13.NOV.19 | Posta Porteña 2066

Tiempos Mejores: Tesis Provisionales sobre La Revuelta de Octubre 2019 en Chile (1)

Por CírculodeComunistasEsotéricos

 

«Por cierto que no podemos caernos de este mundo: henos aquí de una vez por todas»

Christian Diertrich Grabbe, «Hannibal»

Los últimos cuarenta años de desarrollo moderno-capitalista nos han dejado en un mommentum histórico en el cual nuestras propias capacidades de entendimiento se han visto mermadas como forma política.

CÍRCULO DE COMUNISTAS ESOTÉRICOS  noviembre 2019

Ascendente en Crisis, Luna en Caos 

Venimos de una tradición política de izquierda. De eso no podríamos dudar. Sin embargo somos conscientes que ella nos limita en los alcances que una re-elaboración activa de sus posiciones, tácticas y estrategias podría revestir para nuestro presente. La posibilidad de establecer puntos de vista revolucionarios y en contra de la sociedad capitalista que nos desborda también cruza por el establecimiento de un lenguaje coherente a dichos fines; tiene que desembarazarse de su pasado realizándolo e incorporándolo a su propia práctica. Renunciamos a la izquierda para reafirmarla en sus fundamentos, en su contenido, no en su forma.

El lenguaje no produce realidad. Considerar que lo hace es pensarlo como una exterioridad que aún puede actuar desde ese afuera que ha sido eliminado por el propio desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones de producción. ¿Queda algo que aún esté fuera de las sociedades moderno-capitalistas y que no exista íntimamente comprometido con esa realidad histórica, que no sea determinado por ella? ¿Es posible la evasión como escapatoria cuando toda la existencia, incluso la resistencia, ha sido colonizada?

Este es un documento para la interpretación de nuestra realidad histórica y política. No es un manifiesto ni menos un programa: no podríamos estar más lejos de ello. Planteamos este documento como un momento desde el cual construir un punto de partida, precisamente porque la realidad a la cual nos enfrentamos nos ofrece el desafío de re-articular, de re-significar lo que han sido los últimos treinta años de práctica política pero desde la teoría.

Pensar desde la teoría como una forma específica de práctica no es restarse de la continuidad de la realidad histórica que nos determina en lo más íntimo de nuestra propia experiencia: es realizarla desde otra vereda. Surge como necesidad porque el desarrollo de esta historia nos ha pasado por encima sin tener el más mínimo argumento que sea capaz de contrarrestarla. Nuestra propia tradición ha sido construida en base a eliminar la argumentación y la capacidad crítica que se inscribe en ella para posicionarse desde puntos de vista morales. Si hemos optado por interpretar nuestro presente es precisamente porque no vamos a ceder en torno a las aspiraciones que aun son posibles para invertir este mundo

Elaborar teorías es alejarse de la realidad para volver a ella, para zambullirse y encontrarla de otra manera, en otro rumbo. Planteamos problemas sin tener soluciones. Creamos problemas porque hay algo que nos hace sospechar de esta realidad. Este ha sido el punto que más se nos ha criticado en nuestro actuar.

Todo el pensamiento hacia la izquierda quiere soluciones más que problemas, porque un problema, un conjunto de ellos, resta fuerza en las pequeñas batallitas urgentes en las que ella se empantana acríticamente. Respondemos que una solución específica solamente da cuenta de la impotencia que el presente nos propone al no poder transformar el conjunto de la sociedad. Para olvidar muertos, primero hay que matarlos.

Sabemos que por ahí, en la calle, en las escuelas, en las universidades, en las empresas, en un supermercado, en un bar, en un mercado, en una pequeña casa o en un departamento de poco metraje hay quien espera un llamado, sea como sollozo o como grito. Insistimos: no traemos soluciones a su desesperada existencia, porque también tenemos una existencia desesperada.

