02.FEB.20 | Posta Porteña 2085

Territorio y poder

Por Raúl Zibechi

 

Los movimientos antisistémicos y las relaciones sociales no capitalistas, cobran fuerza y se potencian cuando echan raíces en territorios recuperados y bajo control de sujetos colectivos

por Raúl Zibechi enero 31. 2019  uninomada sur.

Una de las claves de esta potenciación de los movimientos consiste en que los territorios nos brindan la posibilidad de construir poderes propios, fuera del control de las instituciones estatales.

Si las mujeres zapatistas pueden decir que en el año pasado no hubo feminicidios en sus tierras, es porque se han hecho fuertes («empoderadas», diría la academia), capaces de defenderse, activando las nuevas relaciones sociales que están construyendo. Algo similar puede decirse de otros pueblos en movimiento, en particular en América Latina.

De algún modo, podemos calibrar la fuerza de un movimiento por su grado de territorialización; ya que los otros modos de evaluar las potencias colectivas, como la cantidad de personas que se movilizan, siendo barómetro, no resulta suficiente para construir algo nuevo, diferente y duradero. El territorio puede ser la casa común donde nacen y crecen otros mundos.

Las asambleas territoriales que se han creado en Chile al calor de la rebelión popular que estalló el 18 de octubre, son la creación más importante del pueblo chileno, porque encarnan la autoorganización colectiva para resistir y crear nuevas relaciones, por fuera del mercado y el Estado. En noviembre pasado, en Santiago había 120 asambleas territoriales enlazadas en dos coordinadoras, según la zona de la ciudad, con fuerte arraigo entre los vecinos movilizados (https://bit.ly/2RwOzSu).

El 18 de enero en el encuentro de la Coordinadora de Asambleas Territoriales eran casi 200 (se registraron 164, siendo 24 asambleas de fuera de Santiago). Al encuentro asistieron más de mil delegados, que se organizaron en 20 grupos de trabajo para debatir sobre cuatro temas: la coyuntura constituyente, el pliego de demandas (salud, educación, seguridad social, vivienda, etcétera), derechos humanos y construcción de poder territorial.

El colectivo de educación popular Caracol fue el encargado de promover dinámicas para que circulara la palabra y no quedara monopolizada por los varones militantes. En su análisis, las asambleas territoriales son el aspecto organizativo «más relevante» de la revuelta en curso, que generó «un clima de ingobernabilidad nunca visto en la posdictadura», sólo comparable con las jornadas de protesta contra Pinochet entre 1983 y 1986 (https://bit.ly/37OfIGp)

Define a las asambleas como «poder popular local» en las ciudades, ya que resuelven sus problemas más urgentes «por mano propia y colectiva», sin perder el horizonte nacional. El colectivo Caracol nos recuerda que la asamblea y la educación popular son las formas organizativas legitimadas por el Chile de abajo, formas de democracia directa que está en la base de los movimientos estudiantil, feminista, medioambiental y en las protestas territoriales. Por eso actualizan las viejas consignas de «todo el poder a las asambleas» y “levantar dos, tres… mil asambleas territoriales”.

En la apertura del encuentro, realizado en la Escuela de Artes y Oficios de la Universidad de Santiago, se leyó un comunicado de la Coordinadora de Asambleas Territoriales (CAT) que rechaza la convocatoria desde arriba de la asamblea constituyente, mientras defiende un proceso para una nueva Constitución desde las asambleas, los cabildos y los movimientos populares (mas abajo publicamos la declaracion de CAT).

Apuesta a fortalecer el sujeto popular con base en el trabajo solidario y colectivo en los barrios, la autoeducación y autoformación popular, y defiende «una democracia directa sin jerarquías». Llama a destituir a la clase política, al poder y a las militancias tradicionales, mientras defiende la idea de vivir en comunidad y tejer lazos de confianza en los territorios.

