21.JUN.20 | PostaPorteña 2122

Larrañaga decidió retirar la placa de Castiglioni

Por varios/posta

 

Pero no restituirá la de Layera

 

Por decisión del ministro del Interior, Jorge Larrañaga, se retirará del salón de actos de la Dirección General de Información e Inteligencia de la Policía Nacional la placa que conmemora al inspector Víctor Castiglioni, quien dirigió esa unidad entre 1971 y 1982. Sin embargo, en su lugar no se restituirá el homenaje al exdirector nacional de la Policía, Julio Guarteche.

Larrañaga llamó este viernes al presidente Luis Lacalle Pou para comunicarle que había decidido quitar el homenaje a Castiglioni. La placa había sido colocada por orden del actual director nacional de la Policía, Diego Fernández, quien entendía que era un mensaje importante de reconocimiento” con el objetivo de “fortalecer algunas unidades de la Policía Nacional”

"No es momento de divisiones ni enfrentamientos. No queremos vivir con los ojos en la nuca porque mi contribución al esfuerzo público y actual que el país requiere es enfrentar a los únicos adversarios de la política, la democracia y el gobierno, que son los problemas de los uruguayos, que no tienen color partidario. Voy a dar absolutamente por concluido el episodio", expresó el secretario de Estado en rueda de prensa. 

A la vez, defendió las intenciones de Fernández, cuya decisión fue cuestionada por organizaciones civiles, el sindicato de policías de Montevideo, la oposición y algunos dirigentes del oficialismo como Jorge Gandini. "Es un excelente policía, gran colaborador y estoy convencido de su buena fe en toda esta situación que se dio", indicó.

Larrañaga recordó que la placa fue colocada en el año 2000, durante el gobierno del colorado Jorge Batlle, y se mantuvo allí hasta 2016. "Pasaron dos gobiernos del Frente Amplio y no se dijo nada en ningún momento", aseguró

Antes de este anuncio, un grupo de ex presos políticos le había pedido a la Institución Nacional de Derechos Humanos que le recomendara al Poder Ejecutivo la “remoción y destrucción” de la placa.

Fue a instancias de ellos que en 2016 se modificó el nombre del salón de actos de la Dirección de Información e Inteligencia Policial, que se llamaba Víctor Castiglioni, y se retiró la placa que reconocía la labor de este jerarca policial de la dictadura, acusado por torturas, violaciones a los derechos humanos y de ser el ideólogo del secuestro de la maestra Elena Quinteros. La sala de actos recibió el nombre de Guarteche, que había fallecido en junio de ese año.

Quién fue Víctor Castiglioni, el inspector cuyo homenaje causa controversia

 

Es señalado por las torturas que cometió la Dirección de Inteligencia durante la dictadura; el actual director nacional de Policía dijo que es "un referente de su época"

Observador 18/6/20

El nombre de Víctor Castiglioni está en tela de juicio. Hay quienes defienden al fundador y primer titular de la Dirección General de Información e Inteligencia, pero otros lo señalan por las torturas que cometió durante el gobierno de facto que entre 1973 y 1985 se instaló en Uruguay. 

La decisión de restituir su nombre al salón de actos de la Dirección General de Información e Inteligencia fue el punto de partida de la disputa. Por orden del director nacional de Policía, Diego Fernández, en los últimos días la sala perdió el nombre que había adquirido en 2016, el del fallecido Julio Guarteche, y se retomó el de Castiglioni. 

Castiglioni estuvo al frente de esta dependencia desde 1971 hasta enero de 1982, cuando pasó a desempeñarse en la secretaría del Ministerio del Interior. En 2016, exdetenidos en el edificio de la esquina de las calles Maldonado y Paraguay se movilizaron para reclamar que la sala de actos dejara de llevar su nombre y se retiraran de ella los cuadros y placas que le rendían tributo.

Por eso cuando en los últimos días se conoció que el salón volvería a llamarse "Inspector Víctor Castiglioni", la decisión fue criticada por personas que durante la dictadura estuvieron detenidas y fueron torturadas en ese edificio.

El exdiputado frenteamplista Daoíz Uriarte se reconoció como una de las víctimas y anunció que recurriría a "todas las vías legales" para impedir el cambio. El senador Charles Carrera elevó un pedido de informes al Ministerio del Interior para conocer cómo se llevó adelante la resolución. 

