31.MAY.20 | PostaPorteña 2117

POSTALINAS

Por posta

 

“El pedregullo comenta que…”

 

Diego Cánepa cuando era secretario de Mujica  —quien fuera prosecretario de Presidencia durante su  mandato— y director de la junta Nacional de drogas le adjudicó a SARTORI el negocio de la venta de marihuana. SARTORI  a los 2 años la vendió a 200 millones a una empresa canadiense,  ICC Labs, una de las dos autorizadas por el Estado uruguayo para plantar marihuana. Cánepa hoy vive en Londres trabajando para una empresa farmacéutica propiedad..... TAN TAN.. TAN... DE SARTORI. CHAU. NO DA PARÁ MÁS.

El suegro de SARTORI, un mafioso ruso, tiene 10.000 Mil Millones de dólares. Y está en la industria farmacéutica. SARTORI en Uruguay invirtió 1000 millones de dólares a través de la, Union Agriculture Group (UAG) 250.000 hectáreas de campo. Cinco veces Montevideo. Ahora no sé cómo está la cosa, se fue del directorio y me parece que vendió. Estos, con UPM y Montes del Plata tienen 1 millón de hectáreas. La reforma agraria del tupamaro Mujica.

PEDREGULLO

Por 100 años  más ?

 

Cuando volvió la democracia yo tenía 10 años. Soy parte de una generación asqueada de hegemonía zurdópata. Hemos visto forjarse el relato de la izquierda. Lo hemos visto imponerse en la Cultura en el primer gobierno posdictadura, y de ahí en adelante lo hemos visto crecer, engordar a la par del estatismo.

Hegemonía Cultural y estatismo; dos parásitos que van de la mano, se retroalimentaron en los últimos treinta años mediante amnistías, reparaciones, restituciones, designaciones arbitrarias, leyes, decretos, pasándose por encima plebiscitos, imponiendo su cuadratura histórica, su hemiplejia en todas las expresiones de la cultura nacional: literatura, televisión, cine, teatro, carnaval, rock, canto popular y hasta en el fútbol, todo bajo el amparo del Ministerio de Educación y Cultura, un bastión tomado por la izquierda desde 1985.

Ni que hablar de las instituciones: universidad, educación primaria, secundaria, institutos de formación docente, magisterio, centros de enseñanza, libros de texto, programas educativos, canales de televisión y radios del estado, centros MEC, ya sea bajo la supuesta autonomía universitaria o bajo la batuta del gobierno de turno, que sin importar del pelo que fuera siempre estuvo tomado -y actuó-como comité de base.

Si a esto le sumamos el hecho de que la intendencia de Montevideo es una sucursal de propaganda soviética desde 1990, que nunca se enteró de la caída del muro de Berlín, desarrollando una plataforma burocrática administrativo cultural dedicada a reforzar ese aparato propagandístico, a crear más canales de televisión, más centros comunales, más espacios militantes, más oficinas, más concursos, becas, subsidios, y premiaciones que se sumaron a la batería de lavado de cerebro zurdópata del gobierno central, repito: sin importar si éste era blanco, colorado o frenteamplista.

Y si añadimos sindicatos, movimiento social, ONGs, iglesia católica, masonería, en fin, los poderes fácticos todos tomados por la zurdopatía congénita, el resultado es esta sociedad enferma, llena de memoria selectiva, además de una justicia (con minúsculas) que se dedica a perseguir -medio siglo después- a  militares octogenarios con la excusa de los derechos humanos (también con minúsculas).

Ahora era la oportunidad del cambio. Treinta años de matraca que el nuevo gobierno tenía que empezar a desmantelar, a combatir, o por lo menos a equilibrar. Pero no, y esto ya lo sabíamos de antes, al nuevo presidente “no le interesa la cultura” y no tiene ni idea de lo que es la hegemonía. No es de extrañar entonces que los administradores por él designados no entiendan la prioridad de dar la batalla cultural.

