16.FEB.20 | Posta Porteña 2088

Postalinas y Chamuyos

Por posta

 

Sobre el "socialismo nacional"

 

Eduardo Sartelli Facebook febrero 2020

Un señor que algo sabía sobre cómo se hace una revolución, señaló que la revolución es "nacional por su forma, internacional por su contenido".

Ese mismo señor llamó sistemáticamente, a lo largo de toda su vida, a defender un socialismo "nacional", es decir, que por el momento no podía "desplegar" su contenido. Para los seguidores de ese señor, cualquier intento de hablar de socialismo sin remitirse inmediatamente a un proceso mundial simultáneo, es una claudicación a la revolución y muestra de stalinismo insalvable. Pero los procesos revolucionarios, hasta ahora, no han sido así y no se ve ninguna razón por la cual deban ser de otra manera.

Sin revolución en los países centrales (EE.UU., China, Alemania), lo más probable es que un proceso revolucionario en el resto del mundo se vea, con suerte, rápidamente encapsulado a una región particular.

De esto se deduce, fácilmente, que los revolucionarios que no operamos en países centrales no deberíamos pensar en el socialismo y no debiéramos intentar construir nada en ese sentido, a la espera de que la revolución sea, efectivamente mundial. Va de suyo que esa no es la concepción de los revolucionarios que hicieron revoluciones: Lenin, Mao, Castro, se enfrentaron al hecho concreto y no retrocedieron ante la realidad. Es más, cuando Lenin concluyó que lo mejor que Rusia podía tener, habiendo fracasado la revolución en Alemania, era un "capitalismo de Estado" que desarrollara las bases para un futuro socialismo en Rusia, fue precisamente Trotsky el que discutió esa idea, afirmando la posibilidad del desarrollo socialista. Contra la vulgata, la NEP no fue, simplemente, la restauración del mercado capitalista. Fue una etapa en la cual la propiedad estatal compitió con la privada por el desarrollo de las fuerzas productivas, en particular, en las ramas de la industria pesada.

Dicho de otro modo, el socialismo ruso batallaba en el seno mismo de la producción para modificar las bases sociales de la URSS. Y eso planteó el peligro de la reacción y la restauración burguesa. Ese señor, consecuentemente, planteó: "con Stalin contra Bujarin, sí; con Bujarin contra Stalin, nunca". Era la defensa de esa construcción socialista en un solo país, porque el Estado obrero era eso, no otra cosa. La diferencia con Stalin era la afirmación propagandística de que la URSS podría arribar sola al estadio final, contra la posición contraria (y correcta) de que a la larga una situación así no puede sostenerse.

Pero en ese "a la larga" implica, necesariamente, la defensa del Estado obrero, de ese germen de socialismo que, por su forma no supera las fronteras nacionales, pero por su contenido mantiene viva la llama de la revolución... hasta que aclare.
La negación de la posibilidad de la construcción socialista en un solo país en este último sentido, hace que la izquierda no pueda plantear un programa creíble a las masas. "Seguime que cuando llegue la revolución mundial..."

O si no, un conjunto de medidas que no constituyen ningún plan (nacionalización de la banca y el comercio exterior mientras la burguesía sigue operando la economía real; no pago de la deuda externa sin explicar cómo y por qué la economía no se va a derrumbar; reforma agraria, es decir, dar marcha atrás con las fuerzas productivas, etc.) y que son fácilmente desbaratadas por cualquier economista burgués sin muchas luces.

La izquierda queda así como una voz "moral" que afirma lo que "debería ser", pero bueno... El realismo cae del lado de la misma clase cuya existencia hace completamente irreal cualquier solución. Se trabaja, entonces, para el peronismo.

En conclusión, o porque se remite a un momento mítico a producirse en un futuro incierto, o porque se limita a una serie de promesas morales sin efectos prácticos, la izquierda no aparece como una solución realista a los problemas reales de las masas.

No extraña, entonces, que nunca haya pasado del nivel del error estadístico.
El problema de la izquierda argentina es mucho más grave que el de cualquiera otra, porque tiene en sus manos un material (la Argentina) que podría dar resultados inmejorables a corto plazo solo con barrer a la clase que constituye la razón de su atraso. Al mismo tiempo, y por eso mismo, la Argentina está al borde de su disolución nacional. Quien no crea, que repase el 2001.

Dicho de otro modo, no hay otra opción realista a la crisis argentina que una salida socialista, salvo para los que sueñan con vacas muertas y sojas forever and ever.

