26.ENE.20 | Posta Porteña 2084

Sendic de Samuel Blixen/ comenta Amodio (III)

Por AMODIO

 

Publicamos los comentarios que ha ido realizando sobre este libro Héctor Amodio Pérez

(8) 4 de noviembre de 2019

Blixen: El MIR Y la FAU ofrecieron ayuda inmediatamente, aunque los prochinos vivían una situación muy complicada por la represión, que detenía a sus militantes y los torturaba. El Partido Comunista tomó contacto por intermedio de Violeta Setelich, que el 22 de diciembre estaba en la casa de su hermana; Violeta pasó a la clandestinidad cuando la Policía llegó al apartamento de Arrascaeta. “Me ocultaron con mi hijo en la casa de un militante comunista. Vino a verme Rodney Arismendi, y ahí se estableció un contacto.” “El Bebe se entrevistó con Arismendi, secretario general del Partido. Arismendi ofreció dinero, pasaportes y ayuda para abandonar el país, si así lo decidíamos. “Lo que ustedes quieran”, planteó; dijo que nos consideraba revolucionarios y que la solidaridad era una obligación. El Partido Socialista, en cambio, condicionó su ayuda a los afiliados, según cuenta el Ñato. “El Bebe se enfureció, decía que los muertos no eran socialistas. Todos los tupamaros que seguían afiliados al partido presentaron la renuncia en una carta que fue enviada al PS. José Díaz, en cambio, sostiene que la renuncia colectiva de los miembros del MLN afiliados el Partido estaba pactada desde mediados de 1966, “porque no había manera de compaginar aquella doble militancia”, pero que se había postergado para no interferir con el proceso electoral. En los primeros días de enero de 1967 la mayoría de los clandestinos estaban escondidos en casas de militantes del Partido Comunista con la orden expresa de no abandonar los refugios y no hacer ningún movimiento que pudiera poner en peligro esos locales. La dirección del MLN apareció la madrugada del 31 de diciembre durmiendo en la arena, en la playa frente al Paso Carrasco, con todo su armamento, por una evacuación urgente del rancho de Solymar. Mauricio Rosencof, periodista y autor teatral, obtuvo un refugio providencial, cerca del Parque Zoológico, en la calle Espartero, que llamarán “apartamento 1” aunque era una casa muy espaciosa, pero que entre los ocupantes será la “casa del silencio”, porque era un “bulín” que ciertos intelectuales utilizaban para sus “diversiones”. “Durante el día había que estar en completo silencio, ni siquiera se podía accionar la cisterna del wáter. El movimiento estaba permitido recién por la noche. Desde esa casa mandamos la renuncia al Partido Socialista”, recuerda Marenales. Sendic, acción y legado, Trilce 2010, pág. 140.

Amodio: Se sigue tergiversando la historia. La primera organización que nos prestó ayuda fue la FAU, con documentación y dinero, ya que solo contábamos con $127.000. Es cierto que Violeta había dado a luz a su hijo Jorge poco tiempo antes del 22 de diciembre, pero el ofrecimiento de ayuda del Partido Comunista llegó a través de Rosencof, después de que en la casa de Espartero y Feliciano Rodríguez –el Bulín– conseguido también por Rosencof, Sendic, Manera, Marenales, Fernández Huidobro y yo convertimos a los Tupamaros en el MLN.

La ayuda ofrecida por el Partido Comunista fueron enterraderos para los dirigentes, y como se consideró que podía ser una maniobra del PC para aislar a la dirección de la base, se hizo el pedido de que los enterraderos fueran para los militantes, a lo que el PC accedió. Entre el 22 de diciembre de 1966 y el 7 de enero de 1967, en que pasé a la clandestinidad, mantuve la función de enlace entre los militantes que pasaban el día en Pocitos, en la playa o en la Rambla. También hice de enlace con el Partido Socialista, concretamente con José Díaz, al que solicité la colaboración del partido. José Díaz prometió trasladar nuestro pedido a la dirección del partido y como la respuesta llegó después del 7 de enero, día en el que pasé a la clandestinidad, la recibió Germán Vidal, quien junto con la gente del MIR se había separado de Tupamaros. Germán Vidal solicitó su reingreso en esos momentos, asumiendo entonces las funciones de enlace.

El Partido Socialista no condicionó la ayuda, sino que la negó y exigió la renuncia de Manera y Marenales, al mismo tiempo que pidió conocer los nombres de los afiliados que se verían involucrados en el futuro. Al no aparecer Sendic entre los implicados, no se pidió su renuncia, la que se producirá, junto con la del resto de socialistas en una carta conjunta que se enviará en marzo de 1967, cuando ya se habían desocupado los locales cedidos por el PC. Alicia Rey y yo firmamos esa carta en el rancho de Solymar, lugar en el que convivimos con Sendic, Violeta y su hijo Jorge. Arismendi nos visitó a todos los que recibimos cobijo en sus locales, así que descarto que se haya entrevistado con Sendic, que andaba a salto de mata, como el resto del Ejecutivo.

