10.JUL.20 | PostaPorteña 2126

URUGUAY: 27 DE JUNIO 1973, HUELGA GENERAL, UNA INTERPRETACIÓN HISTÓRICA

Por RobertoyCristina

 

¿Por qué los uruguayos recuerdan el 27 de junio de 1973 más como Golpe de Estado de la Dictadura que como el inicio de la Heroica Huelga General de 15 días de los trabajadores y el pueblo contra esa dictadura?

Por Roberto Sasiain y Cristina Carrera / 27 de junio del 2020

Intentaremos dar algunas razones que surgen del Análisis Histórico que hemos hecho: En esa madrugada helada del 27 de junio del 1973, los tanques del ejército rodean el Palacio Legislativo y clausuran las cámaras sin disparar un sólo tiro y sin resistencia de los parlamentarios.

Los trabajadores de los primeros turnos de las fábricas no dudaron: ya hacía 7 años que el movimiento sindical había alertado que se venía un golpe y que -para enfrentarlo- los trabajadores debían ir a la HUELGA GENERAL INDEFINIDA CON OCUPACIÓN DE LOS LUGARES DE TRABAJO.

No era necesario que nadie lo decretara o que la CNT lo resolviera. Ya estaba resuelto y asumido como mandato histórico en la cabeza de cada uno de los trabajadores. No le preguntaron a nadie ni esperaron ninguna orden de la CNT.

A fines de los años `50, ante la crisis económica, la clase dominante uruguaya decide imponer un nuevo modelo de acumulación de capital: el neoliberal. Este capitalismo más salvaje se propone barrer con todas las conquistas laborales, lo que provoca la resistencia de los trabajadores.

Entonces, la forma de dominación se hace cada vez más autoritaria y represiva. La dictadura abierta de la clase capitalista se abre paso y sustituye al Uruguay «batllista amortiguador» de contradicciones. Se caen los velos que la recubrían en la Democracia Burguesa Parlamentaria.

Se agudiza la lucha de clases, los trabajadores se enfrentan al capital utilizando los más variados métodos de lucha.

Desde los sucesivos gobiernos y sobre todo desde el “pachecato” (1967), se fueron implementando diferentes leyes y métodos represivos cada vez más violentos para imponer la reforma económica: medidas prontas de seguridad, ilegalización de partidos políticos de izquierda, suspensión de garantías, ley de seguridad del estado, estado de guerra interno, comunicados 4 y 7.

Los dirigentes populares discutieron en cada una de esas situaciones si era el momento de aplicar la medida resuelta y no escrita de Huelga General. Pero ante la caída del último velo, ya evidente de la clausura del parlamento, los trabajadores ya no dudaron: ese era el momento. Todos ocuparon sus puestos de trabajo, sin vacilaciones.

Esa Huelga General de 15 días, fue el hecho más importante en la historia del Uruguay desde la gesta artiguista. Un pueblo entero, a cuyo frente estaba la clase trabajadora, se enfrentó heroicamente a la dictadura cívico-militar de los patrones capitalistas.

La CNT intentó decir que ella decretó la Huelga General, que se decidió en tal o cual lugar. Históricamente se ha demostrado que esto no fue así. La decisión de los trabajadores de Huelga General y ocupación fue espontánea. Espontáneo no quiere decir que surgió de la nada, los trabajadores lo tenían asumido en sus cabezas, fue un hecho masivo y colectivo, sólo faltaba la fecha.

La CNT jugó un papel entreguista. Al principio y ante los hechos consumados de huelga general y ocupación por parte de los trabajadores, decretó al final de la tarde del 27 de junio de 1973 un paro de 24 horas. Al día siguiente otro paro de 24 horas, y así sucesivamente mientras hacía desde el principio los máximos esfuerzos para levantar la huelga general.(1)

La CNT formaba parte del «autoproclamado» comando de la huelga, cuyo presidente adivinen quien era: ¡el Gral. Liber Seregni! Aunque no lo crean, había sido nombrado porque era el que entendía de temas militares. Pero el momento antes que militar era político y en todo caso las armas en manos del pueblo no suponen la misma organización que en un ejército burgués.

