18.JUN.21 | PostaPorteña 2212

Las mentiras sobre el COVID-19 que crearon el pánico mundial

Por Joseph Mercola

 

El mundo está paralizado de forma innecesaria por el miedo, debido a una narrativa falsa sobre el riesgo, los fallecimientos, los confinamientos y los mandatos sobre el uso del cubre bocas. Resista y dígale a sus funcionarios electos que ya no se someterá al miedo ni al control.

Dr. Joseph Mercola 16 junio 2021

 

El 20 de marzo de 2021, en el primer aniversario del primer confinamiento por el COVID-19, muchas personas en más de 40 países salieron a las calles para manifestarse de forma pacífica contra las mentiras y las medidas tiránicas del COVID-19.

Lo más probable es que no haya escuchado de este grito de guerra mundial por la libertad, ya que los principales medios de comunicación censuraron casi cualquier noticia al respecto. Los pocos que lo informaron subestimaron la naturaleza global del evento y su asistencia, o tergiversaron la intención de ese "Día Mundial de la Libertad".

Liberarse del miedo

Entonces, ¿cuál fue la intención detrás de esta demostración global? En resumen, la intención era decirles a nuestros funcionarios electos y líderes mundiales no electos que retiramos nuestro consentimiento a estos excesos e intentos inconstitucionales de despojarnos de nuestros derechos y libertades, y además que ya no nos someteremos ni nos acobardaremos al miedo. El miedo y la histeria se alimentaron con una narrativa falsa que decía:

Y, por supuesto, cualquiera que desafíe está loca narrativa se etiquetará como un peligro para la sociedad. Cada parte de esta narrativa es falsa y poco realista. En realidad:

El SARS-CoV-2 presenta un alto riesgo para un grupo muy limitado de personas y un riesgo insignificante para la mayoría.

 

 

Pocas personas son susceptibles a enfermedades graves o la muerte.

Existen varios tratamientos efectivos.

 

 

Las personas asintomáticas, que antes se conocían como sanas, no transmiten la infección.

Los confinamientos y los mandatos sobre el uso del cubrebocas no funcionaron y han causado un gran daño.

 

 

Las personas vulnerables han sufrido más daños que ayuda.

 

 

 
   

Lugar de inicio de la falsa narrativa


El 3 de marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud tuiteó un comentario del director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, que decía:

"A nivel mundial, alrededor del 3.4 % de los casos reportados de COVID-19 han muerto. En comparación, la gripe estacional mata a menos del 1 % de las personas infectadas".

De hecho, hace que el COVID-19 suene como un problema serio. El problema es que Ghebreyesus comparó peras con manzanas. Reportó la tasa de letalidad (CFR, por sus siglas en inglés) de COVID-19 con la tasa de letalidad por infección (IFR, por sus siglas en inglés) de la gripe.

La prueba de PCR agregó poder a la falsa narrativa

En este punto, existen tantas narrativas falsas que es difícil saber por dónde empezar, pero un buen lugar es la prueba de reacción en cadena de la polimerasa con transcripción inversa (RT-PCR), y ahí es donde radica la estafa. Si no fuera por esta prueba poco fiable, no habría una pandemia de la cual hablar.

El hecho es que la prueba de PCR no está diseñada para servir como una herramienta de diagnóstico, ya que no puede distinguir entre virus inactivos y virus "vivos" o reproductivos. Este es un punto muy importante, ya que los virus inactivos y reproductivos no se pueden intercambiar en términos de infectividad. Si tiene un virus no reproductivo, no se enfermará ni podrá contagiar a otras personas.

Además, la prueba se desarrolló solo con el modelado por computadora de una secuencia genética. En el desarrollo de esta prueba nunca se utilizó un aislado viral real de un paciente.

El 30 de noviembre de 2020, un equipo de 22 científicos internacionales publicó una revisión donde desafiaron el artículo científico sobre las pruebas de PCR para el SARS-CoV-2 escrito por el Dr. Christian Drosten y Victor Corman. La OMS aceptó el documento de Corman y Drosten, y la investigación que se describe en él se adoptó como estándar en todo el mundo.

Los 22 científicos exigieron que se retirará el artículo de Corman y Drosten debido a "errores fatales", uno de las cuales es el hecho de que se redactó (y se desarrolló la prueba en sí) antes de que estuviera disponible cualquier aislado viral. Todo lo que usaron fue la secuencia genética publicada en línea por científicos chinos en enero de 2020.