Este es el núcleo de la rebelión y la herencia político-cultural más importante para las próximas generaciones de rebeldes. Así como el levantamiento ecuatoriano parió un Parlamento Indígena y Popular donde se coordinan ya 200 movimientos, el estallido chileno se condensa y adquiere densidad política en la red de asambleas territoriales.

La experiencia nos enseña que la acción multitudinaria intensa, que suele denominarse «ciclo de protesta», se desgrana con el paso del tiempo. Para que las prácticas colectivas no se diluyan, para que «la dignidad se haga costumbre», como señala la Coordinadora, lo vivido por miles de personas debe cristalizarse en estas organizaciones territoriales, que seguirán horadando el sistema, en silencio, cuando los focos mediáticos se apaguen.

Hay mucho para debatir y para seguir aprendiendo. Como crear nuestra propia agenda y no depender de la agenda de arriba; como rehuir la lógica de llevar a las instituciones o al escenario macro, lo que vamos construyendo abajo y a la izquierda.

Estas asambleas son el mundo nuevo posible, que debemos cuidar para que otros y otras lo multipliquen, cuando puedan y quieran.

 

Declaración Coordinadora de Asambleas Territoriales (CAT)

 

I) La CAT se conforma a partir de asambleas autoconvocadas, dada la necesidad de organizarse y resistir territorialmente a partir de la rebelión del 18 de octubre y ante la urgente necesidad de luchar por una vida digna en comunidad, como respuesta a la crisis social, político, económica y medioambiental del capitalismo mundial profundizado en el país, y puesto de manifiesto dentro de una profunda crisis de representatividad y legitimidad política.

El despertar surge fuerte y claro, nos levantamos y articulamos para construir un nuevo paradigma de vida y organización popular que busca reformular la idea de vivir en comunidad.

Somos el pueblo organizándose para conquistar nuestras demandas sociales, defender los derechos humanos, y construir una Asamblea Constituyente, tejiendo lazos de confianzas en los territorios, destituyendo a la clase política, o el poder Constituido y sus militancias partidistas tradicionales que se han alejado de los ideales más profundos de la democracia, esto es, relevar la voluntad del pueblo soberano y trabajar por el bienestar de los pueblos.

Las asambleas autoconvocadas son una consecuencia lógica en respuesta a la violencia sistemática del Estado chileno que nos ha sometido a la precarización y al peso de la vida a millones de niños, jóvenes, estudiantes, mujeres, jubilados, enfermos y trabajadores, tanto como a los migrantes a la diversidad y disidencia sexual junto a los pueblos indígenas.

Los abusos e impunidad de la clase empresarial y la corrupción política fue la consumación de la crisis social, por lo que ante la imposibilidad del capitalismo de garantizar la satisfacción de las necesidades populares por sus políticas económicas extractivistas, fue que se acentuó la ruptura de la promesa neoliberal vigente por más de treinta años en el país, develando la incapacidad de este orden social para producir vidas en condiciones dignas, de mayor igualdad y justicia social.

II ) La injusticia social, el desdén y displicencia hacia las demandas de los diversos movimientos sociales, la decepción por la ineptitud de los partidos neoliberales y el hartazgo del pueblo ante la corrupción e impunidad de las elites, se instala el malestar generalizado que estalla el 18 de octubre.

Rechazamos tajantemente las decisiones políticas tomadas a partir de ese momento. Sacar los militares y las fuerzas del orden y seguridad a las calles para reprimir al pueblo, el declarar estado de excepción y toque de queda, junto con la violación a los derechos humanos aplicando el terrorismo de Estado, habilitó y facultó al pueblo el derecho de rebelión, defensa y movilización.

Por tanto, declaramos que las asambleas autoconvocadas que adhieren a la CAT, son hijas de la rebelión popular y luchamos contra todas las formas de opresión del Estado capitalista neoliberal.

La protesta ha sido y será nuestra mejor herramienta en la conquista de nuestros derechos, no permitiremos que se nos criminalice y tampoco que nuestro legítimo derecho a la protesta sea utilizado para justificar asesinatos, desapariciones, secuestros, persecuciones, mutilaciones, violaciones, torturas, encarcelaciones y todo el terrorismo de Estado que hemos vivenciado.

