19.ABR.20 | Posta Porteña 2104

Uruguay: Respuesta a Guarnido y sobre el 14 de abril de 1972

Por AMODIO

 

José Mora Guarnido

 

Lejos de lamentarme, agradezco tu esfuerzo para intentar demostrar que miento, pero cometes varios errores que voy a tratar de demostrar.

Antes que nada decirte que si tomas como referencia las informaciones policiales y militares contenidas en el libro de las FF.AA. estás cometiendo un gran error, porque  muchas de las fechas que aparecen son las de la puesta en conocimiento público y no la fecha real de detención.

Aunque supongo que no hace falta, te aclaro que eso era así para evitar que se conocieran algunas detenciones y evitar que desde el MLN u otras orgas se tomaran precauciones.

Lo mismo pasa con las publicaciones que mencionas, las que pese a los pomposos nombres que tienen, están llenas de errores ya que se han basado en la información oficial. Te pongo algunos ejemplos:

Alicia Rey Morales, no aparece su nombre en el epígrafe 1766 del libro de las FF.AA. de fecha 19 de mayo de 1972.

Jorge Manera, detenido en el Caraguatá el 24 de mayo de 1972, epígrafe 1786, aparece como detenido el 21 de junio de 1972, epígrafe 1882, fecha que corresponde a la fecha de exhumación del cuerpo de Pascasio Báez.

Sobre Rosencof, detenido el 19 de mayo de 1972 no se dice una sola palabra, cuando fue detenido ese día en la calle Nelson 3623, domicilio de Marrero y detenido junto a Rosencof y Ricardo Ehrlich. Esta es la fecha correcta.

En relación a Wassen, debí decir “fue detenido al día siguiente de Rosencof” y no de Píriz Budes. No puse fecha, pero es evidente que fue el 20 de mayo de 1972. Creo que me perdonarás el error, ya que en lo fundamental lo que digo es correcto.

Sin embargo El País del 11 de octubre de 1972 anuncia la detención de Rosencof, Marrero y Ehrlich el día anterior, cosa imposible dado que Rosencof estaba detenido en el 9 de caballería cuando empezaron las negociaciones por la tregua, en junio del mismo año

 Cometes un error con la detención de Píriz Budes, anunciada en la página 725 del libro de las FF.AA. con el epígrafe 1730 y la fecha es el 9 de mayo de 1972.

Otro error que cometes es la detención de Wolf, que no ignorarás que fue detenido conmigo.  Dices bien la fecha de mi detención, el 23 de mayo de 1972, pero no creerás que a Wolf lo dejaron y lo fueron a detener al día siguiente.

No tengo ningún interés en enchastrar a Wolf, ya que es la información que me dieron los del Florida siempre. Pero hoy mismo, 16 de abril, un amigo ex tupa me ha dicho que quien señaló a Fachinelli fue Marrero, que había trabajado en Seguridad junto a Enrique. Cualquiera que haya sido a estas alturas no me interesa. Me da lo mismo. A lo mejor para vos no es igual.

Yo no tengo acceso a los archivos de los militares. Me baso en los propios archivos del MLN que me han acercado algunos ex tupas y otros del Archivo Cámpora, que podés consultar en la Facultad de Humanidades.

Veo que seguís creyendo en la historia de mi traición y para eso parece que te basás en que obtuve la documentación para irme. Pasás por alto que acepté colaborar con los milicos luego que el MLN me acusara de la caída de la Cárcel del Pueblo, lo que Marenales desmiente a Tagliaferro en Cantando las 40 el 29 de agosto de 2009. Otra acusación, la de haber entregado a Otero un rollo de fotos de clandestinos la desmiente el mismo Marenales en la página 68 del libro de Márquez Zacchino, Si no los podés conseguir con mucho gusto escaneo el material y te lo envío.

En cuanto al resto de tu nota veo que seguía acusando sin aportar ninguna prueba. No me extraña, ya que no existen, pero por lo menos podrías rebajar el tono.

Saludos.