Nos reconocemos en las mismas miserias, en el mismo descontento, en la misma reificación a la que nos vemos compelidos cotidianamente. Si tuviéramos recetas mágicas para apaciguar este destino, créannos que ya lo hubiésemos hecho; aun estamos en etapa de poder verbalizar de manera clara qué es lo que pasa y cómo nos pasa. Y lo hacemos desde la insensatez de quien se reconoce inconforme con esta realidad, con el deseo incandescente de tener una forma de vida no alienada. Esta es una comunicación que se da en un territorio específico, en una ciudad limitada. Quizá alguien encuentre aquí elementos en común para poder entender su propio devenir, en otras ciudades, en otros países, en otros continentes. Bienvenido sea a la casa de quienes no tienen casa, solo un espacio momentáneo y reducido desde donde actuar, desde donde sacar lecciones y prever jugadas como en el ajedrez. Aquí no somos camaradas, somos personas que nos encontramos en un punto del espacio-tiempo muy concreto. Carecemos de organizaciones fuertes, carecemos de fuerzas beligerantes permanentes. Pero nos unen las mismas cosas que nos separan: contra eso y por eso escribimos esto.

Originalmente, empezamos a escribir esto dos meses antes de la explosión que nos tocó octubre de 2019 en Santiago y que después se extendió a buena parte del territorio: Valparaíso, Concepción, Punta Arenas, Iquique, Copiapó, La Serena-Coquimbo, Rancagua y muchas ciudades más

Ahora lo reescribimos al calor y al humo de las batallas que en este momento se están dando. Batalla perdida por lo demás, pero que nos deja muchas lecciones de las cuales aprender y seguir formando fuerzas, ya no de contraataque ni defensivas. Estuvimos a un paso de pasar a la ofensiva, pero no tuvimos la fuerza, ni las herramientas ni los medios suficientes para poder realizarlo.

Sabíamos que existía una tensión que rugía subterráneamente en nuestra ciudad. Sabíamos que la cuerda podía romperse en cualquier momento. Sabíamos que algo pasaba: eran numerosos los indicios de que algo estaba pasando. Nos atrapó, pero no desprevenidos.

Esa es nuestra autocrítica: la tensión nos explotó en la cara, sin poder hacer demasiado excepto por las cuatro o cinco tácticas que sabemos utilizar muy bien y desde hace tiempo. Pero no fueron suficientes. Ahora entramos, necesaria y nuevamente, en recomposición

«La identidad solo ha sido verdaderamente tal o ha existido plenamente cuando se ha puesto en peligro a sí misma entregándose entera en el diálogo con otras identidades; cuando, al invadir a otra, se ha dejado transformar por ella o cuando, al ser invadida, ha intentado transformar a la invasora. Su mejor manera de protegerse a sido justamente el arriesgarse»

Bolívar Echeverría, «La identidad evanescente»

Tesis I

Evadir, no pagar, otra forma de luchar”: El activismo ha dado un salto cualitativo hacia un ciberactivismo, que se define en la capacidad de conexión de cada individuo entre distintas redes de administración de subjetividad y que son determinadas como administración identitaria: es una reconciliación mediada, y mediática, de la subjetividad con el objeto. Es la superación capitalista de la alienación clásica.

Glosa

El lunes 14 de octubre apareció en una serie de plataformas digitales el llamado a evadir el pago en el transporte de la ciudad de Santiago. “Evadir, no pagar, otra forma de luchar” fue la consigna con la que estudiantes incitaban a protestar en contra del alza de $30 pesos del tren subterráneo (conocido como Metro) y que encarecía, una vez más, el costo de la movilización. El ministro de Economía, Juan Andrés Fontaine, días antes había dicho que  si las personas se levantaban más temprano “podían ahorrar” y “gozar” de tarifas más bajas

Santiago tiene uno de los precios más altos del transporte en América Latina, parecido al de algunas capitales europeas y de ciudades norteamericanas. Pero los sueldos no le llegan ni a los tobillos, comparativamente. Otro signo de la pobreza estructural.