Como si eso no hiciera que la prueba fuera muy poco confiable, se ordenó a los laboratorios que amplificaran el ARN recolectado demasiadas veces, lo que causó que personas sanas dieran "positivo". La cantidad de amplificaciones se conoce como umbral de ciclo (CT, por sus siglas en inglés).

Cuando obtiene un resultado positivo con un CT de 35 o superior, se ve el equivalente a una sola copia de ADN viral. La probabilidad de que eso cause un problema de salud es muy mínima. Sin embargo, la OMS, la Administración de Alimentos y Medicamentos, al igual que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, recomendaban un CT entre 40 y 45, para así garantizar que la mayoría de "casos" fueran falsos positivos.

Cómo se creó el mayor engaño de la historia

Las pruebas de PCR les dieron a los medios de comunicación lo necesario para crear histeria. Durante meses y meses, cada transmisión tenía una cinta que mostraba la cantidad de "casos" detectados.

Otras tácticas para inducir el miedo incluyeron el uso general del cubre bocas y reglas de distanciamiento social de 6 pies (2 metros), barreras plásticas en todas partes y letreros en cada piso que le dicen dónde pararse y en qué dirección caminar.

Una de las principales tácticas que impulsó la narrativa de que el uso del cubre bocas y el distanciamiento social eran necesidades básicas fue la mentira de que las personas asintomáticas propagaban la infección. Cualquier persona podría ser una amenaza letal. Nadie estaba exento de sospechas.

¿Ese adulto mayor con tos? Amenaza letal. ¿Ese corredor musculoso, ruborizado por el aire fresco y el ejercicio? Amenaza letal. ¿Ese niño de 2 años de cara rosada? Amenaza letal. Las personas con más miedo vieron esa propaganda y comenzaron a atacar verbal y físicamente a las personas que no usaban cubre bocas, sin tener en cuenta la lógica, razón o la ciencia.

Sin el fraude de la prueba de PCR y la mentira de los casos asintomáticos, la pandemia de COVID-19 habría sido un problema de corta duración. Las mentiras pudieron mantenerse por una sola razón, y esa fue que implantaron la censura universal de cualquier persona que dijera la verdad y señalara los errores científicos que impulsaban la narrativa de la pandemia.

Con estas herramientas psicológicas, precedidas por una única revisión elaborada de la definición de "pandemia" hace una década, fabricaron el mayor engaño que el mundo haya visto jamás. De hecho, se podría decir que en primer lugar la redefinición de pandemia fue lo que nos llevó a este precipicio. La definición original de pandemia de la OMS era:

"… cuando aparece un nuevo virus de influenza contra el cual la población humana no tiene inmunidad, lo que provoca varias epidemias simultáneas en todo el mundo con cantidades de muertes y enfermedades muy elevadas".

La parte clave de esa definición es "una gran cantidad de muertes y enfermedades". Esta definición se cambió en el mes previo a la pandemia de gripe porcina de 2009. El cambio fue simple pero sustancial, ya que solo eliminaron los criterios de gravedad y alta mortalidad, y dejaron la definición de una pandemia como "una epidemia mundial de una enfermedad".

Al eliminar los criterios de enfermedad grave que causa una alta morbilidad, dejando la infección geográficamente extendida como el único criterio para una pandemia, la OMS y los líderes tecnocráticos del mundo pudieron engañar a la población mundial para hacernos creer que estábamos en peligro de muerte.

Qué funciona y qué no

El descarte total de la ciencia es quizás la parte más desconcertante de esta pandemia. Se nos dice que siempre escuchemos a la ciencia, pero lo que en realidad quieren decir es que debemos hacer lo que se nos dice, sin evidencia. Sabemos desde hace mucho tiempo qué funciona y qué no para reducir una pandemia.

Las medidas efectivas incluyen lavarse las manos y apartar a las personas enfermas. Todo lo que se nos ha dicho que hagamos durante el año pasado encaja en la categoría de "ineficaz", y eso incluye cuarentenas a gran escala, cierres de fronteras, cierres de escuelas, distanciamiento social y uso universal de cubrebocas. Lo que es peor, todo lo que nos han dicho que es necesario para salvar vidas, en realidad alimenta a las enfermedades.

¿De qué se trató la pandemia?