Las críticas incluso llegaron del propio partido de gobierno. El senador nacionalista Jorge Gandini contó lo que durante la dictadura vivió en carne propia.

"Conocí a Castiglioni, Alem Castro y otros policías de Inteligencia en diciembre del 81 cuando estuve preso en esa dependencia, por varios días, por organizar la Marcha de la Sonrisa, al año del plebiscito del 80", escribió en Twitter. El legislador explicó que junto a Diego Silva y Marcos Gutiérrez, el hijo de Héctor Gutiérrez Ruiz y Matilde Rodríguez Larreta, fueron "duramente interrogados", pero "sin apremios físicos" por ser del Partido Nacional.

"Con todo respeto, no veo razón para hacerle algún homenaje en democracia a quien dirigió la Inteligencia en tiempos de dictadura. Los viejos militantes wilsonistas lo recordamos diferente a Castiglioni. Ojalá se revea esta decisión", concluyó Gandini. 

Las reacciones al cambio de nombre sorprendieron al director de la Policía, queelogió a Castiglioni por ser una persona que "con sus claroscuros, fue un referente de una época”

Fernández explicó que quiere reforzar la Dirección de Inteligencia, por lo que le pareció "un mensaje importante de reconocimiento" devolverle el nombre de su fundador al salón de actos. "Fue un acto de justicia profesional, nunca pensé que iba a tener estas connotaciones. No fue en contra de Guarteche, ni a favor de si Castiglioni torturó o no a alguien, algo que yo desconozco completamente, ni a favor de la dictadura, ni tiene ninguna connotación política”, afirmó.

¿De qué se lo acusa?

Castiglioni es el tío del fallecido coronel Elmar Castiglioni. El 2 de octubre de 2015, la jueza penal Beatriz Larrieu y el fiscal Carlos Negro allanaron la casa del militar e incautaron una "voluminosa" cantidad de información sobre la dictadura, informó entonces la Fiscalía. En total fueron 60 cajas. 

Parte de ese archivo había sido propiedad de Víctor Castiglioni, según consta en las actas de la comisión pre investigadora que se instaló antes de que en el Parlamento se estudiaran posibles actos de inteligencia cometidos en democracia. "Sus archivos permiten estudiar el campo militar en la segunda mitad del siglo XX, brindando información de interés que hasta ahora ha sido de carácter inaccesible para la investigación histórica y social sobre el período", indica al respecto el documento. 

En diciembre de 2001, a un año de su muerte, el exdiputado colorado Daniel García Pintos homenajeó a Castiglioni en la Cámara de Representantes. El legislador lo describió como "un gran ciudadano y amigo, excelentísimo funcionario policial y, fundamentalmente, un hombre que tenía arraigadas en lo más profundo sus convicciones democráticas".

García Pintos, ahora adherente de Cabildo Abierto, dijo en esa sesión que el inspector destacaba "por su inteligencia, honestidad y valentía demostrada en su accionar, estando siempre orgulloso de la función que cumplía".

Su trayectoria comenzó en 1941, cuando ingresó al Instituto Policial con el rango de agente de la vieja Guardia Metropolitana. A partir de entonces hizo carrera dentro de la Policía, se desempeñó en distintas seccionales hasta alcanzar la cumbre de su carrera: ser el número uno de la Dirección Nacional de Información e Inteligencia durante la dictadura. En paralelo hizo cursos de perfeccionamiento en el exterior y se dedicó a la docencia en el Instituto Policial. Se retiró en 1985. 

Castiglioni murió en diciembre del año 2000 con el deseo de escribir un libro. "Don Víctor tenía la firme intención de editar un libro donde narraría todas sus vivencias como policía, fundamentalmente de esa etapa antes referida (la dictadura) en la que luchó sin desmayos en defensa de nuestros principios democráticos. Su delicada salud no le permitió plasmar esa intención, lo que habría constituido una documentación de valor histórico incalculable", contó García Pintos en la media hora previa de esa sesión, cuya acta está disponible en el sitio web del Parlamento. 

