08.AGO.20 | PostaPorteña 2136

Brasil / En Pará, Covid-19 y grileiros* despojan las tierras indígenas Xikrin

Por IsabelHarari/JLBerterretche

 

Invasión al sur de Tierra Indígena Trlncheira  de Bacajá, se desmató en junio diez veces la cantidad del mes de mayo anterior. En Xingú la  devastación casi dobló todo el período. Millares de indígenas infectados.  Gobierno dice “intervenir”  y el  IBAMA (Instituto Brasilero de Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables )interrumpe fiscalizaciones por falta de seguridad.

*En Brasil,  grilagem” de tierras es la falsificación  de documentos para, ilegalmente, tomar posesión de tierras estatales, así  como apropiarse de predios de terceros.

 

CRISIS Ambiental BRASILERA

Presidente de la FUNAI  (Estatuto de la Fundación Nacional del Indio) se reúne con la etnia Xikrin

Por Isabel Harari, del Instituto Socioambiental

Traducción de Juan Luis Berterretche para PostaPorteña

Apenas dos kilómetros separan la aldea Kenkro de un foco de invasión destructiva en la porción sur de la Tierra Indígena Trincheira Bacajá, en el estado de Pará. El estado donde más se despoja de tierras a los indios. Desde la aldea, los Xikrin consiguen oír el barullo de las motosierras y tractores avanzando sobre su territorio. El recrudecimiento de los conflictos coloca en riesgo la integridad de los indígenas y potencializa el avance del coronavirus en el territorio.

En junio, 32 hectáreas fueron desmatadas en tierras indígenas, casi diez veces más que lo detectado en el mes de mayo, quebrando una tendencia de baja desde que las operaciones de Ibama fueron realizadas, a partir de abril de este año. Con el fin de las acciones de fiscalización en mayo, el desmatamiento  volvió a subir y las invasiones se intensificaron en la  región sudeste. El monitoreo remoto ya había identificado la apertura de un camino ilegal de siete kilómetros próximo a la aldea Kenkro.

“Además de la pérdida de biodiversidad por causa de los desmatadores el problema asume un nivel de urgencia humanitaria y de salud debido al riesgo de contaminación por Covid-19 en las aldeas”, alerta Thais Mantovanelli, antropóloga de ISA(Instituto Socio Ambiental) Ya son al menos siete contagios de Covid-19 en las tierras Indígenas (TI)  Trincheira Bacajá, según informaciones del Distrito Especial de Salud Indígena (DSEI) Altamira divulgados hoy 31

 “Cazar a los indios”

Las invasiones en las TI Trincheira Bacajá no son novedad más se agravaron el año pasado. En agosto de 2019 la presión sobre el territorio indígena llegó al límite con tres frentes de invasiones al mismo tiempo. En la época, por medio de mensajes de audio, un grupo de 300 invasores amenazó “cazar” a los indígenas como si se tratara de animales: “es tanta la gente que está ahí dentro de la mata  para agarrar indios que no se salvan. Hay más de 300 hombres dentro de la mata cazando indios”, dice el audio que acompaña una foto mostrando los invasores.

Acciones conjuntas de fiscalización y monitoreo fueron realizadas con la intención de contener las actividades ilegales, y las invasiones retrocedieron. Pero con el fin de las acciones de fiscalización de Ibama, los indígenas temen que la historia se pueda repetir.

Ya en  inicio del año los Xikrin demostraban preocupación con la retomada de  las invasiones. En un encuentro en la aldea Krimex, en febrero, ellos denunciaron actividades ilegales en la  parte sudoeste de su territorio. “están robando la floresta, ese es nuestro conocimiento. Porque hacen eso? Deténganse! (…) Si derriban la floresta mi nieto  me va a preguntar: donde están los árboles y la mata, abuelo?  Que le voy a decir a él?”, dijo Tedjere Xikrin, cacique antiguo de la aldea RapKo, uno de los epicentros de las invasiones en 2019. La preocupación por el sustento de sus descendientes que tienen los indígenas y su responsabilidad por el alimento de las próximas generaciones   no existe entre los criminales que cortan árboles y destruyen matas apoyados por el gobierno fascista brasilero.

