17.NOV.20 | PostaPorteña 2164

Perú sin presidente: Vacío de Poder

Por varios

 

PERÚ/ La calle: por ahí pasan la esperanza y el futuro

 

Columna navegar río arriba. La mula.

Por Rodrigo Montoya Rojas* 15 de noviembre, 2020.- Servindi

Fue gigante la marcha general de ayer en Lima y grandes las protestas en las ciudades de provincias. Manuel Merino y su banda de golpistas no imaginaron ese recibimiento, tendrán que aprender a convivir con una oposición inesperada, que no parece flor de un día. Sorpresas tiene la vida, la vida tiene sorpresas.   

En la mañana del lunes el presidente Martin Vizcarra no se dio cuenta del golpe que siguió a su discurso de defensa en el congreso; cometió un error, el último de su mandato, al suponer que evitaría la vacancia por segunda vez. Seguro de sí mismo, informó al despedirse que saldría a seguir trabajando en la región de Junín. Unas horas después, volvió a Lima cuando ya no era más Presidente (reconozco autocríticamente que yo pensaba también que no lo vacarían). En menos de tres horas, los golpistas consiguieron 105 de los 130 votos. Lograron convencer a los congresistas de prácticamente todos los partidos políticos, con excepción del partido Morado, que la oportunidad había llegado para que el presidente del Congreso se convierta en presidente la República, tomen el poder ejecutivo, y vayan después por el control del Tribunal Constitucional, eligiendo a seis de sus 7 miembros para controlarlo. Cansado y abatido, Vizcarra decidió aceptar los hechos, irse a casa y no presentar queja judicial alguna. Podría haber renovado su reclamo anterior ante el Tribunal Constitucional y pedido un Habeas Corpus para suspender la decisión del Congreso, pero no lo hizo. Pasó a la soledad plena y quedará como un caso, tal vez único, de alguien que estando en el poder prefirió no formar un movimiento político para tener un respaldo político propio.

 A cambio de sus votos para la vacancia de Vizcarra, los partidos habrían recibido la promesa de Manuel Merino y su partido Acción Popular, de asegurar la defensa de sus miembros y aliados con graves acusaciones judiciales: los beneficiarios visibles serían los hacendados dueños de universidades privadas como los señores Luna y los promotores dueños de las otras 49 universidades privadas, cerradas por orden de la Superintendencia Nacional de Educación Universitaria, SUNEDU, organismo creado por la ley universitaria vigente, promulgada por el gobierno de Humala; luego, los 67 de 130 congresistas con acusaciones fiscales y juicios pendientes; por esa vía, la señora Keiko Fuijimori, sería igualmente beneficiaria y hasta podría asegurar su candidatura a la presidencia, a pesar de las gravísimas acusaciones fiscales que están a punto de ser ventiladas en los tribunales; el golpe del Congreso permitiría también a Antauro Humala –el mayor del ejército condenado a muchos años–, dejar la cárcel y hasta ser candidato en las próximas elecciones de abril de 2021; tendrían también una posibilidad de algún tipo de salvación los grandes y medianos burgueses del “Club de la Construcción” como Graña Miró Quesada y otros comprometidos a fondo en la corrupción del Lava jato brasileño.

¿Se trata de un golpe? Sí, del congreso, para ocupar el ejecutivo, acabar con el equilibrio de poderes propuesto y defendido desde tiempos de la Ilustración europea en el siglo XVIII. Fue muy simple el pretexto para el golpe: la “permanente incapacidad moral o física declarada por el Congreso” (Inciso 2 del artículo 11 de la Constitución política del Perú de 1993), atribuida al presidente Vizcarra por haber recibido una coima de algo más de dos millones de soles cuando era gobernador de la región Moquegua entre 2014 y 2016. El espíritu de esa “incapacidad moral o física” en la Constitución de 1823, la primera de la república, tenía que ver con un estado de locura; además, en aquel momento, la corrupción no estaba en el centro de la atención política como hoy. Además, la Constitución del 93 señala también que un presidente de la república no puede ser investigado ni juzgado durante su mandato. Este congreso golpista se declaró fiscal, juez y parte, y condenó al presidente Vizcarra a dejar su cargo de presidente. El Tribunal Constitucional pudo haber resuelto el problema de la interpretación de lo que debiera ser considerado como una incapacidad moral, señalando que se trata de enfermedades incurables debidamente señaladas por una junta de médicos competentes y que la bondad o maldad de un presidente en sus actos de gobierno, no tiene nada que ver con el tema. Tal vez llegue el TC a dar mejores luces, pero lo hará tomando el tiempo que necesitan las tortugas y los elefantes para dar un paseo por la playa.

¡Esta es la llamada democracia peruana, qué les parece!, ¡Un monumento a la vergüenza!