Seregni que desde el principio llamó a levantar la huelga dijo: «Había que ayudar a estos muchachos de la CNT y los trabajadores a sacarlos del lío en que se habían metido» (2)

Los trabajadores por el contrario, tenían más claro que Seregni, que los milicos no podían simultáneamente desocupar todas las fábricas y que allí estaba el poder de los trabajadores. Por eso volvían a ocupar las fábricas y que allí estaba su poder, por eso las volvían a ocupar.

Pero ¿qué es una Huelga General?

Es el nivel superior en la lucha de los trabajadores, en ella se toma real conciencia de pertenecer a una misma clase: «la que mueve el mundo y cuando paramos todos juntos, somos un sólo puño, un sólo brazo, se detiene el mundo. Ahí está nuestro poder puesto en práctica» (3)

Por eso la Huelga General del `73 no sólo hizo temblar a la burguesía uruguaya y sus perros guardianes, las fuerzas armadas, sino que también asustó a aquellos que objetivamente están por la contrarrevolución, entregando y negociando a espaldas de los trabajadores.

La caída en picada de los salarios, objetivo Nº 1 del golpe de estado, fue impuesta con cárcel, torturas, desapariciones, asesinatos. Hoy, no sólo los salarios no se recuperaron significativamente desde el ´85 a la fecha -incluidos los 15 años del gobierno progresista- sino que, no se reivindica por los sindicatos del PIT-CNT lo perdido durante la dictadura.

Por lo tanto, lo que fue una desvalorización forzosa de la fuerza de trabajo, hoy se da como una consolidación de esa desvalorización de la fuerza de trabajo. Pero ya no forzosa sino aceptada por el sindicalismo conciliador del PIT-CNT Esto redunda a su vez en la consolidación del incremento de la ganancia de los capitalistas locales.

Hubo una gran confusión en los dirigentes políticos y sindicales, desde febrero del ´73 hasta junio del ´73, respecto al tema FF.AA. Surgió del error de aplicar como esquema lo que fue la revolución rusa del ´17, donde los soldados conscriptos que peleaban en el frente de guerra se plegaron a la revolución socialista. De ahí en adelante todas las revoluciones futuras debían ser exactamente así.

Se olvidaron por ejemplo, que Fidel Castro en 1959, en Montevideo, dijo: «nosotros no nos aliamos con el ejército, sino por el contrario luchamos contra ellos».

El PCU ilusamente esperó desde febrero ´73 que un sector de las FF.AA. se plegara a su «gobierno de salvación nacional» y negoció varios días después del golpe, dirigentes de la CNT iban entrando al Ministerio del Interior para dialogar con el Cnel. Bolentini y en eso llega corriendo otro dirigente de la CNT y les dice que acaba de escuchar en la radio que todos ellos están requeridos. Era tragicómico: se estaban metiendo dentro de las fauces del lobo «a dialogar».

Enorme responsabilidad tuvo también el MLN (tupamaros): desde mediados del ´72 con «la tregua», una parte de los líderes históricos del MLN que estaban presos, confiaron en la oficialidad joven de las FF.AA. y colaboraron con ellos en la represión de ilícitos económicos. Los peores torturadores fueron justamente esos oficiales jóvenes como Gavazzo, Silveira, Cordero, etc. Creyeron ingenuamente que éstos eran oficiales nacionalistas «peruanistas» y también creyeron en los «comunicados 4 y 7» que fue una campaña de contrainteligencia de los milicos, durante el año 1973 e incluso después del golpe.

No supo el MLN responder al golpe, aunque todavía le quedaba aparato armado. Recién 15 días después de levantada la huelga general y desde Buenos Aires, llamó a lanzar la «guerra popular» contra la dictadura. Pero el momento ya no era ese, el momento fue y se desperdició.

