03.ABR.20 | Posta Porteña 2099

La irracionalidad capitalista es la mejor aliada de las epidemias (II)

Por Ricardo Maldonado

 

Una epidemia no la provoca la existencia de un virus, sino la de un cuerpo social en condiciones de enfermarse y propagarla. El coronavirus, del que conocemos poco, muestra mucho de la sociedad en que vivimos, de los explotadores que la dirigen y de la clase trabajadora que puede ofrecer una salida a la crisis

Lic. Ricardo Maldonado  - GISA (Grupo de Investigación sobre la Salud Argentina) 01/04/2020 en El Aromo n° 110

La estrategia burguesa es privilegiar la circulación (los negocios) sobre la vida

Los controles fronterizos, que pueden llegar al cierre de fronteras e intercambios, son efectivos si se realizan de manera eficiente, es decir sin excepciones, y con seriedad. Pero fundamentalmente, a tiempo. El primer caso fue detectado en la provincia china de Hubei, en la ciudad de Wuhan a principios de diciembre del año pasado. El primer tratamiento que se dio al tema, de parte de las autoridades chinas, fue ocultarlo y minimizarlo. Wuhan es un centro industrial y comercial de 11 millones de habitantes. Y la vida como centro capitalista depende de abastecer a mercados lejanos. Sus trabajadores pueden alimentarse miserablemente de animales salvajes, pero sus burgueses alimentan sus ganancias con productos que viajan al resto del mundo. De manera que la salud fue colocada detrás del lucro. El médico que denunció la aparición de un nuevo virus a finales de diciembre, Li Wenliang, fue notificado que de continuar haciendo “comentarios falsos que perturban severamente el orden público” sería llevado ante la justicia. El 10 de enero se contagió, el 6 de febrero murió en Wuhan. Y sólo cuando los contagios y las muertes fueron inocultables (golpeando la sacrosanta confianza de los inversores), se produjo el vigoroso giro hacia la solución del problema. La policía fue cuestionada por el trato dado a los “ocho chismosos” (los amigos con los que Li Weliang compartió la noticia de un virus parecido al SARS). En todo ese período los competidores de los capitales afincados en China cuestionaron la política de Xinping por todos los medios posibles. Pero no utilizaron la ventaja temporal y geográfica para proteger a sus poblaciones sino para hacerlo con sus inversiones. Mientras China se detenía, los burgueses del resto del mundo trataban de patear al caído y aprovechar el momento.

El 18 de enero se reporta el primer caso en los EEUU. Dos semanas antes que Trump se llevara puestos a los demócratas en el intento de juicio político y quedara en posición inmejorable para su reelección. A fines de febrero las bolsas del mundo comenzaban a aceptar los efectos de la epidemia en China y el contagio en la economía mundial con la que tiene múltiples conexiones, con caídas preocupantes.

Las reacciones al contagio del virus en si mismo eran inexistentes. Los patrones del mundo tomaban sus recaudos económicos (vender antes del desplome) pero no los recaudos sanitarios. Nada expone mejor la lógica del capital que consiste en acumular, para seguir acumulando, ganar para ganar aun más, que el hecho de no haber podido detener esta pandemia. La caída bursátil expone la huida de los capitales ante el desplome de las ganancias futuras. Y la tibieza de las medidas restrictivas, expone la intención del capital de negociar con la muerte misma un acuerdo antes que consentir que declinen sus ganancias.

