03.ABR.20 | Posta Porteña 2099

PENSAR EL CORONAVIRUS, EL BIOPODER Y LA COMPLEJIDAD

Por Miguel Benasayag

 

La teoría y la práctica de la complejidad no puede ser un asunto tratado solamente en el ámbito académico. Cuando estamos en el medio de una situación compleja como la actual epidemia, ¿cómo pensar y actuar en la complejidad?

Miguel Benasayag en puroCHAMUYO 12/3/20

Esta época no es la de la modernidad; la expansión del miedo y hasta del pánico con personas corriendo y comprando en los supermercados como si se acabara el mundo, me lleva a pensar en Crimen y castigo de Fedor Dostoievsky. En la obra hay alguien que cometió un crimen y que no puede con su conciencia. Aquí es similar, aunque no solo con la epidemia actual, porque la epidemia actual forma parte de algo más amplio.

Quienes vienen cometiendo el ecocidio tienen la conciencia negra y culpable, y tienen miedo. Temen porque saben que esto va a suceder. Saben que va a ocurrir la pandemia, porque en sus modelos de análisis lo han previsto. Sin embargo, a pesar de este pánico que vacía las góndolas de los supermercados y se arremolina en las farmacias, yo creo que el verdadero desastre definitivo de los ecocidas no es el actual, no es esta vez. Quiero decir: ellos saben lo que están haciendo, y esperan el castigo.

¿Cómo entra el pensamiento de la complejidad en esto? 

Estamos frente a una situación no cognocible, y esto es lo propio de la complejidad porque lo que caracterizaba a la modernidad era el profundo y tesonero deseo de 'actuar conscientemente', saber por qué hago lo que hago con todo detalle...La complejidad demanda una humildad, un coraje mucho mayor, porque en este marco debemos actuar teniendo en cuenta las variables no conocibles, u ocultas, o que no existen.

Tenemos, entonces, la posibilidad de afrontar esta realidad -esta, la de la pandemia, o la próxima por venir- exigiendo un saber absoluto o actuar aceptando la dinámica compleja, lo que no sabemos.

¿Qué quiero decir? Que pretender saber cómo cuando las decisiones dependían estrictamente del pensamiento y la acción humana es no comprender que en esta post-modernidad atravesada por la lógica computacional de los algoritmos, cualquier reacción inmediata es funcional a la opresión; la reacción de la opresión: se induce a que todo deba ser inmediato, todo es urgente, no hay tiempo de pensar. Y no sólo con esta epidemia. Y entonces estamos ante un escenario muy importante. Es el momento de decirles 'no, ustedes no pueden decir que es el tiempo de obedecer, no de pensar'. No. Ese es el sueño del tirano.

Una epidemia es el máximo sueño de un tirano, porque todos se vuelven obedientes por voluntad propia

Esta inmediatez es la que se opone a la libertad. Así funciona el torturador: haciendo creer que todo se juega en ese minuto, en ese instante que opera salvajemente sobre tu cuerpo. Que más allá de ese minuto de dolor no existe más nada. La inmediatez se opone al pensamiento, a la libertad. Debemos decir 'esperen, esperen un minuto, nosotros precisamos pensar'. ¿Acaso no conocemos lo que dicen los policías en cualquier parte del mundo 'circulen, circulen, no hay nada para ver'? Somos nosotros quienes debemos decir: 'no, no circulo. Esto, precisamente esto, debo verlo porque esto me involucra’

Cómo actúa el biopoder...Esto que se juega hoy se juega en cada cuerpo. Son los cuerpos los que están controlados, los que provocan la desconfianza, tenemos miedo del cuerpo. Y es ahí donde se juega el biopoder, porque soy yo el que acepto meter el cuerpo en el armario. Entonces la resistencia debe partir de mi cuerpo. Pero ocurre que la gente en Italia, en Francia, y tal vez en otros lugares, se siente cansadísima. Deprimida. Ese es el efecto del biopoder. Porque el biopoder es el control del poder sobre los cuerpos, ¡sobre la vida y sobre los circuitos biológicos!

Lo primero que ocurre con esto es que uno siente que no puede actuar, que está débil. Reitero: el escenario donde ocurre este drama, el campo de batalla, es en nuestro cuerpo. Digo también desde el punto de vista médico, que estar deprimido ayuda mucho al virus.

La novedad que presenta esta epidemia con respecto a otras tiene que ver con los algoritmos. Se ha delegado la decisión en variables, en la modelización, porque como ya sabemos, el cuerpo molesta, pareciera que lo vivo no tiene nada para decir, tiene que ‘dejarse hacer’ por las máquinas que con la virtualización van a decidir lo mejor para mí, para el cuerpo.

