24.MAR.20 | Posta Porteña 2095

De la Mafiocracia en Tiempos de Globalización

Por Eber Cardoza Sáez

 

Si sabe tanto de todo,
diga cuál es la república
donde el tesoro es botín
sin dificultad ninguna.

Leyenda de Florentino y el Diablo - Alberto Arvelo Torrealba

Por Eber Cardoza Sáez * Ruptura Continental marzo 2020

 

Aunque los orígenes de la Mafia (1) podrían montarse  al imperio romano, según Paul Veyne, su manifestación ha prevalecido hasta nuestros días, convirtiéndose en un virus que se ha reproducido en todos los regímenes políticos del globo terráqueo, sea monárquico, republicano o despótico, desde Oriente a Occidente. De manera lo que hoy , hemos conocido como democracia, como ”poder del pueblo”, se ha convertido en poder de las mafias, reduciendo el antiguo modelo anterior ateniense en una quimera, una máscara para encubrir el verdadero rostro del poder tras el poder

En Venezuela  y el ejemplo podría ser extensible al resto del planeta, la sociedad ha sido tomada por asalto por mafias de toda índole y nacionalidad. La conducta mafiosa ha permeado todo el tejido social, pero como venezolanos que vivimos en carne propia el fenómeno como nunca antes, tenemos la experiencia de quienes han visto y vivido cómo las mafias se han apoderado de todo el territorio sin que haya una salida al problema, al menos a corto plazo. Por supuesto, el fenómeno no es nuevo, pero los índices alcanzados en los últimos años han llegado a niveles alarmantes.

Por supuesto, a nivel mundial existen las mafias del Club Bilderberg, las mafias del Pentágono, las mafias del complejo industrial-militar globalizado, las mafias del capital industrial-financiero chino-ruso-europeo-estadounidense, las mafias del petróleo, del gas y el acero, las mafias mediáticas de la comunicación, las mafias del coltán y el uranio, mafias de los alimentos y agro-químicos, mafias del conocimiento, la ciencia y la tecnología y, obviamente, las mafias del narcotráfico internacional. Todas insertas en una mafia globalizada aliada a un capitalismo cada vez más mafioso y criminal, articulado entre las mafias que producen la droga, mafias que la transportan y las mafias que la distribuyen en el principal consumidor, Estados Unidos, donde operan las mafias de la droga más anónimas del planeta, pues los capos siempre operan desde México hasta la Patagonia, pues quienes distribuyen y financian la droga al interior de los Estados Unidos son como fantasmas y seres invisibles con poderes sobrenaturales como Superman.

En la res-pública de Bolívar operan mafias de todo tipo. Mafias colombianas, chinas, rusas, cubanas, iraníes, sirias, árabes, brasileñas y, por supuesto, norteamericanas.

De todas ellas ha surgido una mafia venezolana - vinculada o no al gobierno- la cual trafica con oro, gasolina, petróleo, gas, alimentos, drogas, seres humanos, minerales y pare de contar, cuya manifestación concreta es el llamado “bachaquerismo” y el extractivismo llevado hasta sus últimas consecuencias. La conducta mafiosa ha llevado la corrupción a todos los estratos sociales y ha permeado toda la estructura político-económica del Estado venezolano.

Existen mafias militares, civiles, religiosas, cívico-militares y por supuesto, empresariales. Por un lado, mafias militares vinculados al tráfico de gasolina, gas, petróleo, alimentos, enriquecidas por el comercio ilegal y el contrabando hacia Brasil, Colombia y el Caribe. De manera que hoy, podemos decir, el llamado Estado venezolano alimenta e intenta, fallidamente, abastecer no solo a más de 30 millones de venezolanos (ahora serán menos con la diáspora), sino también otros tantos millones de colombianos, brasileños y cubanos vinculados a las mafias cívico-militares venezolanas.

MAFIOCRACIA

La conducta mafiosa ha permeado, incluso, hasta las comunidades, donde vemos cómo se han conformado verdaderas mafias comunales a través de los “programas sociales” destinados a paliar el hambre y a incrementar la miseria humana. El resultado ha sido la desmoralización de un pueblo acostumbrado y domesticado como parásito por un Estado cada vez más cercado por las mafias, la criminalidad, el robo y la corrupción.