(9) 5 de noviembre de 2019

Blixen: En una reunión a la que asistieron el Ñato y Sendic, Ariel Collazo, dirigente del Movimiento Revolucionario Oriental (MRO) “nos hizo formalmente la propuesta, a nombre de los cubanos, que dijo era oficial. Fue una reunión tensa. Collazo dijo que ir a Bolivia era para nosotros una manera de hacer algo útil; nos enseñó cómo se debía enfrentar un patrullero. Respondimos que consultaríamos con los compañeros, pero que en lo personal creíamos que había más condiciones aquí que allá, y que aquí teníamos una labor para cumplir”. Poco después se recibió otra propuesta similar, del Partido Comunista, “pero en un tono muy respetuoso”. Se realizaron reuniones plenarias para considerar la invitación. La postura de los miembros del Ejecutivo hacía hincapié en que la acción del 22 de diciembre había sido un tremendo error, pero se postergaba una autocrítica hasta que se revirtiera la situación de repliegue, y fundamentaba la conclusión de que en Uruguay había condiciones para instalar un aparato urbano que desarrollase la lucha armada. La dirección tenía posición de rechazo a la invitación para integrarse a la guerrilla del Che, pero dejaba en libertad de decisión a cada militante. “Fuimos claros: el que quisiera irse se iría homenajeado. Solo un compañero decidió irse. Los restantes valoraron que no estábamos derrotados, a pesar de la situación: sin locales, sin documentos, sin infraestructura.” Simultáneamente, Andrés Cultelli, que había viajado a Cuba como corresponsal de Época, regresó con un mensaje de La Habana para el MLN. Cultelli estaba en Cuba cuando los tiroteos de diciembre, y algunos funcionarios del Departamento América –como se llamaba a la sección del Comité Central del Partido Comunista que atendía las relaciones políticas continentales– le solicitaron que les “interpretara” los cables noticiosos que llegaban desde Montevideo. Los cubanos se sentían sorprendidos, más allá del combate y los muertos, por los autos blindados, las chacras, los laboratorios de explosivos, una infraestructura que aparentemente desconocían. “Le pidieron a Cultelli que hiciera contacto con nosotros y que nos trasmitiera una invitación para que un compañero fuera a La Habana a conversar.” Simultáneamente, también, Haydeé Santamaría, miembro del comité central del PC cubano y presidenta de Casa de las Américas, convocaba a la creación de los comités nacionales preparatorios de la conferencia de la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS) y, depositaba en el Partido Comunista y en el MRO la responsabilidad de las invitaciones. “El Partido Socialista estuvo a punto de quedar afuera; los anarcos, el MIR y nosotros, no fuimos invitados.” Haydeé Santamaría, en carta al FIDEL y al comité nacional, pedía información sobre los socialistas y consideraba, con respecto a la FAU, que “el nombre que lleva constituye una dificultad para su integración al Comité Organizador”. “Nosotros no entendíamos por qué no nos habían invitado, y además veíamos que se despilfarraba dinero cuando nosotros teníamos grandes necesidades de ayuda. En definitiva, los errores de los cubanos en la elección de sus representantes nos fortaleció en la línea de la independencia, del autoabastecimiento, de la originalidad”, afirma Fernández Huidobro. Sendic, acción y legado, Trilce 2010, págs. 140-142.

Amodio: Efectivamente fueron dos las propuestas y tal como lo relata Huidobro, aunque fiel a su estilo no deja de agregarle detalles de difícil comprobación. A las dos se respondió que creíamos que nuestro sitio era Uruguay, pero no porque creyéramos que en Bolivia las condiciones eran menores, sino porque si íbamos a hacer la revolución, la haríamos en el Uruguay. Lo que no les dijimos fue que creíamos que la invitación era para sacarnos del panorama político uruguayo, ya que íbamos camino de convertirnos en un elemento perturbador de la política de la URSS para América Latina y por lo tanto para los mismos cubanos, quienes nunca nos apoyaron realmente ni nunca estuvieron en condiciones de llevar adelante lo que los manifiestos hacían suponer.