Durante la Huelga General desde el 27 de junio, los trabajadores iban ganando confianza y conciencia de su poder, pero no les fue suficiente esa conciencia adquirida para pasar por encima de los dirigentes claudicantes, para ir mucho más allá de la legalidad ya rota por las FF.AA., ir hacia una insurrección general, hacia la construcción de un estado de los trabajadores. Es justo reconocer que un pequeño grupo, el MIR-PCR (al que no pertenecemos) dio algún lineamiento en esa dirección pero no fue escuchado.

El resto de los grupos, incluidos los trotskistas y anarquistas, cayeron también en el error de dialogar con los milicos y/o esperar que parte de las FF.AA. se les unieran. Los anarquistas de la ROE-OPR, FAU, replegaron días antes su aparato armado a Buenos Aires y no lo hicieron regresar cuando se dio el golpe.

Tampoco accionó el aparato armado del PCU, salvo en la voladura de una subestación de energía eléctrica de ANCAP, que hizo suspender la producción de la planta de combustibles por varios días. Lo hicieron obligados por la presión de los trabajadores de ANCAP, éstos últimos tal vez los más lúcidos durante la huelga general.

Los huelguistas de todas las fábricas ocupadas esperaron en vano las armas que el PCU había prometido. También suponían que el MLN aportaría las suyas.

Nada de esto sucedió y cuando se levantó la huelga, esos curtidos trabajadores lloraban desconsoladamente y no lo podían creer, los habían abandonado y traicionado.
Los dirigentes políticos de izquierda y los dirigentes sindicales, no estuvieron a la altura de la responsabilidad y decisión que les exigía el momento histórico.

No entendieron que el golpe era ya una marcha sin retorno. Que si se levantaba la huelga, el pueblo lo iba a pagar muy caro por las represalias de los milicos, vía torturas, muertes y secuestros, como sucedió en todos los años de la dictadura. Por esto hubo sangre de pueblo derramada sin contrapartida de triunfo.

A pesar de que la marcha del 9 de julio de 1973, por el centro de Montevideo, en apoyo a la huelga general reveló un aumento en el nivel de conciencia y participación de todo el pueblo, pero igual la CNT levantó la Huelga General. Intentó justificarlo y conformar a la gente, mediante un comunicado donde dice que lo hacía para «preservar las fuerzas propias y destruir las del enemigo a través de una lucha popular y prolongada», plagiando mal a Mao Tsé Tung y a los vietnamitas de Ho Chi Ming, que ambos sí lucharon con las armas en las manos y no en el papel.

También dijeron y se repite hoy, que la dictadura nació «herida de muerte». Menos mal, porque duró 12 largos años la agonía.

Tampoco el «Comunicado de las 3F» (minoría de la CNT: FUS, FOEB, FUNSA), contenía ninguna autocrítica acerca de su seguidismo a la mayoría de la CNT, ni tampoco respecto a su carencia de aportes para librar una lucha sin cuartel contra las FF.AA., hasta lograr un estado de los trabajadores, es decir hacer una revolución.

Todos estos dirigentes, como saben que no cumplieron su papel histórico, prefieren olvidar y tergiversar los hechos de la huelga. No ahondar en la diferencia que separó la masa trabajadora y sus dirigentes en cuanto a decisión y compromiso.

27 de junio 1973: LA GLORIA FUE DEL PUEBLO, LA VERGÜENZA DE LOS DIRIGENTES.

Como no se revisaron los errores del pasado, aquellas traiciones del ´73 trajeron estas traiciones de hoy con el gobierno progresista. ¿Se superarán?

En síntesis: respondiendo a la pregunta inicial de porqué el olvido o restarle importancia a la Huelga General en la memoria de los uruguayos

Decimos: que es porque no estuvimos a la altura de las circunstancias históricas y desperdiciamos el momento más elevado de la lucha de clases en Uruguay.

( Este trabajo es un avance del libro que estamos preparando sobre la Huelga General. No incluimos aquí la extensa bibliografía empleada, salvo la puntual) Ricardo y Cristina

Notas:


(1) Testimonio: Víctor Semproni.
(2) Alvaro Rico: Los 15 días que estremecieron al Uruguay.
(3) Chiaramello: Sindicato Artes Gráficas.

Fuente Comcosur


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