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Sendic de Samuel Blixen/ comenta Amodio (II)

Por AMODIO

 

Publicamos los comentarios que ha ido realizando sobre este libro Héctor Amodio Pérez
(4) 31 de octubre de 2019

Blixen: Pero casi nadie, en el Coordinador, supo de la existencia de las armas que Sendic llevó a Brasil a mediados de 1964, y si algunos conocieron su existencia, ignoraron su origen hasta mucho después. El contacto inicial de quien suministraría esas armas surgió con uno de los hombres de mayor confianza de Sendic, que nunca estuvo integrado al MLN y que mantuvo siempre una total compartimentación, al punto que pudo eludir la implacable represión de la dictadura. Era Javier Guridi, un antiguo militante socialista que se desempeñaba como administrador de El Sol. Guridi fue un “hombre de Sendic”, tanto o más que algunos de los peludos del círculo más estrecho; era parte de una especie de estructura personal que Sendic desarrolló a lo largo de la militancia clandestina, en forma paralela al desarrollo del MLN. Lo interesante fue que sus compañeros de dirección sabían que tenía sus propios “cantones”, sus escondites particulares, sus propias fuentes de información, sus colaboradores y periféricos, desarrollados, acumulados, reclutados durante el largo tiempo en que fue el único clandestino; pero también en función de un criterio de mantener cierta independencia, cierto margen de libertad de acción, porque en el aspecto de la disciplina orgánica tampoco se encasillaba. Y fue tolerado. Sendic, acción y legado, Trilce 2010, pág. 102.

Amodio: Por esos años yo estaba full time y hacía de enlace entre “la gente de Sendic”, como éramos conocidos los que proveníamos del Partido Socialista con José Pedro Cardozo, José Díaz, Fernando Rodríguez, Hoffman y Guridi, todos miembros de Partido y con Mario Benedetti (tenía las llaves de su apartamento en 18 de Julio y Andes) y con Roque Faraone, con quien me encontraba en el café de La Onda. Leyendo a Blixen da la impresión que las armas que pasamos por la frontera fuera un arsenal, y eso no es así, tal como se reconoce en la página 105. Nunca tuvimos armas para distribuir, por lo que es una necedad absoluta decir que lo hicimos. Sin embargo, no tuvimos empacho en compartir dinero, ya en billetes o como las famosas libras de Mailhos, muchas de las cuales fueron a parar a Bolivia, para la gente del Chato Peredo.

Efectivamente, Sendic en esa época tenía una serie de contactos que eran de su exclusividad, y eso era así porque era el único clandestino. Decir, por tanto, que “fue tolerado”, es faltar a la verdad. Nadie podía cuestionarle lo que era la norma. Lo que no fue normal es que en mayo de 1972, ya en plena debacle, cuando la mayoría de los clandestinos no teníamos sitio seguro ni para dormir unas horas, Sendic dispusiera de seis, para él solo, como se dice en la página 236. De la primera época es también la inveterada costumbre de Sendic de frecuentar camas ajenas, y esto sí que fue tolerado e incluso aceptado como “cosa normal”, lo que provocará, tiempo después, múltiples problemas y discriminaciones, ya que mientras a algunos compañeros se les criticaba sus comportamientos de pareja, a Sendic nunca se lo cuestionó en ese sentido.