China negó cuanto pudo el problema y luego lo resolvió de manera feroz. Los que creen que la salida asiática emula una solución centralizadamente racional niegan el cúmulo de irracionalidades que podemos ver en el comienzo del asunto[1]. Desde la alocada reorganización de su balance entre la población rural y urbana, la convivencia de los chips con los mercados indiscriminados de alimentos, hasta la negación del problema en beneficio de la confianza de los mercados hasta que fue inocultable. Inusualmente a fines de febrero Xi reconoció “evidentes deficiencias” en la respuesta, algo muy poco usual en la burocracia del PCCH.[2] La pandemia puede enseñarnos muchas cosas a condición de perseguir su desarrollo en el tiempo y no extasiarnos con una foto. El momento de la tardía reacción china, el peor momento de Xi Jinping, coincidió con la apoteosis de Trump, pero la crisis económica ya se expresaba en la caída de las previsiones de crecimiento para China, de las bolsas y del precio del petróleo con los sauditas abriendo el grifo. Como vemos, y veremos profundizarse, de las dos crisis en ciernes que requerían medidas contrapuestas, todos los gobiernos privilegiaron la crisis de las ganancias capitalistas, dejando la de la salud de los trabajadores en segundo plano. Trump retomó a su vez la misma actitud de su colega y rival, minimizar mientras se perdía tiempo precioso para no golpear más a la economía con pronósticos funestos.

Italia es otro ejemplo de estrategia criminal. Ya tenía 400 casos cuando el líder del partido de gobierno se publicitó tomando un aperitivo en Milán y convocaba a “no cambiar nuestros hábitos”. En diez días los infectados llegaron a 6.000 y las muertes a casi tres centenares y Zingarettti volvió a publicitarse, para informar que se había contagiado. El NYT explicaba así esa actitud: “Algunos funcionarios se dejaron llevar por pensamientos mágicos, y fueron reacios a tomar decisiones difíciles antes. Mientras tanto, el virus se alimentaba de esa autocomplacencia. A los políticos de todas las ideologías les preocupaba la economía y alimentar al país, y les costaba admitir su vulnerabilidad ante el virus.”[3]

El 27 de febrero el ex Primer Ministro Matteo Salvini en FB pedía la “Reapertura de fábricas, tiendas, museos, galerías, gimnasios, discotecas, centros comerciales…”[4]  Hoy, cuando le llueven las críticas se limita a decir que “Fue una evaluación incorrecta pero también Conte estuvo equivocada. Todos asumimos una parte de los errores.” [5] Más preocupado por las perspectivas de los negocios que por los casi 6 mil muertos que ya sumaban sus compatriotas. En España, entre la fecha en que se disparó el número de casos, 25 de febrero, y el establecimiento de la cuarentena, 15 de marzo, pasaron 20 preciosos días.

Los países asiáticos parecen haber respondido de manera más acelerada. En parte tenían el recuerdo reciente del MERS y sus consecuencias económicas, lo que repercutió en una serie de recursos jurídicos específicos y técnicos disponibles. A los burgueses no les interesa prever nada más que lo que les puede perjudicar las ganancias, y el brote del 2015 lo hizo. A eso se suma la escasa tradición de respeto a los derechos democráticos en países como Singapur, Corea del Sur o Taiwán. Sin embrago recién en esta última semana Japón aceptó suspender los JJOO. Un dato importante es que estos países de alto PBI pudieron disponer de recursos para realizar testeos en alto número, y aislamientos (Japón tiene la misma población que México pero decuplica sus camas hospitalarias) , a la vez que sus gobiernos recurrieron a los celulares y el sistema GPS para ubicar los recorridos de los positivos y alertar a los que habían compartido espacios con ellos.

Un virus clasista

Entonces lo que hemos observado en lo que va del año es cómo estas cuatros acciones epidemiológicas han sido aplicadas mediante la lógica del capital respectivo. ¿Qué quiere decir eso? Privilegiando la acumulación del capital, las ganancias, y abordando la epidemia sólo en la medida en que complica esa acumulación. Cada burguesía nativa eligió el tipo de estrategia que le convenía con absoluta soberanía política.