Acabo de presentar un resumen brevísimo y simple de la tragedia política y social que vive el Perú, atravesada de punta a punta, de arriba a abajo, por fuera y por dentro por la corrupción, que comenzó en 1532 y fue instalándose paso a paso en los últimos 199 años de república. Tenemos tres presidentes en los últimos cuatro años y estamos a punto de ver en la cárcel a cinco de los seis presidentes en de los últimos 30 años, acusados de graves delitos de corrupción: uno en la cárcel Alberto Fujimori, condenado a 25 años por muchos delitos, entre ellos uno de lesa humanidad; Alejandro Toledo, seguramente extraditable por una Corte californiana en Estados Unidos, que sería juzgado y condenado en Perú por una coima fantástica de 35 o 25 millones de dólares; Alan García, que se suicidó para evitar la vergüenza de ir a la cárcel por iguales delitos que estaban a punto de probarse; Ollanta Humala, muy cerca de ir a juicio; y, Pedro Pablo Kuczynski, preso en su casa, con sus 81 años, espera su juico con prisión preventiva en casa. Lo mismo podría ocurrirle a Vizcarra si lo juzgan y condenan. ¡Esta es la llamada democracia peruana, qué les parece!, ¡Un monumento a la vergüenza!

Un nuevo gobierno. Manuel Merino salió a buscar un primer ministro, y encontró en el camino al señor Ántero Flores-Araoz. No es aún un fósil, como lo han llamado algunos periodistas, porque aún tiene vida; lo necesitan, y él está siempre dispuesto a volver. En las elecciones presidenciales del 2016, obtuvo el 0.4 % de los votos; esa simple razón debió haberle servido para retirarse con algo de dignidad a su casa, a cuidar el jardín y jugar, con sus nietos y nietas, si los tiene. Este señor es un abogado de clientes de grandes empresarios en problemas; político de largo tiempo, hombre clave de la alianza del Apra y el PPC; ministro de Defensa de Alan García, cómplice de la matanza en la curva del diablo, en la rebelión de Bagua de 2008-2009; racista consumado, orgulloso de parecerse a Pizarro. Si el puesto de primer ministro le dura tendría que negociar en algún momento con los indígenas andinos amazónicos a quienes insultó nombrándolos como llamas y vicuñas. Con el mismo razonamiento un señor, padre de la señora Lourdes Flores, llamó auquénido al presidente Toledo. Esta maldad no la inventaron ellos; viene desde lejos, en tiempos del cristiano conquistador Francisco Pizarro. Sus grados honoríficos recibidos de universidades de quinta categoría y cerradas por la SUNEDU, compensan sus servicios prestados, a medio prestar y por prestar, y menos por sus virtudes académicas. Ya ofreció públicamente que es partidario de dar una “nueva oportunidad” a las 50 universidades clausuradas, pese a que sabe muy bien que ya tuvieron años de “nueva oportunidad” y no cumplieron con lo que se les exigía.

Esa soledad es premonitoria de lo que podría venir después.

Merino y Flores Araos, caracterizaron de gobierno de transición al que tienen entre manos y ofrecieron, formar un gabinete de “ancha base” y de “consenso”. Salieron a buscar ministros, y como no consiguieron a nadie, solo el Sr. Flores-Araoz juramentó su cargo. Esa soledad es premonitoria de lo que podría venir después. Mientras las calles de Lima y todas las ciudades del país se llenaban de jóvenes protestando masivamente contra sus gobiernos, tuvieron la suerte de encontrar a viejos compañeros de ruta, apristas y pepecistas que aceptaron gustosos el “llamado de la patria” cuando ya rondaban como fantasmas mal queridos. Vuelve al Ministerio de Salud el Dr. Abel Salinas, pediatra con treinta años de trabajo en la Clínica Internacional. Probablemente no encontraron a un especialista en epidemiología, que es precisamente la calificación que se requiere en tiempos de la pandemia. Como ningún especialista en educación quiso aceptar la papa caliente, optaron por el vicealmirante Fernando D’ Alessio que del mar pasó a ser ministro de Salud, y ahora de Educación. Víctor Vich, un destacado profesor de Ciencias Sociales de la Universidad Católica, acaba de escribir un breve y duro artículo sobre él, del que cito dos párrafos:

“Fernando D’ Alessio es la persona que hoy simboliza el punto más bajo en el que ha caído el sector educativo en el país. Su nominación es un golpe tan duro como el propio golpe de estado. Solo a una clase política degradada puede ocurrírsele nombrar a un personaje así para liderar un sector decisivo para el Perú de hoy mismo, hacia el Perú del mañana. Este no es un gabinete ultra-conservador: es un gabinete fascista [....] La educación no puede continuar en manos de negociantes mercachifles, de grupos liderados por bancos y, menos aún, de mafias corruptas. Hoy las distintas organizaciones educativas deben volver a manifestarse. Hoy debemos proponer una nueva estrategia de lucha. La desobediencia civil se hace urgente. Los profesores del Perú sentimos que la designación de D’ Alessio es un insulto a nuestro trabajo y a todos los ciudadanos de este país” (Víctor Vich, en el Portal La Mula, 13 de noviembre 2020).

Debo agregar que este Sr. D’Alessio, está convencido que las marchas contra el gobierno golpista son dirigidas por los terroristas y el MOVADEF y que los jóvenes en las calles son “salvajes”. Excelente carta de presentación de un personaje para quien el tiempo se detuvo en 1992. Con la captura de Abimael Guzmán ese año, comenzó el proceso irreversible de la desaparición de Sendero Luminoso, que hoy es una sombra. El MOVADEF no ha podido convertirse en un partido legal; entre tanto, una o dos columnas de senderistas y/o ex senderistas aliados al narcotráfico se mantienen activas desde 1990 en las selvas duras de Sivia -distrito de la provincia de Huanta, Ayacucho, parte del Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro, VRAEM-. Aún no han explicado las fuerzas armadas por qué se mantiene ese foco de Sivia. Como tampoco habrían encontrado un ministro de Cultura que aceptara ser parte de este juego golpista y restaurador, obtuvieron un sí de la señora María Cristina De Reparaz, competente en gestión y en turismo, según la versión oficial de su curriculum. ¿Pueden los pueblos indígenas, por ejemplo, esperar algo de ella y del primer ministro que no dialoga con las llamas y vicuñas?  