Las asambleas territoriales autoconvocadas rechazamos y condenamos todas y cada una de las violaciones a los derechos humanos ocurridas durante estos meses de movilización social. No permitiremos, bajo ninguna circunstancia, que la impunidad sea nuevamente parte de nuestra historia. 

Hoy, somos nosotros quienes tenemos la responsabilidad de luchar contra una nueva impunidad, que se monta sobre la impunidad de la dictadura y la transición.

Por lo tanto, exigimos juicio y castigo, penal y político, para los responsables y ejecutores de las graves y sistemáticas violaciones de los derechos humanos y la violencia político sexual ejercida por Carabineros y las FF.AA. Reclamamos justicia y reparación por las vidas perdidas y las vidas dañadas, y ordenamos el cese inmediato de la represión en las calles y en nuestros barrios.

Demandamos también la liberación de todas las personas detenidas y encarceladas por manifestarse y protestar. Consideramos que son prisioneras políticas porque su encarcelamiento es un castigo por luchar por nuestra dignidad.

Creemos que la principal responsabilidad política de las violaciones a los DDHH recae sobre Sebastián Piñera. No podemos legitimar el liderazgo de quien rompe el marco democrático a través de muerte y represión, por lo que exigimos su salida como piso mínimo para el fin de la impunidad y la construcción de una sociedad más digna.

Culpamos a todos los responsables políticos del poder constituido (Blumel, Guevara, Rubilar, Chadwick, Plá y otros) y repudiamos el negacionismo que se pretende instalar nuevamente en el país junto a los cómplices que manipulan la información, entre ellos, los medios de comunicación hegemónicos (canales de TV, radios y periódicos). Los culpamos por criminalizar, una vez más, la lucha social y por minimizar el sufrimiento del pueblo.

Responsabilizamos también al poder legislativo que ha aprobado leyes represivas en contra del pueblo que se manifiesta, resiste y defiende. Los culpamos por no estar a la altura del momento histórico y político.

Denunciamos que la ansiada vuelta a la “Paz” en condiciones de impunidad y continuidad de la represión, es la pretensión de vuelta a una “normalidad” previa a la rebelión, que es propia del neoliberalismo que fracasó, por lo que decidimos que ya no es posible volver atrás.

III ) En consecuencia, creemos que el proceso constituyente ha comenzado desde los territorios, por lo tanto, rechazamos el “Acuerdo por la Paz y Nueva Constitución”, porque fue un pacto de la elite política que perpetúa la marginación del pueblo, arrebatándole el protagonismo y su potencia para escribir su propia historia, constituyendo una nueva violación al derecho humano de autodeterminación de los pueblos.

Los partidos políticos y los distintos legisladores que fueron parte del acuerdo, nuevamente secuestraron la demanda social y han excluido el trabajo territorial que ha realizado el pueblo organizado antes y durante la revuelta, así como también a todas las organizaciones auto-convocadas y pueblos indígenas.

Rechazamos un pacto sin el pueblo, por ser una muestra más del afán de estos partidos neoliberales y cupulares por perpetuarse en el poder y reproducir un modelo que administra el territorio según los intereses del capital, aplastando las demandas sociales. Lo rechazamos además porque perpetúa los liderazgos patriarcales, arrogándose la “virtud” de protagonista de un proceso y no un servidor mandatado por el pueblo.

Exigimos una Asamblea Constituyente, representada por las propias asambleas y cabildos populares territoriales y por los movimientos sociales que empujaron por ella desde antes de la rebelión, siendo la máxima expresión de soberanía popular. Porque la Asamblea Constituyente no se inicia de forma delegada desde el poder deslegitimado que se pretende destituir, sino que es construida desde el poder constituyente radicado en los pueblos.