Hoy sabemos que el Che fue un grano en el culo para Fidel y que el suicidio de Haydée Santamaría estuvo influido por lo sucedido en esos años. Los cubanos, pese a todas las afirmaciones en contrario y vertidas desde la derecha uruguaya, solo nos dieron unos pocos dólares, una escasa media docena de Browning Highpower, la mayoría mal conservadas y algunas M16 confiscadas en Bahía Cochinos y cuyo uso era un peligro. La queja del Ñato es fruto de nuestra ingenuidad de aquellos años en que la revolución cubana era nuestro faro y en momentos en que creíamos que la revolución nos convertiría a todos en el hombre nuevo. Evidentemente, estábamos equivocados. Por cierto, nunca se analizó lo sucedido el 22 de diciembre. Se dijo que lo haríamos, pero nunca se hizo. Si lo hubiésemos hecho, a lo mejor no hubiésemos realizado Pando, lo que fue un disparate mayúsculo.

En las páginas 145 y 146 se dice que el 14 de julio (de 1967) fue detenido Nell Tacci y apunta a que esa detención tuvo como consecuencia la suspensión del viaje de Sendic a Cuba. La caída de Nell fue una verdadera catástrofe y si el detenido conocía que Sendic viajaría a Cuba sería una muestra más de la tremenda irresponsabilidad con la que Sendic en primer lugar y el resto del Ejecutivo manejaron el caso Nell. Pero solo una muestra más, ya que parafraseando a García Márquez, la suya era la crónica de una detención anunciada. Efectivamente, toda la infraestructura existente desde Lagomar hasta El Pinar hubo que abandonarla, así como el viejo sótano de Gonzalo Ramírez 2090 y el pase a la clandestinidad del grupo de legales que eran casi nuestro único apoyo.

(10) 6 de noviembre de 2019

Blixen: Para la época en que se dieron a conocer las “30 preguntas” el núcleo de clandestinos del MLN había desarrollado una infraestructura similar en la otra punta del Montevideo, en la zona semi rural del oeste. Tres locales, el principal una chacra completamente abandonada, con un rancho amplio, ubicada cerca de Pajas Blancas, en Rincón del Cerro. Se la designará como el 7, pero muy pronto será conocida como “Marquetalia”, porque dará refugio a los evacuados de los otros cantones y a los nuevos clandestinos que surgirán después de unos golpes represivos. Fernández Huidobro sostiene que, en seis meses, la Policía había cambiado radicalmente sus métodos: desplegaba una paciente labor de inteligencia que incluía vigilancia muy discreta, seguimientos, cruce de información. “Incluso dejaron en libertad a compañeros que sabían integrados, para seguir sus pasos y establecer nuevas cadenas de información.” Cuando la inteligencia policial golpeó, en julio, “la estructura se vino al suelo como un castillo de naipes. Tendríamos que cambiar totalmente los criterios de trabajo si queríamos salir del pozo”. Sendic, acción y legado, Trilce 2010, pág. 147.

Amodio: Toda esta palabrería lo que pretende es hacer creer que la caída de Nell, la pérdida de la infraestructura y el paso a la clandestinidad del grupo de legales fue fruto de la inteligencia policial, para ocultar la responsabilidad que a Fernández Huidobro le cupo personalmente, junto con Sendic, que tenía a Nell de secretario personal y a Manera y Marenales que desoyeron mis advertencias y las de Alicia acerca de la forma desaprensiva en que Nell se movía en Montevideo y la zona de los balnearios. El único detenido junto con Nell, Aníbal de Lucía, fue puesto en libertad por el juez, no por la policía, como se afirma para darle credibilidad a su relato. Esto tampoco se analizó nunca y tampoco se reconoció que Nell pregonaba ideas de un nacionalismo reaccionario, contrarias a las que dentro del MLN habíamos acordado.

Blixen: La mudanza hacia el oeste fue una “retirada” hacia delante. No se estaba dispuesto a pasar otra vez por la experiencia de perder la infraestructura en un enfrentamiento entre aparatos: se decidió impulsar el crecimiento. También se decidió dividir la estructura en dos columnas, la 1 dirigida por Sendic y Fernández Huidobro, y la Columna 2 responsabilidad de Manera y Marenales. En el rancho de la Ruta 75, a medio camino entre Pando y Sauce, Sendic fue retomando los contactos con sus conocidos del interior, y discutía con el Ñato los proyectos de documentos para analizar en la Segunda Convención. Allí ya se apuntará una crítica al “militarismo” y a la tendencia a realizar acciones cada vez más espectaculares, aunque la mayoría de esas acciones quedaron en proyecto. Sendic, acción y legado, Trilce 2010, pág. 148.

Amodio:  Una vez más al biógrafo se le mezclan los papeles. A Marquetalia no fuimos a impulsar el crecimiento. Fuimos por necesidad, y desde julio de 1967 hasta octubre de 1968, Marquetalia fue una fuente de conflictos políticos y de convivencia muy importantes, fruto de un estilo de trabajo centralizador, donde los militantes fueron peones que solo aportaban su compromiso, dedicados a trabajos manuales que poco tenían que ver con la intención revolucionaria que los llevó a la clandestinidad.

