro en la cabeza ¿cuál de los dos estados nos lleva a ver lo verdadero?

Así que creemos que no tenemos más remedio que ser fotógrafos, profesoras de canto y casarnos con Mengana, cuando amábamos a Fulana, pero son nuestras creencias las que hacen esa realidad. De igual manera, creemos que tenemos que votar a tal sujeto que en nada nos copa, pues eso sí, despreciamos al otro. Unos votan a Luis para sacar "a estos zurdos hipócritas", y otros votan a Martínez para que no ganen "estos blancos oligarcas". Un País entero votando "por la negativa"

Sin embargo, estas elecciones de octubre dieron algunos mensajes que podrían ser alentadores. Primero que nada, a diferencia de otros años, no había muchas banderas, ni balconeras, lo que implica que la gente ya no se come este pescado podrido como antes.

Segundo, irrumpieron partidos por fuera de los tres tradicionales, que entre pitos y flautas se llevaron un 16% que, sumado al voto anulado, arañan un 20%. Esto significa un gran corrimiento y significa que la gente ya no confía en quienes gobernaron en los últimos cuarenta años. Claro, sólo es un 20%, pero ese 20% indica que el otro 80% anda pensando, más tenuemente, algo parecido. Este 20% indica que el modelo deja de ser creíble, cosa que se acentuará (¡y cómo!) en los próximos cinco años.

El votante del Frente Amplio interpreta burdamente al votante de Manini. El votante de Manini no es un fascista. Hay de todo, habrá unos cuantos fascistas, así como hay unos cuantos fascistas y harto stalinistas, que es mucho peor, en el Frente Amplio.

Pero el votante de Manini quiere cambios: quiere seguridad, como quiere todo el País, y está harto de la izquierda Soros y de la izquierda Caviar, como acertadamente las definió Manini.

Está harto de una izquierda que entrega el País atado como un matambre al extranjero y que te enchufa una Agenda venida directamente del extranjero y que además miente y es soberbia con el pueblo, mientras se arrodilla a lamber las partes más sensibles del capital extranjero.

Si Manini es vivo, se mantendrá todo lo posible por fuera del sistema político, única manera de pelear por el gobierno en el 2024, y ahora sólo se uniría con los blancos pour la galerie, pues de cajón quiere sacar a los que gobiernan, y su gente no le perdonaría que no ayudara a sacar a estas gentes.

Ahora, el votante blanco le erra si considera a todos los votantes del FA como unos entreguistas. Votan al FA sin entusiasmo pues saben que el FA no hizo gran cosa, pero dio algunos derechos como las 8 horas a los peones rurales, los derechos de las trabajadoras domésticas, el aborto y alguna otra cosa por el estilo, y piensan que los blancos no hubieran dado tales derechos y que además, llegados al gobierno los tirarán por la borda. Un aviso al votante blanco: en cuanto a la Agenda impuesta por los Organismos Internacionales, el Partido Blanco la impulsará al pie de la letra, incluyendo una muy tenebrosa Reforma Educativa llamada EDUY 21.

La misma advertencia aplica para el frentista que evalúa al votante blanco: el votante blanco no es ningún entreguista, está harto precisamente de estos entreguistas.

En suma, casi todo el País está harto de la entrega y de que todo sea una joda.

En este intento desesperado por no perder las elecciones, en la tardecita del miércoles pasado Martínez fue a buscar votos a Santa Catalina, un barrio donde Zabalza tiene una casita linda y prolija frente a la playa. Sabiendo que se venía la farra, Zabalza prendió la tele y puso el partido Peñarol Cerro a todo volumen, pero un conjunto de vecinos fueron a su casa a gritarle "¡Zabalza! ¡Zabalza!"

Tuvo que salir y encarar, se acercó a Martínez, le pasó el brazo por los hombros, y le dijo:

-Yo todos los días, lo primero que hago es mirar para allá- y señaló con los ojos, a su modo tranquilo, el mar.

-Sí, qué hermosura- contestó un atolondrado candidato a futuro gerente de las trasnacionales, que no sabe cómo piensa el lobo que le acaba de pasar el brazo por los hombros.

-Ciento cincuenta millones de dólares- y señala la obra de la regasificadora.

Cuando Martínez huye, pues fue por lana y salió trasquilado y hasta Darwin Desbocatti se hizo flor de fiesta con este asunto, los periodistas se le arraciman a Zabalza, que agrega "Un regalito que nos hizo el Pepe. Todas las mañanas me levanto y lo primero que veo es la regasificadora, todos esos palos ahí. Sé que hay un caño, porque lo vi instalar, desde la regasificadora hasta Punta Yeguas, y todo eso son US$ 150 millones que están debajo del agua"

Regasificadora, Puerto Chino, Aratirí, PLUNA, UPM, que no serán 150 sino 4000 millones de dólares tirados a la basura, con estos hechos está jodido levantar el muerto.

Ahora, las elecciones presumiblemente la ganarán los blancos por escaso margen, entre un 2 y un 5%. Ante esta elección pareja, los comandos electorales se parten el coco pensando cómo ganar ese voto que no es ni blanco ni frentista.

La solución es sencilla, con denunciar la entrega, hacer un mea culpa (todos fueron cómplices) y proponer un modelo de País en serio, les alcanza a cualquiera de los dos para ganar la contienda.

Es evidente que no lo harán, no les da la cabeza, ni se lo permiten sus compromisos, pero igual saldrán estos zorros a cazar corderos, ahora ¡Cuidado! Puede que a la primera de cambio venga un lobo, que es más astuto y fuerte que el zorro, te pase el brazo por los hombros y te coma vivo delante de todo el País.

A eso le llamo "La hora del lobo". Sucede a la tardecita. Sea quien fuere el gerente de las trasnacionales que gane las elecciones, abrirá la puerta de estos próximos cinco años complejos e irá por lana y saldrá trasquilado, pues nuevas aguas corren tras las aguas, la gente desconfía y a la tardecita...


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