En vez de denunciar que EL PLANDEMISMO es un crimen, un genocidio…; en vez de denunciar que la PLANDEMIA es, en realidad, la mayor CONTRA INSURRECCIÓN DE LA HISTORIA DE LAS SOCIEDADES DE CLASES (para mantener y fortificar el poder de la plutocracia mundial), la enorme mayoría de las organizaciones “revolucionarias”, “comunistas anarquistas” y “antiautoritarias” siguieron con su actividad inmediata y se dedicaron a explicar, como todos los partidos y sindicatos burgueses, como el mismísimo progresismo y la izquierda estatal, que la pandemia era una “realidad del capital producida por su propio desarrollo y globalización”
¡Es la más gigantesca de las traiciones históricas, a los intereses del proletariado y la revolución social, sólo equivalentes a la participación de esas mismas organizaciones pseudorevolucionarias en las Guerras mundiales [1]!
Como nos escribe un compañero nuestro en un volante local en España: “los viejos compañeros politizados se contagiaron tanto de los científicos virales (mejor dicho, “virófobos”) que ya no son nuestros compañeros, y, en cambio, aparecieron muchos otros entre la gente común, que sí luchan contra la autoridad”; “resulta que, en la calle, hay más coincidencias con la gente común, que nos decían que eran ‘enemigos’ que, con quienes se decían ‘amigos’”
En ese mismo cuadro un compañero desde el Líbano escribe en relación al “CIRCO PANDÉMICO”: la contrainsurrección es la prioridad del Estado…; todo es propaganda para encerrarnos, esto no es una pandemia es un genocidio claramente planificado por quienes gobiernan el mundo desde las sombras. Lo sanitario y lo científico no son más que pretextos policiales para la tiranía abierta de la aristocracia financiera imponiendo el ‘nuevo orden mundial’ Hoy, hay que luchar contra todas las medidas de encierro, las barreras sociales y el tapado de bocas, hay que salir a la calle… Quieren destruir todas nuestras luchas, como chalecos amarillos, hay que pelear ahora, luego será muy tarde” [2]
Como en todas las pseudopandemias anteriores los números que dieron, sobre los millones de muertos que vendrían, fueron falsos desde el primer día. Día a día bombardean y siguen bombardeando, con cifras falsas, con el solo objetivo de crear terror, miedo, ansiedad, adhesión, para encerrar, separar, individualizar, distanciar, someter…Todas las informaciones oficiales fueron y son falsas, de cabo a rabo. Pero no sirve para nada cuestionar todos y cada uno de los datos, sería una tarea infinita, porque los criminales del nuevo orden mundial, avanzan precisamente con lo falso para imponer su dictadura. El modelo mismo de la aristocracia financiera es gobernar con el miedo, imponer su orden cada vez más despótico con el caos.
Frente al plandemismo y la domesticación que avanzaban, quienes no denunciaban el crimen, se situaron objetivamente del lado del Estado y el capital, la decantación se fue operando entre quienes resistían al distanciamiento, el tapado de bocas, el confinamiento y quienes aceptaban el mito de la pandemia, hablaban de los riesgos del virus y renunciaban a la acción directa contra el ataque.
Como dijeron los grupos de compañeros que, desde el primer día desafiaron el confinamiento y el tapado de bocas, quienes aceptaron el discurso plandémico y se dedicaron a hablar de virus y riesgos sanitarios en vez de genocidio y asesinato planificado “¡Se la creyeron toda!” [3]
¡Y por eso se constituyeron en la vanguardia, no del proletariado, sino del Estado burgués mundial en su obra de opresión y domesticación!
¡Todos las discusiones y discursos sobre la pandemia, como si la misma fuera una realidad social, en vez de un dogma supersticioso/opresivo, son una alcahueteada a la religión dominante, a la “ciencia” creada por la industria farmacéutica de los Rockefeller, tanto el aplaudir a las 20 horas, como fomentar el miedo al diablo (virus) de la religión de Estado mundial!
¡Exactamente como la socialdemocracia frente a las guerras imperialistas, las organizaciones supuestamente revolucionarias, se dedicaron a las luchas inmediatas y a hacer discursos sobre la paz y/o la salud, mientras que objetivamente contribuían a la movilización y la guerra!
