21.FEB.20 | Posta Porteña 2089

Sendic de Samuel Blixen/ comenta Amodio (VII)

Por AMODIO

 

Publicamos los comentarios que ha ido realizando sobre este libro Héctor Amodio Pérez

 

(27) 23 de noviembre de 2019

Blixen: Quizás lo más difícil de reponer fue la caída del Ñato Fernández Huidobro, que junto con Sendic compartía la dirección desde la creación del MLN y aun antes. La prisión del Ñato sería, además, beneficiosa para Héctor Amodio; Lucas Mansilla se unió a Sendic, Efraín Martínez Platero y Amodio en el Comité Ejecutivo. Hubo, también, efectos de largo plazo cuyas ondas concéntricas no se advirtieron en su gravedad: a partir de Pando las Fuerzas Armadas comenzaron a “prepararse” para la guerra contra los tupamaros, una metódica tarea de inteligencia, un estudio concienzudo de las formas de operar del enemigo, mientras la Policía y los cuerpos militarizados se desgastaban en el enfrentamiento. Sendic, acción y legado, Trilce 2010, pág. 178.

Amodio:  Dice Blixen, sin aportar en qué se basa, que la detención de Fernández Huidobro me era beneficiosa, a menos que quiera hacer creer que Martínez Platero, el designado para sustituirlo, era mi aliado incondicional. Le falta decir que a Fernández Huidobro lo detuvieron por mi culpa, tal como hizo Zabalza adjudicándome las muertes de Salerno y de su hermano. Yo tenía en alta estima a mi compañero Fernández Huidobro, tanto en lo personal como en lo político y creía que estaba cumpliendo sus funciones de dirigente de manera cabal. Cuando tuve que hacerme cargo de las columnas que estaban bajo su responsabilidad, pude ver que había cometido gruesos errores, pero los adjudiqué a errores de apreciación, de falta de experiencia, y en algunos aspectos me acusé de no haberlo apoyado más a fondo.

Será a partir de junio de 1972 en El Florida, leyendo y escuchando “las confidencias”  que le hizo a Méndez y su papel en las negociaciones por la tregua en esos días, que conoceré su doblez, su falta de integridad, su carencia de escrúpulos. Comete Blixen un error de bulto: quien sustituyó a Fernández Huidobro fue Martínez Platero. Decir que Pando puso a las FF.AA. en alerta y que empezaron a prepararse para enfrentar al MLN entra dentro de la teoría expresada para intentar justificar la debacle, referida a la “guerra de aparato contra aparato”

(28) 24 de noviembre de 2019

Blixen:  Las acciones más espectaculares de los tupamaros entre noviembre de 1969 y junio de 1970 (período de mayor ascendiente de Sendic en la dirección) demuestran la preocupación por el carácter propagandístico. El copamiento durante más de tres horas, el 26 de diciembre, de la casa central del Banco Francés e Italiano no redundó en ningún beneficio económico (no fue posible obtener todas las llaves que abrían el tesoro) pero fueron incautados documentos que probaban que la patronal bancaria mantenía la práctica de las colaterales financieras a pesar de la prohibición oficial dictada después del “operativo Monty”. Los comandos tupamaros entraron en el banco simulando ser policías que atendían una denuncia de colocación de bomba, y después, para obtener las llaves del tesoro, engañaron a funcionarios de confianza diciendo que era necesario retirar de la bóveda una carta del gerente general que acababa de suicidarse. Sendic, acción y legado, Trilce 2010, pág. 179.

Amodio: Comete Blixen una contradicción consigo mismo, ya que por un lado habla de la aversión a los lideratos dentro del MLN y por otro lado su deseo, casi una necesidad, de ensalzar la figura de Sendic, única razón de la edición de esta biografía. El día que se escriba la verdadera historia del MLN se sabrá el aporte que Sendic realizó y que tuvo que ver, fundamentalmente, con la proyección política del accionar militar, lo que quedó circunscripto al primer período, entre 1963 y 1966. En lo militar, nunca aportó nada, porque despreció lo organizativo

Yo he discutido mucho con Sendic, al igual que lo hice con otros compañeros, pero también lo he apoyado cuando lo estimé necesario, cosa que se oculta para, por un lado, pretender hacer creer que “sus ideas” valían por sí mismas y para por otro restarle valor a la realización práctica de esas “sus ideas”, que siempre dependieron de otros.