Cada diez años, la realidad nos pone frente al problema, cada vez con más agudeza. La pregunta que uno debiera hacerse es: ¿dejamos que estalle y esperamos la revolución mundial? ¿Si llegamos al poder (lo que puede suceder en cualquier momento) en un contexto signado por la ausencia de la revolución mundial, como podría haber sido el 2001, le decimos a la gente que es una lástima pero no podemos hacer nada?

Esta es la cuestión: tenemos que explicarle a la clase obrera argentina que la expropiación de la burguesía y la organización de la producción sobre nuevas bases sociales es una posibilidad real. Y como vamos a tener que operar en un contexto donde nadie nos va a venir a ayudar, sino más bien lo contrario, tenemos que explicarle cómo vamos a mejorar su vida real con estas nuevas relaciones. Es decir, tenemos que buscar un lugar en ese mundo que seguirá siendo capitalista, donde tendremos que construir la mejor solución local hasta que aclare... ¿Cuál es ese lugar?

El del mayor valor de la fuerza de trabajo. No es una solución para la Argentina salir a competir con salarios bajos. ¿Y qué se puede sostener con un nivel de desarrollo tecnológico elevado? Un nivel de vida elevado: Corea del Sur + Suecia.

Si eso funcionara, no solo sacaría a la Argentina del camino de extinción al que está condenada, sino que serviría de muestra de lo que la propiedad colectiva y la planificación son capaces de hacer. Ese sería su contenido "internacional".
¿Y si se produce la revolución en los países avanzados antes que en la Argentina? Maravilloso. No tendremos mucho para hacer. ¿Y si se produce en simultáneo? Maravilloso, tendremos mucho para hacer pero con mucho viento a favor.

Pero un revolucionario no espera la situación ideal. Opera con la realidad. Hay que animarse a superar el stalinismo mental que el trotskismo ha creado como obstáculo epistemológico y político, animarse a ver a la realidad a los ojos y pensar con la propia cabeza. Los muertos, muertos están.

 

El Dr. Sacchi

En el penal de Libertad había muchos médicos; bueno, en realidad, había especialistas de casi todas las profesiones imaginables. Pero médicos, eso sí que no faltaba.

El celdario tenía 5 pisos con dos sectores llamados A y B de 50 celdas cada uno, 2 compañeros por celda. Estaban tan compartimentados que en realidad funcionaban casi como 10 penales diferentes. Había además 5 barracas también con dos sectores cada una. En definitiva 20 sectores separados, y cada uno tenía por lo menos un médico que se encargaba de todos los compañeros del sector.

En muchos había más de un médico. Entonces se turnaban para hacer una atención primaria de salud que era un modelo insuperable. Cada médico recorría su sector celda por celda, compañero por compañero todos los días. Repartía los medicamentos cuyo control era una de sus responsabilidades, conversaba unos segundos o largos minutos, podía pedir que le abrieran la celda y entrar a hacer una verdadera visita médica, más profunda. Y si detectaba la necesidad de una consulta más especializada solo tenía que tomar nota y avisar a Jorge Vázquez (el Perro) el hermano de Tabaré que se encargaba de la enfermería y la coordinación de las consultas.

Había especialistas de lo que se necesitara. Si alcanza un ejemplo de muestra, pedir una visita con un cardiólogo te conectaba directamente con el Dr. Jorge Dubra, de mameluco, como todos, atendiendo en la policlínica del primer piso. Había dermatólogos, traumatólogos, urólogos, en fin, lo que sea. Hasta pequeñas cirugías ambulatorias solían practicarse en la clínica.

Se hacían ateneos médicos periódicos e interconsultas. Pero inclusive los más encumbrados y famosos especialistas cumplían su turno de atención primaria. Esto no solo les daba la oportunidad de ejercer la profesión más allá de su especialidad, sino también el contacto con los compañeros, salir de su encierro, participar de la vida y organización del funcionamiento interno del penal.

Solo una especialidad estaba vedada al ejercicio profesional de los compañeros: la psicología. Eso era área exclusiva de Dolcey Brito, el tristemente célebre asesor de la tortura. Comentan que en una visita de un general al penal, fue a él que le dijo la conocida frase: “Perdimos la oportunidad de matarlos cuando pudimos, ahora solo nos queda tratar de enloquecerlos”. Brito, como buen milico que era (por encima de su supuesta profesión de psicólogo) tomó esto como una orden, y se dedicó a cumplirla al pie de la letra durante todo el tiempo que pudo.

