02.ENE.20 | Posta Porteña 2079

¿Chalecos Amarillos? (10)

Por G.C.I.

 

LA DICTADURA DE LO FINANCIERO: Ocultamiento, Cantidad y Calidad

 

SOLO OBTENDREMOS LO QUE LES ARRANQUEMOS

 

COMUNISMO - Grupo Comunista Internacionalista- Noviembre 2019 - n° 68

Si, decimos “nunca se concentró tanto la riqueza, al mismo tiempo que produjo tanta miseria” como se lee en los carteles de los Chalecos. O “la opulencia y lujo desenfrenado de la aristocracia mundial es proporcional al hambre, la miseria, la contaminación del planeta entero” …, la opinión pública, organizada dirigida y manipulada, más que nunca en la historia, responde a coro disciplinado: “no exageren el sistema capitalista siempre fue así” …o peor “en todas las épocas pasó lo mismo, está en la naturaleza humana que haya pobres y ricos” …Y seguirá informándose a través de los medios y redes sociales totalmente manipulados…sin captar nada cualitativamente diferente en la explotación y opresión mundial, en los últimos 10 años

Todo se banaliza, toda verdad se mezcla con el Océano de mentiras. Así como en el principio del plástico una molécula de “tan noble invención” nunca llegaría a contaminar el mar, se imaginan que la falsificación que hacen, siempre podría ser disimulada por el curso forzoso. Somos incapaces de distinguir el mar del petróleo, como de distinguir en un océano de billetes falsos algunos “verdaderos”

En realidad tanto el mar, como el océano HOY son pura falsedad, de la misma forma que son pura contaminación… ¡Y paradójicamente, eso no facilita su visibilidad! ¡La única verdad es que este mundo subsumido mundialmente al capital se ha vuelto tan contaminado como falso! Además, el lavado de cerebro opera igual con la falsificación de cada billete, que como opera el mar, tratando de absorber cada molécula de plástico cayendo al agua. La transformación de la cantidad en calidad hace que lo contaminado termine por triunfar y lo falso pase a ser la única verdad de los billetes. Al mismo tiempo, la cantidad de lo falso disloca todo entendimiento y, cuando se crea tan gigantesca cantidad de dinero ya nadie logra entender nada. Ni siquiera lo que es ese dinero.

¡Cuánto menos entiende la plebe, la monarquía absoluta del dinero falso más puede reproducirse! ¡Más puede explotar, reinar y oprimir! Sin dudas, la reproducción continua de la ignorancia inducida (papel religioso de todas las ideologías de hoy como “el calentamiento global”, el feminismo, el ecologismo…) es el freno principal contra el proceso de constitución del proletariado en clase y resume todas las debilidades y aislamientos que pueden atribuírsele a los chalecos amarillos. Sus componentes no son más que personas dominadas por la ideología dominante, en cambio como movimiento, su potencia, cuantitativa y autonomía programática se encuentra en contraposición brutal con todas esas ideologías y/o religiones.

Tal vez quede algo de mar sin petróleo, aunque nosotros no lo creemos; pero es seguro que no queda un solo átomo de verdad en las monedas fíat, en las monedas de curso forzoso mundial, impuestas por la tiranía monetaria mundial. ¿Por qué la revuelta no es entonces más mundial, y general todavía, si nos entretienen con un mundo de falsedades que cada vez nos aleja más de lo que necesitamos materialmente?

Sin dudas porque el lavado de cerebro es mucho más real que el lavado del dinero, porque todo el progreso tecnológico, los medios de imbecilización social, de circulación y de comunicación hacen que la misma realidad de lo falso sea promocionada como algo totalmente inexistente, para así pasar como algo que no afecta a los seres humanos de a pie. Porque la relación de fuerzas de los movimientos proletarios choca con las ideologías ciudadanas que siguen logrando imponer la derecha y sobretodo la izquierda de la burguesía. “Todo es tan falso que no existe” dice el “anticapitalista” y recita el ciudadano idiotizado. Peor se complacen riendo, como de la no existencia de Dios, sin darse cuenta que el mundo dirigido por la idea de Dios, les pasa por arriba.