La mención en este pasaje de la acción del Francés Italiano, sin mencionar a sus autores, es una muestra del escaso valor que Blixen le concede a la ética, ya que pretende hacer creer que Sendic tuvo algún grado de participación, antes, durante o después de su realización. Dicha acción fue obra de la columna 15 y dirigida por mí. La versión de Blixen es falsa, pese a que él pertenecía a la columna 15, aunque no integraba los grupos de acción y lo que relata contiene muchas inexactitudes. En Palabra de Amodio se relata la realización en detalle, pero quiero incidir en el planteo autocrítico: mantener el operativo durante todo ese tiempo fue una barbaridad, una temeridad que nos pudo costar enormemente. Y la responsabilidad fue mía. Salió bien, pero pudo haber salido muy mal. Decidimos volver en otro momento, aprovechando lo que aprendimos con el fallo, con el mismo equipo y un plan muy similar. El día de la realización, uno de los coches se accidentó y uno de sus ocupantes, Alberto Cocco Pérez, resultó lesionado y fue detenido por la policía, que lo mantuvo custodiado en el terraplén que estaba detrás del Cementerio del Buceo, en la Rambla y Propios. Con el resto del equipo lo rescatamos.

(29) 25 de noviembre de 2019

Blixen:  El 13 de abril, después de una espectacular persecución en vehículos a alta velocidad durante un quilómetro por la rambla costanera, un comando tupamaro emboscó y ejecutó al jefe de un departamento especial de lucha antisediciosa, el comisario Héctor Morán Charquero, a quien la justicia investigaba por torturas. En solo tres días Morán llevó casi hasta la muerte al tupamaro Rodebel Cabrera, detenido a mediados de marzo. Sendic, acción y legado, Trilce 2010, pág. 180.

Amodio:  Parece mentira que Blixen no cuente la historia completa. La lucha antisubversiva, estaba a cargo de Alejandro Otero, quien tenía a gala no torturar a los detenidos, aún en momentos en que el accionar del MLN era insistente. Desde alguna prensa y desde algunos puestos políticos relevantes, esto le costó muchas críticas, hasta que alguien desde el ministerio del Interior sugirió la idea de que si los tupamaros éramos delincuentes comunes debíamos ser tratados como tales. Esto quiso decir que debíamos ser investigados por Hurtos y Rapiñas y por Homicidios, pero reconocía implícitamente que la tortura de los delincuentes comunes existía. Morán Charquero no formó parte de ninguna brigada antisediciosa. Blixen seguramente se equivoca porque está utilizando como base mi falso manuscrito de 1972, y en él así se puede entender. Morán Charquero era comisario de Hurtos y Rapiñas y actuó como tal, montando una “Brigada especial” en esa repartición junto con los subcomisarios Villar y Besón. Se denunciaron las torturas pero eso no conmovió a nadie.

La columna 15 ubicó a Morán Charquero en la YMCA de la calle Colonia, en una peluquería de la calle Yaguarón y en una parrillada en la zona de Soca y Rivera. En los domicilios que se le adjudicaban no fue posible ubicarlo, y en los sitios anteriores se consideró no aconsejable, ya que se podían producir muertes de inocentes. Cuando ya parecía imposible encontrarlo, apareció el archivo de Sanidad Policial, con su domicilio cercano a Trouville. La muerte de Morán Charquero tuvo varias consecuencias, pero la más importante para nosotros fue que el paso de los detenidos por jefatura era un puro trámite. Esa distensión en el trato hizo que algunos funcionarios de Inteligencia y Enlace mantuvieran conversaciones con los presos en las que manifestaban su rechazo a la tortura y nos hicieran partícipes de sus preocupaciones familiares provocadas por sus bajos salarios, lo que nos permitió establecer una serie de relaciones, convenientemente engrasadas, para garantizar la correcta atención de cualquiera que fuera detenido en esos departamentos. Yo particularmente hacía llegar, mensualmente, un sobre para el comisario Romasanta y otro para un tal Fernández, del que no recuerdo el nombre, que había sido compañero mío en mi etapa en el liceo Rodó.