En vida, Castiglioni era señalado como uno de los integrantes de los escuadrones de la muerte que asesinaban militantes de izquierda, pero siempre negó las acusaciones. En 1988 aseguró que él no había tenido "nada que ver" con la conformación de estos grupos, en una entrevista hecha por el periodista César Di Candia para el semanario Búsqueda (Ver a continuación)

Cuando se restituyó la democracia, Castiglioni acudió al Parlamento como asesor de Carlos Manini Ríos, el ministro del Interior, para esclarecer la muerte de Clara Fontana de Heber, ocurrida en 1978. "Es evidente que se trataba de personas cuya conducta no obedecía a la que es habitual en los grupos de extrema izquierda. En lo que me es personal no tengo dudas de que se trataba de personas de extrema derecha", explicó –entre otras cosas– en la sesión del Senado del 17 de mayo de 1985.

En el sitio web del Parlamento, a su vez, figura la anécdota que Gandini resumió este jueves en Twitter. "Muchos terminamos en la calle Maldonado, interrogados por el inspector Castiglioni y por quien lo sucedía, de nombre o apodo Allen Castro, quien directamente nos interrogaba, y a mí, unas 12 horas por día, claro que sin tocarnos. De noche, dormíamos en un calabozo en el subsuelo, con otros compañeros del Partido. Allí compartí muchos días con otro querido compañero que ya no está, Marcos Gutiérrez, quien la pasó mal también", contó el legislador en una sesión de la Cámara de Representantes en 2013

"A mí, de hecho, normalmente se me interrogaba con una música de fondo que ponían en uno de aquellos grabadores Sanyo, de teclas grandes, con la música de 'Diario 30', que recién sonaba aquí. Después de eso nos soltaron, en buena medida por la obra y la gestión del Triunvirato del Partido Nacional, principalmente de Carlos Julio Pereyra, que frente a un sector dialoguista de las Fuerzas Armadas, que encabezaba el General Raimúndez, se puso firme y condicionó futuros y eventuales diálogos a la libertad de todos quienes allí estábamos, incluyendo a Germán Araújo, y esta se produjo", recordó Gandini.

 

CÉSAR DI CANDIA : REPORTAJE A VÍCTOR CASTIGLIONI

Fragmentos de lo  publicado en el semanario "Búsqueda"; 2 abril 1998; pág. 44 y 45.

Di Candia ­ Cuénteme lo que sabe del secuestro del fotógrafo Bardesio, que desató las masacres del 14 de abril de 1972.

Víctor Castiglioni  ­Esa fue una jugada magistral de los tupamaros y en cierto modo el prolegómeno del plan que estaban estructurando para llegar a la toma del poder. Ellos a través de la información proporcionada por un jerarca policial, un traidor a quien habían reclutado y que tenía una importante función por la cual se enteraba de casi todos los secretos internos de la Policía, sabían que Bardesio ira un hombre débil y temeroso y además con un encono muy grande contra a jerarquía policial porque le habían dado alguna injerencia cuando se comenzó a estructurar la Dirección e Inteligencia en el '69 y nunca cumplieron con la promesa de hacerlo oficial. De esa forma se convirtió en un resentido. Los tupamaros sabían también que esta persona había participado también en algunos operativos ilegales.

DC ­¿Qué tipo de operativos?

VC  ­Arrojamientos de bombas contra domicilios particulares de personas de izquierda. Bardesio trabajaba en un estudio fotográfico que había en Bulevar España y Paullier. De ahí lo sacaron a golpes, lo metieron en una camioneta y lo llevaron a un cubil en la calle Constitución, donde lo tuvieron atado varios días con una luz potente sobre los ojos, sin dejarlo dormir. Cuando estaba psicológicamente ablandado le empezaron a preguntar. Debo reconocer lealmente que el interrogatorio fue maestro. En una época en que fui profesor de la Escuela de Policía, les hacía escuchar a veces una parte de ese interrogatorio como elemento de enseñanza, porque había sido hecho por personas que realmente sabían. Los tupamaros tenían manuales hechos en Cuba que enseñaban a interrogar. Bardesio contó hechos que en verdad había cometido y terminó confesando las cosas que ellos querían que confesara. Entre ellas, cosas muy graves en las que aparecían involucrados varios funcionarios. Con esos nombres constituyeron una lista de condenados a muerte.

DC­ Ahí aparecen mencionados los nombres de los presuntos integrantes de los escuadrones de la muerte, que ya habían asesinado a varios jóvenes militantes de izquierda. Uno de los señalados era usted.