(5) 1 de noviembre de 2019

Blixen:  El simposio se realizó en un chalet de Parque del Plata, un balneario a cincuenta quilómetros de Montevideo, durante todo un fin de semana. Según Fernández Huidobro, la reunión previa al simposio en sí, en la que participaron integrantes de los grupos de acción, tuvo un principio de acuerdo sobre la necesidad de la lucha armada, cuyo carácter sería principalmente urbano, para desarrollar una lucha de liberación nacional hacia la construcción de una sociedad socialista, una vez conquistado el poder. Por ello se hacía imprescindible tener una sola disciplina, una sola dirección y un solo reglamento. De hecho, era un conjunto de propuestas que sintetizaban un trabajo de Jorge Torres, en el que se desarrollaban ocho tesis políticas y que hacían fundamental hincapié en la guerrilla urbana. La lucha urbana en la fundamentación original de Torres recibía apoyos explícitos de Fernández Huidobro y de Ruben Navillat y era aceptada por los restantes miembros del Coordinador en la medida que las exploraciones para posibles escenarios de la lucha rural en distintos puntos del país arrojaban resultados decepcionantes. Aunque las ideas de Torres sobre la lucha urbana, perfeccionadas al nivel de un planteo teórico absolutamente original en aquellos momentos, se aceptaban más bien a regañadientes y por la negativa, tanto por los pro chinos del MIR como por Sendic y algunos cañeros, la piedra del escándalo, el día del plenario, fue la propuesta de una nueva organización, fundamentada en los incidentes que provocaron la parálisis del Coordinador. Estaban presentes el Movimiento de Apoyo Campesino (MAC), el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), el Partido Socialista y la Federación Anarquista Uruguaya (FAU), más algunos independientes. Fernández Huidobro argumentó la propuesta de una nueva organización, que fue compartida por el MIR. Gerardo Gatti planteó frontalmente la discrepancia con la idea de una nueva organización; aceptaba el criterio de coordinar con un marco de disciplina más estricto (por lo que aprobaba un reglamento) pero innovar en materia organizativa suponía discutir temas tales como un programa, una ideología y una línea política; la coincidencia sobre esos temas ya estaba dada en el seno de su organización, la FAU; si se creaba una nueva y se mantenían las actuales, se producía una doble militancia insostenible. José Díaz, del Partido Socialista, coincidió con Gatti. Sendic reconoció la coherencia de la posición anarquista pero sostuvo que la doble militancia no era un escollo, que de hecho se daba en la práctica cuando un militante era a la vez dirigente de un sindicato y de un partido político. Y sostuvo la idea de crear una organización “de nuevo tipo”, pero manteniendo las organizaciones “de origen”; esa nueva organización no tendría carácter político, sería “el brazo armado de la izquierda”. “Para mí es como un sindicato”, dijo, reiterando un concepto que ya había esgrimido. Gatti preguntó dónde radicaba la disciplina principal para el militante, y agregó: “Yo ya sé lo que vas a decir, pero quiero que lo oiga José”. Ese domingo se aprobó la creación de una nueva organización, y se votó un reglamento; los anarquistas abandonaron el Coordinador, aunque mantuvieron la disposición de “coordinar”, y el Partido Socialista mantuvo por unos meses una “situación incómoda”, en la medida en que muchos militantes calificados del Partido se plegaban a la nueva estructura, incluso Jorge Manera y Julio Marenales, que “votaron” desde sus celdas en la cárcel de Miguelete. Sendic, acción y legado, Trilce 2010, págs. 121-122.

Amodio: Todo lo anterior lo ha escrito Blixen sobre la base de la versión falsa de mi manuscrito de 1972, archivado en el Centro de Estudios Interdisciplinarios, dependiente de la Facultad de Humanidades, como Memorias de Amodio Pérez adornado con entrecomillados de dudoso origen. Pero como no conoce la historia, mezcla acontecimientos que suceden en distintos momentos. El Coordinador venía funcionando desde 1963, y la reunión a la que se hace referencia no fue un Simposio, sino una reunión del Coordinador que se produjo a finales de 1965. La integración del Coordinador había sido la siguiente: Jorge Manera por el Partido Socialista, Eleuterio Fernández Huidobro por el MAC, Rodríguez Belletti por el MIR, Gerardo Gatti por la FAU, Mario Navillat, al que se le adjudicaba la representación de los “independientes” y Raúl Sendic como miembro nato, ya que era el elemento aglutinador de lo que en esos años considerábamos la izquierda revolucionaria.

Cuando en 1964 Manera es detenido, pasé a integrar el Coordinador como representante del Partido Socialista y soy yo el que participa en la reunión que se desarrolló en un rancho de El Pinar. No participó Sendic porque estaba en Bella Unión. El Coordinador, pese a la buena voluntad expresada por sus integrantes, no funcionaba, ya que estaba aquejado de los mismos vicios que el resto de la izquierda y con sus integrantes enfrentados por los mismos desacuerdos que enfrentaban a las organizaciones de donde provenían. Pese a ello, se procesaron algunas acciones en las que participaron equipos formados por miembros de las distintas organizaciones. Se dio entonces la paradoja de que en el robo de la armería de la calle Galicia participan compañeros enfrentados en lo sindical y que desembocará en la pérdida de las armas robadas.

Fue en la reunión de El Pinar  que se resolvió disolver el Coordinador y dejar en libertad a los grupos para realizar las acciones que creyeran oportunas en materia de pertrechamiento y con sus propios militantes, pero sentando la premisa de que lo conseguido será “para todos”, manteniendo así la idea del “brazo armado de la izquierda”. Rodríguez Belletti, que participaba con Sendic en UTAA, le trasladó la decisión de la disolución del Coordinador, provocando el viaje urgente de Sendic a Montevideo y entonces sí se hace el Simposio en Parque del Plata, en enero de 1966, concurriendo Fernández Huidobro y Falero Montes de Oca por el MAC, Rodríguez Belletti y Germán Vidal por el MIR, Mauricio Gatti por la FAU, Tabaré Rivero Cedrés y el que esto escribe por el Partido Socialista, Luján Molins en representación de las Juventudes Socialistas y Mario Navillat.