(30) 26 de noviembre de 2019

Blixen:  Nosotros llegábamos a la conclusión de que teníamos graves carencias organizativas y que habíamos funcionado con desprolijidad” cuenta el Tambero Zabalza, que había caído preso a mediados de 1969. Las conclusiones fueron trasladadas a la dirección. “El Bebe lo tomó como una crítica personal, se molestó, se enojó muchísimo. Pero después, cuando él llegó a la cárcel, en setiembre de 1970, lo discutimos en unas asambleas de la Columna, que hacíamos en el patio grande. Nosotros creíamos que íbamos a tener discusiones duras, pero el Bebe demostró que no era rencoroso. Parece ser una cualidad de los viejos socialistas, una escuela.” Mientras, desde su celda, Eleuterio Fernández Huidobro escribía papelitos fundamentando lo que muy poco después sería el “Plan Satán”: “Planteábamos a la dirección afuera –el Bebe, Efraín (Martínez Platero). Mansilla y el Negro Amodio– una serie de secuestros para sostener el reclamo, ante la presidencia, pero también ante el Parlamento y la Justicia, de una amnistía para todos los presos políticos, los del MLN, los de las otras guerrillas y los de las demás organizaciones clandestinas”. La dirección aprobó el Plan, que requería el desarrollo de una gran infraestructura para instalar las cárceles del pueblo. “Nuestra concepción, la de los presos, era crear una situación insostenible a mediano plazo; reclamar la amnistía y mantener a los secuestrados en nuestras cárceles. El Plan descartaba expresamente poner plazos que obligara a definiciones inmediatas, de un lado y del otro. Sendic, acción y legado, Trilce 2010, pág. 187.

Amodio:  Cuando Zabalza dice nosotros, se está refiriendo a la gente del interior. Yo era el encargado de la correspondencia con el Penal, que en esos momentos se canalizaba a través de Cuca, la esposa de Pablo Blanco. La opinión de Zabalza y de los demás que apoyaban el planteo, coincidía con la de Mansilla, quien inútilmente pretendía que se aplicaran los criterios de trabajo de la 15. Pese a todo lo que se diga en contrario, Sendic era capaz de guardarse un entripado durante meses y echártelo en cara en momentos que él valorara como propicios. Nunca aceptó las críticas de forma cabal. Lo hacía de manera formal, para dejar al criticador en la creencia de que su esfuerzo tenía algún valor, y a otra cosa, mariposa.

(31) 27 de noviembre de 2019

Blixen:  La crisis se volvía ingobernable a medida que se acuartelaban diversas unidades policiales. En ese punto de desconcierto, en que el gobierno se quedaba sin herramientas para combatir a los tupamaros y para reprimir al movimiento estudiantil que volvía a ganar las calles, una fracción del Partido Nacional que respondía al ex consejero de gobierno Alberto Heber, pertinaz promotor de golpes de Estado, tomó contacto con el MLN y solicitó una tregua de 45 días. Heber se proponía impulsar a partir de la rebelión de la Republicana, el derrocamiento de Pacheco Areco. El planteo, según afirma Fernández Huidobro, fue formulado por el entonces diputado Héctor Gutiérrez Ruiz a Lucas Mansilla. Con apoyo policial el golpe sería respaldado, en el Ejército, por el general Mario Aguerrondo. Hubo otros contactos que culminaron en el otorgamiento de una tregua de 15 días. “Tal vez algún general de los más ‘duros’ del Proceso, recuerde sus días de coronel –también ‘duro’– y ciertas reuniones, cambiando de coche, en Hansen, a media cuadra de Propios...” El Ñato se refería al entonces coronel Alberto Ballestrino, quien en esos contactos explicó las “medidas de gobierno que pretendían impulsar. Sendic, acción y legado, Trilce 2010, pág. 187.

Amodio:  Ese planteo se hace después del CIM, (Centro de Instrucción de la Marina) cuando se especulaba con una escalada militar por parte del MLN para usar las armas allí incautadas. En realidad, esa acción se llevó a cabo como una acción de represalia, ya que el CIM había participado en la represión de los trabajadores de UTE meses antes. Una vez más, el factor consecuencia superó nuestras previsiones. Es cierto que el planteo se recibe a través de Gutiérrez Ruiz y es Mansilla el receptor. Todo lo demás, sobre Aguerrondo, es imaginación y sobre Ballestrino, pura fábula. Como consecuencia de esos contactos se decidió apoyar económicamente a El Debate, mediante parte de las libras de Mahilos, algunas de las cuales acabarán en los bolsillos de Gutiérrez Ruiz. Las palabras de Blixen se basan, una vez más, en la falsa versión de mi manuscrito de 1972.