¿Pueden los pueblos indígenas, por ejemplo, esperar algo de ella y del primer ministro que no dialoga con las llamas y vicuñas? 

De ancha base, nada; de consenso, nada; de transición, nada. ¿De qué transición se trata? la palabrita queda en el aire, pero los primeros pasos indican que va dibujándose un gobierno de restauración para que vuelvan los años buenos en los que los partidos y sus aliados que hoy copan en congreso, tengan la libertad de crecer a su modo, con la libertad que considera suya. La agenda del Congreso está llena de puntos en esa dirección y el ejecutivo tendrá que pensar dos veces en decir sí o no; porque pierde, por ambas vías. En tiempos de libertad ya no será posible restaurar ese viejo orden, menos aún si tomamos en cuenta la movilización masiva de los últimos días.

Merino y Flores-Araoz y su gobierno son parte del pasado porque perdieron la capacidad de entender a la juventud. Muchos miles de mujeres y hombres de 80 y más años son juveniles porque entienden el derecho de los jóvenes a mirar críticamente la sociedad en que viven.

Merino y Flores-Araoz y su gobierno son parte del pasado porque perdieron la capacidad de entender a la juventud.

Centenares de miles en las calles: sorpresa, juventud, femenina tanto como masculina, muchas represión y ternas

Creo no equivocarme si digo que estas grandes manifestaciones son una sorpresa cargada de múltiples sentidos. Los centenares de pancartas grandes y pequeñas en manos de decenas de miles de jóvenes (15 a 30 años) dicen simplemente “Merino, no me representas”, “Merino, no eres mi presidente”. Letreros en las espaldas de muchachos ofreciendo mascarillas, “agua, vinagre, bicarbonato”; cuidado, no para vender sino para compartir; un médico con una cruz roja en la espalda, o un abogado advirtiendo “Soy abogado, avisen si detienen a alguien”, son novedades demasiado importantes. Despertar políticamente negando la tesis de la representación que el sistema político impone, revela un grado de lucidez de primer orden. Cuestionar el principio de representación que niega la noción misma de democracia no es lo mismo que exigir aumentos de salarios, repudiar a la represión o exigir el castigo de una mala autoridad cualquiera.

Me parece que estamos frente a un planteamiento político nuevo de gran potencialidad, en el que se expresan gestos de solidaridad colectiva que no habíamos visto antes. También en este gesto de solidaridad se percibe la lucidez para evitar la represión y garantizar que más gente se pliegue a las manifestaciones. Se vieron algunos casos de provocación a la policía y, al mismo tiempo, una represión brutal de la policía. Reprimir es su oficio, eso es lo que saben hacer, más allá de las buenas palabras de los jefes. No tiene sentido pedir que una parra de uvas dé buenas manzanas. Llegará el momento para tocar en serio el tema de “los ternas”, policías disfrazados de civiles, armados y preparados como provocadores para romper las protestas. Ojalá sea posible salvar las vidas de dos manifestantes heridos con perdigones o balas, y que se pueda saber quiénes fueron los policías ternas responsables.       

Calles, esperanza y horizonte. Con excepción de los militantes del partido Morado, no alcancé a ver militantes de los partidos golpistas del Congreso en las calles de Lima. La opción de concentrar toda la política en el congreso está ya en las brasas del pensamiento crítico. Tiene sus días contados la consigna “salvo una curul, el resto es ilusión”, que viene desde tiempos de la Constituyente y las elecciones posteriores en los últimos cuarenta años. ¿Podrán sobrevivir los partidos golpistas?, ¿No es acaso un suicidio político el apoyo del Frente Amplio al coro de la vacancia?, ¿qué horizonte tendría en ese partido la congresista Rocío Silva Santisteban que votó en contra?

¿Podrán sobrevivir los partidos golpistas?

Es muy probable que la política peruana tenga en estas grandes marchas un antes y un después, un punto de inflexión. Por el momento, las fuerzas golpistas tratarán de recuperar parte de lo perdido. En la otra orilla, nos queda una pregunta: ¿qué hacer para compartir con la juventud una propuesta política que llene las calles de Lima? Tejer con los jóvenes, desde abajo, paso a paso, un proyecto político alternativo, podría ser una posible respuesta. Paralelamente, tenemos la grave responsabilidad de conocer las grandes líneas de la historia peruana, vacío pendiente desde tiempos de Mariátegui, pese a los esfuerzos de Valcárcel y Arguedas. Conocer a fondo el legado inca en nuestro tiempo sería parte de la respuesta. Ellos fueron los únicos que organizaron el espacio vertical andino a través de triángulos económicos, sociales, políticos y espirituales. Ese podría ser un buen punto de partida; salvo mejores opiniones, por supuesto. (Escrito el 13 de noviembre de 2020)

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*Rodrigo Montoya Rojas es antropólogo y escritor peruano, nacido en Puquio, Ayacucho. Profesor Emérito de la Universidad de San Marcos, de Lima, por la que se doctoró en 1970. También obtuvo un doctorado en Sociología en la Universidad de París, y es profesor visitante en varias universidades de Europa y América. 

