05.NOV.20 | PostaPorteña 2161

Economía Argentina: Crisis, Ajuste y… ¿ORTODOXIA?

Por ASTARITA

 

Dedico esta entrada a actualizar algunos datos sobre la crisis económica argentina. Para un marco más general, y en perspectiva, remito a la nota "La crisis argentina, una visión de largo plazo" (aquíaquíaquí).

Rolando Astarita 4 noviembre 2020

En esta introducción destaco que en los 45 años que van desde 1975 (última gran crisis de la industrialización por sustitución de importaciones) al 2020, hubo 20 de crecimiento negativo del PBI.  En 1981-1982, 1988-1990, y 1999-2002, las caídas fueron superiores al 10%.

La caída de 2020 configura el cuarto episodio de este tipo, es decir, derrumbe del producto de dos dígitos.

Caída del PBI, consumo e inversión

En el segundo trimestre el producto cayó 19,1% frente a igual período de 2019; en la primera mitad del año la caída interanual fue del 12,6%. El consumo privado en el segundo trimestre cayó 18,9%. La formación bruta de capital fijo cayó 27,3% en el mismo período. La inversión en términos de PBI, a precios corrientes, fue de apenas 9,5%.

El derrumbe del producto provocó, naturalmente, un fuerte aumento del desempleo. De acuerdo a la metodología con que se establece  (no se considera parte de la población activa aquel que está desocupado y no buscó trabajo en el pasado reciente), la tasa de desocupación en el segundo trimestre 2020 fue del 13,1%. Si se midiera tomando en cuenta la realidad – por la cuarentena mucha gente que perdió el trabajo no pudo buscar un nuevo empleo – el desempleo rondaría el 30% (cálculo realizado por Claudio Lozano y su equipo).

La caída más pronunciada de la economía ocurrió en marzo-abril. Desde entonces hubo una débil recuperación de la actividad económica. El estimador mensual de la actividad económica respecto al mes anterior (desestacionalizado) fue 9% en mayo; 7,6% en junio; 1,7% en julio; 1,1% en agosto. Hasta agosto, el acumulado del año respecto a igual período del año anterior era negativo en 12,5%. De todas formas es probable – el factor pandemia y cuarentena es una incógnita - que en los próximos meses haya algo de rebote en la economía. No existen las crisis capitalistas absolutamente sin salida.

"Ajuste" hacia la baja de los salarios y jubilaciones

En su campaña electoral Alberto Fernández prometió "poner dinero en el bolsillo" de las masas populares para reactivar la economía (vía consumo y mercado interno).  La realidad es que se operó un enorme ajuste bajista de los salarios y jubilaciones.

Según el Indec, entre enero y agosto (último mes considerado), el salario del sector privado registrado aumentó 10,3%. En ese lapso, el salario del sector público se incrementó 11,4%. El del sector privado no registrado aumentó 17,4%. En el total de los salarios el aumento fue 12%.

A su vez, entre enero y agosto el IPC aumentó 19%. De manera que el salario real en promedio cayó unos 7 puntos porcentuales. En términos anuales, entre agosto 2019 y agosto 2020 el salario total aumentó 32%. En ese lapso el IPC aumentó 40,7%. Esto es, la baja de los salarios reales fue de casi 9 puntos porcentuales. Precisemos que en algunas ramas el ajuste hacia debajo de los salarios es más pronunciado. Por caso, según consultoras privadas, los salarios en la construcción, en 2020 subirían en promedio, en el 25%, contra una inflación esperada para el año de aproximadamente el 40 – 42%.

Dada la devaluación del peso, en términos de dólar los ingresos de los trabajadores está derrumbado. El salario mínimo, vital y móvil es de $ 18.900. Al dólar oficial son US$ 227; al dólar CCL son apenas US$ 128. Un salario de $40.000, al tipo de cambio oficial son US$ 476; al dólar CCL, son US$ 267.

Un tipo de cálculo similar puede hacerse con las jubilaciones. La jubilación mínima (en septiembre) era $ 18.129. El 50% de los jubilados recibe la mínima. Otro 16% recibe más de uno y menos de dos haberes mínimos; y un 10% dos haberes mínimos. El borrador de presupuesto que envió Economía al Congreso prevé un aumento, en 2021, del 25% de las jubilaciones.

A lo anterior hay que agregar que la tasa de inflación se está acelerando desde agosto. En octubre las consultoras la ubican en aproximadamente un 3%, y con tendencia a aumentar en los dos últimos meses del año. A su vez, el Gobierno proyecta levantar el congelamiento de las tarifas de servicios públicos. Los empresarios de la alimentación, y de otros sectores, están pidiendo autorización para aumentar los precios.