El marxista leninista repite a coro con él “todo eso del mundo financiero es ficción y por lo tanto no puede influenciar en absoluto la realidad del capital”

El ateísmo materialista vulgar, desconoce la fuerza social de la religión, de la misma manera que el economista marxista leninista desconoce la potencia de la falsedad de la economía en la que vive.

Ambos viven saltando entre el materialismo vulgar (que niega la vida de las ideas) y el mundo de las ideas (su idea del trabajo como fuente del valor). Por eso, son incapaces de explicar la importancia de lo falso en la relación social de fuerzas y se refieren al capitalismo hoy, como si el dinero falso fuera algo absurdo que no juega ningún rol social. Y por supuesto que, la gran debilidad del proletariado en su lucha, y particularmente la de los Chalecos Amarillos, es la fuerza de esta ideología, que ciudadaniza y penetra las diferentes asambleas, manifestaciones, impidiendo el desarrollo de su fuerza

Mientras tanto la plutocracia mundial sigue imprimiendo billetes falsos, que transforma en plusvalor mundial, y la prensa sigue enturbiando todo, para que la población mundial siga sin darse cuenta que cada billete falso la empobrece un poco más. Como el modelo de la explotación no parte de un intercambio individual entre el burgués y el explotado, sino de la tiranía, de la emisión de dinero, de lo financiero, de la usura, de la dominación militar… la ciencia “marxista” y la economía política en general, declara que no es explotación, como si la colonización y la guerra abierta no hubiese sido la forma más general y completa de la explotación del hombre por el hombre.

¡Cómo si el arco histórico del valor sometiendo al ser humano por la violencia no fuese la mayor constante de la historia de las sociedades de clase!

Subrayemos que ese fenómeno dominante tiene como único freno, la comunidad de lucha mundial del proletariado contra el capital. “Aquí no pasó nada, circule” como dice cualquier milico en cualquier parte o  cuando los gendarmes organizados y armados hasta los dientes, destruyen los piquetes y los bloqueos de calle… “Circule, consuma, camine y no mire a su alrededor”

En los bloqueos de rotondas, los chalecos amarillos denuncian así: “Trabaja, consuma y cállate la boca”. Solo entre los proletarios en lucha se reaviva el interés en conocer y denunciar hasta qué extremo nos exprimen produciendo dinero falso, hasta que límite nos estafan, explotan y oprimen, hasta que tortura llevan al ser humano, hasta que monstruosidad la explotación sin límites impuesta por ese mecanismo, requiere del terrorismo de Estado que opera contra los seres humanos en los 4 puntos cardinales.

Para los que “seguimos ahí”, bloqueando los peajes y la circulación del capital, es importante conocer y denunciar toda esta vuelta de tuerca del capitalismo mundial que consiste en la tiranía absoluta del valor imponiendo socialmente lo falso: “ON EST LÀ… MEME SI MACRON NE VEUT PAS…ON EST LÀ: “seguimos ahí, incluso si Macron no quiere, seguimos/ seguiremos ahí, por el honor de los trabajadores y por un mundo mejor… seguiremos ahí…y no renunciamos a nada” (¡ON NE LACHE RIEN!)

En el mundo de la tiranía total del valor sobre los valores de uso (las necesidades de los seres humanos), de la guerra permanente, de lo falso como sustancia fundamental de toda la verdad (¡hasta en cada dólar/euro que llevamos en el bolsillo hay mucho más falso que verdad!), …no es fácil escapar a lo oficial, que desprecia la verdad en nombre de la teoría del complot estigmatizada por la NSA, la CIA y los servicios secretos y el terrorismo del Estado Mundial. Esa es la estrategia global contra el proletariado, solo por esos mecanismos se puede frenar y sabotear a los chalecos amarillos en su dificilísimo proceso hacia su constitución en fuerza capaz de cuestionar el poder burgués