 

Perú, un país sin gobierno en medio de la crisis

 

Servindi, 16 de noviembre, 2020.- Con dos poderes de Estado descabezados: Congreso de la República y el Poder Ejecutivo, el Perú vive una grave crisis de gobernabilidad que tiene en vilo al país.

Sin presidente de la República, sin gabinete ministerial y sin mesa directiva en el Poder Legislativo el Perú anda a la deriva, mientras que las manifestaciones se mantienen hasta altas horas de la noche.

El promotor del golpe parlamentario, el congresista Manuel Merino de Lama, renunció de forma irrevocable a la presidencia de la República a mediodía del domingo lo que provocó el júbilo ciudadano.

Numerosos ciudadanos y en especial madres de familia se habían volcado a las calles y plazas para expresar su indignación y dolor por el asesinato de dos jóvenes de 22 y 24 años por heridas de proyectiles.

Al enterarse de la renuncia de Merino de Lama numerosas personas estallaron en júbilo y con una emoción hasta el llanto entonaron el himno nacional y flamearon la bandera patria en calles y plazas.

Jack Bryan Pintado Sánchez e Inti Sotelo Camargo fueron reconocidos inmediatamente como mártires de la la democracia y se valoró que no hayan muerto en vano. Un dibujo compartido por redes sociales graficó este significado.

Ambición por el poder subsiste en facciones congresales

Se esperaba que durante el domingo el Congreso de la República sesione en plenaria para encontrar una salida a la crisis de gobernabilidad generada por el propio parlamento.

A las 8:30 de la noche se puso a debate la elección de una mesa directiva encabezada por Rocío Silva Santisteban, miembro del Frente Amplio, y que fue una de las votó en contra de la vacancia presidencial.

Entonces parecía que la única lista presentada luego de la reunión de la Junta de Portavoces permitiría un consenso para superar la crisis en el Congreso y sentar las bases para designar un gobierno de transición.

Sin embargo, la lista de Rocío Silva Santisteban obtuvo 42 a favor, 52 en contra y hubo 25 abstenciones, cuando se necesitaba 60 votos para declarar victoriosa a la lista debido a que se contabilizó la asistencia de 119 parlamentarios.

En declaraciones a RPP Noticias Silva Santisteban dijo que varias bancadas como Acción Popular, Podemos y Unión por el Perú votaron en contra, mientras que Alianza Para el Progreso no votó en bloque como se acordó.

Trascendió que el lunes por la mañana se registrarán varias listas a la presidencia del Congreso, una liderada por Francisco Sagasti del partido Morado y habría otra lista respaldada por el partido Acción Popular.

Demanda competencial

De otro lado, el Tribunal Constitucional anunció que el lunes 16 de noviembre realizará una sesión extraordinaria para continuar con la demanda competencial que la gestión de Martín Vizcarra interpuso contra el Congreso de la República por el uso de la vacancia presidencial por la causal de incapacidad moral permanente.

¿Dónde están?

Nueve personas aún siguen inubicables según informó Mar Pérez, abogada de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos (CNDDHH) a altas horas de la noche del domingo 15 de noviembre.

Detalló que hay un nuevo herido de gravedad con impactos de proyectiles un poco difíciles de determinar y que podrían ser perdigones, canicas o balas, ya que se han registrado varios casos diversos.

Dijo que está ampliamente documentada la infiltración de personal policial del grupo Terna que ha realizado detenciones arbitrarias y que no deberían participar en el control de manifestaciones por los antecedentes de abusos de derechos humanos.

Miembros del Escuadrón Verde y el Grupo Terna estarán implicados en el caso de una situación de abuso sexual contra una joven detenida.

Denuncia penal 

Manuel Merino, Ántero Flores-Aráoz (primer ministro), Gastón Rodríguez (ministro del Interior), general Jorge Luis Cayas Medina (jefe de la Región Policial Lima), Orlando Velasco Mujica (director general de la Policía Nacional del Perú) fueron denunciados penalmente.

La acusación fue planteada por los presuntos delitos de homicidio agravado, lesiones graves y abuso de autoridad en agravio de los fallecidos Jack Brian Pintado Sánchez (25), Jordán Inti Sotelo Camargo (24) y todos quienes resultaron lesionados durante la violenta represión policial del sábado.

La demanda fue formulada por un conjunto de organizaciones de derechos humanos integrada por APRODEH, CEAS, Comisedh, DEMUS, Fedepaz, IDL y Paz y Esperanza.

Mar Pérez dijo al respecto que se espera una sanción a los responsables, reparar a los familiares de las víctimas y adoptar medidas para evitar la repetición de este tipo de agresiones letales. 

