14.NOV.19 | Posta Porteña 2066

¿Chalecos Amarillos? (2)

Por G.C.I.

 

LOS CHALECOS AMARILLOS Y EL MUNDO (2)

 

La importancia presente e histórica del movimiento llamado “chalecos amarillos” no puede entenderse partiendo de lo inmediato, de lo concreto, de lo político, de lo local, de lo francés o parisino, de lo ideológico, ni de las banderas de ese mismo movimiento. ¡Cómo tampoco puede entenderse solo mirando el chaleco amarillo o lo amarillo del chaleco!

COMUNISMO - Grupo Comunista Internacionalista- Noviembre 2019 - n° 68

Toda particularización de los chalecos amarillos como un movimiento francés es castrador de su potencia revolucionaria

Como lo es también, la tentativa de definir los chalecos amarillos en base a tal o cual expresión positiva: los chalecos amarillos “quieren tal o cual cosa”, “hay que hacer una encuesta para saber lo que desean…”…, o hacer una encuesta o un voto ciudadano para “ver lo que quieren”. Ese sigue siendo el terreno de las medias, de los periodistas, de los sindicalistas y políticos. Los chalecos amarillos se definen en su práctica, en la calle y contra todo ese sistema ideológico de dominación

De nada sirve tampoco situarse en el terreno del periodismo, de la política, del sindicalismo, del militantismo y el activismo para discutir sobre la violencia o la no violencia y crear ese monstruo ajeno y distante que llaman “opinión pública”. Los chalecos amarillos arrancan de todo el mal que la sociedad nos/les hace, de toda la violencia cotidiana a la que estamos sometidos los humanos y se definen prácticamente contra todo eso. Su partida de nacimiento es precisamente ese acto deliberado de parar lo que destruye tanto ser humano, de decir basta y echar a andar, parando el tráfico infernal de la mercancía y el dinero, del valor que, para valorizarse, va picando carne humana por todo el mundo

Es verdad que ese acto de nacimiento no fue un acto solo, sino todo un proceso de gestación. Pero ese proceso no fue, como quieren construir desde el poder, algo ideológico, no empezó por las grandes ideas o en las banderas…, sino simple y exclusivamente por esa necesidad imperiosa de parar la máquina de matar, de castrar, de exterminar que es la mismísima sociedad burguesa. Ella que es esencialmente violenta, que es esencialmente esclavizadora, no nos deja otra opción, que, precisamente salir a la calle y gritar ¡NO!, que responder a su prepotencia opresora paralizándola, atacándola adonde más le duela en su propio proceso vital de circulación y reproducción del valor, del capital mundial.

Los chalecos amarillos no eligen la violencia, como si fuera una opción entre muchas. Frente a la sociedad burguesa que, es violenta y dictatorial por todas partes, que impone por la violencia condiciones de vida cada vez más castrantes y criminales, el acusar de “violentos” a los chalecos amarillos, no solo es ridículo y absurdo, sino que muestra que todo lo que paraliza la máquina infernal de picar carne humana que es hoy el capitalismo, es lo que se cataloga de “violento”. Es decir, incluye precisamente la noción de violencia exclusiva y monopólica en el Estado y lo que molesta es precisamente que ese monopolio sea puesto en cuestión, pero al mismo tiempo está mostrando que es lo único posible

Precisamente los chalecos amarillos surgen contra ese monopolio del crimen detentado por el Estado, y en particular, contra toda la ideología democrática según la cual se puede “mejorar” o modificar el curso de la sociedad por vías ciudadanas, democráticas.

Lo que los chalecos amarillos afirman en la práctica no es para nada una violencia loca o caótica, sino absolutamente la única posible para parar esa máquina infernal (que es el capital) en su circulación. O dicho de otra manera, constituyen el único freno posible a la violencia infernal que el capital le está haciendo a la humanidad. Frente a una sociedad, que, en la fase actual acentúa las condiciones de explotación y opresión, hacia una de catástrofe humana generalizada, toda acción violenta, es no solo legítima sino indispensable a la supervivencia.

Los chalecos amarillos surgen del hartazgo generalizado, frente a esas manifestaciones de “protesta” ideológica que organizan los partidos políticos, los sindicatos, los gobiernos… (Incluido el de Macron), “contra el cambio climático”, por los “derechos de la mujer”, por lo “políticamente correcto”, por la “defensa de la ecología”, “contra el terrorismo”…y toda otra manifestación corderil en la cual los explotados marchan detrás de sus explotadores y opresores.

Hubo incluso rupturas concretas y explícitas entre esas manifestaciones corderiles organizadas por el poder “para frenar el cambio climático”, “para limitar el volumen de CO2” y otras distracciones dignas de un circo, en donde los Chalecos Amarillos, situándose fuera y contra de las mismas, denuncian que manifestaciones no sirven para nada, porque incluso los mismos parlamentarios nacionales y europeos que participaban en las mismas, luego votan las medidas contrarias y favorables a las empresas.

