22.SEP.20 | PostaPorteña 2149

Página 12 : el órgano del justicialismo porteño

Por Ricardo Maldonado

 

Páginas dóciles

 

Acerca de la estrategia actual del órgano del justicialismo porteño

 

Los medios que le permiten a un movimiento furiosamente reaccionario, concitar el apoyo de quienes tienen algún sueño progresista merecen su análisis.

Página 12 representa uno de los modos más patéticos de la contradicción del mosaico ideológico del peronismo con el férreo peronismo real.

Ricardo Maldonado – GCP (Grupo de Cultura proletaria) El Aromo 20/9/20

El órgano del justicialismo porteño

 

Las vacilaciones del gobierno de Alberto Fernández, contrastando con el ajuste que con persistencia viene aplicando y se propone profundizar, ha repercutido también en sus defensores. La realidad obliga. La propia estructura de mosaico del peronismo requiere discursos y lógicas particulares para mantener la vigencia de la adhesión política. El peronismo es una cosa, pero lo que cuenta de sí mismo es muchas cosas diferentes, casi la que cada uno quiera. Así logra el apoyo de los evangelistas del conurbano y de simpatizantes de la ILE  (interrupción legal del embarazo), no porque sea ambas cosas, sino porque promete serlo. En este caso, el de la penalización del aborto, 75 años de historia, la mitad gobernando el país, siempre con mayoría parlamentaria propia, no deja dudas del furioso color celeste que llevan en su corazón. Pero eso nos obliga pensar en los mecanismos y los medios que utiliza. Los medios que le permiten a un movimiento furiosamente reaccionario, concitar el apoyo de quienes tienen algún sueño progresista. Para eso, Página 12 nos puede servir de ejemplo.

 ¿Por qué Página 12?

En este medio se conjugan muchas de las características que nos interesa mostrar. Página 12 pertenece al Grupo Octubre SA [1], cuyo CEO es Víctor Santa María. El Grupo posee la revista Caras y Caretas, el teatro Caras y Caretas, la AM750. Santa María es además presidente de la Fundación Octubre, secretario general del sindicato de encargados de edificios, SUTERH, presidente del club Sportivo Barracas, y presidente del justicialismo porteño. Cada vez, y han sido muchas desde que el diario pertenece a un patrón peronista, que los trabajadores hacen huelga [2], no firman las notas, etc. están enfrentando a la expresión real de la ideología que día a día defiende P/12 desde sus notas. Afirman los representantes gremiales que el 63% de los trabajadores contratados por el sindicalista patrón, no cuentan con los derechos laborales básicos, que “simula ignorar las paritarias que firma como parte de AEDBA hasta que se homologan, a contramano de las empresas de prensa escrita y de la propia Página/12 hasta la llegada del Grupo Octubre” y que “cuestiona hacia afuera y usufructúa hacia adentro la depreciación de salarios durante 2016/2019”[3]

 Por eso, porque Página 12 representa uno de los modos más patéticos de la contradicción del mosaico ideológico del peronismo con el férreo peronismo real, es que vale la pena avanzar un poco más.

Cambiar sin que nada cambie

Sin embargo, podemos recordar que Página 12 era un diario progresista pero no peronista. Cuando Kirchner era gobernador y Cristina diputada provincial en Santa Cruz, el medio se caracterizaba por ser irónicamente crítico del partido con el que ambos gobernaban la provincia. Por ejemplo, realizó una amplia cobertura de las marchas contra el indulto peronista, y luego cubrió extensamente las nuevas luchas que culminaron con genocidas en las cárceles, por la no prescripción del delito de apropiación de bebés. Si durante la fiesta menemista el peronismo estaba de un lado y P/12 y las luchas por los DDHH del otro ¿Cómo se realizó esa conversión?

Una primera respuesta es que el medio recibió pautas oficiales en proporción desmesurada a su tirada e influencia reales entre 2009 y 2015 [4] y en ese año fue comprado por un burgués peronista. Pero eso, siendo cierto, no explica qué mecanismo se utilizó para cambiar de bando y mantener gran parte de sus lectores, o, mejor dicho, de qué manera se logró hacer digerible esa panquequeada.

Con la soja a 600 dólares Néstor compró a precio de remate al progresismo triplemente derrotado luego del alfonsinismo de la obediencia debida, la convertibilidad del bárbaro caudillo riojano y la debacle de la alianza.