Si, es verdad que es mucho más fácil que estar en la calle peleando contra el capitalismo, con o sin chaleco amarillo, sentarse frente a la televisión y creerse que los responsables de las guerras de este mundo las hicieron para salvar el mundo de malísimos dictadores (Hitler, Saddam Hussein…), que comprenderlas como exitosas operaciones para aumentar el beneficio del mismísimo capital financiero que hoy gobierna al mundo. Justamente lo más difícil es comprender lo que siempre existió y lo que es nuevo en la actualidad del capital mundial. Tratemos de hacer algunas precisiones indispensables para aclarar esto

Histórica y conceptualmente el valor (bajo su forma usuraria, bancaria, financiera, comercial…) es siempre el verdadero sujeto. Solo cuando compra medios de producción y fuerza de trabajo entra en la producción y termina subsumiéndola. Pero también puede por medio de la fuerza apropiarse de medios de producción, tierras, seres humanos para venderlos o someterlos a trabajar o a tributar. Todas las guerras, todas las luchas por la apropiación de materias brutas obedecen a esa dictadura del valor frente a los seres humanos y mercados

Contrariamente a lo que dice la economía política, el objetivo del valor (¡del capital!) es siempre el valor mayor, el plusvalor, y no el desarrollo de las fuerzas productivas y mucho menos la producción de cosas para los seres humanos. La clave de la crítica de la economía política es justamente afirmar que lo que mueve al mundo no es la producción material sino la valorización del valor: el objetivo del capital nunca es el “desarrollo” de las fuerzas productivas, sino la mayor ganancia posible.

Es la ganancia, la subsunción de lo material en el proceso de valorización, lo que explica históricamente la dominación de toda la vida social y material por parte del capital y el consecuente desarrollo de las fuerzas productivas (de la industria, de la fábrica…) que hacen imperar al capital como “modo de producción”

Todos los grandes procesos productivos y destructivos de la historia del capitalismo se producen por los intereses del valor valorizándose, es decir por la dictadura del capital financiero (incluyendo por supuesto el bancario, la emisión de billetes y derivados…). La guerra, que se hace por la dictadura del valor, es a su vez la imposición por la violencia de ese interés contra la población, así como también contra los mercados y valores surgidos localmente.

No gana gracias al mercado sino contra el mercado. No solo no se frena frente al mercado y a quienes producen lo mismo con valores inferiores, sino que la violencia del capital destruye los mercados, los valores locales y también las fuerzas productivas (incluyendo a los propios humanos). El valor valorizándose se impone tiránicamente no solo contra las cosas necesarias a la vida, sino también contra el valor de cambio predeterminado por la producción y el mercado local en toda la región en guerra.

¡Fueron los mismos banqueros, las mismas familias, desde la época de Marx hasta hoy, desde los Rothschild… a los Rockefeller, desde Obama a Macron…, pasando por tantos premios Nobeles de la Paz (como Truman o Kissinger) los que fabricaron todas las guerras!

Las guerras y las postguerras fueron los ciclos más grandes e importantes de valorización del capital financiero (incluyendo, entonces, al industrial) y por supuesto del capital total mundial, en la historia de la humanidad. Mencionemos únicamente algunas: las guerras “mundiales” del siglo XX, las guerras coloniales, las guerras “contra el terrorismo y las armas de destrucción masivas” (¡que en realidad solo esos mismos capitalistas financieros han producido y controlan dichas armas mundialmente!), así como la sistemática represión de las luchas sociales por todas partes y particularmente contra la subversiva población del Medio Oriente, América Latina…

Para entender lo que sucede en la actualidad, claro que es muy importante comprender que el valor, el capital financiero, en su proceso de valorización, pase o no por “producir” cosas, opera siempre en función de esa dictadura de la ganancia. ¡Para el valor, las cosas son secundarias /28 y hasta constituyen un cierto límite (fijación), en el flujo permanente del capital! Esa tiranía de la ganancia es lo decisivo, en todas las decisiones bélicas de los Estados modernos. El capital financiero y el control del Estado por la bancocracia es lo que explica todas las guerras, desde origen del capitalismo (incluyendo claro está la guerra contra los competidores productivos y comerciales).También es importante saber que ese interés en hacer guerras y postguerras, que se concentra en unas pocas familias históricas de la bancocracia mundial sigue dominando la historia mundial en la fase actual.