A la sombra de tal fenómeno podríamos estar hablando del surgimiento de una nueva categoría que me atrevo a bautizar con el nombre de MAFIOCRACIA, es decir, poder de las mafias, el cual acabará con lo queda de “democracia” y con todas las instituciones del llamado “Estado” el cual, por cierto, nunca ha existido en esta tierra de gracia y desgracias. Se trata de una Mafiocracia que ha acabado con la principal industria del país, ha aniquilado a buena parte del aparato productivo nacional, ha desmoralizado a todo un pueblo reducido a voto, cola y miseria, ha hecho colapsar todos los servicios básicos de agua, transporte, comunicaciones y abastecimiento, convirtiendo a las ciudades en verdaderos campos de concentración, basura e criminalidad, reduciendo a guardia pretoriana a la Fuerza Armada gomecista digo chavista-, así como reprimido, asesinado y reducido al ciudadano a un vulgar “terrorista” por el solo hecho de protestar y denunciar tan denigrante estado de cosas.

La oposición venezolana insiste en llamar “Dictadura” a esta Mafiocracia. Sin embargo, tal apelativo es más bien un calificativo demasiado pomposo, cuando semejantes mafiosos cívico-militares se comparan con las dictaduras anteriores en Venezuela (Verbigracia la gomecista o perezjimenista), cuando al menos no habían los índices de inseguridad y criminalidad existentes y habían proyectos de desarrollo que aún exhiben cierto nivel de inversión y modernidad en varias partes del país.

La categoría de Dictadura les queda demasiado grande a estos mafiosos izquierdo-derechistas que se han enriquecido en nombre de Bolívar y han prostituido los símbolos de la revolución venezolana. Los mafiosos no son de derecha ni de izquierda, son ambidiestros. En verdad señores y señoras, compañeros y camaradas, hombres y mujeres de bien, en Venezuela no hay Dictadura, mucho menos Democracia, no hay socialismo ni comunismo, aquí lo que impera es la Mafiocracia en todos sus niveles.

Por supuesto, la Mafiocracia venezolana no solo está liderada por chavistas gobierneros, sino también por “opositores”, es decir, son mafias de derecha y de izquierda, mafias ambidiestras que juegan y negocian la dignidad de la clase trabajadora y pueblo en general donde, sin duda, aún existen reservas morales y decentes, pero también corren el riesgo de sucumbir ante la avasallante ola depredadora de la Mafiocracia.

COMPLEJA RED DE MAFIAS

Por otra parte, la práctica mafiosa de manejar los recursos públicas o “res-pública” ha dado lugar a la conformación de verdaderos Estados Mafiosos, también llamados Estados Fallidos o Forajidos, los cuales tienen sus niveles delincuenciales, según el poder acumulado de cada uno. Desde las añejas monarquías hasta las más recientes repúblicas, pasando por los imperios de oriente y occidente, ninguno escapa a la mano invisible de la Mafiocracia. Desde Narco-Estados como el colombiano, el peruano o boliviano, hasta los narcos importadores de droga de la Mafiocracia estadounidense, conforman una compleja red de mafias internacionales al servicio del capital financiero e industrial

En Venezuela, la Mafiocracia tiene secuestrado todas las ramas del poder público nacional. Mafias en el Tribunal Supremo de Justicia, en el Consejo Nacional Electoral, en la Contraloría General de la República y ramas del parapeto del dizque “Poder Ciudadano”, en la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, en las dos Asambleas (Nacional y Constituyente), en la empresa privada y, por supuesto, en el poder ejecutivo donde funciona el buro central de la Mafiocracia. Quien entra en el entramado burocrático de la mafia debe ser cómplice y prestarse al robo y al saqueo, de lo contrario corre el riesgo de ser eliminado, desaparecido o autoexiliado. Dentro de la mafia, no hay espacio para la crítica, la denuncia, ni la disidencia. Las mafias actúan al margen de la ley, para ellas no existe Estado de Derecho, solo existe el reino de la impunidad.