  Caída del salario entre 2015 y 2019

A fin de tener una perspectiva de más largo plazo, reproduzco el cálculo realizado por el Observatorio del Derecho Social de la CTA Autónoma de la caída del salario real, y en dólares, desde 2015

Variación del salario de convenio III- 2015 al III 2019

Dice la CTA: "Es posible afirmar que la licuación del salario de los trabajadores y trabajadoras ha tenido una magnitud que solo puede compararse con aquella que se produjo como consecuencia de las grandes crisis de los años 1980 y de 2001".

Fuga de capitales y devaluación

En la nota referida al comienzo planteamos que la razón última del atraso y las recurrentes crisis – con sus correspondientes crisis cambiarias y financieras – es la baja inversión, o reinversión de plusvalía. En los mejores años la tasa de inversión en Argentina apenas se acerca al 20% del producto bruto (y ahora es menor al 10%, como vimos). De ahí resulta una baja productividad general, escaso valor agregado de las exportaciones e insuficiente y atrasada infraestructura en ramas clave como energía, transporte y comunicaciones. El resultado es la dificultad para una inserción exitosa del capitalismo argentino en el mercado mundial. De ahí también las periódicas salidas precipitadas de capitales, subas explosivas del dólar y desvalorizaciones masivas de los capitales. La corrida iniciada en marzo de 2018 – con el contexto de un elevado déficit de la cuenta corriente – fue de este tipo.

De todas formas, usualmente, las devaluaciones precipitadas y violentas terminaban por mejorar  la situación de la cuenta corriente – vía aumento del tipo de cambio real, queda de los salarios y a veces de las tarifas –, recuperándose luego la demanda y  las ganancias en el sector de bienes transables (que se exportan o importan). La particularidad, sin embargo de la actual crisis es que la suba del tipo de cambio real (el índice del tipo de cambio multilateral que elabora el BCRA en octubre era 120,4, contra aproximadamente 100 a fines de 2017) y la mejora de la balanza de cuenta corriente no aquietaron el tipo de cambio. Es que la depresión empuja a una generalizada preferencia de los propietarios del dinero por mantenerse líquidos. En términos de Marx, es atesoramiento; característico en las crisis capitalistas.

Pero en Argentina el peso no es reserva de valor, ni medio de atesoramiento. La desconfianza en el valor de la moneda nacional tiene raíces de décadas, y se potencia por los niveles de emisión para financiar el déficit: de enero a septiembre el BCRA transfirió al Gobierno (vía Adelantos Transitorios y Transfer encías de Utilidades) $ 1,711 billones. Téngase presente que la base monetaria (depósitos de los bancos en el Central más efectivo en manos del público) es $2,31 billones. Además, está creciendo la presión inflacionaria. La moneda nacional, necesariamente, se valida en referencia al dólar, y pierde terreno. El dólar oficial aumentó en el año 32,9% (el Gobierno dice que no devalúa); el contado con liqui aumentó 100%; el bolsa 96%; y el blue 115%. Advirtiendo los límites de la emisión para cubrir déficit, el Gobierno ha pasado a tomar deuda (véase más abajo).

Como resultado, y a pesar de las restricciones, las reservas internacionales pasaron de US$ 67.900 millones (con gran influencia de los dólares prestados por el FMI) en julio de 2019, a US$ 44.839 millones a principios de enero de 2020, y  a US$ 39.866 millones al 2/11. Esta caída también se explica por el retiro de depósitos en dólares para atesoramiento en cajas de seguridad o "debajo del colchón". En agosto de 2019 estos sumaban casi US$ 32.500 millones. A mediados de octubre pasado eran US$ 15.200 millones.

¿Giro a la ortodoxia?

 Recordemos el discurso electoral de "vamos a dejar de pagar intereses por las Leliq para darle el dinero a los jubilados"; "pondremos dinero en el bolsillo de la gente para reactivar la economía"; "ni cepo ni especulación frente a la salida de capitales"; "se van a acabar los negocios con el dólar y las tasas", y similares. Prometían un giro de 180 grados, se acababan las colocaciones especulativas, que se canalizarían a la producción y a mejorar el bienestar de la población.