No debe sorprendernos el hecho de que los jerarcas del Ministerio de Educación y Cultura del nuevo gobierno de coalición sean zurdópatas blancos de ocasión, batllistas colorados zurdópatas y los tres piojos resucitados del zurdópata Partido Independiente colocados en los puestos de mando. Obviamente, dejando afuera a Cabildo Abierto, igual de estatista que los mencionados, pero por lo menos con intenciones de patear el tablero de la cultura hegemónica. Afuera con ellos.

El resultado es esta mierda: los mismos programas educativos zurdópatas, el mismo entramado burocrático cultural: 130 centros MEC que siguen funcionando como comités de base, medios de comunicación estatales funcionando con la misma lógica bolchevique de siempre. La hegemonía cultural de la izquierda intacta, en todo su esplendor, y si es posible reforzada bajo el aval de un montón de alienados, que se creen que están refundando algo -sin asumirse zurdópatas, así funciona la hegemonía- lo único que están haciendo es alimentar al monstruo que dentro de cinco años volverá, más grande, más gordo y más experiente, a partirles democráticamente la cabeza.

Nos merecemos 100 años de Frente Amplio.

Federico Leicht

 

VZLA Operación Caballo de Troya:

«El Despido» de Vladimir Villegas

 

Invictor Torrealba Caiga Quien Caiga 27 mayo 2020

La salida de Vladimir de Globovisión obedece a una estrategia descafeinada del régimen y planificada desde el mes febrero de 2020.
Esa salida estaba pensada y conversada con los estrategas próximos a Gorrín que no son otros que los del PSUV y, obedece a la promoción futura de la candidatura de Lorenzo Mendoza, la elección de Vladimir Villegas como presidente del próximo CNE y el blanqueamiento ante los ojos de la oposición, del empantanado grupo que lidera Henri Falcón, Claudio Fermín, Eduardo Fernando, Felipe Mujica y una patulea de mamporreros de la política…


Vladimir es el operador político de Gorrín y del tuerto Andrade. Además, es un importante accionista de Seguros La Vitalicia, propiedad de Raúl Gorrín y de otras empresas ferreteras cuyo propietario es el padre de Tarek El Aissami. Además, recordemos que pronto se nombrará la directiva del nuevo CNE y él, Vladimir es el candidato de la «mesita» para presidir dicho organismo.


Ya él, en el mes marzo de 2020, creó un canal de TV por YouTube el cual inauguró y está en pleno funcionamiento. Desde allí, en los días venideros fustigará fuertemente a Maduro con el fin de hacernos creer que es su antagonista y todo para llevarnos como corderos convencidos, al matadero y apoyar su candidatura como presidente del CNE.


Esta gente nos cree idiotas. Es una burda maniobra desesperada del régimen a la que se le ven todas las costuras.
Él se está preparando en combinación con jerarcas del régimen para lo que viene y sabe que en ese futuro, por mucho tiempo, no podrá ser ancla de ninguna televisora seria y con principios democráticos liberales; abierta o de cable en Venezuela.
Vladimir Es millonario en divisas y en bienes y se convertirá en voz de cientos de chavistas irremediablemente vetados en radios y pantalla chica.
Si de algo nos sirve esto, es saber que las ratas grandes ya comenzaron a abandonar el barco.


Precisamente, Globovisión y el programa de Vladimir a la 1 fueron los puntos de honor en la fallida negociación con DIREC TV. Porque ese programa es la única ventana «creíble» que tiene el régimen para introducir bulos y trolas en Venezuela y hacer que gran parte del pueblo las comentara.


Vladimir es parte constitutiva del régimen, es socio de Kiko Bautista y Manuel Felipe Sierra quienes manejan parte de la política de desinformación de Globovisión y también es accionista minoritario de la antes referida Globovisión a través de su ahijado, Gerardo Thielen Mockis.


Presionar a Globovisión por parte del régimen para qué saque a Vladimir Villegas de Globovisión, es igual a que por gusto yo me pegara un tiro en el pie.


Ya, aquí hay antecedentes de «perseguidos» por el régimen y la hemeroteca no miente. A saber: Arias Cárdenas, Rosales, Capriles, Henri Falcón, Escarrá, Willian Ojeda, Stalin González, Lilian Tintori, Ricardo Sánchez, Ramos Allup y otros. Es la operación «Caballo de Troya» la más ambiciosa ideada por gobierno alguno en toda la historia contemporánea de Venezuela. Caída y mesa limpia.