VC - Eso es verdad. Pero Bardesio luego que lo liberaron prestó declaraciones ante la Justicia Militar y ante una comisión investigadora del Senado presidida por Juan Pablo Térra, donde se retractó completamente. Uno de los que más energía demostró en esa oportunidad y más falta de consideración tuvo con Bardesio fue el senador Carlos Julio Pereyra, que le restregaba por la cara un documento firmado por el fotógrafo en el cual se hacía responsable de lo que había declarado durante su secuestro. Él se defendió diciendo que eso era lo que los tupamaros le habían obligado a decir, pero que nada de lo que había declarado allí era cierto.

DC­ - Volvemos a lo mismo: se trata de declaraciones formuladas bajo presión, ya sea ante la Justicia Militar como las hechas por los tupamaros, como en esa parodia de interrogatorio formulada a Bardesio en una tatucera.

VC- ­Pero usted no puede comparar una cosa con la otra.

DC­- Formalmente, no. Pero el temor a las represalias y la necesidad de decir cualquier cosa para salvarse, son muy parecidos.

VC -­ No estoy de acuerdo.

DC - ­Ya hablaremos de aquella jornada sangrienta donde fueron muertas doce personas y usted se escapó raspando. Hábleme de la segunda fuga masiva de Punta Carretas, que tuvo lugar dos días antes, en la cual se escaparon quince integrantes del MLN y diez delincuentes comunes. Entre los primeros, varios dirigentes de primera línea: Jorge Zabalza, Antonio Mas Mas, Efraín Martínez Platero, Héctor Amodio Pérez y José Alberto Mujica.
.
VC­  -Esa fuga al revés, de afuera hacia adentro, por la vía cloacal. Se concentraron en la enfermería simulando el traslado de un herido grave que aparentaba echar sangre por la boca y desde allí, luego de atar al personal, bajaron a los caños. Yo le había avisado al comisario Otero que existía un plan para una escapatoria grande que iba a tener lugar según mis informes, desde la enfermería. Pero no sé qué pasó. El asunto era que los tupamaros ya habían decidido el operativo del 14 de abril y tenían miedo de las represalias contra los dirigentes presos. Tenían que fugar de cualquier manera.

Los escuadrones de la muerte

DC -­¿Qué ocurrió después de las declaraciones de Bardesio y antes de la fuga y de los sucesos del 14 de abril?

VC -­Ellos simulan un secuestro con el diputado Gutiérrez Ruiz, que era hombre de ellos. Una mañana van por la casa, hablan con la señora y el diputado le dice a ella que tiene que salir porque estas personas lo han ido a buscar. No sé si la señora sabía que eran tupamaros o no. Tampoco sé si él le había informado que era una operación combinada o si ella pensó que realmente era un secuestro. De ahí fueron a un lugar cerca del Parque Central, pero el coche al cual lo iban a trasladar no llegó nunca así que Gutiérrez Ruiz se fue para su casa de vuelta. Esa vez su supuesto secuestro fracasó, pero la segunda, no. A los pocos días se repitió la operación siempre de acuerdo el diputado con los tupamaros. Yo tengo una cinta grabada con declaraciones de él efectuadas en el despacho del jefe de Policía Rodolfo Zubia y me acuerdo de lo que me expresó el Jefe luego de que Gutiérrez se marchó: "Todo lo que dijo, es mentira. No le crea nada. Está haciendo teatro". Había contado cómo lo habían secuestrado y metido en una tatucera bajando por una rampa y que adentro estaba Bardesio que estando a solas con él le había contado de sus actividades ilegales y de la participación de ciertos jerarcas en los escuadrones de la muerte. La idea era que después de las matanzas proyectadas para el 14 de abril, Gutiérrez Ruiz contara en la cámara a modo de justificación, lo que según él le había dicho Bardesio con el cual había hablado durante su "secuestro". Tiempo después, Bardesio contó que lo que efectivamente le había confiado a Gutiérrez Ruiz, era que había declarado todo eso a causa de coacciones y apremios, pero esto último el diputado se lo calló. Poco después fue volanteado un boletín que anunciaba nuestro carácter de condenados a muerte y la autorización a todo revolucionario a ajusticiarnos donde nos encontraran.

DCPero los escuadrones de la muerte, ¿existieron o no?