“¡Y… les taparon la boca!”
¡Y se volvieron colaboradores en taparle la boca al proletariado y a la lucha revolucionaria internacional!
¡Y los más alcahuetes y/o (notoriamente) manipulados por los servicios y agentes de la élite plutocrática mundial, empezaron a clamar por la vacunación como salida y solución, al mismo tiempo que arremetieron contra la protesta social, al son del tambor militar, acusandola de “conspiranoica”!
¡Exactamente como los socialdemócratas, en las guerras imperialistas, que se plegaron a las movilizaciones nacionales y adhirieron a la guerra, militarizando al proletariado!
¡Fueron y son agentes activos en la contrainsurrección operada contra la ola de luchas del 2019 y en general contra la lucha autónoma del proletariado!
¡No denunciaron ni el crimen, ni el ataque estatal, ni el encierro, ni pelearon contra las medidas genocidas impuestas por los tiranos!
¡No sirve para nada hacer declaraciones llamando a continuar en las calles en Chile, Hong Kong o Argelia, cuando en lo cotidiano se infla el globo propagandístico del virus y la pandemia y se acepta el “quedate en casa”, el distanciamiento, el tapado de boca, y hasta el veneno químico/represivo, llamado “vacuna”!
Los más sumisos y alcahuetes hasta sometieron sus discusiones y publicaciones a hablar de virus y pandemias. Sus reuniones públicas, volantes y folletos, se vistieron de científicas/os, y utilizando, la concepción, la terminología y hasta los ejemplos del orden plandémico “científico” se dedicaron, como toda la izquierda y el progresismo, de la que siempre pretenden diferenciarse, a explicar que era “el capitalismo que creaba la pandemia”.
¡Y es lo que hicieron en sus ateneos, en sus grupos “anarquistas”, en sus bibliotecas sociales y en sus centros barriales!
Por último, tampoco sirve de nada decir, “no, nosotros no somos socialdemócratas porque denunciamos al capitalismo como causa de la guerra, de la pandemia”. El planteo de quienes, no pelean por la derrota del plandemismo, de “su propio” Estado y, por lo tanto, del tapado de boca, la distanciación, la movilización, el PARATE económico y la totalidad de las medidas genocidas del pandemismo se hacen cómplices de la élite bancaria mundial.
También la socialdemocracia mundial, en todas las guerras imperialistas, proclama sabiamente que es “el capitalismo el culpable de la guerra”, como hoy los “compañeros” alcahuetes de la religión plandémica del Estado proclaman que el capitalismo y la globalización de la producción mundial produce “pandemias”.
La traición es gigantesca, total e irreversible.
El encubrimiento del crimen de Estado y del sistema general de opresión de la dictadura del capital dinero, lo operan los traidores del proletariado revolucionario, con el mismo procedimiento de siempre, que denunciaron en su época Malatesta, Pannekoek, Galleani, Flores Magón, …, que entonces, enfrentaron el ataque genocida del capitalismo mundial, con consignas reales y concretas que afirmaron la REVOLUCIÓN SOCIAL.
proletariosinternacionalistas.com
[1] Como Kropotkin y su Manifiesto, como todo el “sindicalismo revolucionario” europeo, como el anarquismo sindicalista en su totalidad, como la FAI/CNT de la región española en el frente populismo y la “segunda guerra mundial”.
[2] Carta de Rachid, enviada a nuestros compañeros “chalecos amarillos” desde el Líbano en abril 2020, titulada “¡vivan los chalecos amarillos!”
[3] “se la creyeron toda” es, en realidad, una forma de expresar la adhesión de las organizaciones políticas a lo que dice el Estado mundial. Como sabemos la gran mayoría formaba parte ya, a través de la manipulación, el financiamiento, los ministerios, las universidades, las ONG, los movimientos ecológicos y feministas, los servicios secretos…del Estado. Otra parte importante de los grupos radicales y libertarios fueron cooptados durante el mismísimo ataque plandémico, por la ciencia y medicina burguesas. Es a estos últimos que es aplicable, en realidad, lo de se la “creyeron toda”. En efecto, muchos fueron inoculados con el miedo al virus y a la pandemia, porque nunca habían roto con la religión científica dominante y sólo de la boca para afuera eran “antiautoritarios” o anarquistas.