Esto nos permite afirmar que no hay ningún “todos juntos”, ni “entre todos”, ni “sin grieta”. Comencemos por la falsedad de que el virus nos coloca a todos en igualdad. Una versión viral del existencialista ser para la muerte. E igualmente falso en cuanto a su practicidad. El virus no distingue la clase social del humano al que ataca pero la clase social sí distingue a los seres humanos. Las enfermedades preexistentes, las condiciones higiénicas, la alimentación previa, las coberturas de salud, la comodidad o imposibilidad para el aislamiento. Eso es tan notorio que ha causado malestar. “Sin embargo, con todo y que existe un suministro escaso de pruebas en varias regiones de Estados Unidos (lo que ha dejado a los trabajadores de la salud y a muchos enfermos sin poder obtener un diagnóstico), algunas personalidades conocidas han logrado que les realicen la prueba sin exhibir síntomas o sin tener contacto conocido con alguien que tenga el virus, como lo requieren algunos lineamientos de la prueba. Otros se han negado a dar detalles de cómo lograron obtenerla.[6]

No sólo es un problema el acceso sino el precio si se accede: “Finalmente tuvo un diagnóstico: COVID-19. Unos días más tarde, Askini recibió las facturas de su prueba y tratamiento: U$S 34.927.- (…) Al igual que otros 27 millones de estadounidenses, Askini no tenía seguro cuando ingresó por primera vez al hospital.”[7]

En nuestro país la ficción de igualdad se derrumbó apenas comenzaron las incertidumbres. El burgués Tinelli cruzó medio país para recluirse en el sur, la burguesa Cristina Fernández pudo salir del país, el burgués Nardelli, dueño de Paladini cursaba su cuarentena navegando en su yate Champagne por el Paraná. Basta salir a la calle para ver a los trabajadores más precarizados exponiéndose al contagio como no lo hace, ni lo hará, ningún patrón.

Los vemos recorrer las calles una y otra vez para entregar comida, o cobrar en la caja, o barrer las veredas y recoger basura. O sea que a la burguesía, y sobre todo a la gran burguesía, no le preocupan tanto los estragos de salud que van a sufrir ellos, porque no serán afectados de manera tan dolorosa. En todo caso le preocupa que una epidemia desatada haga estragos en los trabajadores en activo, tan necesarios para mantener la acumulación.

Una epidemia industria nacional

Si cada burguesía mundial ha mostrado su miserabilidad, la nuestra no tiene nada que envidiarles. La epidemia recorrió el mismo camino en cada país: primero era negado, luego minimizado, posteriormente atacado a medias y por último reconocido cuando los sistemas de salud colapsaban y ya era tarde. UN problema siempre reconocido a destiempo. De manera que lo que fue un fracaso en China (negarlo y darle ventaja) se transformó en un fracaso con antecedentes y pronóstico en Irán, Italia, EEUU y Argentina. A fines de diciembre acallaron la noticia en China, el 20 de enero reconocieron la gravedad del tema y pocos días después llegó la impactante noticia de de la construcción frenética de un hospital en Wuhan. Dos semanas después todavía el ministro de salud González García declaraba “Me preguntan por coronavirus y yo tengo que reconocer que hoy en Argentina me preocupa más el dengue que el coronavirus. (…) La gente no debe alarmarse, en el país hay capacidad de respuesta y de identificar el virus si aparece un caso. Hay mucha noticia falsa sobre el tema”. Y su par de la provincia de Buenos Aires, Gollán, provocaba “Ojalá la prensa dedicara un 10% del tiempo que dedica al coronavirus al tema del dengue”.

En la misma línea Ginés siguió y siguió: “Es innecesario tanto temor (…) hay una situación de mucho miedo, que nos preocupa a todos, pero a mi modo de ver es innecesario tanto temor. Es una situación de una enfermedad nueva, eso uno lo entiende, una enfermedad muy parecida a los síndromes gripales, de todas maneras es un virus nuevo (…) Tiene cierta reminiscencia con la edad media, por el tema de la cuarentena, que no hay vacunas, que es altamente contagiosa. A todo eso, no explica la terrible sensación de miedo y angustia que tienen muchas personas”.

