Rolando Astarita 18 ene 2021
La primera parte de la nota, aquí
Llegamos así al segundo nivel de la crítica de RL al esquema de reproducción ampliada: sostiene que es imposible realizar, dentro del capitalismo, la plusvalía destinada a la acumulación. No hay manera, sostiene, de explicar de dónde sale la demanda para realizar la plusvalía destinada a la acumulación (o sea, a ampliar el capital constante y variable). RL lo plantea a partir de la respuesta que dio Marx a la pregunta de dónde sale el dinero para realizar la plusvalía. RL sostiene que, en esencia, la pregunta es por el origen de esa demanda. Escribe: “No tiene finalidad alguna preguntar (como hace Marx): ¿de dónde viene el dinero para realizar la plusvalía?, siendo la pregunta que debe formularse: ¿de dónde viene la demanda, dónde está la necesidad con capacidad de pago para la plusvalía?” (p. 120; se refiere a la plusvalía que se acumula).
A fin de comprender esta crítica de RL, es necesario presentar con alguna extensión el planteo de Marx.
Marx, ¿de dónde sale el dinero para realizar la plusvalía?
Marx trata esta cuestión en el capítulo 21 del tomo 2 de El Capital, dedicado a la acumulación y la reproducción ampliada. Empieza con el caso de un capital individual compuesto de 400c + 100v, con un plusvalor anual de 100. El producto mercancía (M’) es 600, que se transforman en dinero mediante la venta. Suponemos entonces que en el siguiente circuito toda la acumulación ocurre en capital constante. De manera que 400 se reconvierten en capital constante (medios de producción); 100 en fuerza de trabajo; y 100 se acumulan en nuevo capital constante. Para que esto último ocurra, debe haberse producido un plus de capital constante por encima del necesario para reponer el consumido en la producción.
Veamos ahora qué ocurre cuando pasamos a la reproducción global anual. Examinamos cómo ocurre la acumulación al interior del sector I (la acumulación de capital variable seguiría la misma lógica). Supongamos que el capitalista A vende las mercancías producidas y acumula la plusvalía en su forma dineraria, esto es, en forma de capital dinerario en potencia. Este dinero se retira de la circulación; no es un elemento de la reproducción real. Y aquí viene una cuestión clave: dado que este capitalista A vende y no compra, si esta operación se efectuara de manera general se plantearía un problema de realización. Tendríamos una situación en la cual “”cada uno quiere vender para atesorar y ninguno comprar” (Marx, 1999, p. 600, t. 2). Estaríamos ante un problema permanente (ni siquiera cíclico, sino permanente) de falta de demanda.
Sin embargo, el proceso de circulación entre las diversas partes “se compone en conjunto de movimientos recíprocamente refluentes” (ibid.). Esto es, las inversiones de capital siempre se encuentran en diversas fases: una parte de los capitalistas transforma su capital dinerario potencial acrecentado en capital productivo, gracias al dinero que ha atesorado en etapas previas. Mientras que otros capitalistas todavía están dedicados a atesorar su capital dinerario en potencia, hasta que llegue a la cuantía suficiente para transformarse en capital productivo. “Los capitalistas pertenecientes a una y otra de estas dos categorías, pues, se enfrentan unos como compradores, los otros como vendedores, y cada uno representa exclusivamente un papel o el otro” (p. 601). Así, por ejemplo, los capitalistas A, A’, A’’ retiran de circulación dinero para atesorarlo, vendiendo medios de producción (que contienen plusproducto en su forma natural) a los capitalistas B, B’, B’’. De manera que los A vuelcan mercancías a la circulación, en tanto los B vuelcan dinero en ella, a la par que ingresan capital constante. Pero luego los compradores se presentan como vendedores, y viceversa. Y en la medida en que los capitalistas B incorporaron plus capital constante, acumularon. De la misma manera que lo hacen los capitalistas A cuando, luego de cierto lapso, transforman su capital dinero en medios de producción acrecentados. Si se trata de aumentar la compra de fuerza de trabajo, el proceso es similar.
De manera que “Los A y los B (del sector I) se proporcionan alternativamente el dinero para la transformación de plusproducto en capital dinerario virtual adicional, y alternativamente vuelcan en la circulación, como medio de compra, el capital dinerario recién formado” (p. 610). Lo único que se presupone es que hay una masa de dinero existente que alcanza para la circulación y para la formación de los atesoramientos temporales. A esto se suma el sistema crediticio, que ahorra efectivo necesario para la circulación, y además pone a disposición de los capitalistas los fondos que se atesoran a la espera de poder volcarlos a la acumulación productiva (esto es, a la generación de más plusvalor). Agreguemos que en el sistema moderno esta capacidad del sistema crediticio se ha multiplicado (como lo demuestra la generación de dinero endógeno por parte de los bancos que responden a los pedidos de préstamos, realizados por los capitalistas productivos).