La década del 90 era prolijamente olvidada (como antes el gobierno de Perón y su esposa), y los asesinos de Kosteki y Santillán pasaban a ser respetables líderes de la nueva realidad. Todavía hoy permanece en la cumbre el líder de Anillaco. En ese momento P/12, publicó profusamente a José Pablo Feinmann, Horacio González y otros intelectuales del peronismo que no habían comulgado con Menem. Su tarea, justamente retribuida, sin duda, con publicaciones en sellos multinacionales o bibliotecas nacionales, fue prestarle un alma a un cuerpo errante. Su retorno al PJ menemista (el de José Pablo, Horacio y tantos otros) sería justificada por ellos como la aceptación de un comienzo, una irrupción, un acontecimiento. El pasado no se continúa en el presente, sino que surge una refundación, hay una apropiación del 2001 (ocultando prestamente la presidencia de Duhalde) como fecha fundacional.

Llegando desde el sur, así fue presentado Néstor por Feinmann, no sólo como si el sur no fuera la Argentina, sino como si allí hubiera gobernado un opositor a los sucesos de los años previos. P/12 trabajó en formalizar una auto justificación aceptable para una masa de profesionales, artistas e intelectuales que regresaban al peronismo. La expresión de esta conversión tardía fue Carta Abierta, una reunión de esos desilusionados a los que les prestaban espacios públicos (la Biblioteca Nacional) para que escriban textos inescrutables. No pretendían tanto un espacio político para soñar un cambio, sino para dormir la siesta en sus últimos años. Por eso, sobre el final del gobierno k comenzaron a rozar el ridículo, cómo cuando se mofaron de Scioli de la manera más burda, riendo junto a Randazzo por la “mano dura de la derecha”, para finalmente obedecer como escolares y votarlo. La derrota del kirchnerismo, la debacle provocada en sus filas, la complicidad de las organizaciones sociales afines al peronismo con el gobierno de Mauricio, la ausencia de algún punto de referencia durante los dos primeros años del macrismo, marcó el fin de esa forma ideológica y el comienzo de la que prevalece ahora. También el eclipse de los animadores de Carta Abierta y la aparición de otros más jóvenes: Feierstein, Alemán, Merlín, también Sztajnszrajber del que ya hemos escrito. Una impronta diferente para un momento distinto.

Si antes se trató de dar una pátina decorosa al regreso al PJ, ahora se trata de encontrar ideas que justifiquen permanecer en el partido el ajuste. No se trata de una estrategia dirigida a los desocupados o sub ocupados, no se trata de los trabajadores registrados privados, se trata de un grupo mucho más pequeño, pero sobre-representado. Hablan y escriben en medios masivos, comentan y analizan (por decirlo de alguna manera) poseen cátedras y dirigen publicaciones.

Estos nuevos divulgadores fueron ganando lugar en P/12 en el período final de Cristina, luego del 2011, profundizando “la grieta” que había surgido en 2008 con el conflicto por las retenciones. La grieta es una metáfora muy lograda, una grieta no es una bisagra, una articulación, ni una hibridación, es decir, no trata de cosas diversas, sino de una abertura leve y fina en un campo homogéneo. Si se agrieta una pared, deja a ambos lados, dos porciones de pared. En este caso la grieta separa, dos versiones del mismo interés burgués genérico, no muy distintas.

 La confianza en el propio poder de fuego electoral, que de 45% a 22% en 2007, pasó a 54% a 16% en 2011, justificaba una estrategia que servía al objetivo fundamental de disciplinar a la propia tropa: al fin y al cabo, los problemas a CFK se los causaban ex funcionarios o aliados: Cobos, Lousteau, Solá, Ocaña, Massa, un tal Alberto Fernández. Lo que falló no fue la estrategia sino la economía, su gobierno fue claramente declinante en ese aspecto. Así la grieta, alentada como defensa, permitió el asedio final. Luego de derrotado, durante los 4 años de macrismo la estrategia del peronismo, como ya dijimos, fue acompañar (con su dominio burocrático de los sindicatos y organizaciones sociales, con sus gobernadores, senadores y diputados que nada impidieron y mucho aprobaron) a ese gobierno. Ni huelgas, ni interpelaciones, ni juicios políticos, toda la institucionalidad en poder del peronismo, que era mucha, se pasó 4 años repitiendo “hay 2019”. Finalmente la debacle económica los devolvió al poder, y ya en el gobierno, podemos ver la nueva estrategia de P/12 en acción.