La realidad terminó siendo un poco distinta. Lo hemos señalado en ocasión de la reestructuración de la deuda (aquí). Todo estuvo dentro de lo esperable. Peor todavía, desde que salieron al mercado los nuevos bonos, sus precios volvieron a los niveles anteriores al canje. El riesgo país está por encima de los 1400 puntos. El capital sigue sin invertir, y exige más. De ahí que el ministro Guzmán terminara reuniéndose, por estos días, con representantes de algunos de los mayores grupos económicos de Argentina (Magneto incluido), para conocer de primera mano "sus inquietudes". Dicho de forma sintética, le pidieron que cierre lo más pronto posible un nuevo acuerdo con el FMI. Ese encuentro se enmarca en una serie de medidas que empiezan a ir en un sentido más bien "ortodoxo", y se suman al ajuste bajista, de hecho, de salarios y jubilaciones. Las tratamos brevemente:

1 Deuda con bonos atados al dólar

 Con el fin de quitar presión al dólar, el gobierno empezó a aumentar el endeudamiento. El 27/10 el Tesoro colocó deuda en pesos por 254.711 millones. De estos, 129.804 millones (51% del total) fueron a un bono dólar ligado al dólar. Esto significa que el Tesoro pagará el valor del dólar (+ 0,1%). Este bono asegura al inversor contra la devaluación de la moneda, aunque se mantenga en pesos. Sin embargo, dado que  la operación se realizó tomando como referencia el tipo de cambio oficial, un salto del precio del dólar aumentaría sustancialmente el peso del endeudamiento del Estado. La deuda tomada por esta vía equivale, al tipo de cambio oficial, a US$ 1664 millones.

Los otros títulos se licitaron a tasa fija, a tasa Badlar, y ajustables por CER. De conjunto, buena parte de los pesos invertidos en estos títulos provino de la no renovación de plazos fijos. En octubre cayeron en $110.000 millones (revirtiendo subas en los meses previos). Es que estos depósitos pagan, por 30 días, el 34% anual, que es menos que la inflación proyectada.

2. Cancelación de Adelantos Transitorios

De lo recaudado con la colocación de deuda del 27/10, $100.000 millones,  se destinaron a rescatar Adelantos Transitorios. Una medida que busca dar señales positivas a inversores y a la ortodoxia; y muy alejada de las recomendaciones de los defensores de la Teoría Monetaria Moderna.

3.  Salida de grandes fondos

El 9 de noviembre próximo el gobierno va a licitar, por US$ 750 millones, bonos emitidos tras el canje. El objetivo es que grandes fondos que invirtieron en deuda en pesos durante el gobierno de Macri puedan dolarizar sus tenencias. Con ese fin comprarán los nuevos bonos con los títulos que poseen, que fueron emitidos en pesos.

4. Dólar futuro

El BCRA está al límite de su capacidad de venta  de dólar futuro. El interés abierto (es la cantidad de contratos que están obligados a comprar los inversores que han asumido posiciones largas; o la cantidad de contratos que están obligados a vender los inversores que tomaron posiciones cortas) al 30/10 es de US$ 5.500 millones. El BCRA es el principal vendedor. El futuro dólar marzo 2021 cotiza, al 3/10, a $98. Si, por caso, en marzo el dólar subiera a $110 (un supuesto nada exagerado) significaría una necesidad de emitir por parte del Central de unos $66.000 millones.

5. Aumento de la deuda pública en manos privadas

Con el objetivo de frenar el aumento del dólar CCL y el dólar bolsa,  el Gobierno vende bonos a través de ANSES y el BCRA. Esos bonos constituían deuda intra-Estado. Su venta significa que aumenta la deuda del Estado en manos privadas.

6. Crecimiento de los pasivos remunerados en manos del Central

Al 2/11 las Leliq suman $ 1,631 billones. Los Pases Pasivos $ 1,06 billones. Aclareos que los Pases Pasivos son colocaciones de los bancos en el Central, por las cuales este paga interés. Han crecido significativamente desde 2019 (en agosto del año pasado los  PP eran ·5000 millones). En conjunto entonces el stock de pasivos remunerados es de unos $ 2,7 billones. Dado un rendimiento anual neto de aproximadamente de 40%, el BCRA debería pagar intereses anuales por aproximadamente un billón de pesos.

Para terminar: en varias notas anteriores destacamos el problema imposible de resolver por el reformismo burgués "socialista", o pequeño burgués "nacional y popular": lo que se ha llamado "el chantaje de las inversiones". Expresado de manera simple, es la amenaza –acentuada con la globalización - de "si no aceptan tales y cuales condiciones, invertimos en otro país". Es una manifestación del poder que deriva de la propiedad privada de los medios de producción y de cambio frente a los que no tienen propiedad. Los reformistas siempre piensan que con algunas reformas se solucionan los problemas centrales de las masas explotadas. Pero esas soluciones, ante una crisis de acumulación, hacen agua por todos los poros.


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