Las acciones fuertes y masivas tienen cuerpo a partir del día jueves 17 de octubre en la mañana. Escolares colapsan las distintas líneas del Metro en varias estaciones. Avalanchas contra las rejas, contra los pocos guardias, saltos y cánticos. Hordas saltándose torniquetes. Algarabía y golpes.

La reacción de las fuerzas del orden no se hace esperar. Guardias privados con las que cuenta la empresa “de carácter público” ayudadas por Carabineros intentan reprimir las acciones. Persecuciones, escaramuzas están a la orden del día. Estudiantes van y vienen colapsando estaciones, recibiendo golpes, yéndose detenidos. Mofas por parte del gobierno. El ex presidente del directorio de Metro, Clemente Pérez, dice por televisión que la estrategia de los estudiantes fracasó: que son grupos poco numerosos y que no tienen poder de convocatoria. Cierre temporal de contadas estaciones de Metro. La capacidad de organización de los estudiantes es subestimada. Triunfa la comunicación, la telecomunicación.

Las plataformas digitales como verdaderos medios de comunicación hacen lo suyo. Es la época del meme. Y lo saben ocupar muy bien. La tergiversación es una herramienta de uso cotidiano bastante poderosa. Desde la utilización de dibujos animados con frases que responden a otros intereses hasta la venta de toda la indumentaria para hacerse participes de las acciones directas en enfrentamientos callejeros. Es fácil reconocer a quien está determinado por el ciberactivismo porque viene en un conjunto completo: máscaras de festividades indígena-religiosas, overoles, bolsas plásticas para el calzado, etc. Utilización de lenguajes estandarizados por las redes de uso (hashtag, abreviaciones, etc.) para hacer visible tal o cual demanda, tal o cual movimiento específico, una acción particular

Se le administra una subjetividad y desde ahí define su identidad como una sección de los medios asequibles en un mercado, formal o informal, para que participe en las diferentes revueltas. Hacen suya la administración general sin transformarla.

Así como la práctica viene formateada, estandarizada, la “teoría” también lo viene. Se puede protestar contra todo, estar en contra de todo, a la vez que se puede estar en contra de nada o, incluso, hacer coincidir las contradicciones en el discurso. La fragmentación de la sociedad se hace refleja en la praxis al no encontrar un código común en toda la fragmentación. Feminismo, veganismo, ecologismo, antifascismo, descolonización, indigenismo, etc. ¿Se olvidó el anti-capitalismo o simplemente es un término que no se puede abrazar por totalizante?

Sin desmerecer completamente cada una de las identidades fragmentadas, ya que cada una de ellas posee sus propios momentos de verdad, tampoco se trata de encauzarlas a un mismo punto o encontrar su “interseccionalidad”. De lo que se trata es de ver qué tienen en común, qué las define como fundamento, no donde se encuentran. La totalidad de la existencia no se define en sus distintos fragmentos, sino en el cauce común que ocupa en su propia definición

El ciberactivismo genera un cambio cualitativo en la concepción de la lucha: se vive para luchar y no al revés. Al desprenderse de todo sentido utópico, en el sentido de realizar en el presente un futuro que aún no se puede hacer visible, que no está, solo le queda el presente ígneo.

Mañana será otra lucha, algo más que reivindicar y, por tanto, algo que pueda reincorporarse a la administración de identidades porque se ha renunciado a la reivindicación de la totalidad y su gestión comunizada. Es una subjetividad que no logra realizarse por completo y que por eso mismo se transforma constantemente, se re-articula de diversas maneras con técnicas de camuflaje: ahí donde se muestra, se esconde

El ciberactivismo, la política del meme es fecunda y poderosa, pero solamente como administración identitaria/capitalista. Es un proletariado de redes que no se logra auto-constituir plenamente. Vive en su propio proceso de constitución y destitución. Contnuará


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