La estrategia anti-política

El 18 de agosto, ante la convocatoria a una marcha anticuarentena, P/12 publica: “Página/12 consultó a los psicoanalistas Jorge Alemán, Nora Merlín y Horacio Gargano para tratar de entender un fenómeno mundial donde toda racionalidad fue dejada de lado y la derecha ha clausurado cualquier tipo de intercambio y debate en pos de desgastar a los gobiernos progresistas destruyendo lo político. Los tres psicoanalistas coinciden que estas marchas anticuarentena son nuevas formas de golpes de estado inscriptas dentro de un sistema democrático que tratan de instaurar un orden autoritario, delirante y neoliberal.”

Está claro que marchar no es considerado una acción política sino una acción que está por fuera de ella: son golpistas y autoritarias, delirantes, es decir patológicas. Es notable que lo que se anuncia como análisis sea simplemente una descalificación. Pero la nota sigue:

 “Jorge Alemán: «Estas marchas que se repiten en distintos lugares del mundo tienen como novedad que son marchas conjugadas desde el delirio y el odio. No responden a ninguna reivindicación específica u objetiva, sino que tienen un carácter destituyente y lógicamente golpista, no en el sentido tradicional del golpe militar sino en el sentido del desconocimiento de la ley y de la democracia. Las premisas de las marchas desconocen todas las evidencias que afectan al común de la sociedad y preparan un tipo de orden autoritario delirante.

Nora Merlín: «Hoy va a marchar el frente anticuarentena. Este sector social representa el triunfo de la cultura neoliberal. Están aglutinados por un odio muy trabajado en los años macristas que lo articularon alrededor del fantasma de robo kirchnerista. Esto produjo una paranoia generalizada en una parte de lo social fundamentada en una omnipotencia muy peligrosa del “yo puedo hacer lo que quiero”. Desoyen a los expertos de salud y a sus compatriotas. Constituyen un verdadero peligro. Es una forma de terrorismo en sus dos caras. Es sacrificial y es homicida. Está fundamentado en una idea de libertad y cuerpo individual que nada tiene que ver con la salud pública.

Horacio Gargano: «Me pregunto adónde marchan estas marchas. Toda esta muchedumbre cooptada, alienada por los trolls y arengada por ese coro de voces mediáticas, que empuja a la pasión del odio y a un goce no regulado en función de la pulsión de destrucción. Esto implicaría ir quizás contra mi propia vida y la de los otros. Repudiar la noción de comunidad, la búsqueda de una verdad a través de un debate político. Todo eso es sustituido por un goce expresado en un sujeto tomado por un delirio mortífero que a fuerza de solipsismos está negando al otro, al semejante. La propia construcción política se dirige a una forma sutil de golpismo que debemos denunciar»

Mueve a risa que en el mismo párrafo en que se dice que los otros son “muchedumbre cooptada, alienada por los trolls y arengada por ese coro de voces mediáticas, que empuja a la pasión del odio” se sostenga que buscan “repudiar la noción de comunidad, la búsqueda de una verdad a través de un debate político”. Cualquier posición política es desacreditada al signarla como golpista y patológica. Se naturaliza a Lázaro Báez o Claudio Cirigliano como espectros inconsistentes, al señalar el “fantasma del robo kirchnerista” o se supone que no hay motivos de sospecha sobre la reforma judicial reclamada por CFK al decir “no responden a ninguna reivindicación específica”

La explicación del desastre sanitario

En otra nota del mismo diario, días después, Feierstein intenta explicar las causas del desbarajuste en la situación que ha llevado, al día de hoy, a que el único país que supera los números argentinos en muertos por millón de habitantes en la última semana sea Aruba. “¿Por qué fracasan las estrategias para frenar los contagios en Argentina?” Se pregunta. Y su respuesta es que el problema se debe a un mecanismo psicológico: la negación. Debemos “comprender que nuestros principales enemigos son la negación y la proyección, como en toda catástrofe. Y que eso no se resuelve ni con camas ni con respiradores.” En un párrafo anterior a esa conclusión señala algo importante: “Aunque eso (el riesgo de contagiarse es preferible al de quedarse sin otras actividades) podría sonar plausible (no sensato) para quien necesita trabajar porque podría verse sometido al hambre o a la pérdida de bienes, en modo alguno explica el caso de quien sale a tomar una birra, hace el asadito con los amigos o visita a la tía, foco de los contagios”

Que la fuerza motriz de la movilidad, de los descuidos, de la circulación comunitaria sea fundamentalmente lo que todos vemos, una población empobrecida de un país en crisis que sale a ganarse la vida, se desprecia como causa para imaginar que somos un país europeo en la que una masa gigantesca de población con recursos sale a gastar afectada por problemas psíquicos.