 

Ni Nadie Ni Ellos. Por Una Salida Obrera En Perú

 

La crisis mundial ya puso un pie en la política de América Latina. Estamos ante un anticipo del derrumbe de los “retornos” (Alberto, Arce, ¿PT?), que no llegan después de los levantamientos y las estabilizaciones, sino que deben sufrir los primeros y probar suerte con las segundas. La intervención de la clase obrera, luego del reflujo a la que fue sometida por los gobiernos bonapartistas, dio un nuevo paso: Venezuela, Chile y Bolivia y, ahora, Perú. A diferencia de los dos primeros, en Perú la crisis derribó al gobierno. A diferencia del tercero, las masas rechazaron la solución impuesta por la burguesía (Merino/Añez). La clase obrera peruana se debate en la consigna QSVT. La izquierda, más conservadora, quiere redactar una nueva constitución. Es una gran oportunidad para discutir la profundidad del derrumbe y la posibilidad de una salida socialista.

Por estas horas, lo que parecía ser la retirada de Vizcarra y el inicio del comienzo de la presidencia de Manuel Merino, en Perú (hace menos de una semana), terminó con la clase obrera llevándose puesto a este último. ¿Qué pasó en Perú para que nos haga rememorar a la sucesiva caída de presidentes durante el Argentinazo?

Luego de la destitución de Kuczynski, en 2018, asumió Manuel Vizcarra, que se encontraba en Canadá. El 20 de noviembre de este año, Vizcarra fue destituido por el Congreso Nacional, a través de un pedido de vacancia. En realidad, Vizcarra había afrontado un proceso similar en septiembre, cuando se lo acusó de haber realizado pagos irregulares al cantante Richard Cisneros, para que realizará “charlas motivacionales” en el Ministerio de Cultura. Entre otras pruebas, se aportaron audios donde Vizcarra pedía a sus secretarias que oculten información respecto a los encuentros que había tenido con el cantante. En aquel entonces, el Congreso Nacional no alcanzó los 87 votos necesarios para aprobar la vacancia de un Presidente.

Sin embargo, un mes y medio después, se aprobó su destitución, pero esta vez por otra causa vinculada a los coletazos del caso Odebrecht. La gigante constructora brasilera, es conocida por las tramas de corrupción con la obra pública que estableció en casi toda América del Sur, siendo una de las causas por las que cayó en desgracia Lula. En Perú, existió lo que se conoció como “el Club de la Construcción” donde diferentes empresas vinculadas a ese negocio arreglaban con el gobierno quién ganaba una licitación determinada. La empresa que era acordada como la ganadora, se hacía cargo del paso de los sobornos a los funcionarios y de “indemnizar” al resto de las empresas. En el caso de Vizcarra, se lo acusa de haber recibido 600 mil dólares para adjudicar las obras de Las Lomas de Ilo, un proyecto de irrigación, y el Hospital Regional de Moquegua, todo esto cuando era gobernador de Moquegua entre 2011 y 2014. Las empresas beneficiarias, habrían sido ICCGSA-Incot, por la construcción del hospital, y la empresa Obrainsa, por las Lomas de Ilo.

Por este motivo, por un total de 105 votos a favor, 19 en contra (todos del Partido Morado), y 4 abstenciones, Vizcarra fue destituido de su cargo el pasado 10 de noviembre. Esto no se trata de una novedad en el Perú. El propio Martin Vizcarra estaba reemplazando a Pedro Pablo Kuczynski, quien había asumida la presidencia en 2016 habiendo sacado solo 21% de los votos, perdiendo frente a Keiko Fujimori, aunque en la segunda vuelta, Kuczynski logró capitalizar los votos para evitar el retorno del fujimorismo y se impuso por apenas 40 mil votos. Sin embargo, en 2017 se conoció que dos empresas de asesoría financiera vinculadas a Kuczynski, habían recibido cerca de 4 millones de dólares por distintos contratos con la firma Odebrecht entre 2005 y 2017. Kuczynski logró evitar el primer intento de vacancia a fines del 2017, aunque se desató un escándalo debido a que Keiko Fujimori reveló videos donde se veía a su hermano Kenji Fujimori intentando comprar votos para impedir el pedido de vacancia contra el presidente. Kenji y otros 9 diputados del bloque se abstuvieron y se evitó la destitución de Kuczynski. Kenji terminó renunciando al partido fujimorista Fuerza Popular, quedando en manos de su hermana Keiko. A los pocos días, Kuczynski indultó a Alberto Fujimori para la navidad de ese año. Esto derivó en que se desaten movilizaciones masivas en Perú, donde surgió la consigna “Que se vayan todos” obligando a Kuczynski a renunciar en marzo del 2018, antes de enfrentar un nuevo proceso de vacancia.

En ese marco, asumió Martín Vizcarra, que seguía en la sucesión a Kuczynski, desempeñándose como vicepresidente y como embajador en Canadá. Durante su mandato continuó afrontando movilizaciones, donde se continuaba levantando la consigna “Que se vayan todos” y se pedía el cierre del Congreso. Este procedimiento se encuentra presente en la Constitución, y permite al Presidente cerrar el Congreso Nacional si este le rechaza dos gabinetes ministeriales. Vizcarra buscó presentarse como el purgador de la política peruana, buscó adelantar las elecciones presidenciales del 2021 al 2020, cosa que no logró, aunque sí pudo convocar a elecciones parlamentarias extraordinarias en enero pasado, para modificar la totalidad de las 130 congresistas, e impedir su reelección permanente. Aquella elección, dio ganador a Acción Popular con el 10% de los votos, cayendo en desgracia el partido de Keiko Fujimori, que perdió 39 escaños.