No somos tontos.

 

10 AÑOS DE PRISIÓN EN BRASIL AL COIMERO DE LA REGASIFICADORA

 

Javier Bonilla en El Bocón 17/03/2020

Debería ser la noticia del día en Uruguay, si existiera una prensa seria e independiente. Sin embargo, prácticamente sólo radio Oriental y FM Horizonte, de Artigas, hasta las 16 horas de ayer, se hicieron eco. ¡Da vergüenza! ¡Asco! ¡Periodismo cobarde!


Fernando Pimentel, el ex gobernador de Minas Gerais (que hasta mandó a buscar a Mujica para condecorarlo) y ex ministro de Desarrollo, Industria y Comercio fue condenado por la Justicia brasileña a 10 años tras las rejas por sobornos, tráfico de influencias y lavado de dinero por su gestión durante el gobierno de Dilma Rousseff, habiendo recolectado así, mucho dinero para la campaña del PT.


En lo que atañe a Uruguay, Pimentel fue, según él mismo dijo y la Policía Federal brasileña admitió, quien recibió un millón de dólares del grupo OAS para entregárselos a la presidencia uruguaya -lo que, afirmó, se hizo (sospechándose de Diego Cánepa como receptor), "para la construcción de un Gasoducto", por la cantidad de US$ 64 millones de dólares- siendo efectivamente adjudicado a la empresa, hoy titular de numerosos juicios por corrupción en obras públicas en Brasil y Perú. Quien decidió conceder el proyecto en forma directa fue el controvertido ex titular de Ancap, José Coya, otro impresentable, según la profunda y elogiable investigación realizada por el diputado Pablo Abdala.


Al estallar el escándalo en Uruguay -impulsado inclusive por los faraónicos sueldos que, durante años, se pagaron a funcionarios que no trabajaban, incluyendo decenas de miles de dólares mensuales a Marta Jara- finalmente se suspende la obra y, como consecuencia de ello, ya con sus jerarcas presos y condenados en Brasil por corrupción, OAS tuvo el tupé de hacerle un juicio por US$14 millones de dólares a Uruguay, práctica fraudulenta que se ha vuelto costumbre en los últimos 15 años.


Es más que probable, que ésta y otras demandas usuales contra el Estado, por parte de grandes grupos, inclusive, sean productos de fraudulentos arreglos previos para que se cometan negligencias administrativas que den lugar al reclamo letrado. Son demasiados juicios, para pensar que es casualidad. Incluso, cuando se ganan, directa o indirectamente, casi siempre se benefician casi los mismos estudios jurídicos...

 

"Infectadura": qué dice el documento que firmaron 300 científicos e intelectuales argentinos para denunciar que "La Democracia Está en Peligro"

 

El texto completo de la carta

El mundo enfrenta un momento especial a raíz de la pandemia ocasionada por el virus SARS-CoV-2, conocida como COVID 19. Si bien ningún país estaba preparado para esto, la primera reacción del gobierno argentino fue negar la existencia del problema, a pesar de las advertencias desde un sector independiente de la comunidad científica y de la política.

Del mismo modo, se desestimó el planteo de testear, rastrear y aislar casos, no controló a tiempo las fronteras y decretó una cuarentena en forma improvisada, sin presentar ningún plan ni una posible fecha de finalización. Como única explicación se exhibieron logros parciales, al compararse erróneamente con otros países, y mostrando con anticipación supuestos éxitos, cuando debería predominar la cautela y el realismo.

El presidente Fernández anunció que comenzaba “la hora del Estado”, una expresión que recuerda a la famosa frase de Leopoldo Lugones y describe un fenomenal avance en la concentración del poder para eludir cualquier tipo de control institucional.