Luego, ante la irrupción de casos que desnudaba la imprevisión, el hoy silenciado ministro de salud declaraba lo mismo que Salvini en Italia:  “Yo no creía que el coronavirus iba a llegar tan rápido, no creía que iba a llegar en verano, nos sorprendió”. Al preguntarle si subestimó el tema (algo innegable) responde como profesor de filosofía: “Subestimarlo no es una buena palabra, yo creí que iba a llegar un poco más tarde, esa es la verdad”. Al ministro de salud, le preocupa la bondad de las palabras, no su impericia que expone a millones de personas. En ese momento, cuando todavía le permitían hablar, Ginés declaraba: “Aceleramos las vacunas con la gripe para que no se junten las dos enfermedades”. Terminado el mes de marzo esa vacunación no se llevó a cabo y el personal sanitario se va exponer doblemente porque sucede que su incapacidad hizo que sí se junten dos enfermedades.

Todo está mal porque nada fue previsto. Ni la cuarentena. El mismo día que la NBA suspendía el torneo en forma indefinida el presidente Fernández apoyaba que se jugaran los partidos a puertas cerradas y era apoyado por el burócrata sindical de FAA, contra la opinión de los jugadores.[8]

 Finalmente se logró imponer la suspensión contra el deseo gubernamental. Como mencionamos la efectividad de las medidas depende del tiempo. Cada una fue dilatada y separada con respecto a la siguiente. La suspensión de las clases sólo fue aceptada por la presión desde abajo, e incluso se tomó antes en algunas provincias. Luego fueron los docentes los que empujaron para que no se forzara a circular a centenares de miles de ellos a los colegios. Los obreros industriales tuvieron (y tienen aún hoy) que imponerles al gobierno y a sus patrones, que se detengan industrias tan “esenciales” como los caramelos y las papas fritas. Los patrones suspenden y despiden (sólo Techint 1500) y ninguna previsión legal fue tomada.

La cuarentena no fue una previsión sino una acción imprevista tomada al calor de la presión social por un gobierno que ni la organizó, ni se apropió con anticipación de los recursos necesarios para enfrentar la enfermedad y permitir a los que están en situación más precaria sobrevivir dignamente. Un ejemplo menor pero ilustrativo fue el terrible embotellamiento en los accesos a CABA el miércoles 25 a la mañana, como se pudo observar, nada estuvo preparado, nada estuvo previsto.

El gobierno de la improvisación no pudo evitar que trabajadores de salud, los “esenciales” para enfrentar la pandemia, se quedaran atrapados en su torpeza, varados en los accesos a la ciudad en la que trabajan. Si no organiza bien el ingreso a una ciudad ni hablar del resto: abusivos aumentos de precios, escasez de productos, falencias en los servicios, idas y vueltas sobre los subsidios y ayudas. A sabiendas que el principal sostén de esta batalla son los trabajadores de salud, mintió una promesa de ayuda extraordinaria que luego rebajó drásticamente y que todavía nadie recibió. A pesar que los trabajadores de salud ya llevan un mes cara a cara con el virus. Es evidente que nada fue pensado, porque mientras la pandemia avanzaba toda la actividad gubernamental se dirigía al mundo financiero. Ahora es notoria la intención de transformar la torpeza en epopeya.

Lo mismo se observa en relación a los recursos sanitarios. El total de test realizados hasta el 30 de marzo (4813) no alcanza a la mitad de los que Corea del sur realizaba por día en forma descentralizada con un operativo rápido y eficiente por región. Aquí no se descentralizaron los testeos rápidamente y se lentificó la tarea desde un único centro por mucho tiempo. Algo doblemente extraño en un sistema de salud que ha hecho de la descentralización y la anarquía su lógica central desde hace décadas. El número de 900 testeos realizados el viernes declinó sin lógica una media de 400 los días siguientes. La cuarentena no puede a esta altura reemplazarse con testeos masivos, pero sin ellos es la misma cuarentena la que pone en riesgo su eficacia.