De esta manera lo político social, la insignificante ayuda de un IFE (Ingreso Familiar de Emergencia) de 5 mil pesos mensuales por familia, se disimula detrás de las acciones individuales (la porción minoritaria que sale por las noches o los afectados por la negación y la proyección)

Lo que escribe Feierstein o lo que opina Gargano, no son análisis, sino un ejercicio de taller literario: “construir una ficción a partir de lo que se ve en una foto”. Una aglomeración de jóvenes sin respeto por las medidas sanitarias en Palermo es suficiente para construir una teoría justificatoria del gobierno: los chetos rompen la cuarentena, niegan los peligros, proyectan, el problema es la opulenta ciudad de Buenos Aires.

¿Importa que esa ciudad tenga cerca del 10% de sus habitantes viviendo en villas?

¿Importa que la ciudad en la que con más frecuencia se dan esas aglomeraciones los casos no suben?

¿Importa que con la ayuda de $5 mil por mes para 9 millones de familias no queda mucho margen para salir a comer a afuera y si mucha desesperación por lograr comer adentro?

¿Importa que la tasa de contagios en los grandes conglomerados laborales parezca indicar que son las condiciones de trabajo y no los caprichos festivos las que vehiculizan el virus? Nada de eso importa porque la función de las páginas dóciles no es construir sino retener, no son paulinos, sino calvinistas. Escriben como predestinados, no como misioneros.

El neoliberalismo es una enfermedad (mental)

La lista de “argumentos” se parece a un manual de salud mental: odio, paranoia, negación, omnipotencia, proyección, alienación, fantasma, goce, delirio mortífero, negación del otro. Psicologizándola, toda la política es interpretada como refracción de personalidades, de allí que se haya conchabado para justificarlo a psicoanalistas, de allí que los sociólogos hablen como psicoanalistas.

Se diluye lo social en el individuo, se enaltece la individualidad. Se atribuyen los efectos del capitalismo a características incrustadas en el sujeto.

La repetida asignación de los problemas a una subjetividad neoliberal, si en apariencia parece una denuncia profunda (al señalar que la situación hace mella en la subjetividad) en el fondo es pura justificación del capital.

En primer lugar, porque es el neoliberalismo el que produce esa subjetividad, no el capitalismo. Capitalismo por el que abogan de manera lateral al silenciar su nombre. En segundo lugar, porque se solidifican esos efectos al considerar que ya son parte del sujeto y no de las relaciones sociales. Cada sujeto es entonces el que porta libremente esas taras: se cansa porque se autoexige, se endeuda sin necesidad para responder a las incitaciones publicitarias, tiene una aspiración enfermiza por la felicidad inducido por los medios, e incluso ya no consume para sobrevivir o, en el mejor de los casos vivir, sino porque se encuentra sometido a un goce mortífero y superyoico.

Una mínima relación con la clase trabajadora les permitiría conocer otra situación.

Los trabajadores estamos exhaustos porque el trabajo es cada vez más exigente y agotador. Y estamos exhaustos porque la falta de trabajo es igualmente agotadora, por infructuosa e incierta.

Los trabajadores nos endeudamos porque vivimos al día y cualquier imprevisto, y casi cualquier ilusión, estamos obligados a financiarla, y de las maneras más caras (créditos personales, tarjetas) porque no estamos muy bien catalogados crediticiamente. Los trabajadores queremos ser felices, aspiramos a serlo y nos parece justa esa aspiración. Y si se cierran las perspectivas generales, intentamos ser de los que suban a su familia al bote salvavidas. ¿Está eso mal?

Probablemente intentar hacerlo por la vía del mérito individual no sea algo que los socialistas compartimos, y tiene una baja probabilidad de éxito. Pero si compartimos el deseo de felicidad y el esfuerzo por lograrla. Los trabajadores tratamos, en la medida que podemos, de vivir una vida satisfactoria. Esas satisfacciones solo son despreciadas por quienes ya las tienen. De manera que todas nuestras expectativas, esperanzas y objetivos se transforman, en manos de los defensores del peronismo, en defectos individuales que nos llenan de insatisfacción y dolor.

Para P/12 no somos la clase perjudicada por un sistema irracional y explotador sino personas enfermas.

Una derivación de esta posición es entonces, a falta de política, el reemplazo de ésta por el consumo selectivo y la politización de los goces. Siguiendo, como en casi todo, las anticipaciones menemistas que al incluir, en la Constitución del 94, al consumidor en el mismo texto en que se consagrar al ciudadano, sugería la posibilidad de un actuar alternativo a la política mediante el consumo. En lugar de la acción política partidaria se puede construir un tipo de perfil como consumidor: no comprar Clarín o comprar collares de mostacillas a un artesano.

