09.MAR.21 | PostaPorteña 2191

Uruguay : ¿SOLDADOS DE MI PAÍS BAJO ARRESTO POR NEGARSE A VACUNAR?

Por Marcelo Marchese

 

Me llega información de que en Río Branco fueron arrestados más de cincuenta soldados por negarse a vacunar, y que en ciertos batallones se sube en camiones a los soldados para llevarlos a vacunar.

¿Qué hace una persona frente a una información así? De inmediato atiende a si es solidaria con su modo de ver el mundo, y en función de ello, la considera plausible o no, y en la inmensa mayoría de los casos, la da por cierta o no. Cualquiera que mire sin hipocresía el asunto, aceptará que lo denunciado es altamente verosímil.

El Ministro de Defensa, al que, si a mí me llegó la denuncia, también le llegó la denuncia, debe investigar qué ha ocurrido. Si inició una investigación administrativa, cumplió con su deber. Si dejó pasar el asunto e hizo una tímida llamadita telefónica para escuchar la obvia negativa, como presumo, tendríamos un indicio sobre la veracidad de la noticia y además tendríamos un indicio de que, desde el gobierno, no se hará nada para defender los derechos constitucionales de los soldados.

Al escribir "derechos constitucionales" en lugar de "derechos humanos", debo hacer una salvedad. El concepto "derechos humanos" es falso. Los derechos que tenemos los establecen las constituciones, resultados siempre de la lucha política. Por ser "humano" no hay ningún derecho en la vuelta y ni Dios ni la Naturaleza los establece. Son los hombres, y en los tiempos contemporáneos, mediante constituciones, quienes los determinan.

El concepto "derechos humanos" es una viveza pensada con mucha anticipación que lleva implícita el fin de las constituciones.

Entonces están en juego los derechos constitucionales de nuestros soldados, que viven gran parte de su vida en un lugar donde los derechos constitucionales brillan por su ausencia, pues las arbitrariedades que suceden en los batallones quedan cerradas, normalmente, a cal y canto.

Otra manera de medir la verosimilitud de la noticia es preguntarse si hay presiones en nuestra sociedad para vacunarse, y quiénes son los que presionan.

Tenemos al ministro Larrañaga que dice que vacunarse es un asunto de solidaridad. El Ministro del interior diciendo tamaño disparate nos deja a todos en estado de alarma. "Solidaridad". Habría que hacer una colecta para regalarle a Larrañaga un diccionario, y ojalá que no pretenda, Larrañaga, imponerles su concepto de la "solidaridad" a los funcionarios bajo su mando, pues los policías también tienen derechos constitucionales.

El Rector de la Universidad, en un comunicado que hace honor a la creadora de la institución que dirige, la Iglesia Católica Apostólica Romana, envió un comunicado a los trabajadores de la Universidad, en el que dice: "De acuerdo a nuestros registros, Ud. se encuentra comprendido en esa franja etaria (la franja etaria para vacunarse). Le exhortamos a que se agende... La historia demuestra el valor fundamental de la vacunación como una estrategia segura y eficiente para frenar las epidemias y sus brutales consecuencias".

Este comunicado hace honor a la coherencia universitaria, pues si una institución fue la primera en iniciar el terrorismo sanitario en Uruguay, ella fue la Universidad, que aún hoy permanece con las puertas cerradas atentando contra la enseñanza universitaria ¿Habrá sido una decisión de motu proprio o le habrá llegado una orden de arriba y allende fronteras al Rector?

Ahora, no le hace honor a la libertad de los trabajadores, que, si el Rector no está enterado, le instruimos, y a él también habría que regalarle un diccionario, o arreglar que lo comparta con su cofrade, Larrañaga, no le hace honor a la libertad, decíamos, que se presione de esta manera, pues los trabajadores tienden a creer, cuando viene una "exhortación" bondadosa como la que recibieron, que eso quedará en su foja de servicios, y que a futuro, si algún trabajo se pierde, muy posiblemente sea el suyo. Es lamentable cómo el Rector, en este asunto, cumple una función servil que mueve a risa el famoso concepto de la autonomía universitaria

El Ministerio de Salud Pública informó que "ya se están vacunando pacientes en hemodiálisis y en lista de espera de trasplantes". El ministro Daniel Salinas declaró que se había pedido "con discreción absoluta" la lista de pacientes que estén en alguna de estas dos circunstancias para poder contactarlos."

Uno se pregunta ¿contactarlos para qué? Como dijo el presidente Lacalle, no una, sino muchas veces, se vacuna el que quiere. El ministro Salinas debería recibir también el diccionario de regalo, o hacer un taller de estudios con Arim y Larrañaga ¿Entiende el significado de las palabras "se vacuna el que quiere"?

