02.ENE.20 | Posta Porteña 2079

Naturaleza humana y violaciones en Haití

Por Fernando Moyano

 

Una opinión personal de F.M.

Diciembre 29, 2019

Malena Martínez Carrera (la documentalista y directora): Pero la revolución no puede modificar la naturaleza humana.


Hugo Blanco: No, la revolución tiene que RECUPERAR la naturaleza humana
Entrevista en la película "Hugo Blanco, Río profundo". Perú, 2019

"...unos pocos cayeron en estos episodios tan repudiables que lamentablemente pueden pasar y pasan, en parte por la propia naturaleza humana, ¿no?"

José Bayardi, sobre los abusos sexuales de las tropas uruguayas en Haití

El concepto de "naturaleza humana" en teoría del derecho comenzó con Thomas Hobbes a mediados del siglo XVII. Quiso justificar de esa forma la necesidad del Estado absolutista: si lo dejás, el bicho humano hace cualquier cosa, necesitás el garrote para poner orden. Le salió al revés porque con ese mismo concepto Locke a fines de ese siglo, y Monstesquieu y Rousseau a mediados del siguiente, con matices, encararon para el otro lado: el ser humano es libre por naturaleza y se necesita un Estado que preserve esa libertad, apostar a lo bueno. Es decir, tenían una visión optimista de la naturaleza humana, mientras Hobbes la veía todo mal.

Después Freud habló del "malestar" por esa represión necesaria de la naturaleza humana, y vinieron otros con su aporte. Pero incluso para  la perspectiva más reaccionaria, el sentido del Estado es castigar a esa bestia humana que hace barbaridades, para eso está el Estado, no para decir "y qué vas a hacer, es la naturaleza humana", y mirar para otro lado.  Porque la justificación del Estado aun para los absolutistas es reprimir las bestialidades, no permitirlas.

Claro que la ocupación militar de un país por el ejército de un Estado que invade a otro siempre fue una cosa diferente. Allí las violaciones y abusos sexuales son permitidas como elemento de dominación. El abuso consagra la diferencia. Lo singular es que en este caso las "misiones de paz" de Naciones Unidas, estarían para proteger a la población civil del país invadido. La responsabilidad de proteger a la población civil, no de abusar de ella. Meter de afuera la corrección al presunto estado fallido, según ellos. Hoy tenemos una intervención fallida, y el estado colonial fallido es el fallo de la propia intervención.

Pero se sabe que las bestialidades que albergan dentro los humanos están potenciadas en los militares, porque la brutalidad de las guerras  termina adormeciendo ese "imperativo categórico" bueno que según algunos filósofos impera en el alma humana, y porque el propio entrenamiento militar está basado en acentuar la bestia que se lleva adentro. La naturaleza deshumanizada de la función.

 Y por eso, para evitar problemas,  es que la ONU dispone que en esas misiones los soldados ocupantes no puedan tener contacto sexual alguno con la población civil. No se cumple pero se dice, un deber ser que no es, pero debería.

Pero vayamos a la afirmación de Bayardi, lo mismo Javier García que lo sucederá en el ministerio, de que son pocos casos entre los casi 50 mil efectivos que han participado en las misiones a lo largo de los años "defendiendo el prestigio del país". Cifra que ellos mismos saben que está groseramente llevada al absurdo, Uruguay tiene unos 24 mil efectivos militares, y ha participado en las misiones en su punto máximo alrededor de un 15% porque ningún país manda ni en una guerra toda su "defensa" afuera y se queda sin defensa. De modo que esa cifra es repitiendo varias veces los militares que  han podido hacerlo. Y Bayardi y García cuentan dos, tres, cuatro veces al mismo soldado, ni mentir bien saben. 

Que los casos denunciados y comprobados de abusos sexuales son siempre muchos menos de los casos reales, es un problema muy conocido en todo el mundo y también en Uruguay, y los organismos especializados hablan del esfuerzo necesario para alentar a que las mujeres víctimas se animen a denunciar, y lo difícil que es que los oídos sordos acostumbrados y otros obstáculos no las desalienten. Por supuesto que siendo el subregistro un hecho, un ministro de defensa bien puede decir "qué querés, que invente". No, con ese subregistro hay que manejarse. Pero hay algo que no podés hacer, NO podés.

No podés vanagloriarte de tener pocos casos registrados, porque sabés muy bien que esa es una falla, es una percepción falsa de la realidad, que forma parte del problema.

Para afinar habría que hacer dos cosas. Primero, dada esa tendencia general de subregistro, hay que evaluar si las condiciones particulares de una ocupación militar en Haití o en el Congo hacen que esa desproporción ¿se acentúe o se aminore?

La pregunta se contesta sola, pero agreguemos una cosa más. Las investigaciones hablan de abusos sexuales de niñas de 11 años. ¿Tendrán estas víctimas la dificultad "estándar" para presentar denuncias, o algo más? Es abuso pero no violación "strictu sensu" dice Bayardi. En niñas de 11 años ¿cómo lo sabés?

Y más importante todavía. La ventanilla que recibe las denuncias es "la familia militar" de los propios violadores, porque la justicia haitiana no tiene la facultad de juzgar a estas tropas, y además la propia situación de ese poder judicial es más que insuficiente. ¿Y cuál es la actitud de los mandos militares en este tipo de denuncias?

La violación de Johnny Jean en la base de Port Salut fue el 27 de julio de 2011. Todavía está colgado en la página web del MDN el informe que documenta la investigación de los mandos de la Armada el 11,12 y 13 de agosto en que se llega a la conclusión que no hubo en esa base ningún caso de abuso ni violación ni nada, anuncian la intención de demandar a los medios de comunicación haitianos que hablaban de esa "acusación maliciosa". Todavía puede leerse allí. Cuando el caso llegó a un juzgado uruguayo en mayo de 2012, los mandos militares aseguraron que de acuerdo a su información, eso que antes no había ocurrido en absoluto, ahora podían asegurar que pasó en mayo de 2011, a ver si con una carátula de delito menor podían zafar por prescripción. La práctica inveterada de la institución militar ha sido siempre encubrir sus propios crímenes, también en este caso. Incluso presentada así la realidad vemos que del Congo a Haití la cosa ha empeorado, y que la experiencia previa del Congo de nada ha servido para prevenir que no pase lo mismo y peor en Haití. No había ninguna intención de que se sirviese. ¿A quién le importa la población civil del país ocupado?

Pero esto va más allá de la institución militar misma, la naturaleza deshumanizada corrompe también a los políticos, los mandos civiles que responden a la misma función. La verdad no es la verdad, es lo que sirve que sea verdad. Negar, encubrir, justificar, falsificar groseramente, evadir responsabilidades, forma parte de SU naturaleza deshumanizada.

Por eso, este líder de aquellos campesinos insurrectos de Perú (un líder que está en contra de los liderazgos como lo explica en la película) habla de recuperar la naturaleza humana, recuperarla de la deshumanización del capitalismo, el militarismo, el colonialismo, del que dice Conrad "¡El horror, el horror!"


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