20.MAR.21 | PostaPorteña 2193

EL GOBIERNO HIPÓCRITA Y VOS

Por Marcelo Marchese

 

En la coalición de gobierno hay dos visiones sobre cómo encarar la pandemia: los que están por anular las libertades al modo Bestia y los que quieren capear el temporal anulando muchas libertades pero no todas.

Los situados arriba de sus respectivas pirámides saben que todo esto es una farsa, así como lo sabe Mujica, y este último sujeto, al que espera un lugar especial en el noveno círculo del infierno, tuvo, con toda verosimilitud, una oportuna llamada de su mentor Soros antes de esta operación fraudulenta y por eso decidió dejar su inconmensurable ego de lado, no largarse como candidato presidencial y boicotear, de forma abierta y descarada, a Martínez, para que el FA no ganara las elecciones y se comiera este garrón.

Así que, los que están en la pomada, saben que asistimos a una operación de masas para dar un golpe de Estado mundial. La globalización viene en serio y se ha desplegado con todo su furia. Ahora asistimos a la fase vacuna, cuyo objetivo es oscuro más non sancto.

Acaso los laboratorios, que no se caracterizan por su altruismo sino por el deseo de ganar dinero, estén matando dos pájaros de un tiro: ganan dinero ahora y se aseguran de ganar mucho más dinero a futuro, debilitando el sistema inmunitario de los pobres desgraciados que se sometan a esta porquería, pobres desgraciados que tenderán a enfermarse, única preocupación, como es evidente, de los laboratorios, entidades criminales que gobiernan el mundo junto a otras entidades criminales, o mejor dicho, entidades criminales que ofician de tentáculo del pulpo que gobierna el mundo: el capital financiero.

Acaso la vacuna lleve, como explicó el virólogo Geert Vanden Bossche (1) a un recrudecimiento del virus que se haría más letal. Acaso el objetivo sea otro y de alguna manera la vacuna dificulte o deteriore ciertas capacidades humanas como la intuición, o ciertas capacidades para vincularse con las cosas, pero sean estas consideraciones atinadas o no, también importa la vacunación como operación política: testear cuánta gente está dispuesta a hocicar ante una vacuna en fase experimental, ante una vacuna secreta con contrato secreto, pues esta vacunación es parte de un programa mucho más vasto.

Lo único seguro es que la vacuna no reducirá ningún coronavirus, amén de que no existe ninguna pandemia que no sea una gran pandemia de suspensión del sentido común, pues no queremos escuchar una voz interior que alerta no sólo que nos están estafando, sino que nos estamos dejando estafar.

El gobierno, luego de cuatro horas de lucha interna en su Consejo de Ministros, salió por el camino del medio, que es el camino de los cobardes. Querían que liquidara la presencialidad de las clases, querían que hocicara ante el GACH, querían que adoptara el modo Bestia, pero Lacalle no es bobo y sabe que eso lo hundiría, sabe que esos consejeros ya están disputándose su piel, y entonces optó por este mamarracho de suspender la obligatoriedad, por lo cual, en los primeros instantes, instala el caos: los docentes deberán asistir a clases y al mismo tiempo, dar clases por zoom, lo que implica en realidad que el gobierno suspendió las clases no suspendiéndolas.

No actúa en modo Bestia. Actúa en modo Hipócrita, igual que con la no obligatoriedad de la vacuna, sabiendo que la presión sanitaria la hará obligatoria: médicos que no operan sin vacuna, casas de salud que obligan a los hijos a firmar el consentimiento para que se vacune a sus padres, soldados metidos en camiones en los batallones para llevarlos a vacunar, patrones que ordenan a sus empleados vacunarse, la bondadosa propuesta de Salinas por la cual los profesores que se nieguen a descender a la categoría de ratas de laboratorio deberían realizarse test antigénicos semanales, pues "tienen derecho a no vacunarse, pero no tienen derecho a contagiar" y otros mecanismos de esa guisa viejos como el mundo, o para ser bien precisos, viejos como el Poder.

Según testimonios, con esta suspensión de la obligatoriedad, más de la mitad de los botijas no están yendo a clases. Me refiero, con toda evidencia, a los botijas de la educación pública, pues los otros no pierden el tiempo y las empresas donde estudian cumplen con el servicio para el que se les paga. La medida perjudica a la educación pública y amplía la brecha entre pobres y ricos, así el desastre, cuando venga, venga de verdad.

Conviene detenerse en esta faceta hipócrita del gobierno, pues como decía Hermes Trimegisto: "Como es arriba es abajo" y esta hipocresía gubernamental que lo inficiona todo, fue, previamente, inficionada.

El coronavirus vino a mostrar la hipocresía que gobierna nuestras vidas con su lengua bífida: la gente que dice vacunarse por solidaridad pero que logró colarse haciendo trampas en los errores del programa de agenda; los padres que dicen proteger a sus hijos obligándolos a la brutalidad del humillante tapabocas, cuando con toda evidencia sólo descargan su violencia contenida sobre sus hijos; esos mismos padres que dicen que lo que hacen lo hacen por amor, cuando en realidad sólo afirman su arruinada humanidad sobre seres débiles y desprotegidos; gente que se ufana de ser valiente cuando huye a recluirse como un cobarde; gente que trata de negacionistas a los que ven la verdad, una verdad que ellos se niegan a ver pues son negacionistas; gente que acusa a los negacionistas de terroristas por alertar del terrorismo siniestro que se despliega sobre nosotros, y en suma y definitiva, gente que sabe que nada de esto cierra, pero dice lo contrario de lo que piensa, no sea cosa de perder clientes, amigos y consideración social ¡Perezca el mundo y todos su valores, pero sálvese mi imagen social!

Este triunfo en toda la plana de la hipocresía y está ruina de la moral que antes de ser sodomizada ha sido arrastrada de los pelos, ya trajo una larga fila de personajes inmundos, entre los cuales se encuentra una democracia prostituida, inexistente, banal.

¿Qué democracia puede florecer con esta moral donde el de arriba miente a cara de perro y el de abajo contesta que hará lo que se le ordena aunque sabe que convertirá su vida en un infierno?

 La democracia implica sinceridad, decir lo que se piensa, ya que se parte de la idea de que cada individuo actuará acorde a su necesidad y a la necesidad de los demás. Si el presidente debe mentir, si el GACH debe mentir, si el médico debe mentir, si el laboratorio debe mentir y si el padre de familia debe mentir ¿con qué palabras construiremos nuestra democracia?

La democracia está condenada a desaparecer. Hay un impulso desde arriba, allende el gobierno, el impulso de los gigantes financieros que acumulan más riqueza y poder, disciplinan al mundo para que ni se nos ocurra rebelarnos y destruyen las democracias. Pero también hay un impulso desde abajo, desde que aceptamos este mundo infame que se vomita sobre nosotros y nos hacemos los otarios, metiendo la cabeza en un agujero como el ñandú.

Cuando incluso esta apariencia de democracia se acabe, no te servirá andar buscando culpables en esa lista de demonios que te encanta revisar. Lo tendrás frente al espejo, pues el demonio es otro, pero también sos vos.

(1) https://trikooba.com/.../un-destacado-experto-en.../...

Marcelo Marchese  20 marzo 2021


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