22.SEP.20 | PostaPorteña 2149

Argentina: Riesgo país, subjetivismo y análisis materialista

Por ASTARITA

 

Rolando Astarita 22 sept 2020

En una nota anterior  (aquí)  dedicada a la renegociación de la deuda argentina, dijimos que “la tasa de descuento del 10% con el que se calculó el valor presente de los nuevos bonos es teórica. Se la llama “tasa de salida” (exit yield), y sirve para calcular qué valor tiene una promesa de pagos futuros del gobierno argentino. Es un cálculo que se hace en base a supuestos, para establecer un precio teórico de los bonos. No significa que sea la tasa que necesariamente “avale” el mercado. Si, por ejemplo, una vez efectuado el canje, los tenedores de los nuevos bonos encuentran que en el mercado se pagan US$50, significará que los prestamistas demandan una tasa superior al 10%”.

Pues bien, desde que los nuevos bonos por el canje de la deuda salieron al mercado, han perdido (al 21/09) el 20% de su valor. El riesgo país subió de 1080 PB a 1350 en dos semanas. Esto significa que un inversor para prestarle a Argentina exige una tasa de interés 13 puntos por encima de la que paga un bono del Tesoro de EEUU.

Tengamos presente que en un reportaje concedido a pocos días de las PASO, Guzmán decía que “si uno llega a una situación en la que el costo del refinanciamiento es muy alto, digamos 1000 puntos básicos, entonces validar esas tasas, refinanciarse a esas tasas, implicaría una carga de interés aun mayor el año que sigue. Ese sería el principio de un proceso recesivo que no iría bien para el país” (El Cronista, 17/08/19).

Recordemos también que, según Joseph Stiglitz – mentor académico de Guzmán en la especialidad “sabemos tratar a los acreedores” – la manera en que Argentina renegociaría la deuda “nos dirá mucho sobre la naturaleza del capitalismo financiero del siglo XXI y la mentalidad y moralidad de los acreedores. ¿Valoran el dinero por sobre las vidas? (…) ¿Se aferrarán a su reciente retórica acerca de la “responsabilidad social” e irán más allá de solo cuidar los intereses de los accionistas? ¿O es solo retórica?” (The Nation, 29/05/20)

Agregaba que Argentina había hecho a sus acreedores una oferta que “está en los límites últimos de lo que es sustentable”; y que nadie ganaría si se empujaba más. En los días que siguieron la posición del gobierno argentino fue respaldada por el FMI, el Banco Mundial, gobernadores, intendentes, la banca nacional, la mayoría de las cámaras empresarias, sindicatos y muchas organizaciones sociales. Para colmo, 135 prestigiosos académicos internacionales – entre ellos, Stiglitz, Edmund Phelps, Carmen Reinhart, Jeffrey Sachs, Dani Rodrik, Kenneth Rogoff y Thomas Piketty – firmaron un documento que decía que era el momento “para los acreedores privados de actuar de buena fe”

Pero… “buena fe”; “responsabilidad social”; “experta estrategia negociadora”; “las vidas sobre el dinero”… ¿de qué sirven ante el derrumbe de los bonos reestructurados?

Por eso, en la nota anterior, citada, y en relación a las tan alabadas capacidades negociadoras del ministro Guzmán, alertamos que “es necesario tomar distancia de los análisis teñidos de voluntarismo y subjetivismo. El cuento de que un “hábil negociador”, con “firmeza”, y respaldado por “altos referentes del mundo académico”, hace “retroceder a los usureros internacionales”, es esoun cuento. En esos asuntos no hay magia, ni resultados demasiado sorprendentes”.

El problema central: en los mercados lo que cuentan son las relaciones de producción y de cambio. En particular, la seguridad y la valorización de los capitales invertidos. Por eso, en esta sociedad dominada por el valor de cambio, el mercado “es el momento de la verdad”, sea de una mercancía, o de un activo financiero. Allí solo hablan los precios; la moral y la buena voluntad, la patria y la “liberación nacional”, tienen poco que hacer. Es lo que, desde un enfoque materialista, llamamos constricciones objetivas, que se imponen con la misma fuerza con que se impone la ley de gravedad al que se le cae la casa encima (la metáfora es de Marx). O la fuerza con que se impone la ley económica cuando se derrumban los precios.

Es fácil de constatar: aun con la promesa de rendimientos superiores al 13 o 14% anual hasta 2030 o más, los bonos de la deuda argentina están más ofrecidos que demandados. La realidad es que políticos, altos funcionarios, empresarios, personas ricas o distinguidos académicos, atesoran mayormente en cuentas en el exterior; en propiedad inmobiliaria en Miami; o en cajas de seguridad locales. Invierten muy poco en deuda. En este contexto, los discursos sobre “la firmeza frente al capital financiero apátrida” (incluido el “Fuerza Alberto”) es hipócrita retórica para la audiencia Nac & Pop, los amigos de Francisco y filántropos varios.

Entre la gente “seria”, cuando se trata de dinero, solo importa el dinero. Nada retrata mejor la tan mentada “moralidad” del capitalista, cualquiera sea su nacionalidad, creencia religiosa o formación cultural.


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