Asiste también José Díaz, miembro del Comité Ejecutivo del Partido Socialista, y lo hace porque la razón fundamental del Simposio es la discusión acerca de la formación del partido para la revolución, partido cuyo liderazgo se disputaban el MIR, el Partido Socialista y las Juventudes del mismo partido, luego escindidas del mismo para formar el MUSP.  Otro aspecto a discutir era la doble militancia de los socialistas y estos ya habíamos decidido seguir la disciplina del Coordinador, sin renunciar a nuestra afiliación al partido, como nos exigían los demás grupos, ya que el partido era la fuente natural para el reclutamiento de nuevos integrantes.

La FAU, el MIR y Mario Navillat no aceptaron esa doble militancia y José Díaz se limitó a darse por enterado. El resto, acordó nombrar un Comité Ejecutivo provisorio, integrado por Sendic, Fernández Huidobro y Tabaré Rivero, primera dirección de los Tupamaros. Poco después se resolvió integrar a Antonio Saravia, en representación del MIR, siendo esta la dirección que redacta el reglamento y sienta las bases para encarar una etapa de crecimiento. La integración de un miembro del MIR fue un gesto para evitar un rompimiento total con esa organización, que mantenía en su poder armas y explosivos.

Fue una decisión de conveniencia, impulsada por Sendic, como también lo fue la decisión de mantener la instrucción de miembros de las Juventudes. Sendic siempre fue partidario de mantener una unidad que era más aparente que real, intentando aglutinar militantes con concepciones estratégicas distintas, lo que acabará siendo un problema de una enorme gravedad a finales de 1969, con la aparición de la microfracción. Blixen desliza con disimulo la idea de que la lucha será predominantemente urbana, para hacer creer que se dejaba la puerta abierta para instalar una guerrilla rural. ¿Para qué? Para hacer creer que la descabellada idea de Sendic y sus seguidores tuvo respaldo mayoritario

(6) 2 de noviembre de 2019

Blixen : En esa reunión de Parque del Plata los tupamaros fijan el surgimiento de su organización, Fernández Huidobro dirá que fue Adolfo Tejera quien impulsó la creación del Movimiento de Liberación Nacional (MLN). Con su política represiva contra los sindicatos obreros y la marcha cañera, instó al reencuentro del Coordinador y a la discusión de los problemas básicos, discusión que precipitó las definiciones y dividió las aguas. Como un matrimonio que se disuelve (o más bien como amantes furtivos que se devuelven prendas) el último acto del Coordinador consistió en repartir equitativamente las “propiedades” comunes, armas, explosivos, vehículos, locales, y asumir un compromiso muy formal sobre el carácter secreto de la actividad compartida en casi tres años de una inusual experiencia. Sin embargo, todavía no había surgido el MLN como tal. Sobrevivientes de la división, o adelantados de una nueva era que solo existía en la voluntad y la imaginación, los firmantes del flamante contrato realizaron una reunión de balance en una casa de la calle José L. Terra, que después se erigirá en la base central de operaciones en la primera etapa del MLN, y que disimulaba sus actividades clandestinas con la cobertura de “Academia de inglés y francés”. Según José Mujica “allí el Ñato hizo un balance de los medios que teníamos. Y algunos compañeros del MIR, que acababan de aprobar la creación de la nueva estructura, comenzaban a sostener la tesis de que lo que correspondía era crear un partido comunista revolucionario. El Bebe no decía una sola palabra, se mantenía callado frente a la larga fundamentación. Cuando alguien habló de los méritos, de las credenciales que cada grupo tenía, el Bebe interrumpió: “Las credenciales se ponen viejas y hay que renovarlas”. Era la primera vez que lo escuchaba. Me dije: “este sí que es un paisano parco y socarrón que la ve lunga”’. Sendic, acción y legado, Trilce 2010, pág. 122.