Circulación de plusvalía y capital
Un punto que destacamos de lo explicado en el apartado anterior es que Marx pone el acento en el mecanismo que permite la circulación de la plusvalía; no su acumulación bajo la forma dineraria. Por eso, el atesoramiento es solo temporario. De ahí que el mecanismo a explicar es cómo surge el dinero que permite la circulación de la plusvalía: el dinero incrementado (d = D’ – D), que se obtiene de la venta de la mercancía valorizada (M’ – D’) es parte del dinero que se adelanta (en la medida en que se amplía la acumulación) para reiniciar el circuito de valorización.
Este énfasis en la circulación de la plusvalía (no en el atesoramiento) se deriva del concepto de capital. Recordemos que Marx define el capital a partir de la fórmula D – M – D’, esto es, valor que se valoriza por medio de la incesante rotación. En su forma completa, el dinero se adelanta para la compra de medios de producción y fuerza de trabajo; a partir de lo cual se genera el proceso laboral; que da como resultado una mercancía que contiene plustrabajo; mercancía que se realiza como valor al cambiarse por dinero en el mercado. El peso de la explicación está puesto en esta circulación. Escribe Marx:
“El valor adelantado originariamente no solo, pues, se conserva en la circulación, sino que en ella modifica su magnitud de valor, adiciona un plusvalor o se valoriza. Y este movimiento lo transforma en capital” (p. 184, t. énfasis agregado). Las sumas de dinero adelantadas por el capitalista son capital en la medida en que se arrojan nuevamente a la circulación, para generar más capital. “Sustraídas a la circulación, se petrificarían como tesoro y no rendirían ni un solo centavo…” (p. 185, t. 1) También: “Al finalizar el movimiento, el dinero surge como su propio comienzo” (ibid.). Poco después: “La circulación del dinero como capital es… un fin en sí, pues la valorización del valor existe únicamente en el marco de este movimiento renovado sin cesar. El movimiento del capital, por ende, es carente de medida” (p. 186, t. 1; énfasis agregado).
Acumular capital es, por lo tanto, comprar más medios de producción y fuerza de trabajo, con el objetivo de generar más plusvalor, para aumentar el capital. Por eso Marx establece la similitud, y diferencia, con el atesoramiento: “Este afán absoluto de enriquecimiento, esta apasionada cacería en pos del valor de cambio, es común al capitalista y al atesorador, pero mientras el atesorador no es más que el capitalista insensato, el capitalista es el atesorador racional. La incesante ampliación del valor, a la que el atesorador persigue cuando procura salvar de la circulación al dinero, la alcanza al capitalista, más sagaz, lanzándolo a la circulación una y otra vez” (p. 187). La acumulación de riqueza por parte de los capitalistas ocurre bajo la forma de acumulación de capital. La acumulación de dinero está subordinada a este movimiento. En el capítulo 22 del t. 1 de El Capital Marx vuelve sobre el tema:
“Como fanático de la valorización del valor, el capitalista constriñe implacablemente a la humanidad a producir por producir, y por consiguiente a desarrollar las fuerzas productivas sociales… El capitalista solo es respetable en cuanto personificación del capital. En cuanto tal, comparte con el atesorador el afán absoluto de enriquecerse. Pero además, las leyes inmanentes del modo capitalista de producción, que imponen a todo capitalista individual la competencia como ley coercitiva externa, lo obligan a expandir continuamente su capital para conservarlo” (p. 731). Más abajo: “Al expandir la masa de material humano explotado, dilata el dominio directo e indirecto ejercido por el capitalista” (p. 732).También: “Acumulación por la acumulación, producción por la producción misma; la economía clásica expresa bajo esta fórmula la misión histórica del período burgués” (p. 735).
RL sobre la ley de la acumulación
La objeción de RL a la teoría de la acumulación de Marx es que no tiene sentido la “acumulación por la acumulación, la producción por la producción”. Lo explica en el capítulo 7 de La acumulación... Plantea, en primer lugar, que para que haya acumulación es necesario que se amplíe la demanda con capacidad de pago de mercancías (p. 94). Sostiene entonces que esa demanda no puede provenir del consumo de los capitalistas. “El fundamento de la acumulación es justamente que los capitalistas no consuman la plusvalía” (p. 95).
Pregunta entonces RL: “¿Para quién produce esta otra parte acumulada de la plusvalía?” “¿Quién necesita esos medios de producción aumentados?” (ibid.)