Una vez instalado el Congreso se eligió al presidente del mismo, siendo elegido Manuel Merino quien había ingresado al Congreso con solo 5.000 votos. La crisis económica y social se vio agravada este año producto de la pandemia. Por ejemplo, Perú no pudo prácticamente hacer cuarentena debido al alto grado de informalidad laboral que registra, lo que llevó a más de un millón de contagios y más de 30 mil muertos. Todo esto, sumado a la profundización de la crisis política con los casos de corrupción que salpicaron a Vizcarra, terminó en la caída del presidente.

No obstante, la asunción de Merino no aplacó la situación. Las movilizaciones en las calles se volvieron multitudinarias. Algunas, en apoyo a Vizcarra. Otras, muchas, rechazando al conjunto de la política peruana y exigiendo la renuncia de todos. La respuesta del gobierno fue la brutal represión, arrojando, hasta el momento, el saldo de dos muertos. Un adolescente de 24 años de nombre Jack Pintado, y un estudiante de turismo llamado Inti Sotelo. Se informa también la existencia de más de 100 heridos, 4 de ellos de gravedad, de 40 manifestantes se desconoce su paradero, mientras que las movilizaciones y la represión continúan. Por este motivo, ya han renunciado entre 13 y 16 de los 18 ministros de Merino, y el Congreso se iba a reunir para discutir un nuevo pedido de vacancia, esta vez contra el propio Merino. Incluso, el ahora Presidente del Congreso de Perú, Luis Valdez de Alianza Para el Progreso, le había pedido que renuncie antes de ser destituido.

Finalmente, Merino terminó renunciando en horas del mediodía, y ahora se abre el debate respecto a la sucesión. De urgencia, el Congreso se ha convocado esta tarde para discutir la elección de un nuevo presidente interino, en una sesión que se especula con que dure cerca de 6 horas. Por ahora, los favoritos para ser electos, son los miembros del Partido Morado, que votaron en contra de la destitución de Vizcarra. Cualquier miembro del Partido Morado daría con el perfil, ya que se trata de una organización creada en 2016, que buscaba mostrarse con un perfil más “independiente”. Lo cierto es que con “perfiles” la crisis no se resuelve.

En Perú no existen los partidos de masas. Ni la burguesía ni la clase obrera han podido mantener los viejos o crear nuevos. El tradicional partido, el APRA, se ha visto seriamente disminuido en las últimas décadas, dejando ya de tener representación parlamentaria. Por ese motivo, asistimos a la creación constante de agrupaciones nuevas y de índole muy personalistas.

Por ejemplo, el partido de Kuczynski se llama “Peruanos Por el Kambio” creado recién en 2014 para ganar las elecciones y llevando sus iniciales (PPK). El partido de Ollanta Humala, el ex Presidente, llamado Movimiento Nacionalista Peruano, se creó en el 2003 por su padre, Isaac Humala, y luego le heredó el liderazgo su hijo Ollanta. Incluso, la prensa del partido, se llamó Ollanta y luego cambió su nombre a Antauro, como se llama su hermano. Antauro está detenido por protagonizar un levantamiento militar, y Ollanta se enfrenta a un juicio por lavado de dinero que lo podría meter 25 años en la cárcel. A este personalismo, se le suman que se constituyen alianzas electorales que se rompen ni bien ingresan en el Congreso.

Al no poder sustentar su poder en organizaciones estables, los últimos presidentes buscaron apelar constantemente a las masas, como base de maniobra. Suben despotricando contra la “clase política” y anunciando el “fin de la corrupción”, pero al poco tiempo, todo eso se derrumba. Por eso, a pesar de haber renovado el Congreso en su totalidad, y de pretender modificar la Constitución para eliminar la inmunidad parlamentaria, el nuevo Poder Legislativo quedó nuevamente en manos de congresales vinculados a causas de corrupción. Así, Perú vive en una crisis constante donde el “Que se vayan todos” va a explotando gradualmente, año a año, presidencia tras presidencia. Con Merino, ya son tres presidentes destituidos en 2 años y medio.

A diferencia de lo que sucedió con Evo y Dilma, el kirchnerismo no denunció la existencia de un golpe de Estado, a pesar de tener muchas similitudes con las caídas de los gobiernos mencionados. Si bien Página 12 hizo alusión a la llegada de la “derecha” al gobierno peruano, los comparó con las caídas de Dilma y Lugo y llegó a coquetear con la idea de “golpe de Estado”, no terminó por definirlo de esa forma. Oficialmente, el Canciller Felipe Solá, habló de “inestabilidad política”, sin defender ni al Parlamento ni a Vizcarra. Claro está, Vizcarra no es un “progre” alineado con Alberto y Cristina, como si lo eran Evo o Dilma, lo cual muestra a las claras que las denuncias de golpe responden a las necesidades de las alianzas políticas.

Dentro del campo del trotskismo, el PO (T) picó en punta con la vieja cantinela del “golpe de Estado”, poniéndose del lado de Vizcarra. Se trataría esta vez de un “golpe preventivo”, para evitar una experiencia como la chilena. Sin embargo, en 2018, el propio Altamira había levantado la consigna “Perú: Que se vayan todos” ante la crisis de Kuczynski y denunciando a Vizcarra como parte del entramado de la corrupción. Es decir, se cambia de acuerdo a cómo sople el viento. El propio Vizcarra levantó la consigna del golpe, y de esa forma ahora, el régimen buscará saldar su crisis colocando como Presidente a uno de los 9 que no votaron por la destitución.