En realidad, hasta que los chalecos amarillos no mostraron su fuerza contra la dictadura del dinero, toda la política económica del Estado mundial había seguido imponiéndose y solo en las primeras semanas de acción de los chalecos amarillos, se lograron paralizar algunas de las medidas más antihumanas que los parlamentarios estaban legislando. La diferencia es total: en un caso la manifestación organizada por el poder por el clima y el ecologismo (parlamentarios, sindicalistas, periodistas, militantes políticos…) es solo un paseo de calle, para servir al espectáculo, de que se hace algo para frenar al despotismo de la ganancia capitalista, por el otro se pegaron un susto terrible cuando el proletariado se puso el chaleco amarillo para reafirmar su ¡NO! Solo entonces los parlamentarios se acordaron de que esa dictadura mundial del capital, a la que sirven, es contraria a los intereses de la gente

Al mismo tiempo, la burguesía entera se asustaba…y daba un paso atrás reconociendo el “movimiento de los chalecos amarillos”. Pero claro que solo se trataba de aislar a los “violentos”, como si pudiesen separar el movimiento en pedazos por simple voluntad del poder. Aunque hay que reconocer que esa tentativa fue unánimemente sostenida (y hasta diseñada militarmente) por todos los medios de difusión, gracias a esos semi milicos y semi periodistas que dominan todo el panorama mediático, debemos señalar que no pudo tener éxito porque suscitó de inmediato el más claro rechazo de los chalecos mismos: en muchas partes se expulsaba de las manifestaciones a quienes querían limitar la lucha a una manifestación ciudadana y pacífica. Ya en octubre/noviembre 2018 fue quedando claro que las manifestaciones no servirían para nada si se le imponían las normas pacifistas que el Estado quería imponer… El discurso ciudadanista se fue haciendo cada vez más ajeno al movimiento mismo: ¡solo los cómplices del Estado pueden querer aislar a “los violentos”! ¡No hay otra forma de parar la máquina infernal que parando la circulación de mercancías! ¡Esa es “nuestra huelga general”! ¡Paralicemos todo! (2)

¿Por qué siguen con ese discurso pacifista si directamente no funciona frente al movimiento mismo? Porque es algo inherente y constitutivo del monopolio del terrorismo de Estado, de la función misma del Estado capitalista que, por más encerrado que se encuentre, debe reafirmar la opinión pública y ciudadana mostrando que los “violentos” son solo algunos, son solo los que no aceptan las normas ciudadanas en las cuales el Estado encuentra sus fundamentos. Pero además porque se trata de darle cobertura ideológica a la “nueva estrategia” para imponer el terrorismo de Estado, definida por el mismo, como “represión utilizando formas no letales”. La receta del Estado es totalmente clara: imponer la violencia generalizada y el terror social, sin llegar a matar. En concreto reventar por la violencia las manifestaciones: gasear a todos, para asustar y dispersar, entrar violentamente en las manifestaciones para destruirlas, separarlas, cortarlas en pedazos, arrestar y controlar a, cada uno de los componentes de los pedazos las mismas, buscando sometimiento y humillación…y lo más selectivamente posible desfigurar, destruir caras, arrancar manos, destruir ojos…(3)

A pesar de esa impresionante represión, los chalecos amarillos muestran que al  proletariado ya no le alcanza con ocupar fábricas, ni tampoco con reducir las revueltas a los suburbios como en 2005. Ahora se busca por todos los medios, paralizar el sistema económico global, imponer las necesidades humanas contra la dictadura de la ganancia capitalista. En este sentido las últimas fases de acumulación del capital, basadas cada vez menos en la producción de valores de uso humano empuja al proletariado a una respuesta cada vez más global sobre la reproducción del capital en su conjunto: la paralización de la circulación del valor es para el proletariado la única forma de ponerle freno a la catástrofe presente y le permite ir vislumbrando la importancia de esa paralización generalizada y mundial como salto cualitativo hacia la revolución social mundial

Los chalecos amarillos corresponden a esa fase, ya más explosiva de la catástrofe capitalista y de la respuesta del proletariado internacional ocupando la calle, paralizando la circulación, imponiendo su fuerza para parar el infierno moderno de la producción de valor capitalista. En la lucha misma se van precisando los objetivos, los métodos, la organización…, el asociacionismo proletario busca definir mejor la perspectiva

La falsificación de signos de valor por los bancos comerciales y centrales, para el salvataje bancario internacional y desde 2008/2009, como clave del aumento de la tasa de explotación, determina formas del capitalismo cada vez más antagónicas con las necesidades humanas: se sacrifica la producción material en nombre de lo financiero, la dictadura histórica del valor sobre el valor de uso despliega sus formas más tiránicas contra la vida humana.

notas

2 /  Eso no quiere decir que no persistan en el movimiento mucha gente (tal vez la mayoría) que asume abiertamente la necesidad de parar le economía “en paz” y que se siguen reivindicando del “pacifismo”. En la medida que son consecuentes con la huelga y participen en ella nunca se excluyen “compañeros”. Los chalecos amarillos han sido totalmente coherentes con esa vieja e invariante posición proletaria, quienes actúan con nosotros contra el capitalismo son bienvenidos, cualquiera sea la ideología que traigan consigo.

3 / Aunque los gendarmes franceses sean directamente responsables de algunas muertes (como la muerte de la anciana Zineb Redouane con más de un agujero en el cuerpo https:// www.facebook.com/watch/?v=2316630821790308) reciben felicitaciones de otras fuerzas represivas del mundo, por haber sido coherentes con su estrategia global de destruir y reventar las manifestaciones por medios no letales


Comunicate