VC -­ (silencio) Lo que puedo decirte es que escuadrones de la muerte como organismos centralizados, respondiendo a un mando, nunca conocí. Algunas cosas ocurrieron, eso es verdad. Aparecieron tupamaros muertos con volantes con la firma: "Comandos Caza Tupamaros". Pero quiénes eran no sé.

DC - ¿Elementos fuera del control de los mandos?

VC­ - ¿Y por qué no civiles? Gente interesada en que se creara un ambiente poco amistoso hacia la policía o las fuerzas armadas. Ahí pudo haber de todo. Tampoco descarto que fuera gente nuestra.

DC -­ A usted lo involucraron en la fundación de esos grupos siniestros.

VC­  -Pero no es verdad, no tuve nada que ver.

DC -­ ¿Y por qué era tan odiado por los tupamaros?

VC  -­No creo que fuera tan odiado. A otros los odiaban más. Por supuesto que tampoco me querían (se ríe).Incluso hemos polemizado por la prensa. Hace un tiempo escribí algunas cosas en "La República", pero después dejé porque me peleé con Fasano. Le hice dos denuncias penales, que por ahí quedaron archivadas. Nunca más tuve noticias. La última vez puso en primera página con letras enormes: "Castiglioni metió el cañón en la boca de la escribana Martirena". Hice la denuncia y los jueces jugaron al ping pong con el expediente. Durante un año pasó de mano en mano. Por lo menos cinco jueces y fiscales se lo sacaron de arriba. Todos declinaban competencia por diferentes razones. Una vergüenza. Al final me aburrí.

DC­  -¿Por qué afirmaban eso de usted?

VC­ Porque me acusaba un bombero, un individuo con pésimos antecedentes que tampoco podía saber lo que había pasado porque no había estado allí.

DC -­ ¿Usted sí había estado?

VC  -­Tampoco. Yo llegué cuando las dos personas que habitaban esa casa ya estaban muertas.

 

¿Para qué las vallas, ahora?

 

Ante la inspección ocular, judicial, a la ex DNII, del jueves 8 de noviembre de 2012, cuando una decena de testigos fuimos al reconocimiento del lugar físico donde fuimos torturados, y donde encontramos que se había vallado la cuadra.

¿Para qué las vallas metálicas?

 ¿Para qué los cascos, escudos, los palos?

¿Para qué?

 

una calle desierta

un puñado de revivientes

un fiscal, un abogado y un juez

solamente para

recaminar el infierno

 

¿Para qué las vallas entonces?

 nadie vendrá

y todos estarán

a la hora calurosa de la tarde

 

¿Para qué las vallas, ahora?

igual sabrán

del montacargas

oculto de la muerte

del baño donde colgaban a Rafael

¡registren!

de las muchachas violadas

 en este piso

¡registren!

del jergón donde tiraban a Ofelia

¡registren!

del piso exacto que buscaba Lucía

 porque la muerte le había dejado ver

por una ventana

¡registren!

 de la patada al techo metálico

de Peter

agónica de tacho y picana

 "en una bañera aquí" como dijo el preso 1934

 ¡registren!

"y allí, en un tanque de 200 litros"

como dijo

 el hilo de voz ahogado

de una compañera

¡registren!

del lugar físico

 incontrastable

 donde Damián dejó que se le quedara la vida

 un ratito más

sorbiendo del agua podrida

de un trapo

del rincón iluminado

 donde una madre pudiera llorar

con toda la precisión de la sangre

al Rafa que le arrastraron

 

¿vallas?

 ¿de qué acero?

 ¿de qué aleación?

¿de qué muerte?

 

Dirección Nacional de

Información e Inteligencia

Maldonado esquina Paraguay

oficinas

mesas

archivos en A, B y C

administrativos testigos de agonía

¡registren!

En este piso

Ascensor

 escaleras

este baño, señor juez

esta cocina aquí, en este patio,

 aquí

 la miseria de los cobardes encapuchando su miedo

¡registren!

¿cuántas vallas se necesitan?

¿cuántos efectivos del silencio?

¿cuánta desmemoria del tiempo?

igual todos sabrán

 del montacargas oculto

 de la muerte

Fernando Gallardo

Noviembre de 2012

Ex preso político recluido en el Penal de Punta Carretas


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