En nombre de la salud pública, una versión aggiornada de la “seguridad nacional”, el gobierno encontró en la “infectadura” un eficaz relato legitimado en expertos, seguramente acostumbrados a lidiar con escenarios que se asemejan a situaciones de laboratorio y ratones de experimentación, pero ignorantes de las consecuencias sociales de sus decisiones.

En dos meses, hubo un número alarmante de detenidos y sancionados en nombre de su propia salud. La detención, seguida de muerte, de Magalí Morales y Luis Espinoza se convierte en responsabilidad del gobierno nacional, que ha creado las condiciones para que esto suceda. Miles de argentinos quedaron varados en el exterior y en el interior, mientras provincias y ciudades se han cerrado como condados medievales. Clases suspendidas, enfermos que no pueden seguir sus tratamientos, familias separadas, muertos sin funerales y, ahora, la militarización de los barrios populares.

El desdén por el mundo productivo no tiene antecedente y su consecuencia es la pérdida de empleos, el cierre de comercios minoristas, empresas y el aumento de la pobreza. Los créditos para monotributistas y autónomos y la asistencia a las PYME fueron tácticas publicitarias con requisitos casi inalcanzables para la mayoría de los afectados.

La democracia está en peligro. Posiblemente como no lo estuvo desde 1983. El equilibrio entre los poderes ha sido desmantelado. El Congreso funciona discontinuado y la Justicia ha decidido una insólita extensión de la feria, autoexcluyéndose de la coyuntura que vive el país.

Nosotros, ciudadanos que pertenecemos a varias áreas de la ciencia, al mundo académico, profesional y la cultura general, manifestamos nuestra preocupación y llamamos a grupos y organizaciones de la sociedad civil, partidos, sindicatos, formadores de opinión y medios de comunicación independientes a redoblar una actitud crítica y vigilante hacia al poder gubernamental, aumentando la deliberación y la conversación social sobre las consecuencias del aislamiento obligatorio y exigiendo la presentación de un plan de salida para esta situación anormal.

La sociedad argentina ha mostrado ser responsable a la hora de enfrentar la amenaza de la pandemia. Acató las normas, cumplió los consejos sanitarios y se mostró respetuosa de la ley y sus representantes. Es hora que el presidente haga lo mismo.

 

Capitalistas y conspiradores unidos por la "libertad" de volver al trabajo, o sea la explotación

 

Esta es una nota enviada por Facundo en respuesta a la nota (aquí)

 

Por qué prosperan las teorías conspirativas del coronavirus y por qué importa

Por Max Fisher The New York Times 10 de Abril de 2020

El coronavirus ha dado lugar a un maremágnum de teorías conspirativas, desinformación y propaganda, que erosionan la confianza pública y socavan la labor de los funcionarios de salud de maneras que podrían alargar la pandemia e incluso perdurar una vez que esta haya pasado.

Las afirmaciones de que el virus es un arma biológica extranjera, un invento partidista o parte de un complot para reconfigurar a la población han sustituido a un virus irracional con villanos familiares y comprensibles. Cada afirmación parece darle a una tragedia absurda algún grado de significado, sin importar cuán oscuro sea.

Los rumores de curas secretas ?cloro diluido, apagar los dispositivos electrónicos, comer plátanos? prometen la esperanza de protección contra una amenaza a la que ni siquiera los líderes mundiales pueden escapar.

La creencia de que uno tiene acceso a un conocimiento prohibido da la sensación de certidumbre y control en medio de una crisis que ha puesto de cabeza al mundo. Y compartir ese ?conocimiento? puede darle a la gente algo que es difícil de encontrar tras semanas de encierro y muerte: un sentido de voluntad propia.

Tiene todos los ingredientes para llevar a la gente a teorías conspirativas, comentó Karen Douglas, psicóloga social que estudia la creencia en complots en la Universidad de Kent en el Reino Unido.

A diario, gente común cuyas facultades críticas parecen simplemente nubladas por sentimientos de confusión e impotencia, a decir de los psicólogos, esparce rumores y afirmaciones a todas luces inverosímiles.

Sin embargo, gobiernos que buscan ocultar sus fracasos, actores partidistas que buscan un beneficio político, viles estafadores y, en Estados Unidos, un presidente que ha promovido curas no probadas y falsedades que desvían su responsabilidad, también están promoviendo afirmaciones falsas.

