¿Cómo hicieron los diseñadores del consenso planificado para imponer tanto encierro, tapado de bocas, destrucción de nuestros medios de vida? ¿Cómo hicieron para crear tanto terror en la población para que muchos llegaran a denunciar a los vecinos y a los amigos que no aceptaban las medidas confinantes?
Por supuesto que no podemos conocer casi nada del complot real, efectuado por los diseñadores del pensamiento global en las universidades, ejércitos, servicios secretos, laboratorios ideológicos y químicos.
Lo que si sabemos es que, desde que largaron el terrorismo ideológico del coronavirus de Wuhan, China sabían que, aunque nunca se haya probado que un virus pueda enfermar a alguien, que la superstición de que el virus puede enfermar y matar [1] sirve para producir miedo y hasta terror dada la sumisión de la población a dicha mentira/religión del poder: al gigantesco bombardeo propagandístico mentiroso sobre enfermos y muertos como si fueran provocados por el “coronavirus”.
Lo que si supimos enseguida era que el “nuevo virus” no había sido aislado, ni se pudiera establecer nada con respecto al síndrome que pudiera, según ellos provocar, porque no cumplía ninguno de los protocolos científicos oficiales (Postulados de Koch) [2], si podía servir (si se le agregaba mucha ingeniería social y se montaba bien el tinglado) para asustar a la población. Claro que para eso necesitaban “objetivar” al menos propagandistamente para hacer creer que había enfermos de ese fantasma y poder hacer creer en el “riesgo de contagio”. Esas hipótesis mentirosas y dogmáticas son la base de la teoría de la pandemia y sobretodo de la declaración de la Plandemia por parte de la OMS y todos los centros imperiales y gubernamentales del mundo.
De la verdad, ni hablemos, porque como dicen los compañeros “la verdad murió aplastada por los plandémicos y las élites propietarias de todos los medios que controlan la información”…, “la verdad está enclaustrada en el campo de concentración”; solo lo falso anda por la calle gritando sin tapabocas que: “hay millones de enfermos, de muertos y que la pandemia acecha a toda la humanidad”.
La “objetivación” de la publicidad terrorista sobre el virus, según la cual toda la humanidad estaba en riesgo (¡anunciaban decenas y hasta centenas de millones de muertos!) y se podía calificar toda la humanidad en función del fantasma del virus, “enfermos” y “sanos”, “positivos” y “negativos”, “pacientes” y “personas a riesgo”, “posibles portadores” e “inmunizados”, “barrios con predisposición al contagio”, “barrios que respetan las normas impuestas”, “fiesteros que no respetan nada”, “ciudadanos disciplinados”, “negacionistas” y “obedientes” “falsos negativos” y “falsos positivos”[3] etc. requería imponer las supersticiones en las que se basa la ganancia del capitalismo plandémico como si fuesen calificaciones medico científicas. Fue esa, ni más ni menos, la función que se le atribuyó al test PCR: organizar la segregación, objetivar el apartheid a nivel planetario.
Pero como por un lado, el PCR no fue concebido para diagnosticar nada, que además su propio inventor, Kary Mullis declaró siempre que, era totalmente absurdo establecer el diagnóstico de una enfermedad por un test PCR (como yo lo afirmo en mis notas Coronavirus 1,2,3 en Posta Portenia AQUI y aquí y lo reafirma Ana María Oliva [4] ), ver y que todas las tentativas en ese sentido habían sido un total fracaso (como con el SIDA), hubo que proceder a falsificar también el protocolo de dichos test. Recién ahora podemos saber quiénes fueron los responsables directos de la truchada. Oigamos al investigador F. William Engdahl [5] al respecto:
“Todo el argumento para el cierre de emergencia de negocios, escuelas, iglesias y otras áreas sociales en todo el mundo ordenado por la OMS, se basa en una prueba introducida, sorprendentemente temprano, en la saga del coronavirus de Wuhan, China.