Todo un desafío a esta organización resultó la llegada, también como preso, por su militancia comunista, de un ilustrísimo y famoso profesor, reconocida autoridad mundial en su especialidad; autor de uno de los libros más conocidos en todo el mundo y creador de un método que lo destacó internacionalmente.

Pero, ¿cómo darle tarea al Dr. Hugo Sacchi, famoso ginecólogo y obstetra, autor del imprescindible “El parto sin dolor”, en un lugar donde no había mujeres, ni en la guardia?

Sin embargo, hasta él encontró una forma de ejercer su especialidad en el penal. En lo que todos creyeron que era una provocación, un “verdugueo”, lo llevaron a trabajar en la porqueriza, de una pequeña granja que algunos estudiantes de veterinaria y agronomía habían logrado armar.

He aquí que una de las chanchas estaba próxima al parto y al comandante se le ocurrió la genial idea de llevar al Dr. Sacchi, creyendo, aparentemente, que eso sería un destrato al famoso ginecólogo.

Cuentan los muchachos que el gordo Sacchi (como él mismo insistía en que lo llamaran) no solo les enseñó mucho y disfrutó esa actividad como ninguno; sino que se posesionaba al punto que cuando el evento esperado se produjo, la porqueriza literalmente “desapareció”.

Todos allí juran que presenciaban una sala de partos y al famoso profesor hablándole cariñosamente a la chancha: “Tranquila, m’hijita. Puje, puje, eso es, ya viene” mientras con ternura le acariciaba la cabeza y la panza. Dicen que fue un momento mágico e irrepetible.

Una de esas absolutas bellezas del absurdo que los milicos siempre nos regalaban, solo por ser como son.

Publicado 19 Agosto 2011 por Juan  en blog Humor entre rejas

 

Asamblea Jáchal No Se Toca - Siempre De Pie

 

Repudia reunión entre Gioja y Cabandié: «es una bofetada más, un golpe bajo»

 

Este martes tuvieron el ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Nación, Juan Cabandié, y el presidente del Consejo Nacional del PJ y referente de la Comisión Ambiental del Partido Justicialista, José Luis Gioja, el hombre del Barrick Gold,  donde el sanjuanino brindó su apoyo a la gestión de Alberto y Cristina Fernández, y a la de Cabandié.

Jáchal, San Juan, Febrero de 2020

Hace exactamente cuatro años, desde Asamblea Jáchal no se toca repudiábamos el decreto presidencial de Macri para bajar las retenciones mineras, de más está decir lo que significaba semejante gesto para los movimientos sociales que luchan contra el saqueo, la contaminación y la corrupción estructural que genera la megaminería de las multinacionales.
Cuatro años después, nuevamente debemos pronunciarnos ante una nueva bofetada a nuestras luchas, luchas hechas de sufrimiento e injusticia.
Nosotros, los estigmatizados, los ninguneados, los señalados, los sacrificables para la política extractivista que aplica el capitalismo. Nosotros, los que día a día asumimos la lucha por los derechos fundamentales como el acceso al agua. Nosotros, Juan, repudiamos que hayas recibido a quien es para nosotros uno de los garantes de la aplicación de esa política nefasta. Y no solo lo recibiste a Gioja, también celebraste públicamente su presencia y la ligaste a la política ambiental que se aplicará en el país.
Si no es burla, es supina ignorancia, lo sentimos como una bofetada más, un golpe bajo.

Señor Ministro de Medio Ambiente de la Nación, don Juan Cabandié, lo invitamos a visitarnos en la carpa que hace más de cuatro años sostenemos en la plaza de Jáchal pidiendo justicia, justicia para los responsables de los derrames de cianuro y metales pesados en nuestro río, entre ellos Gioja. Y pidiendo que no sigan entregando más territorio para el saqueo y la contaminación, como ya anunciaron. Nosotros estamos acá, y si vienes, seguramente podrías conocer lo que deberías de un territorio señalado por el poder extractivista.

Estamos todo el día y toda la noche, no habrá problemas de horario.
O podemos ir nosotros, ya fuimos una vez a casa de gobierno, en bicicleta...y Macri no nos recibió, no creo que quieran repetir sus gestos.
Juan, esperábamos otro gesto, esperamos otra actitud.


Nosotros, los que resistimos.

Jáchal No Se Toca


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