De ahí, muchos “marxistas” sostienen y dicen hoy, que la “guerra es una mercancía”. Se ha puesto muy de moda esta afirmación en artículos, videos, películas y hasta en tesis universitarias. Sin embargo, se trata de un error, que no solo no aclara, sino que oscurece. Lo que quieren significar esos “marxistas” es por supuesto que la guerra se hace por negocio, que se premia con ella al capital financiero produciendo cada vez más armas y municiones. ¡Y no vamos a hacer una demostración aquí de los beneficios de la producción militar! Al contrario ¡lo militar es siempre la dinámica fundamental del valor en proceso, de la historia del capital!

Pero de ahí no se puede concluir que la guerra es una “mercancía”. Ni siquiera lo es, en sentido estricto, la producción de armas y municiones. Porque para ser mercancía tiene que producirse para venta, no hay mercancía, en sentido estricto, sin “salto mortal”. No hay mercancía, sin riesgo de que no “valga” lo que tendría que valer, sin abstracción social del trabajo que efectivamente fue necesario para la producción de cosas

La gran ventaja de la producción militar, para los banqueros, es que es, justamente, la única producción material que no tiene ningún salto mortal, porque la pagan los Estados antes, durante y después de producirlas, pero todo tiene la garantía del Estado. Para el capital financiero no hay mayor “fijación” del capital en ninguna cosa y en ninguna producción, la “venta” está hecha antes de la producción.

Es un caso claro de Dinero que obtiene más Dinero, (D D’), aunque se haga la ficción de que ese pasaje por el capital productivo. El dinero se hace más dinero en manos de los bancos a través de los títulos de deuda pública y otros instrumentos financieros (capital ficticio), sin siquiera dejar entre paréntesis los resultados útiles de la producción  material, porque está asegurada por lo político. Desde el punto de vista financiero al no haber ninguna venta real, ni ningún mercado que tenga que ratificar el valor, el valor acrecentado es un acuerdo entre caballeros (banqueros y “poder ejecutivo”) reducido en general, a una carga fiscal para autofinanciarse. Muchas veces se llenan los bolsillos sin siquiera subcontratar o realizar los compromisos productivos correspondientes, tampoco los contratos incluyen esa fase…, las monarquías emitían deudas para la guerra o tal o cual campaña estatal…pero el dinero se gastaba en cualquier otra cosa. Los banqueros igual siguen recibiendo lo suyo y así pasaron de prestarle a las monarquías a dominar toda monarquía y hasta a imponerle democratizaciones para que lo financiero controlase, no /29 solo toda la economía, sino también “lo político”. Lo “real” lo arriesgan y soportan los subcontratantes o los seguros correspondientes.

El valor financiero se valoriza igual, mientras el Estado siga encargando armas o cualquier otra cosa indispensable para la guerra. Por eso, el capital financiero encuentra en las guerras y la militarización generalizada de toda la sociedad, que caracteriza el capitalismo mundial, su verdadera realización como valor que se valoriza

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28. Históricamente el arco histórico del valor, en sus miles de años de existencia, siempre buscó a partir del dinero (D) para obtener más dinero (D’) gracias a la usura y al comercio (comprando barato para vender más caro sin ningún proceso de producción). Por supuesto que ya ahí, ese capital se impone por la violencia, domina para explotar a través de la usura, el tributo, la compra venta, la sumisión por deudas… y, contrariamente a lo que dice la economía política, globalmente no está basada en un cambio de iguales (que es bastante marginal históricamente y solo se refiere al mercado de objetos de consumo para los pobres). Toda la explotación humana se basa en la fuerza.

29. En realidad, la verdadera empresa de riesgo es la guerra misma que hace el Estado capitalista (fusión del poder militar con el capital financiero), el verdadero plusvalor es el botín de guerra, aunque sea para reventar una revuelta social o para aplastar un competidor. Es ahí donde se invierte con riesgo en materiales, militares y represores para obtener como ganancia materias, sumisión, opresión.


 


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