Pero el altamente plausible jefe del batallón de Río Branco, y el seguro Larrañaga, y el seguro Arim y el seguro Salinas, no están solos. Detrás de ellos, o delante de ellos, se encuentran muchos patrones que ya están persiguiendo a sus trabajadores para que se vacunen.

La primera conclusión que debemos extraer sobre este enjuague repugnante, es que a pesar de haber sufrido una campaña terrorista como no tiene parangón en la Historia, mucha gente no está dispuesta a vacunarse o teme las consecuencias de la vacuna experimental.

Es razonable que la gente se sienta gente y no rata de laboratorio. Hay una presión que viene de afuera, y quien no se vacune tendrá problemas para viajar, y los soldados que quieran ir a las dudosas misiones de la ONU para ganar unos pesos, deberán, ONU dixit, vacunarse.

Como mucha gente teme a este remedio que será peor que la enfermedad, como mucha gente demuestra que en algún lado sabe que todo este asunto del coronavirus no es otra cosa que una estafa, no acude en masa a vacunarse y el gobierno debe decir disparates como que por estas fechas no están inscribiéndose para vacunarse porque la segunda dosis caería en Turismo.

 Fijate qué mortal será el coronavirus que la gente está más preocupada por sus vacaciones.

La segunda conclusión es preocupante. Asistimos a la mayor hipocresía política en la historia de nuestro País. Se dice que la vacunación no es obligatoria, y ahí tenemos la "solidaridad" de Larrañaga, los exhortos del Rector, los llamados telefónicos de Salinas, las presiones de los patrones y las altamente plausibles, salvo para los altamente hipócritas y falsarios, arbitrariedades de los jefes de batallón que meten a los soldados, como ganado, en los camiones.

Una célebre consigna blanca decía "Dignidad arriba y regocijo abajo" Hoy, la consigna sería "Hipocresía arriba. Desconcierto, o latente indignación abajo"

¿Qué logrará el gobierno con este doble discurso? Es imposible evaluar las consecuencias de sus actos, sólo podemos decir que actúa con una irresponsabilidad propia de gente que ha perdido el norte hace rato y no me gustaría, a nadie le gustaría, estar en el pellejo del gobierno cuando la crisis, ineluctable, estalle.

En tanto la crisis se prepara lenta e inexorablemente, hemos vivido un año entero de sustitución del orden legal, de abierta violación de nuestros derechos constitucionales. Cuando un gobierno gobierna sin atender al marco jurídico, ese gobierno pasa a gobernar de hecho, que es una de las características de las dictaduras.

Un año entero de violación de las constituciones, aquí y en todo el mundo, anuncia que las constituciones están condenadas a desaparecer y en su lugar, habrá un gobierno mundial, como propagandean los escribas a sueldo de Harari y Zizek, un gobierno mundial a cargo de científicos que oficiarán de títeres de los magnates, y de esa forma habrán resuelto de una vez y para siempre este engorro de la democracia, este asunto de que la opinión de la gente, cuente.

La tercera conclusión es escalofriante: asistimos a un severo deterioro de los valores morales, y eso, es más determinante que cualquier decisión de cualquier magnate. Un gobierno que miente olímpicamente y con hipocresía alevosa. Un estúpido llamado a "quedarse en casa" que pretende hacerse pasar por valentía. Una obligación a vacunarse que pretende disfrazarse de solidaridad.

Un perseguir a soldados por el hecho de pensar por sí mismos y ser valientes.

Claro, "eso no lo podés comprobar". Ese es el tema, lo que sucede en un batallón, sobradas pruebas al canto, es algo muy difícil de comprobar. A los soldados de mi País que se nieguen a vacunarse, les transmito las palabras del abogado Cipriano Curuchet: "las órdenes que se impartan en el marco de la subordinación militar no pueden ser arbitrarias ni actos ilegítimos. En este caso hay una ilegitimidad manifiesta que es anulable ante el TCA o incluso mediante un Amparo. La ilegitimidad es clarísima". Ahora, de los efectos en vuestra carrera militar si os negáis a vacunar, sabéis mejor que yo, y este asunto les dará lugar a innumerables preguntas.

Lo único que puedo asegurar es que para decir "¡NO!" en un batallón, se requiere de coraje, y a mi modo de ver, el coraje es la principal virtud a la que puede aspirar un hombre, pues reúne a todas las demás.

¡Salud, Hermanos!

Marcelo Marchese  

8 marzo, 2021


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