Amodio: Blixen sigue mezclando hechos y fechas. Cuando se disolvió el Coordinador se separaron  FAU, MIR, las Juventudes Socialistas y Mario Navillat. La casa de José L.Terra y Larrañaga, la vieja academia de idiomas, a la que conocíamos como “el club”, fue la base de operaciones de los Tupamaros, pero no del MLN, que surgirá como tal en enero de 1967, cuando esa casa ya había sido descubierta por la policía, como consecuencia del enfrentamiento donde cae abatido Carlos Flores. Es en esa casa que se producirá la discusión final con el MIR, en mayo de 1966 y en la que se acuerda que “el MIR devolverá todo el material que tiene en custodia”. Así que nada de reparto equitativo. La anécdota de las credenciales es real, y se la espetó el Bebe al Termo Echenique. El texto entrecomillado se le atribuye a Mujica, pero Mujica no participó de esa reunión, ya que estaba preso por el robo a un empleado de Sudamtex, en julio de 1964. Sin embargo, Mujica la cuenta como si él hubiera estado presente. Así se escribió la historia.

(7) 3 de noviembre de 2019

Blixen: Eso también exige gastos, así que la dirección resuelve efectuar una expropiación grande, que diera el respiro suficiente: el dinero que la empresa de neumáticos FUNSA acumula destinado a los sueldos y aguinaldos de diciembre; entre otras cosas, la expropiación ha sido autorizada porque se sabe, con propiedad, que los sueldos y aguinaldos serán abonados de cualquier manera. Se sabe que el dinero será trasladado en un carrito por el perímetro exterior de la fábrica, junto al alambrado. “No era una acción complicada pero íbamos a quedar en evidencia, por el despliegue militar y logístico”, recuerda el Ñato. El 14 de diciembre se confisca una camioneta Chevrolet, frente al domicilio de su dueño, en Punta Gorda, que está siendo acondicionada en el taller de José L. Terra. Otras dos camionetas ya están pintadas. Esta tercera no, porque el blindaje de hormigón no termina de fraguar. “El Pepe Rivero, que no participaba en la acción porque había mantenido un tiroteo días atrás, tenía una premonición. Manera y Marenales tampoco participaban porque tenían todavía la causa judicial abierta. Y el Bebe, pese a sus protestas, había sido excluido.” La discusión continúa hasta último momento. “Era una acción contradictoria. El Bebe estaba en contra, pero no tenía una posición tajante. Rivero, en contra, y algunos argentinos; otros compañeros estaban a favor.”

Algunos militantes revolucionarios argentinos refugiados en forma clandestina en Uruguay integraron el MLN en sus comienzos, de la misma forma que habían integrado el Coordinador. Sendic, acción y legado, Trilce 2010, pág. 135.

Amodio: Aquí tenemos otro ejemplo de tergiversación de los hechos: El Pepe Rivero no participó porque estaba sancionado, separado de la militancia y del Ejecutivo, por su actuación en relación con Elsa Garreiro, lo que cito con detalles en Palabra de Amodio. Decir, además, que estaba en contra, es una mentira descomunal, ya que fue el “entregador” de todos los datos que teníamos, como ex trabajador de FUNSA. La única condición que puso Sendic fue porque el objetivo de la acción era dinero destinado al pago de salarios, objeción que se zanjó tras una breve discusión. FUNSA no dejaría de pagar los salarios de los trabajadores. Tampoco estaban en contra los “militantes revolucionarios argentinos”, ya que salvo Joe Baxter, los tres restantes, Nell Tacci, Cataldo y Rodríguez Primón no solo participaron en la acción fallida sino que aportaron su experiencia recogida en su asalto al Policlínico Bancario en agosto de 1963, como integrantes de Tacuara. Nunca integraron el Coordinador, aunque ya estaban clandestinos en Montevideo. Formalmente, nunca fueron Tupamaros, salvo Andrés Cataldo, único integrante del cuarteto que se integrará de forma total después del 22 de diciembre, hasta que junto con Elsa Garreiro decidieron su viaje a la Argentina, para integrarse al ERP.

En la página 136, se dice que Nell se hizo conducir en una moto hasta Pocitos y que Amodio se quedó entreverado entre los mirones. Quien se hizo conducir fue Rodríguez Primón. La verdad es que yo saqué a Nell y Cataldo en la Vespa que había utilizado, sentados los tres en aquellos asientos largos, tan incómodos, que algunas Vespas tenían, por Bella Vista y Ramón Márquez hasta El Lido, el viejo amueblado con salida y entrada por Burgues y por Ramón Márquez. Entramos por Ramón Márquez, Cataldo se bajó antes de llegar a Burgues y salió a pie, sin las armas, porque la motoneta iba asfixiada, y a Nell y las armas las llevé a la casa de José L. Terra y Larrañaga, donde estaba fijado el punto de encuentro.


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