Por su parte, los partidos políticos terminan degenerando en Mafiocracia, y viceversa. Por su naturaleza sectaria terminan siendo excluyentes, donde una minoría se abroga el derecho de representación de las mayorías, configurando una red de complicidades y tráfico de influencias, secuestrando la participación y todos los resortes del poder, imponiendo mecanismos de control, severamente criticados y condenados en el pasado, cuando a la Mafiocracia cuarto republicana se la llamaba “partidocracia”, en la cual el “carnet del partido” era la patente de corso para ser ciudadano y obtener los beneficios del gobierno de turno. Tal degeneración se ha reproducido hasta nuestros días y las mafias en el poder socavan los cimientos de la democracia para instaurar la dictadura de la Mafiocracia.

Sabemos que la Mafiocracia está lejos de desaparecer. Sin embargo, no es posible que por un puñado de mafiosos paguen las nefastas consecuencias millones de gente honesta. No es posible que por un puñado de militares mafiosos traidores, los costos sean pagados por miles de militares que aún aman su país y se mantienen de su salario. No es posible que por un puñado de políticos mafiosos, toda una sociedad sea arrastrada a la miseria humana. De verdad que no es posible que por un puñado de mafiosos en el poder, la clase trabajadora decente y honesta venezolana- que es la mayoría- sea reducida a sobrevivientes que viven de las migajas que caen de la mesa donde se sientan las mafias a repartirse el botín.

Históricamente, diversas voces se han levantado contra las mafias políticas de cada época. En el esplendor del imperio romano, bajo el poder de Augusto César, el Hijo del Hombre, Jesús de Nazaret denunciaba, a su entrada en Jerusalén: “¡Ay de vosotros escribas y fariseos -políticos actuales hipócritas!, porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad” (Mateo 23: 27- 28). Por ello, quien defienda al poder y a sus mafias, dondequiera que esté, está defendiendo el mismísimo trono de Satanás, pues, según las escrituras, a él pertenece todo reino y gobierno en el globo terráqueo.

Así también los mafiócratas se disfrazan de demócratas, socialistas o comunistas, revolucionarios o progresistas, pero en la práctica avalan el robo, el saqueo y la corrupción, haciendo de la política un negocio, un medio para justificar el enriquecimiento ilícito, una forma para aplastar la dignidad de las muchedumbres. Tal como sucede en el llamado Arco Minero del Orinoco, donde las mafias de la minería legal e ilegal, nacional y transnacional, destruyen impunemente el pulmón vegetal, la biodiversidad, los recursos hídricos y humanos, en nombre del eco-socialismo y la revolución bolivariana.

Al momento de escribir este artículo hay unos cuantos mafiócratas que han burlado de la “justicia” venezolana y de la ingenuidad del pueblo, desde aquellos que se enriquecieron descaradamente de la PDVSA “roja rojita”, hasta aquellos que se han lucrado groseramente de los millones de dólares enviados por la USAID y el “imperio mesmo” para hacer de la “lucha contra la dictadura” un colosal negocio para engordar sus cuentas bancarias a costa del hambre y la miseria de millones de compatriotas.

Para las generaciones presente y futuras, la lucha frontal contra esta Mafiocracia nacional e internacional establecida por la vía de los hechos, pasa por redefinir el sistema de valores éticos, implica un enorme esfuerzo axiológico capaz de fundar una nueva forma de hacer política, libre del entramado burocrático que posibilita la conducta delincuencial de apropiación indebida de los recursos públicos, pasa por demoler las estructuras de poder de la Mafiocracia. Se trata de una insurrección cultural contra toda forma de dominación establecida para el saqueo y la criminalidad en todas sus facetas. Dejo abierto el debate en torno a un problema de vieja data y nuevos actores, un problema que la mafia siciliana quedaría como niño de pecho y hasta la mafia del banco ambrosiano del Vaticano quedaría como un aprendiz de malandro.

Esperando que esta discusión continúe, so pena de caer víctimas de la Mafiocracia nacional o internacional que atenta contra la vida de millones de seres humanos acusados de “terroristas” por el simple hecho de rebelarse contra el robo, el saqueo y la corrupción. 

* Historiador. Escuela de Historia (ULA)

1 Ver Diego Gambetta citado por Alvaro Camacho Guisado, MAFIA: LOS USOS DE UN CONCEPTO POLISÉMICO

http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0121-16172010000200012&lng=en&nrm=iso


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