Amodio

 

SOBRE EL 14 DE ABRIL

 

La derrota del MLN no empezó el 14 de abril de 1972, sino a finales de 1970, cuando en Punta Carretas un grupo de presos tupamaros, entre los que se encontraban Raúl Sendic, Huidobro, Zabalza, Mansilla, Picardo y Marenales comenzaron a diseñar un plan de operaciones para poner en práctica tras la fuga que se esperaba para los primeros meses del inminente 1971. Este intento fracasó, pero los mismos presos, a los que en algún momento se unieron otros, comenzaron a diseñar lo que se llamó “Plan de Gobierno”, el que no vale la pena referirse ahora.

La postergación de la fuga, finalmente concretada el 6 de septiembre, dio tiempo a que fundamentalmente Sendic y Huidobro terminaran de concretar lo que luego se llamarían Segundo Frente y los planes llamados Hipopótamo y del 72. Ninguno de los dos actuó de manera individual, pero a ellos les corresponde la mayor responsabilidad. El Segundo Frente consistía en llevar la guerrilla al interior del país para conseguir aflojar la tensión sobre Montevideo, cuyos militantes mantenían la acción del aparato armado y sufrían mayoritariamente las consecuencias.

El Plan Hipopótamo planteaba la posible toma de la ciudad de Montevideo, mediante la acción combinada del MLN y del aparato de masas que recién comenzaba a formarse a partir del Movimiento 26 de Marzo. El Plan del 72 proponía elevar el nivel de los enfrentamientos, atacando comisarías tanto en Montevideo como en las zonas cercanas, en la zona denominada Collar.

Todos estos planes habían sido enviados al Ejecutivo actuante fuera del Penal, quien tras un somero estudio los consideró inviables, tanto política como militarmente. Quienes habíamos pertenecido a la columna 15, nos habíamos mostrado opuestos a esos planes, por considerar que nos llevarían a un enfrentamiento directo y desigual con el ejército. Además de considerar que las acciones en el interior podían hacer disminuir la presión sobre Montevideo, pero que esto sería así durante en corto período, ya que en el interior sería imposible mantenerse activos durante un tiempo prolongado. A estas críticas se nos respondió que la solución eran las “tatuceras”

Desde antes de concretarse la fuga en septiembre, tanto Sendic como Huidobro tenían resuelta su futura integración. Pedirían pasara a militar en la base del MLN, dando como razón su deseo de conocer al nuevo MLN. En realidad, iban a trabajar para dividir al MLN y poner en marcha los planes que el Ejecutivo había descartado y ellos podrían demostrar que sus planes eran los correctos. Esto lo reconoce Huidobro en el libro Memorias de insurgencia en una de sus páginas, mientras en otra dice que fueron enviados a la base como medidas para dejarlos aislados.

El trabajo de división se fue concretando, lo que debilitó al Ejecutivo y lo llevó a contemporizar con algunas de las acciones que antes se consideraron inviables, fundamentalmente ataques a las comisarías de Montevideo y algunas en el extrarradio. Esto me llevó a renunciar al Comando General de Montevideo a finales de 1971 y a pedido de los presos de Punta Carretas se me hizo responsable de la organización de una nueva fuga, que se concretó la mañana del 12 de abril.

Entretanto, el 16 de marzo se produjo una reunión que será fundamental en el desarrollo futuro: Alicia Rey, Donato Marrero, Adolfo Wassen, Píriz Budes, todos integrantes de la columna 15 y contrarios a los planes en ciernes, fueron apartados de los puestos que ocupaban, los que fueron ocupados por militantes cercanos a Sendic y Huidobro. Candán, Rosencof y Engler, anteriores críticos con esos mismos planes habían abandonado sus planteos anteriores y se plegaron a la nueva Dirección y fueron premiados por ello, con puestos de responsabilidad.

En 2005 en Brecha, Carlos Caillabet dice lo siguiente: El 16 de marzo de aquel año, importantes dirigentes tupamaros celebraban una tumultuosa reunión. De ella saldría lo que se conocería como Plan Hipólito, que consistía básicamente en un ataque concebido como fulminante contra el Escuadrón de la Muerte. El plan, preparado a partir de las confesiones de Bardesio, debía esperar para ser ejecutado a que se concretara la segunda fuga colectiva de presos del penal de Punta Carretas, producida con éxito el 12 de abril. El 13 tiene lugar un paro general convocado por la central sindical CNT, seguido de una multitudinaria marcha por 18 de Julio. Y el 14 los tupamaros lanzan su ofensiva contra los paramilitares.