Luego: “El esquema (de Marx) responde: los necesita la sección II para poder elaborar más medios de subsistencia. ¿Pero quién necesita los medios de subsistencia aumentados? El esquema responde: justamente la sección I, porque ahora ocupa más obreros. Nos movemos indudablemente en un círculo vicioso. Elaborar más medios de consumo simplemente para dar ocupación a aquel aumento de obreros, es un absurdo desde el punto de vista capitalista” (ibid.). RL pasa por alto que el objetivo de los capitalistas no es alimentar más obreros, sino contratar más obreros para generar más plusvalía. O sea, según Marx, esos medios de producción aumentados los necesitan los capitalistas, pertenecientes a ambos sectores, que desean ampliar su capital productivo. Pero esto a RL le resulta inadmisible. Por eso también rechaza la explicación de Marx sobre que los capitalistas se adelantan el dinero para realizar la plusvalía que se acumula (además de la que se consume).
Escribe: “¿Pero quién le toma (a la clase capitalista) los productos en que está incorporada la otra parte capitalista de la plusvalía? El esquema responde: en parte los capitalistas mismos en cuanto elaboran nuevos medios de producción para ampliar estos; en parte, nuevos obreros que son necesarios para el empleo de aquellos nuevos medios de producción” (ibid.).
Subrayamos: si esto es así – es la idea de Marx – no habría problemas “estructurales” o “permanentes” de demanda en el modo de producción capitalista. RL debe entonces rechazar este argumento: “Pero en el sistema capitalista, para hacer que trabajen nuevos obreros con nuevos medios de producción, hay que tener un fin para la ampliación de la producción, una nueva demanda de los productos que se quiere elaborar” (ibid.). Por lo cual nos deslizamos a una problemática keynesiana: no hay inversión porque no se prevé demanda. Sin embargo, en el modo de producción capitalista, la nueva demanda está proporcionada por los capitalistas que acumulan. Y los capitalistas acumulan para aumentar la producción de plusvalía. De ahí el impulso a la sobreproducción, a la sobreacumulación. Pero RL no examina este argumento de Marx.
En el capítulo 25 RL vuelve al problema. Respondiendo a quienes le señalaban que, en la medida en que se amplían el capital constante y el capital variable no existen problemas de demanda, dice que los obreros no pueden realizar la plusvalía destinada a la acumulación y agrega: “¿Quién realiza, pues, la plusvalía que crece constantemente? El esquema responde: los capitalistas mismos y solo ellos. ¿Y qué hacen con su plusvalía creciente? El esquema responde: la utilizan para ampliar más y más la producción. Hacen construir constantemente nuevas máquinas para construir con ellas, a su vez, nuevas máquinas. Pero lo que de este modo resultará no es una acumulación de capital, sino una producción creciente de medios de producción sin fin alguno…” (p. 255, énfasis nuestro). Equivaldría a suponer “que este carrusel incesante, en el espacio vacío, puede ser un fiel reflejo teórico de la realidad capitalista y una verdadera consecuencia de la doctrina marxista” (p. 256).
Según RL, la acumulación de máquinas y fuerza de trabajo en manos del capital no puede ser acumulación del capital. Con lo que cabe preguntarse qué es acumulación de capital para RL. Su respuesta: es acumulación de capital dinero.
Por eso, en p. 121, se pregunta: “¿cómo va a acumular dinero la clase capitalista total?”. Como hemos visto, si el objetivo del capital fuera atesorar dinero – vender y no comprar – existiría, efectivamente, un problema permanente de carencia de demanda. Pero la acumulación capitalista no es sinónimo de acumulación de dinero, sino de capital en proceso, esto es, capital que genera plusvalía. La diferencia de fondo entre el planteo de Marx y el de RL está entonces las respectivas concepciones de qué es la acumulación.
En la “Anticrítica” la identificación de acumulación de capital con acumulación de dinero aparece más clara. Respondiendo a quienes sostenían que la plusvalía se realiza, y circula, a través del intercambio mutuo entre capitalistas para acrecentar la producción año tras año, escribe: “Esto no sería acumulación capitalista, es decir, acumulación de capital dinero, sino todo lo contrario, un producir mercancías simplemente por producirlas, lo que desde el punto de vista capitalista constituye un completo absurdo” (p. 377; énfasis nuestro).
En otro pasaje plantea que la acumulación de ganancias es acumulación en dinero: “… la acumulación de ganancia como capital en dinero constituye una de las características específicas más sustanciales de la producción capitalista...” (p. 389). Cita en su apoyo un pasaje de Marx referido “a la formación de nuevo capital en dinero que acompaña a la verdadera acumulación y la condiciona dentro del régimen capitalista”. Pero Marx aquí dice que la acumulación de capital dinero “acompaña” a la “verdadera” acumulación. No es lo mismo que acumular capital dinero, como fin último de la producción capitalista. RL no repara en ello e insiste con la pregunta: “¿cómo puede darse la acumulación de capital dinero en la clase de los capitalistas?” (ibid.).
Textos citados:
Luxemburgo, R. (1967): La acumulación del capital, México, Grijalbo.
Marx, K. (1999): El Capital, México, Siglo XXI.