Sin embargo, todas las asambleas que participaron en el proceso de discusión y  articulación para dar nacimiento a la CAT, aun cuando hayan acordado unánimemente rechazar el “Acuerdo por la Paz y Nueva Constitución”, decidieron que los territorios deberán tener su espacio de reflexión y votación para dirimir sobre la siguiente etapa del proceso propuesto por el gobierno y el parlamento, esto es: el plebiscito de abril para la consulta por los mecanismo a través de “Convención Constituyente” o “Convención Mixta”

Solo cuando las asambleas hayan discutido su posición frente a ese proceso, decidirán y direccionaran a través de la CAT las estrategias a seguir según lo acordado en los territorios.

Porque aun cuando reconocemos que el proceso constituyente radica en el pueblo, y es este propio organismo quien debe establecer sus propias reglas de funcionamiento, también se reconoce la soberanía de cada territorio y sus asambleas. Y cuando decimos que hemos despertado para construir un nuevo paradigma de democracia y organización popular, se refiere precisamente a que nos hemos unido para enfrentar esta y todas las batalles que sean necesarias enfrentar para cambiar este sistema que nos ha precarizado la existencia. Nos levantamos con unión y solidaridad para construir un nuevo país para todos, desde los acuerdos y las diferencias.

IV) En consecuencia, las asambleas autoconvocadas que adhieren a la CAT, se asumen soberanas dentro de su espacio de organización territorial, se disponen a reconstruir el tejido social, que fue coartado y limitado por la dictadura cívico-militar y posteriormente por un modelo de individualismo neoliberal instaurados por los gobiernos concertacionistas y de derecha.

Las asambleas se movilizan por el trabajo solidario y comunitario dentro de los barrios. Reconstruyen lazos de confianzas, porque se asume que construir un nuevo Chile, también es desechar los valores de un sistema basado en las relaciones de poder, por competencia, obediencia, individualismo y pasividad ante la injusticia y la situación política del país.

Asumen la importancia del pensamiento crítico y colectivo, de auto-educación y auto-formación popular. Se promueve la democracia directa sin jerarquías, a través de relaciones horizontales sustentable en el tiempo, para crear una forma de vida diferente a la instaurada.

Para lo anterior, las Asambleas Territoriales Autoconvocadas, se plantean como un espacio permanente de organización y movilización, en función de las necesidades y demandas populares e históricas a nivel nacional y local, como por ejemplo:  el derecho a la salud y  educación gratuita de calidad;  la recuperación de los recursos naturales; aumento del sueldo mínimo; Fin de las AFP, aborto legal y gratuito, entre otras, que tienen por finalidad dignificar la vida, desde lo cotidiano en los barrios, hasta lo político a nivel nacional.

La Coordinadora de Asambleas Territoriales (CAT) se construye, por sus asambleas participantes, como un espacio de coordinación política territorial y plurinacional, independiente de partidos políticos. Solo tendrán espacio de votación, dentro de la Coordinadora, asambleas autoconvocadas.

Los voceros o representantes de la CAT ante la opinión pública, no podrán tener conflictos de interés con militancias políticas que atenten con los principios de la Coordinadora o que entren en conflicto con las asambleas territoriales. Y las representaciones internas, expresarán solo la voz y las posiciones de las asambleas coordinadas, y no la de ninguna otra organización o movimiento al que puedan pertenecer.

En cuanto a las relaciones externas de la CAT, se acuerda la posibilidad de articulación con otras organizaciones, solo frente a objetivos comunes, siempre y cuando se compartan los mismos valores y principios de la coordinadora y/o se identifiquen, luchas y causas que nos unan.

Porque de lo que se trata es luchar por una vida digna, por todas las luchas que atraviesan nuestras vidas, por todos los derechos fundamentales que el sistema neoliberal se ha empeñado en arrebatarnos, y nos organizamos contra toda injusticia social.

Las Asambleas territoriales autoconvocadas continuaremos levantando la lucha organizada desde los territorios, ¡hasta que la dignidad se haga costumbre, y hasta que caiga el neoliberalismo!

Declaración leída en el acto inaugural del Encuentro Metropolitano de Asambleas Territoriales.
18 de enero 2020


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