Seca, desmatamiento y fuego

Con el fin del período de lluvias, la desforestación en la cuenca del rio Xingu aumentó. Fueron desmatados 32,8 mil hectáreas entre mayo y junio, un área mayor de que el municipio de Belo Horizonte (Minas Gerais), 57% más que en relación a los dos meses anteriores.

La desforestación se concentró en la porción del rio Paraná en su cuenca, donde fueron  desmatadas más de 23 mil hectáreas, 71% del total. En Mato Grosso otra destrucción de la naturaleza se destaca: 64% del corte de árboles detectado no tiene autorización legal de desmate, taza que llegó al 100% de ilegalidad en el municipio de Querencia y al 82% en Paranatinga.

De las 11 mil hectáreas de floresta destruidas en las Unidades de Conservación de las tierras indígenas en la cuenca, casi 2/3 ocurrieron solamente en APA Triunfo do Xingu, que contabilizó 6,9 mil hectáreas desmatadas entre mayo y junio. La llegada de la estación de las  secas puede agravar el avance de la destrucción de las florestas con la incidencia de quemadas. Solo en julio ya fueron detectados 459 focos de calor, casi seis veces más de que el índice de junio, cuando fueron contabilizados 79 focos.

Otra Unidad de Conservación que llamó la atención fue la Floresta Nacional (Flona) de Altamira, con poco más de 2 mil hectáreas desmatadas en el período. Solo entre enero y junio fueron desmatados el equivalente a 75% de toda la destrucción del año pasado. Grilagem y garimpo -extracción ilegal de minerales- explican el avance  de la presión sobre el área, que está en la región de influencia de la carretera BR-163.

Parte de las áreas afectadas por el garimpo ilegal en Flona inciden en un área bajo concesión forestal, la Unidad de Manejo Forestal II (UMF). Además de eso fueron, identificados seis pedidos de investigación que muestran el interés de empresarios en la explotación minera del área. Actividades mineras,  son incompatibles con los objetivos de Flona, según su plan de manejo. Desde 2019 la Red Xingu+ denuncia la intensificación del garimpo ilegal, pero todavía no hubo ninguna acción de fiscalización en el área. Lo que demuestra la abierta destrucción de la naturaleza con el apoyo de gobiernos estaduales y el fascismo del gobierno nacional.

En 2011, el ICMBio, responsable por la gestión de la UC (Unidad de Conservación), publicó un mapa con una área efectivamente menor que aquella inicialmente prevista  en su memorial descriptivo. El órgano propuso una nueva interpretación del memorial bajo el argumento de sanar errores en la definición  de sus límites, lo que provocó una reducción de casi 38 mil hectáreas en el territorio, excluyendo justamente el área con más ocupaciones irregulares en la UC.

“Eso aconteció contra da Constitución, que garante que cualquier alteración de límites de las UCs Federales solo puede ser realizada por medio de ley”, explica Elis Araújo, abogada de ISA. “En la práctica, la redefinición administrativa de los límites de la Flona creó la expectativa en la región de nuevas reducciones, lo que mantiene una presión permanente sobre el territorio”

Tierras Indígenas bajo presión

A pesar del avance de la pandemia de Covid-19, entre mayo y junio el desmatamiento en Tierras Indígenas aumentó 84% en relación al bimestre anterior.

La Tierra Indígena Kayapó concentra 45% del total desmatado en Tierras Indígenas en la cuenca en el período, con 357 hectáreas desmatadas para la explotación minera ilegal. Al mismo tiempo en que es la TI con mayor incidencia de garimpo, también presenta el mayor número de casos de contagio y muertes por Covid-19: ya son al menos ocho muertes y 1.119 casos confirmados según  Kayapó.

Después de una reducción en el desmatamiento, la TI Apyterewa volvió primera en el ranking en el último período, con 171 hectáreas de florestas destruidas, un aumento de 149% en relación al bimestre anterior. Todavía no hay casos de nuevo coronavirus confirmados en el territorio de los Parakanã.

Los datos son del 19º boletim Sirad X, el sistema de monitoreo del desmatamiento de la Rede Xingu +, una articulación de indígenas, costeros y sus socios que viven o actúan en la cuenca del  rio Xingu.


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