El Partido Obrero, primero replicó la declaración de la Agrupación Vilcapaza del 10 de noviembre, donde se denunciaba una pelea entre dos mafias, y proponía convocar a un “encuentro de trabajadores” y organizar un plan de lucha, aunque los objetivos del mismo son principalmente de mejores materiales, sin proponerse un horizonte político.

Sin embargo, en las vísperas de la renuncia de Merino, el PO sacó una declaración donde sostenían que estábamos frente a (sí, adivinó) un “golpe de Estado”. En realidad, frente a un “nuevo golpe”, ya que sostienen que el propio Vizcarra asumió producto de un golpe a Kuczynski, algo que no habían dicho en aquel entonces. O sea, corrigen su caracterización de hace dos años, sin explicar por qué. Lo que omiten decir es que como Kuczynski no era kirchnerista, no lo defendieron. A pesar de esto, el PO llama a no movilizar detrás de ninguno de los dos sectores, y a imponer la consigna de una Asamblea Constituyente Libre y Soberana. Mientras la clase obrera está iniciando un proceso de ruptura con el régimen burgués, el PO oficial les propone volver a él. Como saben que en Chile se equivocaron, ahora dicen que hay que evitar que esa Constituyente sea “institucionalizada”. ¿Y cómo? Siendo convocada por un “gobierno obrero”. O sea, primero hacemos la revolución y luego convocamos a la Constituyente (lo que es pedirle al Estado obrero que entregue el poder al enemigo). Como eso es una verdadera locura, lanzan una tercera medida: un “congreso de bases de la CGTP”, para pedir reformas sindicales en medio de una crisis política. Claro, el problema es que la CGTP es una central obrera cuya dirección apoyó la destitución de Vizcarra (o sea “el golpe”). Como vemos, se lanzan consignas de todo tipo e hasta incompatibles entre sí, con la idea de que tal vez alguna acierte., y de todos los sindicatos y del movimiento obrero y explotados” para luchar por cuestiones netamente sindicales.

El PO se mueve por puro impresionismo y oportunismo. No denunció golpe en su momento a Kuczynski, y tampoco lo había hecho ahora con Vizcarra. Lo hace solo porque buena parte de las masas en la calle lo están haciendo, y por eso levanta esa caracterización. Lo cierto es que Vizcarra cae como producto de la descomposición del régimen política peruano, y Merino por la movilización popular. Si fue un golpe, hay que reprimir a los “golpistas”. O sea, a las masas movilizadas.

El PTS, IS, y el NMAS no señalaron la existencia de un golpe de Estado, pero no por acierto, sino simplemente porque Vizcarra no es parte de la alianza de Cristina, Evo y Lula. Basta que Cristina diga “golpe”, para que en particular el PTS y el NMAS repitan sin chistar. Ahora bien, como salida proponen, otra vez, una Asamblea Constituyente Libre y Soberana para modificar la Constitución del ´93. Es decir, nos proponen seguir el camino de Chile…

No se puede canalizar la movilización por una vía institucional, que hasta el propio Vizcarra podría llegar a reivindicar, de hecho impulsó referendos constitucionales durante su mandato. La intervención de la clase obrera tiene que ser independiente y política, no solo sindical. En primer lugar, es necesario llamar a la conformación de comités obrero en cada ciudad donde se están desarrollando movilizaciones. En segundo lugar, esos comités tienen que comenzar a vincularse unos con otros, organizando la lucha de conjunto. En tercer lugar, esos procesos tienen que convergir en una Asamblea Nacional de Trabajadores Ocupados y Desocupados, que le dispute políticamente el poder a la burguesía. Si el Parlamento burgués está siendo rechazado en las calles, hay que construir un Parlamento obrero, que se proponga expropiar política y económicamente al conjunto de la burguesía.

La necesidad de una intervención de este estilo es imperiosa. Chile ha mostrado la capacidad que tiene la burguesía para asumir ciertos reclamos e incluirlos como conquistas sociales dentro de los límites de la política burguesa, como lo hizo con el reclamo por una nueva Constitución. Y eso, tarde o temprano, deriva en la liquidación del movimiento y en la emergencia de líderes del tipo bonapartistas. Ya lo vivimos en Argentina con el ascenso del kirchnerismo. La consigna QSVT es que no gobierne nadie. Y nadie significa, tarde o temprano, ellos. Por eso, ni ellos, ni nadie: nosotros.

Ni elecciones ni Constituyente. Por una Asamblea Nacional de Trabajadores Ocupados y Desocupados en Perú

Razón y Revolución - 16 nov 2020

 

El Congreso de Perú designó a Francisco Sagasti como el nuevo presidente interino del país

 

Perú: Don Quijote Sagasti y los molinos de viento

 

Ronald Cárdenas Krenz 17/11/20 Clarín

El sábado, a media noche, la empresa que administra el aeropuerto de Lima difundía un inusual comunicado: por si acaso, el aeropuerto no está atendiendo. La razón: a esas horas, el gabinete se caía a pedazos, nadie sabía dónde estaba el Presidente de la República, y la gente pensaba que de repente se fugaría del país.