Las teorías conspirativas tienen un mensaje común: la única protección proviene de poseer verdades secretas que "ellos" no quieren que sepas.

Los sentimientos de seguridad y control que ofrecen dichos rumores pueden ser ilusorios, pero el daño a la confianza pública es muy real.

Han llevado a la gente a ingerir remedios caseros mortales y desacatar el consejo del distanciamiento social, además de afectar las acciones colectivas generalizadas, como quedarse en casa o usar cubre bocas, que son necesarias para contener un virus que ya ha cobrado la vida de más de 79.000 personas.

Hemos enfrentado pandemias antes, comentó Graham Brookie, quien dirige el Laboratorio de Investigación Forense Digital de Atlantic Council. No habíamos enfrentado una pandemia en una era en la que los humanos estuvieran tan conectados y tuvieran tanto acceso a la información como ahora

Este creciente ecosistema de desinformación y desconfianza pública ha llevado a la Organización Mundial de la Salud a advertir sobre una infodemia.Ves que el espacio se inunda. La ansiedad es viral y todos la sentimos a escala, comentó Brookie.

El atractivo del conocimiento secreto

La gente se siente atraída por las conspiraciones porque prometen satisfacer ciertas motivaciones psicológicas que son importantes, comentó Douglas. Las principales son: dominar los hechos, tener  autonomía sobre el bienestar propio y una sensación de control.

Si la verdad no satisfice esas necesidades, los humanos tenemos una capacidad increíble de inventar historias que lo harán, incluso si una parte de nosotros sabe que son falsas. Un estudio reciente descubrió que era mucho más probable que la gente compartiera información falsa sobre el coronavirus a que la creyera.

La magnitud de la diseminación de información a consecuencia de la pandemia por la COVID-19 está abrumando a nuestro pequeño equipo, dijo en Twitter Snopes, un sitio que verifica información. Estamos ante montones de personas que, afanadas por encontrar consuelo, empeoran las cosas al compartir desinformación (que en ocasiones es peligrosa)

Publicaciones de Instagram que se compartieron extensamente sugerían de manera falsa que el coronavirus fue planeado por Bill Gates para beneficio de las farmacéuticas. En Alabama, publicaciones de Facebook afirmaban falsamente que poderes oscuros habían ordenado que los pacientes enfermos fueran llevados secretamente en helicóptero a ese estado. En América Latina, han proliferado rumores igualmente infundados de que el virus fue creado para propagar el VIH. En Irán, las voces que apoyan al gobierno dicen que la enfermedad es un complot occidental.

Si las afirmaciones son consideradas un tabú, mejor aún.

La creencia de que tenemos acceso a información secreta puede ayudarnos a sentir que tenemos una ventaja, que de algún modo estamos más seguros. Creer en teorías de la conspiración, te hace sentir que tienes el poder derivado de conocer cierta información que otra gente no tiene, explicó Douglas.

Los medios italianos difundieron un video publicado por un italiano en Tokio, en el que afirmaba que el coronavirus se podía tratar, pero que los funcionarios italianos estaban ocultando la verdad Otros videos, populares en YouTube, afirman que toda la pandemia es una ficción orquestada para controlar a la población.

Las teorías conspirativas también pueden hacer sentir menos sola a la gente. Pocas cosas estrechan los lazos del "nosotros" tanto como congregarnos contra "ellos", en especial con respecto a los extranjeros y las minorías, que suelen ser chivos expiatorios de rumores sobre el coronavirus y de muchas otras cosas desde antes.

No obstante, sin importar el consuelo que te den esas teorías, dura poco.

Con el tiempo, dicen las investigaciones, intercambiar conspiraciones no solo no logra satisfacer nuestras necesidades psicológicas, explicó Douglas, sino que tiende a empeorar los sentimientos de miedo o impotencia.Y eso puede llevarnos a buscar explicaciones todavía más extremas, como los adictos que buscan dosis cada vez más fuertes.