En mi libro titulado "The Truth About COVID-19 — Exposing the Great Reset, Lockdowns, Vaccine Passports and the New Normal", detallo la historia de cómo se creó la pandemia del COVID-19 y por qué. Si no comprende el panorama geopolítico en el que nos encontramos en este momento, tendrá dificultades para comprender por qué alguien mentiría sobre un virus y crearía una pandemia envuelta en un aire de secretismo.

En pocas palabras, una pequeña élite tecnocrática pero muy organizada utilizó esta pandemia como una justificación para acabar con los derechos, la libertad y la democracia desde el primer día, y la razón es porque quieren marcar el comienzo de un sistema global completamente nuevo. La élite mundial se refiere a este nuevo sistema como el gran reinicio o la cuarta revolución industrial.

No se equivoque, el plan, tal como se expone en varios documentos e informes, incluyendo el informe de la Fundación Rockefeller del 2010, es utilizar el bioterrorismo para tomar el control de los recursos, la riqueza y de las personas.

El plan es utilizar la necesidad de una respuesta coordinada a una pandemia como justificación para vigilar de forma permanente a las personas y controlar la libertad personal y la libertad de elección.

El momento de defender la libertad es AHORA

En el año 2007, Naomi Wolf publicó el artículo: "The End of America: Letter of Warning to a Young Patriot", en la que describe los 10 pasos hacia la tiranía. Ahora les advierto a todas las personas que estamos en el paso 10. Una vez que el paso 10 se fije en su lugar, no habrá vuelta atrás. Será demasiado peligroso luchar.

En este momento, podría enfrentar a la brutalidad policial o la censura. Si eso lo desmotiva de hacer su parte para oponerse a los dictadores totalitarios, en el futuro, lo perderá todo.

La buena noticia es que los aspirantes a tiranos aún no han ganado. Dicho esto, no podemos perder más tiempo. No tenemos tiempo para permanecer inactivos y esperar a que todo vuelva a la normalidad por sí solo. La respuesta es la desobediencia civil masiva y pacífica.

También debemos apoyar la legislación que previene la alteración de las leyes que salvaguardan nuestras libertades.

Hay que apoyar y crear una legislación que preserve las libertades esenciales y que evite que las leyes de emergencia infrinjan nuestra libertad para reunirnos, protestar y participar en negocios. También se debe elaborar una legislación para abrir escuelas, eliminar los mandatos del uso del cubre bocas y eliminar los requisitos para los pasaportes de vacunas.

La esperanza ante la tiranía

No tengo ninguna duda de que por fin detendremos el impulso de los globalistas hacia la tiranía global. No será fácil. Es posible que pasen los años y la situación podría empeorar en lugar de mejorar.

Espero que suficientes personas puedan comprender el control de los medios de comunicación y que descubran toda la verdad sobre hacia dónde nos dirigimos y sobre cómo es que llegamos hasta aquí. Una vez que entienda quién es el verdadero enemigo sentirá menos miedo y será más competitivo. Ahora puede ayudar a decirle la verdad a otras personas, para que comprendan lo que sucede, cómo los engañan y a qué están a punto de renunciar.

La CFR es el porcentaje de muertes por una enfermedad en comparación con la cantidad de personas diagnosticadas (la cantidad total de casos confirmados). Mientras tanto, la IFR es el porcentaje de muertes por una enfermedad en comparación con la cantidad total de personas infectadas, confirmadas o sospechosas.

Dado que la CFR requiere que la infección se confirme a través de pruebas de laboratorio y evaluación clínica, además de que la cantidad total de personas infectadas puede ser difícil de determinar e incluye casos sospechosos, la CFR siempre es más baja que la IFR.

Al combinar CFR e IFR en la misma oración y comparar dos conjuntos diferentes de estadísticas, Ghebreyesus exageró la amenaza que representaba el COVID-19. El investigador de la Universidad de Stanford, John Ioannidis, señaló esto en una respuesta del 7 de marzo de 2020, en la que dijo: "Las tasas de letalidad reportadas, como la tasa oficial del 3.4 % de la OMS, causan mucho miedo y no tienen sentido".

El 14 de octubre de 2020, Ioannidis publicó una revisión de 61 estudios de seroprevalencia donde demostró que la IFR para el COVID-19 fue en realidad solo 0.23 %, muy lejos de la CFR del 3.4 %, mientras que para personas menores de 70 años la IFR fue solo de 0.05 %. En otras palabras, el COVID-19 es menos mortal que la gripe. Muchas personas notaron que la IFR para la gripe es de solo alrededor del 0.1 %, e incluso el COVID-19 es menos mortal para las personas menores de 70 años


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