Por otra parte los recursos van a la zaga los de otros de países. Lo inquietante es que en eso países también hubo desborde de la capacidad. En Italia hay una proporción de enfermeros mucho mayor que acá y en otros países una cantidad de camas superior a la nuestra. Otro país que, como el nuestro, enfrentó la epidemia de manera descoordinada y sin protección para los más pobres es EEUU, pero cuenta con algo que no tenemos ni por asomo, una industria potente y de punta que podría paliar algunos cuellos de botellas, como la fabricación de respiradores y camisolines, barbijos y alcohol. EEUU llama a la reconversión de algunas industrias como proveedoras de servicios de salud.[9] Por ahora Trump recurre al patriotismo, pero ya tiene disponible una ley de emergencia no usada desde la Guerra de Corea que le permite al gobierno federal obligar a esa reconversión. Sucede que el mercado ya no satisface una demanda explosiva. Los gobernadores de varios estados le han recriminado al gobierno federal haberlos dejado librados a su suerte, necesitados de comprar elementos escasos y en disputa con otros estados. Comparan la puja por los recursos con la vida en el Lejano Oeste.[10]

El gobierno argentino, que no anticipó nada, confió en que todo lo iba a resolver el mercado. Y el mercado (como sabemos desde Juan Carlos Pugliese) cuando le hablan con el corazón responde con el bolsillo. Hoy todo es escaso y caro, por imprevisión. Y las estrategias que se plantean no son un plan sino los manotazos de un ahogado.

En manos de los trabajadores

Perdimos un largo tiempo en el que el gobierno sólo se preocupó de los bonistas y acreedores; largo tiempo en que no interrumpió las clases, luego mantuvo a centenares de miles e docentes movilizándose en una ficción de educación a distancia que no aportará a la educación pero puede haber sumado al contagio; un largo tiempo en que se despreocupó de mejorar los salarios de los trabajadores de salud, a los que ninguneó todo lo que pudo, por ejemplo en la negativa de Kicillof a recomponer lo perdido por la inflación mediante un acuerdo paritario; un largo tiempo en que no se ocupó de conseguir los recursos necesarios para la posibilidad cierta de que el virus llegara; un largo tiempo en que permitió el ingreso indiscriminado de pasajeros y la salida de turistas que deberían retornar (incluso la alentó). Preocupado por los negocios, no se ocupó del bien común.

Una de los pocos aspectos afortunados de la situación es que el vector de propagación a nivel internacional es su flujo económico. Lo que se hace evidente en que el país africano más afectado es el más lejano geográficamente y simultáneamente más cercano comercialmente a Europa: Sudáfrica. Las devaluaciones sucesivas de Macri y Fernández afectaron el intercambio comercial y turístico, y esa merma significó una merma en las posibilidades de contagio. Contrasta con Ecuador, fuertemente afectado y el país sudamericano con la mayor colonia residente en España.

Pero el elemento principal, el más valioso y el único capaz de aportar energía y conciencia, es la fuerza de trabajo, la clase trabajadora. Se encuentra totalmente desprotegida, con las ART que no contemplan al COVID 19, con salarios miserables a los que se les descuenta el premio, trabajando bajo la autoritaria ley de emergencia sanitaria, inventando barbijos o protectores, he imaginado cada día que son quienes puede llevar la peste a su familia. Es la expresión más acabada de un gobierno que no previó nada y no sabe adónde va.

Las burguesías nacionales de todo el mundo han mostrado su rapacidad mortal en estas semanas. Finalmente la discusión ha debido llegar al estado público. La negación del poder destructor de la epidemia (el argumento que desde Xi Jinping a Ginés y Fernández, de Giorgio Agamben a Bolsonaro) han esgrimido para no parar la máquina de acumulación, ya no es sostenible. Ahora se encuentra abierto el debate sobre la tragedia que debemos elegir.

Una opción, desplegada de manera brutal por Trump, López Obrador y Bolsonaro es que la economía capitalista va a una debacle, que va a ser peor que la peste, por lo tanto, hay que tratar de salvar la economía burguesa, la acumulación y los negocios y pagar un costo en vidas.