La decisión de tal “ofensiva” fue objetada y hasta fuertemente rechazada por algunos de los dirigentes del MLN, pero predominaron las posiciones de la columna 15, la más desarrollada militarmente. Alberto Candán Grajales, que resultara muerto el 14 de abril, llegó a sostener en aquella reunión que las ejecuciones planificadas no implicarían un aumento cualitativo de la represión. En la otra punta, Mauricio Rosencof, que había interrogado a Bardesio, sostenía que con la difusión de las actas del interrogatorio bastaba, al tiempo que José Mujica insistía en que entrar en guerra con el Escuadrón era un error político. Raúl Sendic, a su vez, anunció a uno de sus compañeros en los montes de Queguay que el MLN no contaba con cuadros combatientes suficientes para resistir el muy probable embate del Ejército. Eleuterio Fernández Huidobro, que integraba la dirección tupamara, fue uno de los más críticos: “El garrafal error contenido en el plan que produjo los hechos del 14 de abril desató un proceso totalmente distinto (…), previsible aunque fuéramos ciegos ante tanta evidencia. Tan ciegos que desde unos días antes estaba previsto que esa misma noche, la del 14 de abril, nos entrevistaríamos con Wilson Ferreira para discutir con él aspectos referidos al futuro a la luz de las enormes novedades políticas”, recordó años después el actual senador.

Esta versión de los hechos fue desmentida por Jorge Zabalza, que le dice a Caillabet: En rescate de la verdad histórica -y también para no mentirnos a nosotros mismos- te mando algunos datos que vos podrías confirmar por ahí. Raúl Sendic, el "Bebe". No participó de la reunión del 16 de marzo por estar en los montes del río Queguay. Sin embargo, pocas semanas antes, en una operación de su grupo en Paysandú, se hizo pública una declaración de guerra a la oligarquía y su brazo armado. Declaración escrita de su puño y letra que nos permite inferir todo lo contrario de la opinión que a ti de dieron ("que el MLN no contaba con cuadros suficientes para resistir el muy probable embate del Ejército")

Más aun, Carlitos, te cuento que apenas salidos el 12 de abril en la segunda fuga de Punta Carretas, reunido el Estado Mayor del Interior, al que me reincorporé en ese momento, dispusimos junto con el Bebe la salida de un grupo hacia el departamento de Colonia, conducido por Raúl Bidegain, para continuar la ofensiva del 14 de abril. Y más aun, allá por el 10 o 12 de mayo llegó a Paysandú Armando Blanco (padre) con la orden directa de Raúl de que les tiráramos unos granadazos a los milicos del puesto de "La Lata", que tú bien conocías.

Aníbal de Lucía y Augusto Gregori (Comando de Paysandú) junto a Juan Carlos y conmigo, tomamos la decisión de contestar negativamente a la orden. No porque no compartiéramos la concepción, sino porque entendíamos que la "orga" sanducera era un tembladeral que se desplomaría en dos minutos. No estábamos tan equivocados, ¿no? Intentamos un reajuste para el cual no tuvimos tiempo. Nada permite inferir que Raúl se opusiera frontalmente al Hipólito.

Eleuterio Fernández Huidobro, el "Ñato". Acá puede asistirte más razón pero, sin embargo, mientras se excavaba El Abuso, el Ñato producía los faraónicos planes llamados "Hipopótamo" y "Del 72" que, sin dudas, proponían multiplicar y desarrollar el aparato del MLN para enfrentar sus fuerzas con el de las Fuerzas Armadas. En esos planes el desarrollo de la lucha popular estaba relegada a un plano secundario, y por eso nos quedamos sin estrategia, como dice la "Carta de los presos" (1972).