El 23 de enero de 2020, en la revista científica Eurosurveillance, del Centro de Prevención y Control de Enfermedades de la Unión Europea, el Dr. Christian Drosten, junto con varios colegas del Instituto de Virología de Berlín del Hospital Charite, junto con el director de una pequeña empresa de biotecnología de Berlín, TIB Molbiol Syntheselabor GmbH, publicó un estudio que afirma haber desarrollado la primera prueba eficaz para detectar si alguien está infectado con el nuevo coronavirus, identificado por primera vez solo unos días antes en Wuhan. El artículo de Drosten se tituló “Detección del nuevo coronavirus de 2019 (2019-nCoV) mediante RT-PCR en tiempo real” [Eurosurveillance 25 (8) 2020]” [6]
La noticia fue recibida con el respaldo inmediato del corrupto Director General de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom, el primer no médico en dirigir la OMS. Desde entonces, el test respaldado por Drosten para el virus, llamado test en tiempo real o RT-PCR, se ha extendido a través de la OMS en todo el mundo, como el protocolo de prueba más utilizado para determinar si una persona podría tener COVID-19, la enfermedad”
O sea que toda la destrucción humana que llevó a confinar y tapar la boca a la humanidad, que destruyó para siempre formas de ganarse la vida, trabajos y actividades recreativas, que condenó a muerte por encierro y hambre a millones de seres humanos… se edificó sobre la base de supuesta “primera prueba eficaz para detectar si alguien está infectado con el nuevo coronavirus”.
El gigantesco edificio de la supuesta “pandemia del coronavirus”, la misma clasificación de la población en base a ese ridículo test, tiene esa brutal truchada como único y exclusivo fundamento. Una publicación trucha presentada como científica, con ninguna prueba seria, encuentra, como quien no quiere la cosa, una complicidad en el poder mundial, que necesita presentar como “objetivo” algo que es mentira: que alguien tiene “coronavirus”….que, además si lo tiene puede ser que esté enfermo…, que si está enfermo, o si tal vez no está enfermo, puede contagiar a otro…, y expandir la pandemia. Toda acusación de colusión real de los que producen esos “papers” pseudo científicos con la élite mundial, las multinacionales de la química, la OMS, los ejércitos y servicios secretos mundiales, será considerada, claro está, como “complotismo”; y su difusión será prohibida.
La verdad es: “lo que sale en televisión”
A quien no está acostumbrado a este tipo de golpe publicitario, de la medicina oficial, le puede llamar la atención que esta publicación pueda ser validada y oficializada y transformada en criterio de verdad absoluto a nivel mundial. Sin embargo, toda la ciencia medica oficial, es totalmente incapaz de probar lo que afirma, sino que se impone dictatorialmente por medio de la publicidad teniendo como único criterio de verdad: “lo que sale en la televisión”.
Desde la época de Pasteur la medicina oficial se basa en esas campañas publicitarias FALSAS para establecer los criterios de sus “diagnósticos” buscando:
- asustar a la población e imponer la solución medical oficial
- separar a la población mundial de la naturaleza y las curas naturales [7]
- medicar a los sanos
- vender y ganar mucho dinero
- controlar, explotar y domesticar a los seres humanos
Fue exactamente de esa manera que un chanta como Pasteur [8], cuya colusión con la industria y el ejército racista e imperialista francés, era abierta, pasó a ser considerado el “padre de la teoría científico medical”; que, unos 80 años después, se inventó el fraude del colesterol como causa de las enfermedades cardiovasculares, y, para solo retener los ejemplos más notables, que el chanta del Sida, el Dr. Gallo anunció al mundo que había “descubierto el virus que provoca el Sida”.
- En todos esos casos (que solo cito por ser los más notables), no había ninguna prueba científica del virus malo que enfermaba, ni del colesterol que tapaba las arterias, ni de las vacunas que curaban.
- En todos estos casos el “descubrimiento”, a pesar del fraude, se transformó en la noticia más importante de su época y se expandió por todo el mundo solo porque servía a los intereses económicos de la aristocracia financiera y el desarrollo de la “industria química”.
- En todos esos casos, a pesar de que no se había probado nada de nada, la noticia que servía a la ganancia del capital mundial se transformó en dogma absoluto de la religión ciencia médica. Sus farsantes fueron premiados con las más notables distinciones de la época, con extraordinarios beneficios económicos y con reconocimiento social.
- En todos esos casos, se constató, que había sido un gran fraude de Pasteur, de Ancel Keys, de Gallo… (Como hoy de Drosten…), que habían inventado y ocultado datos, robado e interpretado mal lo actuado por otros científicos, a los que habían plagiado y deformado.
- En todos los casos, las “pruebas científicas” eran truchas, no existían en absoluto, evidencias de que las enfermedades eran provocadas por los “gérmenes” (como Pasteur lo reconoció en su lecho mortuorio), de que el colesterol podía tapar las arterias, ni de que el SIDA tuviese causas virales.
- A pesar de ello, en todos esos casos la publicidad de los “descubrimientos” truchos resultó perfecta para la ganancia del capital mundial [9], para el negocio de los medicamentos y las vacunas, para el tratamiento de la población mundial con químicos tóxicos y vacunas, verdadero sueño inmortal de todos los aparatos de opresión del Estado mundial.