 (32) 28 de noviembre de 2019

Blixen:  Para entonces los preparativos del Plan Satán estaban avanzados, pero la detención, el 30 de junio, de Héctor Amodio, provocó incertidumbre. Las explicaciones de Amodio, al llegar a Punta Carretas, después de un interrogatorio en la Jefatura de Policía y del procesamiento en un juzgado alimentaron las sospechas de Manera, Marenales y Fernández Huidobro. Amodio contó que había intentado sobornar a los policías que lo habían detenido en la calle, a bordo de un jeep con el que se desplazaba y que estaba bastante “quemado”. Ese dinero no apareció, y tampoco apareció una parte sustancial de las libras esterlinas de Mailhos, que Amodio había ocultado. “Ahora me doy cuenta que el Negro ya venía planificando algo desde su primera caída. Parte de las libras nunca aparecieron. Amodio mandaba planos especificando dónde las había escondido, pero los compañeros afuera no podían ubicarlas. La Negra Mercedes estaba en el comando de la (Columna) 15 pero decía que no sabía nada, aunque era difícil de creerle, porque nosotros sabíamos que ella tenía un dominio total sobre él”, cuenta Marenales. (Habrá que esperar a mediados de 1972 para obtener una pista del paradero de esas libras: según la versión que los prisioneros recibieran de los oficiales en los cuarteles, Amodio compró su seguridad y, para evitar los “apremios” en los interrogatorios, compartió el secreto –y el botín– con un comisario al que le señaló el lugar exacto donde las había enterrado; era una chacra de Pando, que había sido abandonada pero que no había “caído”). Las sospechas de Marenales, que en julio de 1970 no conocía estos detalles, se referían más a un eventual plan de Amodio de deserción, que a una infiltración producto de un reclutamiento por el enemigo; “no en ese momento, al menos”. Según Fernández Huidobro, fue por esa época que percibió el inmenso poder que tenían Amodio y Alicia Rey en un sector de la estructura clandestina. “Caían a Punta Carretas tupamaros que no conocían la historia de la orga, y para quienes los ‘viejos’ éramos una especie de reliquia, decididamente no éramos los más prestigiosos. Muy poco después de la detención de Amodio, cuando la debacle de agosto, Diego Picardo aportó otro elemento: “Estaba en un calabozo de la Jefatura, en el cuarto piso. Vino un milico y me alertó, me dijo que no confiara en Amodio, porque hablaba mucho”. Todos los indicios, todas las actitudes, abonaban las sospechas; ya era imposible eludir el problema, que cuestionaba la seguridad desde el vértice. Pero los acontecimientos modificaron bruscamente el panorama: toda la dirección y dos equipos de suplentes (es decir, unos doce cuadros de dirección) fueron detenidos en agosto de 1970. El recambio fortaleció considerablemente la posición de Amodio y de Alicia Rey, aunque ambos estaban presos. Se debía postergar, una vez más, la solución de aquel problema, y cuando se pretenda resolverlo, ya será muy tarde. Sendic, acción y legado, Trilce 2010, pág. 188-189.

Amodio:  Cuando fui detenido en junio de 1970 intenté sobornar a los funcionarios. Estuvimos dando vueltas por Montevideo viendo la forma en que yo podía ir a mi casa de la calle Aconcagua y volver con un 1.500.000 de entonces, pero los funcionarios dudaron de que yo fuera a volver y desistieron. Mi informe a los compañeros, tanto en Punta Carretas como a los del exterior, incluía además el relato de la visita que me hizo uno de mis captores, en el que lamentó la tozudez de alguno de sus colegas, que le impidió hacerse con “unos mangos”.

Las libras quedaron enterradas en la chacra de Pando, que había sido comprada “legalmente” a Néstor Sclavo y fueron recuperadas por los compañeros que recuperaron las armas que estaban en el berretín construido en el dormitorio principal, tal como se relata en la Piel del otro, página 157 de la primera edición y en la 154 de la segunda. El encargado de la recuperación, tanto de las libras como de las armas fue Néstor Sclavo, el anterior propietario de la chacra. Desde el mismo momento de mi detención, Alicia y el resto de la gente que daba cobertura abandonaron la chacra y ésta quedó en manos de la policía un par de días después de ser abandonada.

En el relato de Blixen hay, además, bastantes incongruencias. Se dice que a través de los oficiales en los cuarteles se supo que entregué a un comisario las libras mencionadas. La incongruencia está en que en 1972 fui detenido por el Florida, por tanto sin la intervención de ningún comisario. Sí intervino un comisario –o más de uno– cuando fui detenido en 1970. Así, habría comprado mi seguridad de 1972 con un pago hecho en 1970. Otra incongruencia muy llamativa es el testimonio de Picardo, que siendo detenido en agosto de 1970 y estando incomunicado es advertido por alguien acerca de mí, porque hablaba mucho. Cuando Picardo es detenido –agosto de 1970– yo llevaba mes y pico en Punta Carretas. ¿Se me oía desde Jefatura? Fernández Huidobro se lamenta que Alicia Rey y yo tuviéramos más prestigio que él. Si eso era así ¿de quién es la culpa? Haber hecho él lo que hicimos nosotros por y en el MLN. La envidia es mala consejera.


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