25.NOV.20 | PostaPorteña 2166

5 años desmintiendo la historia oficial

Por AMODIO

 

Transcripción de parte  del  audio del programa  de Amodio Pérez “La otra campana” del martes 24/11/20 de 11 a 12 por Radio Nacional (CX30, 1130 AM)

 

Como la mayoría de ustedes saben, yo vine en agosto del 2015 a presentar el libro que aquí se decidió darle el nombre de Palabra de Amodio.

Este libro surgió tras un tiempo de comunicación por internet con el que luego figuraría como autor del libro, Jorge Marius.

Durante mi relación con Marius habíamos acordado darle el nombre de Conversaciones  en el Parque Rodó y a tales efectos habíamos diseñado una portada, la tapa del libro, en la que Marius y Amodio aparecen conversando sentados en el monumento a Rodó. Era una creación virtual, realizada por nosotros mismos en Madrid, teniendo como base unas fotos que un colaborador de Marius había realizado en el parque.

Pronto se demostró que Marius era incapaz de concretar la publicación del libro y buscó ayuda técnica y económica con gente de su confianza y a la cual ya no conocía.

En otro momento hablaré de la forma irresponsable con que se condujo todo y cómo me vi envuelto en un procesamiento que fue una burla para el sistema judicial uruguayo. Un procesamiento llevado a cabo por una jueza y una fiscal que creyeron que pasarían a la historia por haberme procesado.

Desde el gobierno del FA y más concretamente desde los sectores en los que mis ex compañeros del MLN tenían peso y poder, el ministerio de defensa, el del interior pero fundamentalmente utilizando a quienes desde la prensa eran sus lacayos, sus sirvientes, montaron una campaña de prensa con toda clase de descalificaciones, ninguna sostenida con pruebas, sino que se basó en la historia oficial que los mismos causantes de la debacle del año 1972 crearon para intentar salvar sus responsabilidades.

Así tuvimos a un Alberto Silva que había sido gerente de radio Panamericana y que cobraba su diezmo porque otros ponían el caño para hacer finanzas alternativas, a un Canalda que montó su negocio editorial con las colaboraciones que venían de Europa, legales algunas y otras no, hasta simples adulones, como el caso de Emiliano Cotelo que tras una apariencia de aparente objetividad permitió que una serie de personajes que nunca me conocieron más que a través de la falsa historia dieran rienda suelta a su rencor, algunos cayendo en la verdadera estupidez.

Cuando hemos estado hablando del periodismo y de los periodistas, a los Cotelo, los Haberkorn, los Lessa, los Valenti, los Butazzoni, los de la mesa de los galanes, los Figares y los Carlos Peláez, a los Alberto Silva, a las Teresa Herrera, les hemos reprochado que dieron una importante información basada en la mentira de la historia oficial y han callado sobre las rectificaciones que los mismos que crearon las falsas acusaciones hicieron en su momento.

Así pasaron desapercibidas las rectificaciones sobre la cárcel del pueblo, sobre las caídas de los locales de Amazonas y de Pérez Gomar, sobre los rollos de fotos en poder de la policía y quedó por demostrarse, porque al estar amnistiado no se llegó al final de la investigación, el tema de los señalamientos callejeros.

Durante cinco años, los que van desde mi llegada en agosto del 2015 y este mes de noviembre he dado elementos suficientes para desmentir la historia oficial. He contado en principio con mi familia y con pocos y verdaderos amigos que me han ayudado durante estos años. No queda ninguno de los que organizaron mi venida y me expusieron como trofeo de su egolatría ni tampoco quedan los que me apoyaron creyendo que estaba dispuesto a dejar de lado mis creencias y mis principios. Tampoco me queda algún querido  amigo que hoy, porque digo que los militares están siendo procesados ilegalmente me acusa de estar haciendo el juego a la derecha.

Hoy ya son muy pocos los que se creen la historia oficial: la de héroes y traidores, la de los luchadores contra una dictadura que no existió más que en la imaginación de quienes hicieron todo lo posible porque se instaurara y en la que se reivindican causas perdidas y falsos líderes.

Creo que en algo he contribuido para que la verdad vaya apareciendo. Queda mucho camino por recorrer todavía. Es posible que la intención anunciada por el Gral. Fregossi de hacer una revisión crítica del pasado reciente permita que otras verdades aparezcan.

Es hora de que quienes pactaron los pactos de silencio que rigen aunque menos, hasta hoy, nos digan las razones de tales pactos, nos expliquen por qué tras el pacto del Club Naval el sistema político no cumplió la palabra dada para terminar pacíficamente con la dictadura, podamos llegar a saber qué fueron las tupabandas y qué sectores políticos se beneficiaron del producto de los asaltos, tanto aquí como en Europa y podamos hacer luz sobre el caso Feldman, a quiénes pertenecían las armas y dónde están las que faltan según el inventario original, qué papel jugó el entonces coronel del ejército cubano, pero de nacionalidad uruguaya llamado Washington Rodríguez, en ese entonces asesor del ministerio del interior a las órdenes de Vázquez, hermano de Tabaré Vázquez, podamos saber por fin quiénes son los desaparecidos reales, quiénes cobran la pensión reparatoria sin tener méritos para el cobro y se les ha negado a otros que sí los tenían, qué abogados han hecho fortuna gestionando esas pensiones y cobrando comisión por ellas, podamos saber quiénes y por qué ordenaron la muerte de Rony Scarzella y la de otros que se salvaron y por qué se salvaron, estando condenados como estuvo Scarzella, quiénes son los responsables de las desapariciones de Pedro Eizmendi y Antonio Calviño y por qué no, podamos saber quién fue el cirujano o el carnicero que descuartizó el cadáver del Tony Palomeque, uno de los integrantes de una de las bandas post dictadura.

Esto por parte del MLN y organizaciones similares, como la OPR 33 y las FARO. Por parte de los militares cómo se instauró la tortura, que no fue obra de unos pocos psicópatas como se nos quiere hacer creer, por qué los militares aceptaron tener sus cabezas de turco y quién los eligió, qué pasó con la operación Zanahoria y dónde están los restos de los desaparecidos reales. Y si esos restos no existen decirnos por qué.

Y alguien tendrá que decirnos por qué se ha hecho aparecer restos atribuidos a un desaparecido cuando en realidad pertenecen a otro y quiénes certificaron las pruebas de ADN.

Como verán, son muchas las incógnitas que todavía permanecen sin respuesta. Se pueden hacer dos cosas: seguir como hasta ahora, permitir que se siga violando la propia ley para satisfacer el deseo de venganza, condenando a inocentes y protegiendo a los verdaderos ejecutores en aras de una justicia que no es tal o ir a fondo, ser sinceros con nosotros mismos y poder iniciar un intento de reconstrucción de un país que está en la ruina.

Y de esta ruina no lo van a sacar los inversores extranjeros. Ni los UPM, ni el Banco Mundial ni el FMI.


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