Los gobiernos encuentran oportunidades en medio de la confusión

Los conspiradores y los escépticos locales ven que los gobiernos se les unen. En un intento por anticipar la respuesta política negativa ante la crisis, los líderes gubernamentales de inmediato se han dispuesto a desviar la culpa y han echado mano de afirmaciones propias que son falsas.

Un funcionario chino afirmó que miembros del Ejército estadounidense habían llevado el virus a China, una acusación que ese país permitió que se propagara en sus redes sociales tan estrictamente controladas.

En Venezuela, el presidente Nicolás Maduro sugirió que el virus era un arma biológica estadounidense contra China. En Irán, los funcionarios dijeron que era un complot para suprimir el voto en su territorio. Y los medios de noticias que respaldan al gobierno ruso, incluidas algunas filiales en Europa occidental, han promovido afirmaciones de que Estados Unidos creó el virus para debilitar la economía china.

En las ex repúblicas soviéticas de Turkmenistán y Tayikistán, los líderes elogiaron los tratamientos falsos y argumentaron que los ciudadanos debían seguir trabajando.

No obstante, los funcionarios tampoco se han abstenido de causar miedo con rumores en naciones más democráticas, en especial aquellas donde la desconfianza en las autoridades ha dado lugar a fuertes movimientos populistas.

Matteo Salvini, líder de la Liga, el partido italiano que está en contra de los migrantes, escribió en Twitter que China había creado un súper virus pulmonar a partir de murciélagos y ratas Y el presidente brasileño Jair Bolsonaro ha promovido en repetidas ocasiones tratamientos no comprobados contra el coronavirus, además de dar a entender que el virus es menos peligroso de lo que dicen los expertos. Facebook, Twitter y YouTube tomaron la medida extraordinaria de eliminar las publicaciones.

También el presidente Donald Trump ha promovido medicamentos no comprobados, a pesar de las advertencias de los científicos y al menos una sobredosis letal de un hombre cuya esposa dijo que había tomado un medicamento siguiendo la sugerencia de Trump.

Trump ha acusado a los que considera sus enemigos de buscar agravar la situación del coronavirus para dañarlo a él. Cuando los suministros de equipo de protección personal escasearon en los hospitales de Nueva York, insinuó que los trabajadores de la salud podrían estar robándose los cubre bocas.

Sus aliados han ido mucho más lejos.

El senador republicano de Arkansas Tom Cotton y otros han sugerido que el virus fue fabricado por un laboratorio de armas chino. Algunos aliados en las redes sociales han afirmado que los enemigos de Trump han inflado el número de bajas.

Una crisis paralela

Este tipo de supresión de información es peligrosa, en verdad peligrosa afirmó Brookie, en referencia a los esfuerzos chinos y estadounidenses por minimizar la amenaza del brote.

Ha dado lugar no solo a complots individuales, sino a una mayor sensación de que las fuentes y los datos oficiales no son de fiar y una mayor creencia de que la gente debe encontrar la verdad por su cuenta.

La cacofonía que surge de los epidemiólogos de pacotilla que suelen atraer más la atención de la gente a través de afirmaciones sensacionalistas, a veces les resta atención a los expertos legítimos cuyas respuestas rara vez son tan organizadas o emocionalmente reconfortantes.

Prometen curas fáciles, como evitar las telecomunicaciones o incluso comer plátanos. Desestiman la carga del aislamiento social diciendo que es innecesaria. Algunos venden tratamientos propios que son un engaño.

Las teorías conspirativas médicas tienen el poder de aumentar la desconfianza en las autoridades de salud, lo cual puede impactar en la disposición de la gente a protegerse, escribieron en un artículo reciente Daniel Jolley y Pia Lamberty, académicos de Psicología.

Se ha demostrado que dichas afirmaciones hacen menos probable que la gente se vacune o tome antibióticos y más probable que busque asesoría médica de amigos y familiares en lugar de profesionales de la salud.

La creencia en un complot también tiende a aumentar la creencia en los demás. Los expertos nos advierten que las consecuencias no solo podrían empeorar la pandemia sino además continuar una vez que esta haya pasado.


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