Los períodos presidenciales en el Perú últimamente se pasan volando. Manuel Merino de Lama duró menos de una semana. Las protestas callejeras -fundamentalmente encarnadas en los jóvenes-, que concluyeron con la muerte de dos de ellos en el centro de Lima, aparentemente por culpa de la policía, terminaron de hacer caer a un gobierno que nació tambaleante.

No es que el pueblo se levantara en favor del destituido Vizcarra, sino contra de la decisión arbitraria de un Congreso percibido como corrupto, incompetente y ajeno, víctima del Síndrome de Hubris, a cuya tozudez y soberbia se debe la crisis, incapaz de leer el sentir popular, preso de la ambición, el oportunismo y la angurria de algunos.

Acorralado por las circunstancias y un mal manejo de la crisis, Merino renunció el domingo 15 al mediodía. El parlamento debía entonces designar a un nuevo Presidente del Congreso para que reemplazara a Merino; pero la única lista que se presentara, encabezada por una abogada y poetisa de izquierda, no alcanzó los votos necesarios; de esta manera, el Perú se quedó sin Presidente del Congreso y sin Presidente de la República. La incertidumbre nacional hasta ponía en duda el partido Perú-Argentina.

Recién el lunes 16, con 97 votos a favor y 26 en contra, Francisco Sagasti Hochhausler, político moderado y con vocación concertadora, fue elegido Presidente del Congreso y, por tanto, es el nuevo Presidente del Perú.

A nivel nacional, no es una persona conocida, más sí en los medios académicos. Sagasti es ingeniero industrial y doctor en Filosofía, pero sobre todo un investigador, fundador del grupo de análisis GRADE y asesor en diversos gobiernos, vinculado siempre con temas de ciencia y tecnología. Su excelente discurso de investidura en el Congreso: brillante, conciliador, tranquilizador y sin leer, ponía de manifiesto su condición de académico.

El físico, la barbita blanca y algunos de sus 76 años que no parecen tanto, le dan cierto aire quijotesco, y probablemente un destino similar al personaje de Cervantes le espere, aunque en vez de luchar contra molinos de viento, tendrá que enfrentar monstruos de verdad.

Por un lado, tendrá que enfrentar la segunda ola en ciernes de la pandemia y la terrible crisis económica, pero también habrá de enfrentar a un Congreso de un populismo legisferante, la presión de la coalición de partidos que lo apoyó, y los ecos que puedan quedar en las calles. Todo ello como presidente de un gobierno de transición que debe llevar a cabo las elecciones generales del 11 de abril.

A Merino lo trajeron abajo las protestas en la calle, los cacelorazos y las redes sociales, en lo que podría llamarse un “activismo digital”. Desde hace un tiempo se viene estudiando el papel de las redes para que un presidente llegue al poder, este es un caso de estudio de lo que pueden hacer para que caigan.

Lo más memorable en esta lucha colectiva fue el papel protagónico de los jóvenes, unidos sin distinción de clases, ajenos a cualquier partido, y con mucha ilusión. Una generación que ha crecido en democracia, no estaba dispuesta a renunciar a ella, por más crítica que fuera.

Dicho sea de paso, hace solo unas semanas, un estudio en Cambridge, del Centro del Futuro para la Democracia, revelaba que los millenials son la generación más indignada con la democracia.

Empero, como “a río revuelto, ganancia de pescadores”, el temor es que sectores extremistas conduzcan el desencanto democrático a la consigna “que se vayan todos” y cambiar la Constitución, pretendiendo hacer creer suya una protesta ajena.

Otro gran reto que tendrá Sagasti, aparte de restablecer el orden público, es poder conseguir un buen consejo de Ministros. Sin perjuicio de ello, la estabilidad de la democracia dependerá no solo de la clase política, sino de todos los peruanos, lo que requerirá de compromiso, mesura y espíritu de concertación.

Ello es más relevante cuando nuestra democracias sufren una crisis de representación, en donde el pueblo -como dice Pierre Rosanvallon--- ya no se percibe como una masa homogénea sino una sucesión de historias singulares, siendo necesario ampliar la democracia de autorización a una democracia de ejercicio, la cual requiere “una democracia narrativa, con ciudadanos iguales en dignidad y reconocimiento”.

Es interesante hacer notar que uno de los gritos de lucha de los jóvenes en la calle fue que: “Se metieron con la generación equivocada”; lo que es positivo en cuanto al empoderamiento que implica y lo que tiene de autoestima; pero inexacto en lo que tiene de excluyente y autosuficiencia. La democracia defendida hoy en las calles, es aquella que consiguieron los que lucharon contra el militarismo en los 70, el terrorismo en los 80 y la autocracia de los 90, con sus propias víctimas y héroes en cada batalla.

Al llegar a la presidencia Sagasti -llamado de inmediato “Don Quijote Fashion” por el ingenio popular-, mis sobrinos de ocho años habrán tenido ya cinco presidentes, y tendrán también que librar luego sus propias batallas.

Uno de los chicos fallecidos el sábado se llamaba “Inti”, palabra quechua que significa Sol; Inti murió paradójicamente en la oscuridad de la noche para no volver a amanecer, pero su nombre quedará grabado junto con el de todos aquellos otros ciudadanos que entregaron sus vidas para que la democracia, superando las más turbulentas noches, siga viviendo.

Ronald Cárdenas Krenz es Profesor e investigador de la Universidad de Lima, Unifé y ESAN. 


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