Como compartíamos la celda los dos, junto al inolvidable Carlitos Rodríguez Ducós, recuerdo sus largas exposiciones sobre la necesidad de hacer una "noche de San Bartolomé" con los miembros del Escuadrón parapolicial. O sea, que en el fondo compartía la concepción del Hipólito. Recuerdo perfectamente que pensaba que ése no era el momento más adecuado. De cierta manera, su exuberancia dialéctica es autora ideológica del 14 de abril.

Jorge Alberto Candán Grajales, el "Hugo". Desde setiembre de 1971 estaba en el Comando de la Columna 70, el sector político que subyacía y vertebraba la acción del Movimiento de Independientes 26 de Marzo y, a través suyo, la del espacio tupamaro en el Frente Amplio, la CNT y los gremios estudiantiles. Ese lugar lo ocupó por sus cualidades políticas más que por las militares, que también las tenía... y abundantes.

José Mujica Cordano, el "Pepe". No participó de la reunión del 16 de marzo. Primero porque nunca estuvo en el Comité Ejecutivo del MLN y, segundo, por la razón del artillero: se encontraba recluido en el penal de Punta Carretas. El Pepe era tan ferretero como el que escribe. Fijate que la segunda fuga, la del Hospital Penitenciario, pudo realizarse gracias a la operación Corcho, pensada y solicitada desde el penal por los miembros de su C-I (José Mujica, Ángel Yoldi, Efraín Martínez Platero y Jorge Zabalza), pero ejecutada por un grupo de acción de la Columna 15, que siempre fueron al frente y eran sumamente respetados por todos nosotros, por su coraje y capacidad operativa.

Carlitos, hermano, fraternalmente termino con un par de reflexiones. En primer lugar, los dos compartimos el criterio de que la historia no es sólo memoria, sino también verdad y análisis de las condiciones que propician los hechos. Lo uno sin lo otro se presta a la construcción de historia oficial, que más que reconstruir el pasado le presta un servicio al presente y sus necesidades políticas.

Y, hermano, no soy quién para decirte a vos, que lo sabés mejor que yo, que para conocer la verdad sobre aspectos polémicos del pasado hay que investigar diversas fuentes y sobre esa base estudiar las condiciones que ampararon virtudes y errores. En segundo lugar, el militarismo fue una desviación de todo el MLN. No es leal, ni corresponde a la verdad histórica, desligarse y echarle la culpa a la Columna 15. Fenómenos como el militarismo no son responsabilidad de uno o varios personajes. Fuimos militaristas porque no supimos concebir el desarrollo de una guerra de todo el pueblo, empleando métodos de lucha popular, como, por ejemplo, se había ensayado en La Teja el 6 de setiembre de 1971 y venía desarrollando la Columna 70. En lugar de eso, nuestro pensamiento pasaba por engrosar las filas del aparato militar. Ese fue nuestro fracaso y ahí estuvimos todos juntos, los que estamos excomulgados por el papado por seguir con intenciones de hacer una revolución social y los viejitos buenos que parece que nunca agarraron un fierrito.

Creo que las palabras de Zabalza son elocuentes. Sin embargo, el mismo Zabalza le había dicho a Hugo Fontana con anterioridad que el responsable del  14 de abril era Amodio Pérez. Seguramente se olvidó que hasta el día 12 él y yo estuvimos presos en Punta Carretas o, lo que es más seguro, participó de la campaña interna del MLN donde se falsificó la historia para convertir a unos en líderes políticos, pese a la responsabilidad que les cupo en la debacle y al mismo tiempo convertir en traidores a algunos de los que nos opusimos a ellos.

La historia falsa de los últimos 60 años de este país ha calado muy hondo, porque ha contado con la complicidad de la academia, de los historiadores, de la prensa y de la mayoría de la clase política. Las falsas acusaciones que luego fueron desmentidas por los mismos encargados de su creación, han pasado desapercibidas. Nadie les ha dado importancia.

El mismo Caillabet da una versión diferente a la del 2005 en el libro Amazonas 1440, editado a finales de 2019. Lo mismo hace Cámpora, en relación a otras acusaciones inventadas por él mismo y que en el mismo libro se demuestran falsas.

Todos hablan sobre la necesidad de que la verdad se conozca, pero deliberadamente se ocultan las contradicciones y los desmentidos, con lo que la confusión sigue.

Amodio
 


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