Esa situación, unida al hacinamiento y al estilo de vida impuesto, con el que se pretendía “proletarizar” a los militantes, junto con el escaso valor que la Dirección dio al estudio y resolución de los problemas planteados fue el caldo de cultivo para que en septiembre de 1968, catorce meses después de iniciada la “era Marquetalia”, se resolviera encarar el crecimiento, en una reunión que se citó para discutir las renuncias de Sendic y Alicia Rey, por distintas razones pero que tienen una raíz común, que era la forma de encarar la organización por parte del Comité Ejecutivo.

Y es recién en esa reunión, a finales de septiembre de 1968, cuando se decide la división en las dos columnas citadas. Por otra parte, nadie habló nunca, en el MLN, de militarismo. Íbamos a hacer la revolución desde el foco tupamaro, las acciones eran para crecer como organización y el trabajo político el único fin que tenía era fortalecer los grupos operativos. El militarismo será la excusa para achacarles a otros las propias responsabilidades, cuando se trató de explicar la debacle de 1972

(11) 7 de noviembre de 2019

Blixen: “a la posibilidad de una infiltración. Por una razón de método y de principio jamás debemos descartar esa posibilidad (...) Lo que sí podemos descartar con total seguridad es que estos últimos golpes (desde octubre a la fecha) sean motivados por la actividad de un infiltrado (...) El análisis ha demostrado que ello es imposible (...) Lo que puede haber actuado en todos los casos es la delación inconsciente, producto de la falta de discreción y las fallas de la compartimentación.” Los golpes a los que alude el Balance de 1968, dado a conocer junto con el Documento 4 en enero de 1969, son las detenciones de Julio Marenales, Leonel Martínez Platero y Carlos Rodríguez Ducós, durante un tiroteo cuando viajaban en una camioneta, el 8 de octubre de 1968; el incendio de Marquetalia el 13 de octubre; y la caída del 10, el rancho donde vivía el Bebe, en Pando, la base más importante de la Columna del interior, el 10 de diciembre. Muchos años después, Marenales, Fernández Huidobro y Sendic estrujarán la memoria, confrontarán sus recuerdos, volverán una y otra vez sobre éste y otros episodios similares, tratando de captar el detalle pasado por alto, para despejar la duda que nunca será eliminada totalmente: ¿era Héctor Amodio Pérez, el Negro Silva, un infiltrado?, ¿fue alguna vez un infiltrado, es decir, fue reclutado por la represión antes de su tercera y definitiva detención?, ¿o fue simplemente un traidor que en el invierno de 1972 se pasó al enemigo y contribuyó sustancialmente a la derrota del MLN? Sendic, acción y legado, Trilce 2010, pág. 152.

Amodio:  Mi impresión es que estrujaron sus memorias, confrontaron sus recuerdos... y los metieron en la batidora, ya que de otra forma no se explica esta mescolanza. Aún a riesgo de extenderme mucho, pondré las cosas en su sitio.

En primer lugar, la caída de los compañeros no se produce en un tiroteo, sino que son detenidos en las cercanías de la casa de Candán Grajales, en momentos previos a un contacto. Cómo llegó la policía hasta allí, entonces no lo supimos con seguridad y se barajaron distintas posibilidades. Hoy sabemos, según consta en el libro Marenales, de Márquez Zachino, que la policía había recibido de parte de un vecino de Candán un rollo de fotos de clandestinos para hacerles cédulas de identidad falsas. Este rollo de fotos aparece en varias publicaciones como la  prueba de mi colaboración con la policía. Marenales recién lo pondrá en claro en 2010. El MLN desde octubre de 1968 hasta el 2010 creyó que las causas por las que se dieron las detenciones eran “desconocidas” y esta circunstancia fue aprovechada para achacarme la entrega de las fotos de los clandestinos. Nos resta saber las razones por las que Marenales ocultó que quien extravió las fotos fue Candán y que ese extravío fue la causa de las detenciones-

La camioneta que conducía Rodríguez Ducós, tenía su base en Marquetalia y se preveía su caída. Se evacuó de todo elemento de valor y ante la imposibilidad de eliminar las huellas y los restos de elementos que podían dar pistas sobre nuestros planes, se le prendió fuego. Es cierto que la orden, dada por el Ñato y Sendic, era borrar todas las huellas, no incendiar el local, pero los compañeros que la llevaron a cabo, decidieron que esa era la única forma de borrarlas. Nunca supimos las razones de la caída del 10, porque Sendic nunca nos informó. Digo nos informó, porque yo ya estaba integrado al Ejecutivo, junto con el Ñato y Sendic.


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