25.DIC.20 | PostaPorteña 2173

Dinastías dictatoriales "nicas"

Por Oscar René Vargas

 

Cómo construir una dictadura dinástica en Nicaragua

[lo que Ortega aprendió de Somoza García]

 

Por eso es preciso un cambio en la estrategia de la oposición, ya que la “salida en frío” incrementa las posibilidades que la dictadura perdure.

Oscar René Vargas - Revista Abril 23DIC2020

 

El golpe de estado de Somoza García (1936)

En mayo 1936, Anastasio Somoza García propinó un golpe de Estado al presidente Juan Bautista Sacasa y colocó en el poder a un presidente “fantoche”. Luego, ese mismo año, se presentó a elecciones, a pesar de que estaba legalmente inhabilitado para ser candidato a la Presidencia, ya que la Constitución Política de esa época establecía que los militares en servicio activo no podían ser candidatos, y Somoza García era el jefe de la Guardia Nacional, con rango de general. 

Comienzos del zancudismo político

El partido conservador histórico no participó en las elecciones. Tanto la tendencia de Emiliano Chamorro como la de Carlos Cuadra Pasos se abstuvieron. Como consecuencia, el Partido Conservador perdió su personería jurídica. Para remplazarlo, Somoza García creó un nuevo Partido Conservador y lo hizo tomar parte en el proceso electoral. 

Es a partir de ese momento, que Anastasio Somoza García inicia el modelo político del “zancudismo”: como pago por su participación en la elección, Somoza García le otorga al partido zancudo la misma proporción de diputados y senadores que había obtenido el partido Conservador –ahora ilegal– en las elecciones de 1932.

En diciembre de 1936, en alianza con el Ejército de entonces, y con el país bajo Estado de Sitio, Somoza García ganó las elecciones. A partir de enero de 1937, controlaba además el Ejército, el Congreso, el poder judicial y el electoral. 

“Príncipe de la Iglesia” y aliado del “gran capital”

Al asumir la presidencia, en enero de 1937, lo primero que hizo fue darle una serie de concesiones al “gran capital” de la época, en concepto de exoneraciones y otras prebendas para recompensar su complicidad y su ‘neutralidad’

Mientras tanto, recibió el beneplácito del jefe de la iglesia católica de la época, el Arzobispo de Managua José Antonio Lezcano y Ortega (1865-1952). No hay que olvidar que Anastasio Somoza García fue declarado, a su muerte (1956), “Príncipe de la Iglesia” por el entonces Arzobispo de Managua Alejandro González y Robleto (1884-1968).

El pacto de 1938 con una facción del partido Conservador

En septiembre 1938, Anastasio Somoza García legalizó al Partido Conservador (tendencia de Cuadra Pasos, contraria a la tendencia de Emiliano Chamorro, quien se encontraba en el exilio), y acordó con este disolver el Congreso electo en las elecciones de 1936 y convocar a una Asamblea Constituyente que sería electa y tomaría posesión a finales de 1938.  

El pacto culminó en abril de 1939 con una nueva Constitución en la cual se establecía un artículo transitorio por medio del cual se prolongaba el período presidencial de Somoza García por 10 años sin necesidad de ir a elecciones.  Por tanto, Somoza García quedaba designado Presidente hasta 1948, sin que mediara ningún proceso eleccionario. Con ese pacto estuvo de acuerdo el “gran capital” de la época y se establecieron relaciones “fraternas” con Estados Unidos. 

La nueva constitución oficializaba así el “zancudismo político” y lo integraba a la cultura del país, al institucionalizar una cuota de poder para el partido que participó en las elecciones.

“Nuestro hijo de puta”

Como consecuencia del pacto Somoza García-Cuadra Pasos del año 1938, el cual no se debe confundir con el pacto del año de 1948, el gobierno estadounidense lo invitó a hacer una visita oficial a los Estados Unidos en mayo de 1939.  Fue recibido con todos los honores de su cargo, ya que como dijo el Presidente Franklin D. Roosevelt “Somoza puede ser un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”.

Un nuevo pacto zancudo, y la transición dinástica

Somoza García logró permanecer en el poder durante diez años, y luego, entre 1948-1950, siguió controlándolo a través de presidentes fantoches. Con el acuerdo de la oposición formal, el Partido Conservador, y con el beneplácito de los poderes fácticos se firmó al final de ese intervalo el pacto Somoza-Chamorro que le permitió ser electo, una vez más, para el período 1950-1957.

Es precisamente en ese período que logró consolidar su dictadura y preparar la sucesión familiar, nombrando a un hijo Presidente del Congreso (Luis Somoza Debayle) y al otro Jefe del Ejército (Anastasio Somoza Debayle).

Trasfondo económico y político de la consolidación de la dictadura somocista 

La consolidación de la dictadura somocista, entre 1950 y 1967, se produjo en el marco de un crecimiento económico importante, basado en el auge del mercado algodonero, el incremento del precio del café, el apogeo del Mercado Común Centroamericano, y el aumento de los volúmenes de exportaciones de carne y azúcar.

Arrastrada por esos motores, la economía tuvo un crecimiento sostenido, mientras el régimen implementaba una política de “populismo responsable”. 

Al mismo tiempo, el régimen gozó del apoyo del gran capital, el beneplácito de la iglesia, la complicidad de los políticos zancudos y el visto bueno de los Estados Unidos.

Una piedra en el camino de Ortega-Murillo: la rebelión de Abril

La estrategia de Ortega ha sido tratar de replicar la manera como la dictadura somocista se consolidó. Al inicio de su mandato, con el nombramiento de Murillo como vicepresidenta pensaba asegurar la sucesión dinástica y esperaba que, con el dinero venezolano, más el canal interoceánico, la refinería y los otros proyectos (fábricas de aluminio, fertilizantes, Tumarín, etcétera) se produciría un crecimiento similar al de 1950-1967. Sin embargo, todos esos proyectos se hicieron humo.

Al fallarle todos los megaproyectos indicados, y estallar luego la rebelión de abril 2018 y surgir las cinco crisis, Ortega no ha tenido otra alternativa que utilizar la represión generalizada para permanecer en el poder esperando un “mañana” mejor para sus intereses. 

Eta e Iota: resucita el proyecto dinástico

Los huracanes Eta e Iota se transformaron en ese mejor “mañana” para la dictadura.  De cara a 2021 tiene ahora el dinero de los préstamos, la estrategia del capital de promover la “salida al suave”, el apoyo del ejército, la policía y los paramilitares, y la oportunidad de reelegirse para tratar de consolidar la sucesión familiar. Lo más probable es que continúe el dúo Ortega-Murillo, y que algunos de sus hijos sean candidatos a diputados para apuntalar la dinastía.

Esa es la estrategia de Ortega-Murillo. Por eso es preciso un cambio en la estrategia de la oposición, ya que la “salida en frío” incrementa las posibilidades que la dictadura perdure.

 

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