La otra que representan ahora Fernández con los Giuseppe Conte y los Pedro Sánchez, apunta a superar la crisis sanitaria sin gastar mucho y transformar la post pandemia en una cruzada en la que los trabajadores deberemos aportar nuestro sacrificio para sacar al país adelante nuevamente. Algo queda claro, la enfermedad se combina o se sucede, y se potencia, con la crisis económica y el vendaval de miseria que se está gestando. La opción entre aceptar los efectos del COVID 19 para paliar la crisis económica, o intentar zafar del virus pero después pagar bancando la crisis sobre nuestra espalda ya está ofrecida. Ambas son igualmente inaceptables. Ambas son dolorosas. Ambas son en beneficio de nuestra clase enemiga, la que hace todo mal, porque lo hace en su beneficio.

Pero también podemos negarnos. Si queremos salud, si queremos vivir bien, que se pudran los negocios de los burgueses. No falta riqueza, falta tomarla en nuestras manos.


[1]“El 18 de enero, dos días antes de que Wuhan le informara al planeta sobre la gravedad del brote, la ciudad organizó un banquete comunitario al que asistieron más de 40.000 familias, para lograr así que la localidad pudiera competir por el récord mundial de más platos servidos en un evento. El día en que Wuhan dio la noticia al mundo, también anunció que estaba repartiendo 200.000 entradas gratis a los residentes para las actividades festivas durante las vacaciones del Año Nuevo lunar (…) Sin embargo, las decisiones tomadas por los funcionarios del gobierno tuvieron un impacto en un importante eje comercial y de transporte. Wuhan es una ciudad de 11 millones de habitantes, entre ellos casi 1 millón de estudiantes universitarios de todo el país. Para cuando se reveló la gravedad del brote, ya había iniciado la temporada de 40 días de viajes del Año Nuevo lunar, en el que la población china toma un estimado combinado de 3 mil millones de viajes. La población podría haber tomado diferentes decisiones si los sitios webs y los titulares hubieran descrito esta creciente preocupación. Pero, en vez de eso, viajaron. El 21 de enero, los cinco casos confirmados en Pekín fueron de personas que en enero viajaron a Wuhan por negocios, estudios o placer.”

(1) https://www.nytimes.com/es/2020/01/24/espanol/mundo/que-es-coronavirus-sintomas.html.

[2] https://www.milenio.com/internacional/asia-y-oceania/china-el-coronavirus-es-la-mayor-emergencia-sanitaria-desde-1949.

[3] https://www.nytimes.com/es/2020/03/22/espanol/coronavirus-lecciones-italia.html?campaign_id=42&emc=edit_bn_20200324&instance_id=17017&nl=el-times®i_id=92642460&segment_id=22706&te=1&user_id=131f37726037708bc756a6f19365131c.

[4] https://video.lastampa.it/cronaca/coronavirus-salvini-e-la-confusione-sul-da-farsi-chiudiamo-l-europa-ma-prima-diceva-riapriamo-tutto/111147/111146?video.

[5] https://video.lastampa.it/cronaca/coronavirus-salvini-si-scusa-un-mese-fa-chiedevo-di-riaprire-tutto-ho-sbagliato-come-lo-hanno-fatto-tanti-altri/112078/112085.

[6] https://www.nytimes.com/es/2020/03/19/espanol/coronavirus-celebridades.html?campaign_id=42&emc=edit_bn_20200324&instance_id=17017&nl=el-times®i_id=92642460&segment_id=22706&te=1&user_id=131f37726037708bc756a6f19365131c.

[7] https://time.com/5806312/coronavirus-treatment-cost/?utm_source=newsletter&utm_medium=email&utm_campaign=politics&utm_content=20200320&xid=newsletter-politics.

[8] https://www.clarin.com/deportes/grieta-coronavirus-futbol-vez-futbolistas-oponen-decision-gobierno_0__6qPeJY3.html

[9] https://edition.cnn.com/2020/03/19/business/ford-gm-ventilators-coronavirus/index.html?campaign_id=4&emc=edit_dk_20200327&instance_id=17109&nl=dealbook®i_id=92642460&segment_id=23046&te=1&user_id=131f37726037708bc756a6f19365131c

[10] https://thehill.com/policy/healthcare/488858-illinois-governor-said-states-are-competing-for-equipment-shipments-its-a


Comunicate