- Aunque, en todos esos casos, la construcción fraudulenta de los personajes “científicos” fue reconocida, verificada y oficializada por la “ciencia oficial” , nunca la ciencia oficial dio a publicidad el fraude mismo.
El dinero siguió inflando las arcas de la “industria” química, lo fraudulento pasó a constituir parte del patrimonio científico de la medicina oficial: el único criterio de verdad de la medicina siguió siendo la ganancia capitalista, aunque con ello se enfermara y se matara cada vez a más gente. La medicina oficial confirmó una vez más su función de matasanos.
Ricardo
[1] Para una explicación intuitiva y simple sobre el mito del coronavirus y las mentiras plandémicas de base, ver por ejemplo https://superocho.org/watch/6FjbxdA7uujueCr. Para una difusión de algo más argumentado contra el mito del contagio, que explica globalmente que los virus (incluido el coronavirus) no son, ni pueden ser la causa de las enfermedades: https://superocho.org/watch/vYk516Va5HPxAc4
[2] Ver la excelente revista de salud y medicina, DSalud (https://www.dsalud.com/) que antes de afirmar esto había intentado infructuosamente de obtener alguna prueba científica de que se había aislado el virus y se había probado al menos algo de los protocolos científicos, contactó los 3 principales laboratorios del mundo (el de Wuhan en China, el Instituto Pasteur y el de Fauci en Estados Unidos). Su conclusión fue terminante: no hay nada probado, todo es dogma interesado.
[3] Los defensores del test PCR para identificar lo que la ciencia oficial consideraba la causa viral del SIDA, quedaron en ridículo no solo porque daban “positivo” gente en perfecta salud (porque decían que eran “falsos positivos”), sino porque, se fue destapando (lo que se ocultó desde el principio) que la enorme mayoría de los muertos por SIDA daban negativo a todo los test PCR sobre el HIV. O sea que según la ridícula teoría del origen viral del SIDA: ¡los que se morían de la enfermedad, no estaban enfermos!
[4] Me complace en subrayar en que es lo más atacado por la prensa plandémica oficial como “maldita.es” por ser la piedra fundamental de toda la falsificación publicitaria para aterrorizar a la población.
[5] autor de varios libros, con sus títulos traducidos al español: “Un siglo de guerra: la política petrolera angloamericana y el nuevo orden mundial” (2004), “Semillas de Destrucción: La agenda oculta de la Manipulación Genética” (2007); “El Espectro de la Dominación a pleno: Democracia totalitaria en el Nuevo Orden Mundial” (2009); “Dioses y Dinero: Wall Street y la muerte del siglo estadounidense” (2010); “El hegemón perdido: a quien los dioses destruirían”, 2016; “Destino Manifiesto: La Democracia disonante” (2018).
[6] Dicho artículo se encuentra en https://redaccion.conclusion.com.ar/por-los-medios/pandemia-escandalo-en-la-alemania-de-merkel-respecto-fiabilidad-del-test-pcr/12/2020/ La ttraducción es de Leonardo Del Grosso y fue realizada para Striptease del Poder.
[7] Globalmente esta separación de los seres humanos de sus medios de vida es lo que los clásicos llamaron “proletarización”. Contrariamente a lo que sostiene el leninismo/estalinismo, la proletarización no se produce solo para implantar el capitalismo, sino que el valor valorizándose requiere seguir desarrollando esta separación durante toda la historia del capital.
[8] Ver Pasteur: Plagiarist, Imposter by R. B. Pearson BÉCHAMP OR PASTEUR? A LOST CHAPTER IN THE HISTORY OF BIOLOGY (Pasteur, plagiador, impostor en Bechamp o Pasteur “Un capítulo perdido en la historia de la biología”)
https://www.awakingproject.com/wp-content/uploads/2020/06/Bechamp-or-Pasteur.pdf
[9] La ganancia del capital mundial se beneficia con esa mitología supersticiosa de los “virus” malos, no solo directamente vendiendo químicos medicamentosos tóxicos y vacunas, sino indirectamente pudiendo desarrollar sin complejos la industria alimenticia tóxica y productora de la comida basura, porque el cuento del virus, oculta la relación directa que existe entre las enfermedades y los venenos, los tóxicos, el azúcar y sus sustitutos químicos…Así como hoy te declaran “complotista” por denunciar la mentira de la pandemia, durante décadas persiguieron a quienes decían que el cáncer no era viral sino producto de la contaminación del aire, del agua, de los alimentos. La medicina oficial aseguraba que el cáncer no se debía a la alimentación, ni a los edulcorantes (ciclamato…), ni al amianto, ni al glifosato, ni a los metales pesados…, sino a… los virus.