Al haber delegado la racionalidad de la Modernidad en la máquina algorítmica, el cuerpo no puede ni debe pensar

Ocurre que el cuerpo resiste y se opone a esa racionalidad ‘infalible’. Sin embargo, ¿qué vemos una vez más y ahora con en esta situación? Que las modelizaciones han fracasado absolutamente: las modelizaciones han producido 5 crisis descomunales en 30 años. Fracasan con la epidemiología, con la demografía, etc. La ‘big data’, ese mecanismo de trazar variables y proyecciones a partir de datos es lo que a ellos les permite decir ‘gobernar es prevenir’. ¡Pero no han previsto nada! Delegaron todo en la máquina, pero digámoslo una vez más para que se entienda: la máquina puede ayudar pero no puede decidir. Y eso no es lo que la ‘gobernanza’ hizo y hace. Decidió dejar que la máquina decida. Están fascinados frente a la sabiduría de la máquina partiendo del supuesto de que los seres humanos, los cuerpos, son falibles, por no decir estúpidos. Y ahí estamos, con decisiones racionales, pero irracionales, tomadas por la modelización maquínica.

¿Qué vemos? Que la modelización de las computadoras sostuvo: la epidemia va a desarrollarse de tal y cual modo. Error. La epidemia va a viajar de tal y cual modo. Error. Naturalmente que esto tiene que ver con el ecocidio actual porque rompe y hace desaparecer segmentos completos de regulación del ecosistema -que faltan, que ya no están más-, para no hablar de los virus y bacterias que viajan en avión... y esto ha producido que en el último medio siglo hayan aparecido y peor, reaparecido, las más diversas enfermedades.

La modelización del mundo vía los algoritmos ha reemplazado el territorio por un mapa, la realidad de la vida por su representación, y esto no es lo que yo creo sino lo que está ocurriendo en todas partes.

Es un axioma central: todo es información, todo es algoritmo. Un fracaso de punta a punta

La tiranía de los algoritmos es un libro que publiqué recientemente, porque creo que existe tal cosa.

Deleuze decía “el tirano precisa de hombres y mujeres tristes para legitimar su tiranía”, pero los hombres y mujeres tristes precisan del tirano para justificar su sumisión. Esta es la relación enferma, oscura, que tiene que ver con el biopoder. El biopoder no se instala desde afuera, desde arriba, sino que se instala desde adentro. Estamos siempre con este deseo de que frente a ese ‘futuro amenazante’, a la pérdida de confianza en poder actuar y modificar las cosas, emerge el goce de la obediencia.

Desde esa perspectiva, en la ética filosófica de la complejidad, el coraje es central. Sin una dosis de coraje es imposible incluso vivir ya no la vida social y comunitaria y los proyectos colectivos, sino la propia vida. No me estoy refiriendo a ser fuerte o débil, no es ese el sentido de coraje. Al contrario: significa asumir la fragilidad de la vida, y para eso, justamente para eso, hace falta coraje. Porque este coraje no nos remite al individualismo, a aislarnos sino al contrario, nos impulsa a juntarnos.

Con esta epidemia escaló el neoliberalismo: cada uno piensa en sí mismo, aislado. Y por cierto, lo comprobamos en la mirada sobre el extranjero y el virus. Hay un millón de refugiados sirios en la frontera, y los gobernantes turcos utilizan a estos hombres, estas mujeres y niños como una amenaza económica contra occidente. Y el mensaje de los irresponsables que dirigen el mundo es ¿les gusta el confort que tienen? Bien, en ese caso déjennos a nosotros masacrar ‘allá’ en la frontera, ustedes miren para otro lado. Y eso es lo que pasa: no queremos ver, los dejamos hacer.

Mirar, dentro de la teoría de la complejidad no implica tener una solución, porque la resistencia comienza en esto: miro porque eso refiere a mí, miro porque eso me mira. Por cierto, también están los ataques xenófobos contra los asiáticos, sin importar si son chinos ni de dónde vienen...todo el mismo paquete que encanta a la gobernanza mundial del miedo.

Frente al virus la consigna es no transformar la inquietud en miedo

Hay quienes trazaron un análisis en torno a que esto es un complot, que fue preparado, etc. Aún si fuera así, tampoco el complot maligno va en el sentido que lo pensaron. Es como con las guerras: ninguna terminó como quienes las iniciaron habían imaginado. El poder puede hacer todo lo que quiere. Pero desde la teoría y la práctica de la complejidad el poder forma parte de lo impensable.

Y una parte de la resistencia es no saber lo que hacen estos irresponsables. Hoy como siempre, resistir es crear, es pensar todas las posibilidades de lo colectivo que escapen al control de la irracional previsibilidad del algoritmo


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