Para persuadir a la clase política, los dirigentes del PCCh han sido especialmente hábiles en adoptar posiciones atractivas tanto a izquierda como a derecha del arco ideológico, para construir con ello, sin grandes resistencias, su influencia en la región. Todo ello ocurre en un contexto de crisis de representación de los partidos políticos y de pérdida de relevancia de estos en América Latina, donde la nueva política está cada vez más vinculada a actores e individuos concretos que a plataformas partidistas. En medio de la corrupción política y de la creciente insatisfacción con la democracia, asoma pues el fantasma de los caudillajes políticos en América Latina. Un entorno de confusión en el que la diplomacia china se mueve como pez en el agua.
Por Juan Pablo Cardenal
Periodista e investigador especializado en la internacionalización de China 12 febr. 2021 Investigador Asociado de CADAL-FUNDACIÓN KONRAD ADENAUER
tercera entrega de este trabajo aqui
Mensajes políticos de esta índole, en clave doméstica o internacional y adaptados a las distintas audiencias extranjeras a las que se dirigen, son —de hecho— cada vez más habituales. La citada conferencia multilateral organizada por el PCCh con sus camaradas comunistas, que pivotó alrededor de la supuesta «superioridad de los valores de los partidos comunistas» en la lucha contra el covid-19, ilustra perfectamente la carga ideológica que el PCCh trata de insuflar a sus actividades interpartidistas en América Latina. Una exaltación del modelo autoritario chino y de las fortalezas del partido único que los dirigentes del PCCh hacen extensible también a la lucha para erradicar la pobreza, una narrativa con indudable recorrido en América Latina y en el resto del mundo en desarrollo.
Este formato se repitió en la cumbre mixta virtual-presencial celebrada en septiembre de 2020 y en la que participaron 200 representantes de 70 partidos políticos de 16 países latinoamericanos. En ella, el PCCh se refirió al deseo de Pekín de compartir su experiencia y programas de alivio de la pobreza para ayudar a los países latinoamericanos en dicho desafío. Música celestial para los oídos de sus interlocutores que, apenas tres semanas después, volvió a sonar en otro seminario ante 400 representantes políticos, diplomáticos y mediáticos de un centenar de países en vías de desarrollo. Tras insistir en la idea de que «el liderazgo del PCCh es la garantía fundamental» para aliviar la pobreza, Song Tao se refirió a «la sabiduría de China» al elogiar la contribución de China al mundo por su capacidad para reducir de pobreza 30 El propio Xi Jinping apuntó en un discurso de 2017 que el socialismo con características chinas «abre un camino nuevo para la modernización de otros países en desarrollo» 31
Este discurso tan directo de ensalzamiento del modelo chino ante sus contrapartes latinoamericanas contrasta con los mensajes ideológicamente mucho más prudentes que difunde en otras regiones, en especial en el mundo occidental. Es el caso en Europa Central, donde el PCCh evita intencionadamente cualquier referencia a las bondades del comunismo, de mal recuerdo en tantos países de la órbita soviética, y opta por vincular su dialéctica a los lazos de amistad, la cooperación económica y el conocimiento cultural. Tiempo atrás, el PCCh y la diplomacia china se esforzaban por articular un discurso amable que no fuese percibido como político por sus interlocutores. Se mostraban incluso receptivos a aprender acerca de los sistemas políticos y los modelos de desarrollo de otros países. Solo insistían, en defensa propia, en la idea de que «en el mundo no existe ningún modelo de desarrollo universalmente aplicable» 32 y en la necesidad de evitar las «injerencias» exteriores.
Ahora, tras cuatro décadas de crecimiento vertiginoso al abrigo del llamado capitalismo rojo, los líderes comunistas no solo están convencidos de que su modelo es el idóneo, sino también de que el occidental no es mejor. Y, por tanto, a la vez que el régimen promociona de forma subliminal su modelo, se abren paso críticas cada vez más explícitas contra el «anticuado» sistema de partidos democrático-occidental que «solo representa a una minoría selectiva» y cuyos defectos están «destruyendo la sociedad» occidental 33
Los supuestos éxitos de Pekín en su batalla contra el covid-19 y la pobreza sirven de coartada al PCCh para exhibir ante terceros el buen ejercicio de sus responsabilidades e «iluminar al mundo entero». Mucho del creciente rechazo de Pekín a las recetas occidentales aconteció con la llegada al poder de Xi Jinping en 2013 y se plasmó en una circular interna del Comité Central de ese año, conocida también como el Documento número nueve 34 Un rechazo que incluye una retórica cada vez más agresiva.
En dicha circular se rechazan de plano, por «falsas», las tendencias ideológicas de corte occidental —entre otras, las democracias constitucionales, los valores universales y los derechos humanos, la sociedad civil o la libertad de prensa— y se prohíbe su defensa a los cuadros del partido 35
Este documento, corroborado por la actuación y narrativas tanto del PCCh como del Estado chino, es un claro indicio de que la segunda potencia económica del planeta no será, al menos a medio plazo, una democracia liberal. En América Latina y en el mundo en desarrollo, e incluso en ciertos ámbitos de Occidente, no faltan voces entre las élites que ven en la modernización de China de los últimos cuarenta años la prueba evidente de que el desarrollo sin democracia es posible. A esta idea se suma la percepción de que las democracias no están siendo capaces de dar respuesta a los desafíos de nuestro tiempo.