La anti política es anti obrera

El repudio a la política no es más que una sofisticación confusa de lo afirmado por la líder con la que se identifican, Cristina Kirchner, al decir que su izquierda sólo estaba la pared. Bajo el subtítulo “El abandono del pluralismo político” en su libro “Los dos demonios (recargados)”, Daniel Feierstein detallaba:

“El discurso oficialista, por su lado, estigmatizaba a los opositores rozando en el macartismo, como cuando en el 2013, a meses del asado en la ESMA, la presidenta Cristina Kirchner declaraba en Twitter “24 de marzo en la Plaza, gente uniformemente vestida de rojo, autotitulada de izquierda. Amenazantes, con garrotes en sus manos.” Imagen a la que oponía, a continuación, “del otro lado, jóvenes vestidos de azul, celeste, o blanco, con banderas argentinas, brazos y manos entrelazados, haciendo un cordón humano para separar y evitar la agresión y la pelea”. La referencia a las banderas argentinas representando a la patria y enfrentando a las banderas rojas de la violencia (acompañada de los “garrotes”) implicaban un motivo muy poco feliz para cualquier posicionamiento progresista y más bien conectaba con las estigmatizaciones generadas por el conservadurismo de comienzos del siglo XX ante “la invasión roja de los inmigrantes” o los lugares comunes de la derecha nacionalista y su defensa de la “argentinidad” frente a las banderas rojas que querían reemplazar a “nuestra insignia celeste y blanca”  

Feierstein, dispone de un solícito olvido sobre los hechos que incriminan a quienes le publican sus notas, pero hubiera encontrado un paralelismo más cercano y vigente en el Documento Reservado al Consejo Superior Peronista del 1 de octubre de 1973, en el que llamaba a la guerra contra el marxismo y disponía que: “en esta campaña no se admitirá intromisión alguna de elementos promarxistas, con pretexto de polémica u otro similar, y se les excluirá de toda reunión y del acceso a todos los medios de difusión del Movimiento. Debe excluirse de los locales partidarios a todos aquellos que se manifiesten de cualquier modo vinculados al marxismo, a sus posiciones políticas o a sus actos. En las manifestaciones o actos públicos los peronistas impedirán por todos los medios que las fracciones vinculadas al marxismo tomen participación.”

Quizás alguien quiera creer que los planteos actuales no se refieren a los trabajadores y la izquierda, y que se trata de ataques a la derecha, que no deberían preocuparnos. El italiano Giorgio Agamben inauguró un oxímoron filosófico: la vigencia permanente del estado de excepción. Ya comentamos la triste aplicación de sus planteos ante el desastre sanitario italiano en marzo. Su refracción particular en Argentina es encontrar por todos lados y en toda acción, una “vocación destituyente” que, por lo tanto, habilita una respuesta excepcional, no política. O la insistencia con formas sutiles de golpismo, que ya no interrumpen las libertades democráticas, y que se le puede adjudicar a quienes simplemente contradicen al poder, incluso parcialmente. Y es necesario reafirmar lo dicho al comienzo, mientras la retórica peronista puede simular estar apuntando a la derecha, la realidad de sus golpes siempre duelen en la izquierda y los trabajadores.

 El gobierno ya cuenta con dos desapariciones forzadas de pibes pobres, y banca a los responsables políticos. Pero además no deja de utilizar la cuarentena como excusa para denostar y atacar a los que bajo condiciones adversas e intentando mantener los cuidados, se ven obligados a salir a luchar. Atacó la lucha de los científicos del Conicet y ahora lo hace con la marcha de enfermería. Justamente dos sectores a los que ensalza retóricamente y sumerge económicamente. El plan del gobierno contempla licuar los salarios estatales y recortar los privados, ante las luchas que se avecinan P/12 ya dispone del arsenal discursivo: los que luchan están mentalmente enfermos, tomados por el odio y motorizan una acción destituyente y golpista. Así se prepara el terreno, porque todo Berni, necesita un Alemán.


[1] https://octubre.com/

[2] http://trabajadoresdepagina12.blogspot.com/

[3] http://trabajadoresdepagina12.blogspot.com/2020/06/pagina12-33-anos-33-cuentas-pendientes.html

[4] https://www.lanacion.com.ar/sociedad/pauta-oficial-2009-2015-todos-los-nombres-y-los-montos-cobrados-nid1841286/


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