02.FEB.20 | Posta Porteña 2085

IMPRESIONES Rojinegras { papeles del comunismo libertario}

Por CHARA

 

Breve historia de un proyecto inconcluso (pero no tanto)

 

Hacia fines del 2005, y en el marco de un nuevo impulso de la actividad sindical que trajo nuevas generaciones de militantes a la “Gerardo Gatti”, la histórica Agrupación clasista de los gráficos; nos reencontramos con Saracho, con quién nos conocíamos por cierto desde que el salió de la cana en el ’85, pero que hacía tiempo que no nos veíamos.

En la década del ’90, periodo de retroceso general de las organizaciones del Pueblo Trabajador, nuestra Agrupación se mantuvo a pesar de todo activa, pero Saracho, que era ya un “histórico” de la Gatti, tenía una participación muy esporádica, entre otras cosas porque su inserción sindical gráfica era nula. Nos veíamos los 20 de diciembre y muy poco más

A partir del 2005, en el inicio del periodo progresista, comenzamos un acercamiento que tuvo como sedes rotativas el cubículo de prensa y propaganda de ADEOM, el bar Andorra, la pensión de Batoví y las plazas que rodean el palacio de las leyes.

En esas charlas interminables, donde desfilaban temas sindicales, políticos y científicos; la discusión se fue de a poco centrando en un concepto: el Comunismo Libertario, el proyecto de sociedad finalista con el cual la mayoría de los anarquistas soñábamos y soñamos. Saracho, como la mayoría de los marxistas, sabía poco y nada de la teoría anarquista y ese concepto se empezó a volver una especie de obsesión, por lo menos en el congreso ideológico permanente que teníamos instalado entre los dos.

Por esa época, el Tambero había convocado a la formación de una denominada Fuerza Militante Revolucionaria, que en un principio nucleó a toda la izquierda extra-frentista.

Tanto Saracho como yo participamos activamente de esa iniciativa (incluso escribiendo artículos en el primer periódico que ese nucleamiento produjo), pero seguimos colateralmente con nuestros intercambios, y los mantuvimos activos y los profundizamos cuando la iniciativa de Zabalza perdió fuerza y parió algunas coordinaciones más chicas de grupos políticos, antes de disolverse.

También por esa época (un poco antes, a mediados de 2004) con compañeras y compañeros provenientes de la FAU, el FRAS y algunos independientes, dimos inicio al proyecto de Base Compañera, un intento de confluencia política entre marxistas y anarquistas, buscando una síntesis teórica y política que abonara la tan ansiada Unidad de los revolucionarios.

Esta experiencia (2004 – 2012), que en el primer artículo de sus Bases de Acuerdo también proclamaba la búsqueda de una sociedad Comunista y Libertaria, fue seguida con mucho interés por Saracho, promoviendo incluso intercambios con la “Coordinación Hasta la Victoria” que era su núcleo político por esos años. Recuerdo que hablaba con mucha seriedad de la necesidad de un firme acuerdo político entre “la Base” y “la Coordinación”.

El piso de acuerdo de estos intercambios con Saracho que duraron años, eran dos: la actualización del concepto de Comunismo Libertario, adaptado a la realidad actual y con una base doctrinaria que pudiera ser compartida por anarquistas y marxistas. Y como complemento y corolario de esta actualización, la elaboración de un nuevo Manifiesto Comunista que sirviera como base teórico política para las revoluciones del siglo XXI.

Un día, alrededor de 2012, ya viviendo en el mismo terreno en Santa Catalina, ceremonioso como se ponía en momentos que consideraba importantes, me hizo sentar frente a su computadora y me dijo: “Que te parece esta herramienta para empezar a impulsar nuestro proyecto?”. “Por ahora estamos solos en esto, no tenemos posibilidades de ser ni siquiera un núcleo, por lo que te propongo editar un boletín para empezar a agitar esta idea”.

Tal cual era su costumbre, ya tenía diseñado un logo, un nombre y un primer afiche de difusión para lo que me estaba proponiendo.

Me gustó el nombre y lo que había diseñado, con claras referencias a nuestra condición de obreros gráficos, pero me parecía muy exagerado lo de editar un boletín, por lo que le hice una contrapropuesta: hacer un blog y desde las redes empezar a agitar la idea y favorecer un intercambio con quienes estuvieran en la misma sintonía.

No le gustaba que lo contradijeran por lo que se tomó unos momentos en silencio y luego recontra propuso: “Está bien, pero si llega a tener mucha aceptación, tenemos que pensar en imprimir algunos porque hay muchísimos compañeros que no les gusta leer por internet”. Me pareció razonable y con esa variante le bajamos el martillo.

Después…la vida nos pasó por arriba. La vida militante que nos sumergió en las luchas del Sindicato gráfico, de la Tendencia, del Colectivo de lucha por la tierra, del Santa, y de miles de causas que requerían la solidaridad de nuestro pequeño y fragmentado espacio.

La inveterada desviación de andar permanentemente corriendo atrás del acontecimiento y dejar invariablemente de lado las construcciones permanentes, también hizo lo suyo.

La vida personal de cada uno, la inexorable biología, los lazos afectivos, los años de cana, las nanas, los roces de la convivencia o la cercanía, las mañas que cargamos los veteranos, las quijotadas individuales, y el tiempo, verdugo de sueños, que nunca vuelve atrás; hizo que aquel proyecto fuera quedando arrumbado, sucuchado debajo de los miles de papeles de mi escritorio y los cientos de puchos del suyo.

En los últimos años muy esporádicamente tocamos el tema y con franqueza no sé cuánto de aquellas ideas seguían en su perspectiva política o en qué punto quedó trunco aquel intento de síntesis que alguna vez creímos posible y necesario.

Sin embargo, sería desleal de mi parte no reconocer que su último proyecto político, al que le puso todo su cerebro y su corazón hasta el final, fue el periódico La Llamarada y el colectivo que lo edita y organiza actividades políticas en torno a esa publicación.

Ellas y ellos son quienes tienen el derecho de reclamar la pertenencia de Saracho a su apuesta política. Ellos y ellas tienen toda la autoridad para decir con propiedad: “Saracho pensaba esto, planteaba aquello, apostaba a lo otro”.

Por mi parte solamente voy a rescatar de las cosas vividas con Saracho, aquella primera propuesta gráfica que elaboró, para un proyecto común que existió efectivamente en un tiempo histórico que ya se fue, proyecto que para mi sigue teniendo plena vigencia.

No era su presente, pero si parte de un pasado que compartimos.

Ojalá se tome así, como recuerdo y homenaje póstumo.

Chara.-

(Diseño de portada e ilustraciones: Gabriel “Saracho” Carbajales  y el afiche diseñado por Saracho en el verano de 2013 para la aparición de Impresiones Rojinegras, acompaña la salida de esta posta en las redes)


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