Precisamente en este contexto es que hay que descifrar el afán del PCCh por impulsar el proyecto estrella de la diplomacia de Xi Jinping: la Iniciativa de la Franja y la Ruta, conocida también como la Nueva Ruta de la Seda. Esta iniciativa, que contempla la construcción de infraestructuras a gran escala para crear corredores comerciales en el mundo en desarrollo, se presenta oficialmente como un proyecto de desarrollo global y colaborativo con oportunidades para todos. Lo que no se dice es que, con sus instituciones financieras afines a Pekín, es también un plan para sentar las bases de un nuevo orden mundial alternativo bajo la órbita de China.
Es, en el lenguaje del régimen comunista, la globalización 2.0. O lo que es lo mismo: «una comunidad de futuro compartido para la humanidad», según rezaba la declaración conjunta a la que tan alegremente se adhirieron las formaciones políticas extranjeras que acudieron al anteriormente mencionado foro de partidos políticos en Pekín en 2017. Por ello, desde el XIX Congreso comunista, el Departamento Internacional pone toda la carne en el asador para promocionar la Nueva Ruta de la Seda y sumar adeptos a la iniciativa. Lo hace, en primer lugar, a través de multitud de conferencias ad hoc organizadas por el China Center for Contemporary World Studies (CCCWS, en sus siglas en inglés), su think tank orgánico, y por otras entidades de perfil académico que, por mucho que a ojos de sus interlocutores extranjeros tengan apariencia de sociedad civil, están bajo el control directo del partido 36 Y, en segundo lugar, divulgando «a una escala sin precedentes» dicha temática en los encuentros bilaterales con sus homólogos de América Latina y de otras regiones en desarrollo 37
Todo este despliegue, conducido por el PCCh y destinado a convencer al mundo en desarrollo de las bondades del proyecto, es visto por ciertos observadores como una versión contemporánea de la táctica maoísta de usar el campo para rodear las ciudades. Una alegoría del acorralamiento del enemigo que tendría la aspiración de usar a sus aliados en el mundo en desarrollo para cercar y vencer al enemigo occidental 38
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notas
30 Los títulos de los dos seminarios son representativos del barniz ideológico que el PCCh imprime a sus actividades internacionales. El primero se celebró el 22 de septiembre de 2020 bajo el título «La historia del Partido Comunista chino: el camino del socialismo con características chinas de Xi Jinping hacia la filosofía de una “Nueva Era” en Guizhou». En este seminario los comunistas chinos aseguraron que «a finales de este año la pobreza rural se habrá eliminado completamente» de China. El segundo, celebrado el 12 de octubre de 2020, llevaba por título «Erradicación de la pobreza y responsabilidad de los partidos políticos». Fuentes: Informes semanales 3/47 y 4/1, del Center for Advanced China Research, accesibles respectivamente en https:// www.ccpwatch.org/single-post/2020/09/28/weekly-report-347-9192020-9262020 y https://www.ccpwatch.org/ single-post/weekly-report-4-1-10-10-2020-10-16-2020
31 Citado en «Move over, America. China now presents itself as the model ‘blazing a new trail’ for the world», de Simon Denyer, The Washington Post, 19 de octubre de 2017.
32 «Declaración del Segundo Foro…», o. cit.
33 Sheng Zhong, «China’s new type of party system enlightens the world», People’s Daily, 12 de marzo de 2018, http://en. people.cn/n3/2018/0312/c90000-9435991.html
34 Más información sobre el Documento número nueve en D. Matthew Johnson, «Safeguarding socialism: The origins, evolution and expansion of China’s total security paradigm», Sinopsis, 11 de junio de 2020, https://sinopsis.cz/en/johnson-safeguarding-socialism/
35 Clive Hamilton y Mareike Ohlberg, «Hidden Hand: Exposing How the Chinese Communist Party is Reshaping the World», Oneworld Publications, 2020.
36 Para una descripción detallada de las entidades chinas que organizan y promocionan la Iniciativa de la Franja y la Ruta, véase Nadège Rolland, «Mapping the footprint of Belt and Road influence operations», Sinopsis, 12 de agosto de 2019, https://sinopsis.cz/en/rolland-bri-influence-operations/
37 Christine Hackenesch y Julia Bader, «The Struggle for Minds and Influence: The Chinese Communist Party’s Global Outreach», International Studies Quarterly, vol. 64, núm. 3, septiembre 2020, https://doi.org/10.1093/isq/sqaa028. Las autoras contabilizaron 390 encuentros entre el PCCh y partidos políticos de todo el mundo en los que se abordó, entre 2014 y 2017, la temática de la Franja y la Ruta.
38 Clive Hamilton y Mareike Ohlberg, «Hidden Hand: Exposing…», o. cit.